Resurrection Fest 2022 (sábado): Gojira se reafirma como cabeza de cartel
La jornada del sábado recibió a los aficionados a Mastodon y Gojira, que se reafirman como cabezas de cartel con un recinto lleno pese a ser repetidores en el Resurrection Fest.
Desde Barcelona hasta el Chaos Stage, arrancó el bolo de los catalanes We Exist Even Dead. La última vez que acudieron al festival lo hicieron gracias al band contest, repuntaron exitosamente, y durante esta jornada vinieron dispuestos a darlo todo. Con una formación distinta a la de la última vez (inclusión de Willy como segundo guitarrista) y la ausencia de Guille (antiguo bajista), se defendieron perfectamente para presentar su último LP, ‘Chimera’. De este último trabajo interpretaron temas como “Shots Of Misery” (en el cual contaron con la colaboración de Eva, de Flames At Sunrise). Así como rememoraron su anterior trabajo, ‘Eventide’, basándose en canciones como “Unlimited”, donde pudimos disfrutar de los coros de Willy y Alejandro (guitarristas), los bailes y guturales de Arturo (guitarrista) y los breakdowns consistentes de mano de Moshmann (batería). Se despidieron dedicando “One Last Hope” a todo su público, que no dejó de arropar a WEED desde el primer minuto del bolo.
Al Chaos le tocó acoger una buena sesión de punk rock madrileño de la mano de Grippers. Demostraron que el punk no es sólo un género, sino toda una actitud, y con ‘Black Tears’, su joya a presentar, lo han dejado muy claro. El dúo conformado por Raquel y Ale (vocalista-bajista y guitarrista), ha sido toda una bomba en cuanto a técnica y dinamismo. Con ligeras influencias de thrash y metal más progresivo, el bolo poseía gran encanto con una imagen muy underground por parte de toda la banda, pero con una esencia arisca y arrolladora. A lo largo del setlist se pudo disfrutar de líneas de bajo bastante intrincadas, bastante alejadas del punk tradicional. Dentro del repertorio de bandas nacionales, resultaron ser todo un descubrimiento para gran parte del público.
Una de las primeras bandas de la jornada del sábado en el Desert Stage fue Sharon Stonner. El clima no acompañaba tanto como en el día anterior, y se notaba en la afluencia de gente en los alrededores del escenario. Los asistentes no eran muchos, pero atendían curiosos ante el show de la banda. En formato trío, con voz melódica y muchos coros -incuso cantando directamente a dos voces en algunos casos-, así como momentos puramente instrumentales, Sharon Stonner dieron un directo tranquilo y agradable para arrancar la tarde del sábado. Al igual que se apreció en otros directos del festival con letras en gallego o catalán, Sharon Stonner defendieron su idioma natal, el euskera. Una muestra más de la variedad cultural del Resurrection Fest en su apoyo a la escena nacional.
Eon y su metal de corte moderno eran los protagonistas del ritual stage a primera hora de la tarde. El grupo combina diferentes influencias que hace que sea difícil clasificarlos dentro de alguna corriente concreta; una de las señas de su identidad es esa voz gutural que se intercambia con voces melódicas de corte muy heavy. En Viveiro venían a presentar su último ‘Rubicón’ y fue el protagonista de su setlist, con canciones como “Tu Verdad” o “Bala Que Grabé En Tu Nombre”. Tampoco no faltaron otras destacadas de sus álbumes previos, como “Placebo”.
Dagoba es otro fichaje francés de la nueva edición del festival que combina el groove metal con el industrial. La banda salió a escena ante un Main Stage que prácticamente congregaba a casi todos los asistentes del recinto en la primera hora del sábado. La brutalidad de su sonido- lleno de graves, distorsion y baterías incombustibles con doble bombo- resonó por todo el recinto mientras más y más personas llegaban durante las primeras canciones. Su groove con elementos electrónicos tan particular llamaba la atención de los presentes, que observaban con atención el imponente directo de Dagoba en la segunda actuación del sábado en el escenario principal. Los asistentes se repartían por toda la amplia zona del Main, pero eran los acérrimos de delante los que arrancaron con los primeros circle pit de la jornada. La voz del líder de la banda era principalmente gutural, pero se combinaba acertadamente con coros melódicos que encajaban en el entorno instrumental tan intenso que defendió Dagoba en un intenso directo.
Uno de los grandes representantes del death melódico/deathcore estatal, Sound Of Silence, volvía al subirse al escenario viveirense para obsequiar a sus seguidores con esas canciones que no dan tregua en ningún momento. El quinteto salió con el vocalista Nefta a la cabeza, el cual se dejó las cuerdas vocales -y parte del físico, al bajarse al wall of death con el público- en cada tema, dotando a Sound Of Silence de ese sonido tan extremo que los caracteriza. Las canciones de su último ‘El Llanto De Los Mártires’ (2017) fueron protagonistas de un show donde los músicos, uniformados totalmente de negro, desgranaban entre otras «Culto Al Suicidio» o «Muerto Por Dentro».
Willis Drummond combinan sus influencias del hard rock con su idioma natal, el vasco. La banda ha sabido ganarse poco a poco adeptos a través de sus directos por salas nacionales, e hicieron lo mismo en su show en el festival. Al igual que sus anteriores compañeros en el Desert Stage, destacaron por su presencia sonora y sus letras en euskera. La asistencia en este caso tampoco era excesiva, pero se apreciaba un ambiente agradable y el estilo de la banda encajaba a la perfección para amenizar la tarde de sábado en el escenario más alternativo. Su sonido sucio y distorsionado se combinaba con la melódica voz del vocalista. En las inmediaciones del escenario se encontraban todo tipo de curiosos, desde familias con niños hasta adultos de todas las edades. El día era nublado y las características luces del Desert lucieron en condiciones para dar más presencia escénica a Willis Drummond, que se dejaron la piel sobre las tablas con su apasionada música.
Beyond The Black era el gran representante del power metal en esta edición del festival. Los germanos salieron con Jennifer Haben a la cabeza para obsequiar a los seguidores del género con sus canciones herederas de grupos como Within Temptation o Epica. La primera en sonar fue el single y tema título de su último plástico “Horizons”. Aunque se podía apreciar que estaban ligeramente fuera de contexto un día donde Gojira y Mastodon eran los principales reclamos, el cuarteto supo llevar el show por buen terreno sin perder ni ápice de actitud por el camino.
“Lost In Forever” hizo acto de presencia en los primeros compases, al igual que una más calmada “Heart Of Hurricane”. Tampoco perdieron la oportunidad de presentar la nueva “Reincarnation”, con su esa intro folk que desemboca en una composición de tintes tradicionales donde guitarra acústica y eléctrica se intercambian de manera magistral. Para cuando llegaban a su parte final, el sonido había mejorado mucho con respecto a un inicio más caótico. Con estos mimbres llegaron los bises con una final “Hallelujah”, muy apta para cantar puño en alto. Salvaron los muebles de manera muy digna.
Entre los distintos grupos liderados por una frontwoman que han transitado el Chaos Stage, uno que indudablemente ha impresionado con creces a los asistentes al festival son los británicos Svalbard. Se trata de una formación bastante polifacética, ya que a lo largo de su actuación se comprobó que dominan varios estilos distintos como el post-rock, el black metal e incluso el hardcore. Algo realmente destacable fue el papel que ejecutó Serena Cherry (voz y guitarra). Aparte de manejar un registro tanto gutural como melódico, resultó peculiar puesto que también se encargó de llevar las riendas de la guitarra melódica con sus punteos; acción bastante complicada. Liam Phelan (guitarra y coros), por su parte; se acoplaba perfectamente a la performance de Cherry, creando un dúo tan idóneo que raras veces se da.
De su más reciente álbum de estudio, ‘When I Die, Will I Get Better?’, escogieron temas de lo más selectos, como “Silent Restraint”, “The Currency Of Beauty” u “Open Wound”. Defendido en directo, pueden destacarse los efectos de sonido ambiental que crearon un clima místico a lo largo del directo, los cantos angelicales de Serena en algunos estribillos. La batería, dadas las influencias del punk y la energía y ritmo vinculados a este género, se vio obligada a mantener esquemas veloces. Poco a poco, a medida que fueron desenvolviéndose y demostrando sus habilidades, llenaron lentamente la carpa del Chaos. Se trató de la primera vez que Svalbard visitaba nuestro país, y con la calurosa acogida que tuvieron por parte de los fans del Resu, no tuvo pinta de que fuese a ser la última
El dúo de blues rock The Picturebooks hacía parada en el desert stage para una dosis de canciones con mucha actitud que, aunque parezcan salidas del mismo Tennessee, son compuestas por músicos alemanes. Fynn Grabke (voz, guitarra) y Philipp Mirtschink (batería, percusión) se han ganado a pulso su estatus con unos últimos años -a excepción del pequeño parón obligado que todos conocemos- donde su vida se ha basado en girar sin parar por todos los rincones del mundo.
El concierto hizo un repaso por todos los discos más importantes que han lanzado desde que comenzaron su andadura a finales de la pasada década. Instrumentaciones de muchos quilates se hicieron dueñas del momento, con “Zero Fucks Given” o la rítmica “Howlin’ Wolf” como las grandes protagonistas de la primera mitad del concierto. Para el final se guardaron dos ases en la manga que nunca fallan: “The Rabbit And The Wolf” y la cadenciosa “The Hands Of Time”. Los fans del género y la banda pudieron compensar la cancelación de su gira por España, aunque muchos se quedaron con ganas de más.
Los catalanes Blowfuse llegaron al Chaos Stage con una buena tralla de skate punk. A un nivel estrictamente técnico han sonado perfectamente, teniendo en cuenta que se trata de un grupo no necesariamente muy conocidos dentro del punk. El público ha sentido cada nota que componía las melodías del setlist. Tras aproximadamente cuatro años sin visitar el Resurrection Fest, el público ha acudido entusiasmado al bolo pese a solapar con Crossfaith. A un nivel musical, los cuatro de Igualada se han coordinado divinamente y todos mantuvieron un conocimiento, dominio y maestría tanto del género como de los diferentes instrumentos.
Entre algunos temas del repertorio, se ha podido disfrutar por ejemplo de “Angry John”, “Bad Thoughts” o “Grand Golden Boy”, del ‘Daily Ritual’. No es que existieran matices musicales demasiado destacables, simplemente son buenos, y predomina sobre todo su actitud alocada. Cuando todo el mundo creyó que se despedirían con “Radioland”, los catalanes se despidieron con “Downhill To Hell In A Row”, de cuando eran conocidos como Godfarts.
Después de la fiesta que supuso Crossfaith, el escenario principal iba a reducir revoluciones con la llegada de Mastodon y su cátedra de stoner y metal progresivo. Con la salida de ‘Hushed And Grim’ el pasado año todo hacía indicar que el disco sería la columna vertebral de la vuelta de los Atlanta a España. Siempre ha sido el cuarteto muy dado a presentar en profundidad sus nuevas obras, tanto en sala como en festivales, pese a que en estos últimos pueda causar inconformidad a aquellos que buscan repertorios llenos de grandes éxitos con los que cantar a viva voz.
Que la primera fuera “Pain With An Anchor” confirmaba la teoría. Aunque los fans de su primera época rápidamente pudieron llevarse unos “Crystal Skull” y “Megalodon” a la boca, dos canciones de gala que muestra el lado más afilado y sludge de la formación. En “Teardrinker” se confirmó que la mejoría en tareas vocales de Mastodon es palpable, ya que durante buena parte de su carrera mermaba sus directos de manera flagrante. Mucho tiene que ver el gran paso adelante de Brann Dailor en este aspecto ya que es, sin duda, el mejor cantante de la banda.
“Black Tongue” fue la única representación de los álbumes previos, con ‘Emperor Of The Sand’ y ‘Once More ‘Round The Sun’ totalmente obviados por sus creadores. El aura épica de “The Czar”, con grandes exhibiciones técnicas por parte de los guitarristas Bill Kelliher y Brent HInds, fue uno de los climax del show. Entraba ya el espectáculo en su parte final cuando el single “Pushing The Tides” volvió a poner las revoluciones por todo lo alto, aunque no tanto como “Mother Puncher” y su agresividad desenfrenada. Y cuando parecía que todo iba a ir por esos derroteros “Globbers Of Dregs” fue un impás de calma antes de la llegada de la de siempre: “Blood And Thunder”. El gran hit agitó a las masas y puso el punto final a un gran concierto. Definitivamente han mejorado en directo, su punto débil durante mucho tiempo.
Si existió una fiesta memorable a lo largo del festival, esta fue la que se montó en el show de Moscow Death Brigade. Si se tiene en cuenta la situación actual respecto a las relaciones entre Rusia y Ucrania, se llegó a temer por si este bolo podría seguir en pie. Conformado tan solo con 3 integrantes, dieron todo una demostración de que no es cantidad, sino calidad. En efecto, este grupo tan anómalo entre los artistas que actuaron en el festival, queda conformado únicamente por dos vocalistas y el DJ, que también realiza las voces de apoyo. Aunque es cierto que armaron toda una fiesta de música electrónica y rap (o Circle Pit Hip Hop, tal y como ellos se identificaron a lo largo del bolo.
Al traer gran cantidad de instrumentos como bajo, guitarra o batería totalmente grabados; aunque estaban sonorizados excepcionalmente, esto no era suficiente para evitar que los temas no se tornaran planos. Resulta contradictorio -pero grato- verles formar parte de esta edición del Resurrection Fest. La banda siempre se había posicionado en contra de los bolos y eventos comerciales. Algunos de los temas que más hicieron vibrar al público fueron “Never Walk Alone”, “What We Do” o “Sounds Of Sirens”. Más que ser un concierto planificado para analizarlo a gran escala, estaba pensado para el absoluto disfrute; ya que, al ser todo grabado, no existieron demasiados matices a nivel técnico.
Tras Mastodon en el Main Stage comenzaron con puntualidad su show Master Boot Record, una diferente e interesante propuesta perfecta para aquellos nostálgicos de la tecnología de los años 90, así como la informática o los videojuegos. Además de un repertorio de temas propios, tocaron temas del juego Doom y también “Bloody Tears” de Castlevania, lo cual hizo enloquecer al público que disfrutó de principio a fin el concierto. Si bien el principal compositor de la banda es Victor Love, los músicos que le acompañaban en el escenario no se quedaban atrás en habilidades. En especial el joven guitarrista que desplegó toda su técnica a las seis cuerdas, a la cual se añaden sonidos de sintetizador y efectos varios para crear así un ambiente instrumental dinámico y para amantes de estos estilos tan vintage. Un show bastante ameno para escuchar tranquilamente mientras Gojira salían al Main Stage, pues el campo estaba ya a rebosar de gente esperando que dirigían sus atentas miradas al trío.
Para cerrar finalmente el Chaos, comenzó la actuación de los británicos Malevolence. Los naturales de Sheffield, Inglaterra, llevaban más de cuatro años sin regresar a nuestro país, por lo que no solo fue un excelente sustituto, sino que se trata de una rara avis entre las confirmaciones del Resu. Los primeros guturales de Álex Taylor (vocalista), dejaron muy claro que su show daba inicio con “Malicious Intent”. Continuaron con “Life Sentence” o “The Broken Glass”, las cuales pertenecen al trabajo que presentaron la noche de sábado: ‘Malicious Intent’. Dentro de la actuación en sí, puede destacarse la proyección tan buena que mantiene Taylor. Con afinaciones de lo más graves y una actitud totalmente agresiva, demoledora y motivacional, el vocalista se comió el escenario.
El batería también destacó a grandes rasgos, mantuvo el tempo perfectamente durante todo el show; y es que al final las líneas trazadas por este instrumento son vitales para otorgarle ese matiz más propio del beatdown que del hardcore metal. Ambos guitarristas y el bajista mantuvieron afinaciones graves, riffs con líneas más bien agudas pero ante todo, con mucha contundencia. Con toques provenientes del metalcore, hardcore, y beatdown; su bolo parecía todo un tributo a la violencia.
El gran plato fuerte de la noche era Gojira. Aún cuando los franceses han visitado el Resurrection Fest más veces que la gran mayoría de bandas, su confirmación y aparición en el cartel se celebra como pocas. El idilio del grupo con el evento gallego y sus asistentes es innegable, y ellos lo saben. Las camisetas con el logo de la banda fueron las grandes protagonistas del sábado y pese a que su concierto pasaba de la medianoche del cuarto día y las fuerzas empezaban a flaquear nadie quiso pederse el ciclón lleno de decibelios de los Duplantier.
Toda la adrenalina subió de golpe con “Born For One Thing”, una de las canciones más celebradas de su último ‘Fortitude’. No había tiempo para el descanso y “Backbone”, con esas partes herederas del metal extremo -donde Mario Duplantier hace un uso del doble bombo casi inhumano- en un escenario teñido de rojo hacía que aquello no fuera otra cosa que una representación del averno en estado puro. El hit en que se ha convertido “Stranded” impresiona, y su riff en bucle aderezado con el magnífico efecto de whammy puso a todo el público a saltar de manera uniforme, como si de un solo cuerpo se tratase.
Y si por si esto no fuera suficiente, “Flying Whales” apareció antes de lo previsto con ovación ensordecedora. Su in crescendo es de esos que hay que enseñar en las escuelas de música de ejemplo de cómo aumentar la intensidad en una canción. Un efecto de tormenta dio la entrada a “The Cell”, mientras un medley de “Love” con “Remembrance” dio voz a unos dos primeros discos que ya casi no tienen cabida en las actuaciones del cuarteto de Bayona. En sus 90 minutos, Gojira tuvo tiempo de incluir nuevas composiciones como “Grind”, pero que quedaron totalmente ensombrecidas por himnos como “Silvera” y su melodía arabesca.
En “Another World” se pudo comprobar que su versión en directo se embrutece en comparación con la de estudio, una de las más accesibles de su discografía. Más juegos de luces sobrecogedores para dar la bienvenida a “L’Enfant Sauvage”, uno de los de los puntos de inflexión de Gojira hacia el estrellato una década atrás. La entrada de “New Found” en el tramo final fue inesperada, no así la habitual “The Gift Of Guilt” y su nuevo gran hit: “Amazonia”. Sus aires tribales han cuajado muy bien entre sus fans y por lo de pronto ya es la encargada de cerrar los shows del grupo. Hora y media después se ratificaba lo que todos sabían, Gojira no fallan jamás.
A última hora de la jornada del sábado, después de la brutalidad de Gojira y Malevolence, la banda tributo Bulls On Parade salió a escena ante un Desert Stage que albergaba a pocos presentes en las primeras canciones pero fue aumentando su aforo hasta terminar abarrotado. Pese al cansancio acumulado del respetable y las altas horas de la madrugada, los aficionados a Rage Against The Machine aprovecharon la ocasión para ver a este tributo que viene desde Portugal. La voz y el trabajo instrumental hacían poca justicia a los originales, así como el carisma de los músicos, que se quedaba corto -las comparaciones son odiosas-. Pese a todo, fue un fin de fiesta celebrado y los asistentes disfrutaron de los clásicos de Rage Against The Machine.
Texto: Olga Vidal, Jano Carbia, María Gutiérrez, Iria López | Fotos: Paco García, Iria López, Zoe Lilith y Aitor Chaparro
Promotor:Bring The Noise
Día:2022-07-02
Sala:Campos de Fútbol de Celeiro
Ciudad:Viveiro
Puntuación:8
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