Resurrection Fest 2019: Y, por fin, Slipknot en Viveiro
La jornada del viernes del Resurrection Fest prometía ser la más potente, y así ha sido hasta el momento. Además, al contrario que la noche anterior, el tiempo acompañaba.
La presencia del esperadísimo directo de Slipknot, tan bien acompañado en el cartel, ha resultado en un día lleno de variedad y directos de calidad. Bandas como Trivium, Arch Enemy, Avatar o Crisix, entre muchas otras, han protagonizado una jornada de lujo en el festival gallego después de la tormentosa y épica del viernes.
Dagla inicia el día más esperado de la historia del Resu
No había todavía mucho público en el Desert Stage, sin embargo esto no frenó a Dagla para salir al escenario y disfrutar tocando su stoner rock que parecía contentar a los que iban llegando al recinto y se acercaban a este escenario.
Megara y su bella locura
Una de las bandas emergentes que está en boca de todos por su extravagante estilo y estética es Megara. Su innegable marca personal, fruto de la combinación de un metal alternativo y elementos pegadizos y sencillos sumados a una estética de lo más original inspirada en Alicia en el país de las maravillas, les ha llevado por los mejores festivales del país a pesar de sus escasos 4 años de vida. Actualmente, están presentando su álbum «Aquí Todos Estamos Locos» (2018), y no hay mejor lugar que el Resu para una parada.
La vocalista Kenzy y compañía salieron a escena a primera hora de la tarde ante un buen puñado de curiosos. El sonido ha acompañado más que en la jornada anterior, pero seguía sin ser excesivamente nítido. En el caso de una banda con tantos efectos sonoros es, si cabe, más necesaria la nitidez. Sin embargo, el sonido ha cumplido lo mejor posible. El show fue breve, pero completo: covers, canciones nuevas, otras anteriores, bailarinas y coreografías, actrices y actores representando su particular país de las maravillas, y un público de lo más encantado.
Brothers Till We Die: invocando a las bestias
Brothers Till We Die, banda habitual en los carteles del Resu, volvía para abrir el Main Stage en la jornada más multitudinaria de este 2019. Volvia a apretar el calor en Viveiro después de la inestable noche anterior, pero eso no era impedimento para que los incondicionales de los madrileños estuvieran al pie del cañon. El hardcore de alto voltaje que practican, que muchas veces roza con el deathcore, es sinónimo de bailes y grandes dosis de moshpits. La banda, encabezada por el vocalista Felipe Alemán, son un auténtico torbellino sobre las tablas, repartiendo riffs dropeados a diestro y siniestro.
Después de recordar que hoy salia su nuevo disco -titulado ‘Touch These Wounds, I Came Back From Death’- el cantante ya estaba subido a la valla, agarrado por todos los fieles seguidores. El sonido también ayudaba a meterse en el ambiente, no había tregua, 40 minutos de brutalidad sonora comandados por canciones como «Hand To Hand» o la nueva «Llorando A Tus Muertos». Regalaron merchandising, abrieron botellas de champán (perdon, Champin) y sacaron a cantar una canción al mismísimo Jesucristo. No decepcionan nunca.
El fantasma plateado vuela sobre Viveiro
Durante la jornada del viernes muchas bandas nacionales hacían acto de presencia en los escenario principales. A media tarde, un buen ejemplo de ello fueron los vascos Childrain que venían presentando su nuevo trabajo de estudio ‘The Silver Ghost’, segundo trabajo de estudio de la banda. El grupo es un ejemplo de trabajo bien hecho y personalidad, y los fans quedaron agradecidos de que la formación les condujera a través de su viaje astral, que además contó con muy buen sonido.
While She Sleeps: Luchando por el trono del metalcore
El primer concierto de los británicos While She Sleeps tras la salida de su controvertido ‘So What?’ -un disco que ha producido muchas y muy diferentes reacciones- se iba a dar lugar en el Resurrection Fest 2019. Fueron muchos los que se aglutinaron delante del Main Stage para vivir la presentación de los nuevos temas (aunque tampoco es que se excedieran demasiado en el número). El show estaba marcado por la baja de última hora de Lawrence “Loz” Taylor, con la consiguiente sustitución por parte de Scott Kennedy (Bleed From Within). Un golpe bajo de última hora –lo conoceríamos a media tarde del lunes- que sin embargo no impidió que el grupo siguiera adelante con la gira estival.
Sin demasiada fantasía aquello arrancó con un “You Are We” que puso a todo el foso a cantar y bailar. “Anti-Social” fue la siguiente en caer, dejando claro que los dos últimos discos eran lo que iban a tener mayor protagonismo. El single de su último disco fue una auténtica bomba de relojería, que despertó a todo aquel que aún estuviera ligeramente en modo siesta. Tanto Bury Tomorrow como el quinteto de Sheffield tienen madera para acabar subiendo a la zona más noble del metalcore, copada por Parkway Drive y Architects. Imaginaros solo por un segundo a las siguientes “The Guilty Party” o “Haunt Me” de noche y con un escenario lleno de llamaradas.
Las guitarras de Mat Welsh y Sean Long, que siempre lo borda en tareas vocales, me parecen una auténtica delicia, llenas de arreglos y detalles que colorean las canciones. El recién llegado Kennedy cantaba al borde del colapso de sus cuerdas, pero dejándose la piel para agradar a los fans de While She Sleeps. “Four Walls” convirtió aquello en una auténtica fiesta, mientras que el gran éxito “Silence Speaks” o el estribillo pegajoso de “Hurricane” clausuraron la actuación, cercana a la hora de duración. Esperemos que vuelvan pronto con el quinteto oficial.
The Black Panthys Party sin censuras
Esta banda nacional de punk es una gran representación de lo decadente y políticamente incorrecto. Su música es directa, así como sus letras, que satirizan con temáticas polémicas utilizando un humor de lo más directo. Esta era su tercera vez en el festival, y venían presentando su último álbum, ‘Uña, Glande Y Mimbre» (2018). El Chaos Stage fue testigo de su show, que coincidió con While She Sleeps, lo que provocó escasez de asistentes al principio del concierto.
La situación fue muy distinta a terminar, con una carpa considerablemente llena y un público metido de lleno en el directo. Salieron a escena con monos pintados de rosa y caretas de Teletubbies siniestros, conjuntos que poco duraron debido al calor. Repasaron temas como «Sexo Marianal», «El Rey No Es Gay, Se Folló A Bárbara Rey», «Noche Con Marichalar», «Tú A Boston, Él A La Feria De Abril», «Mariano Pignoise» y la que probablemente haya sido la canción más corta de la historia del festival: «Colegio De Educación Especial Infanta Elena», de unos 5 segundos.
Llenos de energía, The Black Panthys Party en todo momento interactuaron con los asistentes, bajándose el propio vocalista a cantar con el público, y estos respondieron levantándolo en el aire varias veces. Nos hablaron de la libertad de expresión, de la hipocresía de Luci y Fer que se casaron por la iglesia, y se burlaron de la política y la monarquía. Sin embargo, dejaron claro que su pretensión no es cambiar el mundo, sino pasárselo bien. Incluso crearon su propio wall of death: el wall of pez. Conectaron con su público gracias a la sátira y al humor. Terminaron su show invitando a los asistentes a acompañarlos en el escenario, el final de una breve pero intensa fiesta.
Santo Rostro: el grado de la experiencia
El trío de Jaén, experimentado en proyectos musicales anteriores, funde esta vez rock, grunge y doom en una misma mezcla. Su poderío reside especialmente en el equilibrio sonoro, crudo en los pasajes más pesados y lo suficientemente delicado en los fragmentos ambientales. Su espíritu festivo se contagía en directo con facilidad y el Desert Stage, todavia a medio llenar, acogió de muy buen grado una actuación que sirvió como aperitivo de lo que estaba por venir en el tablado stoner por excelencia.
Pueden recordar a nombres como High on Fire o los primeros Mastodon. Pero Santo Rostro no se limita a las convenciones del estilo e incorpora sonidos electrónicos pinchados en directo entre otros elementos. La colaboración del vocalista de la banda Cabeza de Caballo puso el punto especial a su show, cálido y agresivo a partes iguales.
Raves de grindcore a primera hora de la tarde
Después del buen concierto ofrecido por While She Sleeps tocaba moverse al escenario dos para ver a Serrabulho hacer lo propio. Hasta ahí todo normal, el «problema» llega cuando muchos de los presentes no nos esperábamos un show tan extremadamente friki y sin sentido. La banda de grindcore portuguesa mezcla sus composiciones a base de guturales con todo todo tipo de ruidos y sonidos, y eso en cierta medida puede seguir siendo hasta normal.
Pero cuando empiezas a ver que la banda lanza flotadores, toca muñeiras al estilo grindcore, y su hit más famoso del setlist es un corte de treinta segundos que viene a decir algo así como «no puedo cagar a gusto» repetidas veces; te quedas cuanto menos impresionado. Sería difícil describir el sentimiento que despiertan entre el público pues hubo quien disfrutó y se deshinibió durante la actuación de los portugueses, en monentos en el que el vocalista se bajó del escenario para hacer una gran conga por todo el recinto o simplemente viendo la estética de la banda. Lo que si es cierto es que, para bien o para mal el concierto de Serrabulho va a ser de esoa difíciles de olvidar.
Trivium: Rabia melódica
Primera aparición de Trivium por un festival español desde aquel Resurrection Fest de 2013, donde compartían cartel curiosamente con los también presentes Slayer. El grupo de Matt Heafy ha recuperado mucha credibilidad después de su excelente ‘The Sin And The Sentence’, que sin embargo no le ha supuesto un espaldarazo a nivel comercial y mediático tan grande como se esperaba. Siempre se han llevado el sambenito de eterna promesa, pero después de más de 15 años de carrera no han logrado el estatus que se merecen. Que toquen a las 7 de la tarde es una buena muestra de lo dicho.
El primer contacto con el público que acudió al festival viveirense fue la homónima del último disco, seguida de la también reciente “Beyond Oblivion”. Al grupo de Florida le gusta su obra más actual, y sabe que los fans celebran sus canciones casi tanto como los hits pretéritos (solo necesitan algún tiempo más de maduración para llegar a tal recibimiento), así que no es poco el repaso que le dan. Con “Like Light To The Flies” vemos que su batería Alex Bent, que está en la formación desde 2017, clava absolutamente todos los temas, independientemente de la época que sean. El chico vino sin hacer mucho ruido y se ha convertido en fichaje estrella.
La parte intermedia estuvo protagonizada por dos momentos: la primera fue la melódica “Until The World Goes Cold”, que levanta pasiones y rechazos por igual –es la canción más escuchada del cuarteto en Spotify, como detalle-, y la cuasi thrasher “Down From The Sky”, única representante de ‘Shogun’. Después del speech de Heafy instando a los circle pits, y la subida al escenario de un grupo de youtubers con poca gracia, se vino una genial “Pull Harder On The Strings Of Your Martyr”, que es tan buena como largo su nombre. ¿El final? Por supuesto con “In Waves”, poniendo a saltar a todo hijo de vecino que se encontraba por la zona. Se merecían más tiempo y mejor hora. Quizá más adelante.
Wormed: intermedio lleno de brutalidad
Esta banda madrileña de death metal con 20 años de trayectoria cuenta con una discografía escasa, solo 3 larga duración publicados. Sin embargo, les sobra para dar un directo de música extrema con la brutalidad por bandera. Su último álbum, ‘Krighsu’, se remonta a 2016, pero han recordado también canciones anteriores.
Tocar entre dos pesos pesados del metal melódico actual como son Trivium y Arch Enemy ha tenido para Wormed sus pros y sus contras. Por un lado, ha supuesto un intermedio distintivo para ofrecer una alternativa llamativa.
Por otro lado, la salida masiva de gente al comienzo y la llegada de nuevo al final ha desviado la atención del show que ofrecían en el Ritual Stage, manteniéndose la atención más en el Main. Sin embargo, fueron unos cuantos los que se acercaron a disfrutar atentamente del directo de la banda madrileña, aprovechando este respiro de puro death entre la melodía de las bandas que protagonizaron la tarde. Pese a tratarse de un género complejo técnicamente, la interpretación de Wormed ha sido de lo más llamativa, aunque no quedó del todo claro si el delicado sonido del Ritual ha estado a la altura. Lo que sí está claro es que la banda ha disfrutado de su momento, al igual que los que lo dieron todo delante del escenario.
Venom Prison: Girl Power
Durante la jornada del viernes las mujeres tomarían las riendas de la velada para demostrar de lo que son capaces. En el Main Stage 1 lo haría Alissa White-Gluz con Arch Enemy, al tiempo que Larissa Stupar se encargaría de hacer lo propio simultáneamente en el Chaos Stage.
Nada más comenzar la actuación de los de Gales la pista estaba llena hasta la bandera, sinónimo de que Venon Prison estaba dando un más que buen concierto. Este grupo es sinónimo de brutalidad y poderío, y en este Resurrection Fest han dejado claro que, cuando el sonido y las condiciones son óptimas, son capaces de meterse al público en el bolsillo en un abrir y cerrar de ojos. Venían presentando su segundo trabajo de estudio desde que la banda de formó en 2014, titulado «Samsara», y cuyos temas no dejaron impunes a todos los fans del death metal allí congregados.
Arch Enemy repasan su intensa carrera
Habituales en nuestras salas y festivales, Arch Enemy siempre son bien recibidos en nuestras tierras. Sin embargo, en su actuación en el Main Stage se ha observado un público al que le ha costado un buen rato meterse en el directo. Se trata de una reacción inesperada, especialmente teniendo en cuenta la dureza y la entrega de la banda con su variado setlist.
Han tenido en cuenta canciones de la época Gossow y las posteriores de la época White-Gluz. Comenzaron ante un recinto abarrotado con «Ace Of Spades» a modo de intro. Continuaron con «They World Is Yours», de la nueva era de la banda. El resto de la primera parte del directo repasaron canciones de la época de Alissa: «War Eternal» y «The Race». Tampoco se olvidaron de la época Gossow con temazos como «My Apocalypse», toda una demostración de brutalidad. Otras canciones que sonaron fueron «You Will Know My Name», «Under Black Flags We March», «Dead Eyes See No Future», «First Day In Hell» o la canción de despedida, «Nemesis».
El sonido del escenario principal sonó con más potencia que en el directo anterior, pero con algo menos de nitidez. La arrolladora actitud de Alissa, sumado a su calidad técnica y la del resto de la banda, son acierto asegurado. Sin embargo, a los asistentes les costó algo de tiempo entrar en calor con la banda. Para cuándo el directo terminó, ya se habían metido a sus seguidores en el bolsillo, como es habitual: one for all, all for one.
Viveiro se convierte en el reino de Avatar
Entre la tralla de Arch Enemy y la expectación de Slipknot tenía lugar el espectáculo burlesco de Avatar. Con cosas como estas, cada día queda más claro que Suecia va un paso poe delante en cuanto a la cuna e innovación en las bandas de metal. Es más que evidente que tanto espectáculo pretende ocualtar carencias musicales, aunque es cierto que el show de lo Avatar, medido al milímetro entretiene a cualquiera.
Lo mismo sus temas pegadizos, como «Hail The Apocalypse» o «The Eagle Has Landed», que eran coreadas de principio a fin. El papel artístico en el que se meten los musicos es destacable, pues han creado un mundo totalmente entrelazado con su música y su estética, que a su vez les sirve de gancho para interactuar con el respetable en cada ocasión. En este Resurrection Fest, la única pega que se le puede poner al espectáculo fue quizá el sonido que estaba algo descompensado y deslució en cierta medida el show.
Millencolin como alternativa a Slipknot
Los suecos Millencolin se han enfrentado a la difícil coyuntura de coincidir con la gran banda de la edición. Para su mala suerte, coincidieron sus últimos 20 minutos con el comienzo del plato fuerte de la edición: Slipknot. Sin embargo, han sobrevivido al chaparrón con un buen puñado de adeptos que se han quedado dándolo todo hasta el final. El concierto comenzó siendo más concurrido que al final, con un número elevado de asistentes que se acercaron a disfrutar del enérgico y melódico estilo punk noventero de la banda.
Su espíritu nostálgico ha sido una delicia para sus seguidores, que se han dejado la piel El sonido de la carpa del Chaos no ha sido tan atronador como en otras ocasiones, permitiendo disfrutar con más nitidez de la banda. El animado setlist puso de su parte para transmitir energía, sin grandes cambios de intensidad para mantener la atención. A pesar de su animado estilo, su sonido es también descafeinado y melódico, y lo han sabido llevar a escena como los ya veteranos que son. Los supervivientes que quedaron tras el comienzo de Slipknot lo dieron todo, demostrando que en el Resu hay cabida para todos.
Slipknot: en la cima del metal extremo
Por fin llegaba el plato fuerte de esta edición del festival. Los enmascarados eran la banda más pedida en las encuestas en los últimos años, pero por diversas dificultades nunca habían podido pisar el suelo de Viveiro, pese a las numerosas giras europeas en las que se embarcaron recientemente. El número de camisetas del grupo enfundadas por los asistentes era descomunal, ya desde el primer día, dando señal inequívoca de que muchos abonos se habían vendido gracias a la formación de Corey Taylor y Shawn Crahan. Vamos a pasar ya por alto el tema de las nuevas máscaras –cuanto antes mejor-, del que se ha dicho todo ya, y no, a nosotros tampoco nos gusta la del rubio vocalista.
El viernes había sido un día muy propicio para los seguidores del metal de corte moderno, con Trivium, While She Sleeps o los actualizados Arch Enemy actuando en el Main Stage -todos ellos con miles de seguidores de corta edad- y los cuales hicieron el papel de “teloneros” de auténtico lujo para Slipknot. Una lona con el logo de la banda en grande nos daba la bienvenida. Se palpaban muchos nervios en el ambiente, casi una década sin pisar nuestro país motivó que para la gran mayoría del público aquello fuera su primera vez, que siempre tiene un aura especial. Suena “For Those About To Rock” de AC/DC, y es la señal: aquello va a empezar.
Pocos arranques más arrolladores se me ocurren que juntar “People=Shit” con “(sic)”. La interpretación de los dos zarpazos iniciales, que pusieron a todo el mundo a mil revoluciones, era solo el principio de lo que se nos venía encima. La voz de Taylor se notaba en forma, similar a la del pasado año con Stone Sour. El recibimiento a “Unsainted” hace presagiar que las ganas por nuevas composiciones son considerables, aunque nada que ver con la acogida que tienen auténticos himnos del tamaño de “Before I Forget” o “Psychosocial”, que situados a mitad del setlist no dejaron que aquello se viniera abajo en ningún momento.
Por otro lado, la escenografía era menos imponente de lo que algunos imaginábamos. En pleno 2019 muchas bandas apuestan mucho tiempo y dinero en currarse un buen montaje, y digamos que Slipknot –teniendo en cuenta en la liga que juegan, así como el caché que gastan- hizo lo mínimo que le podemos exigir -leds en los tambores y rodeando la bateria, asi como alguna llamarada puntual, aunque tener a nueve tíos haciendo el cafre por el escenario siempre te da un plus en este sentido. Mención especial para Shawn “Clown” Crahan, que después del fallecimiento de su hija sigue al pie del cañón, dando lo mejor de sí mismo día tras día.
“The Devil In I” fue de los momentos más melódicos de la noche, con esas estrofas susurrantes que hicieron las delicias de los fans más recientes, al igual que la épica “Vermillion”. Un poco de respiro antes de que el “Cut, cut, cut me up…” de “Custer” volviera a arrasar todo a su paso. A algunos en el foso ya le costaba mantener el ritmo, y todavía quedaba mucha tela por cortar. Los riffs afilados como cuchillas de Jim Root y Mick Thompson en el single “All Out Life” pusieron a hacer headbanging a todo el respetable, que entró en júbilo con el hit “Duality”, donde se pudieron vet incluso lágrimas entre los más sensibles. Es una canción que ha marcado muchas juventudes, así que no sorprende a nadie tanta emoción.
El final llegó con las vertiginosas “Spit It Out” –donde hicieron agachar al público- y “Surfacing”, en la cual Corey nos arengó a dar absolutamente todo lo que nos quedara dentro. Algunos soñaban con un homenaje al muy querido disco homónimo en su 20º aniversario, pero la cosa quedó en un greatest hits de manual. Pese a ello, estoy convencido de que nadie se marchó decepcionado a casa. Slipknot sigue siendo una maquinaria casi perfecta de hacer Metal. Quizá solo me queda pedir que no tarden tanto en volver a visitarnos.
Radio Moscow: bajo la sombra de los vecinos
La expectación hacia el concierto de Slipknot era de tal calibre que apenas fueron 50 las personas que inicialmente optaron por la alternativa: el viaje al rock más psicodélico. Procedencia, Iowa. Destino, Desert Stage. El arranque de Radio Moscow fue, en definitiva, uno de los momentos más intimos de la velada, un momento que se convirtió progresivamente en estado de completa comunión entre banda y público.
Su show, salvaje y atrevido dentro de los cánones estilísticos, fue sinónimo de emoción y satisfacción. Los bailes se multiplicaron al ritmo de cortes como «So Alone» y «Broke Down» y los pasajes instrumentales brillaron con luz propia debido a su estelar acompañamiento rítmico. Sobre todo, quedó demostrada la capacidad de la banda para generar un ambiente de admiración y confianza. Muestra de ello los reiterados vítores hasta la sonada ovación final, termómetro de la enorme admiración que los allí presentes sintieron hacia la labor de la banda.
Cradle Of Filth: más oscuridad a la noche
Pocas fuerzas quedaban ya en el cuerpo para recibir a Cradle Of Filth a las 00:30h. El gran concierto previo de Slipknot nos había dejado K.O. a la gran mayoría pero aun nos quedaban un par de horas por delante. Y en ocasiones así se agradece el quedarse después de los cabezas de cartel. Apenas les tuvimos hace año y medio de gira por nuestro país junto a Moonspell, pero los ingleses habían venido al Resurrection Fest a hacer ver el estado de forma en el que se encuentran, pues parece que atraviesan una segunda juventud con la edición de su recién estrenado ‘Cryptoriana – The Seductiveness of Decay’.
En especial su vocalista y lider Danny Filth que se mostró cómodo en el escenario, así como en todos los cambios de registro que su música exige. Sin duda el punto álgido de la actuación lo alcanzaron con «Nynphetamine (Fix)», donde teclista Lindsay Schoolcraft pudo brillar en sus labores de vocalista lírica, arrojando algo de luz al black metal de Cradle Of Filth. Lo mismo ocurrió en los siguientes temas: «Saffron’s Curse», «Her Ghost In The Fog» que ponía punto y final a la actuación.
Converge: artillería pesada
Seguidamente Converge hacía acto de presencia en el Chaos Stage. Su puesta en escena fue imponente, pero los desajustes sonoros no ayudaron a propulsar su grandeza desde el inicio. La banda salió con la artillería pesada. Coros despiadados y la ejecución conjunta tan compacta y solvente en cortes como «Aimless Arrow» y «Rip What You Sow» reflejaron que el concepto del cuarteto estadounidense no entiende de conjeturas ni de artificio alguno, se trata de leña pura y dura.
El poderío escénico del cuarteto quedó fuera de toda duda. Cabe destacar que en sus visitas anteriores a Resurrection Fest Converge ha planteado conciertos incluso más vertiginosos, con una relación más estrecha entre artista y audiencia. Desgraciadamente, en el segundo tramo de su actuación, la banda volvió a padecer el desequilibrio de sonido. Las guitarras, agudas en exceso, y la omnipresencia de bateria y voz dificultaron la claridad del conjunto. La despiadada «All We Love We Leave Behind’ sonó con gran fuerza, en los minutos anteriores a nuestra próxima cita.
The Ocean: viaje sensorial y maestría musical
La visita de The Ocean al festival en 2014 cautivó a propios y ajenos. La banda, sumida en la gira de presentación de ‘Pelagial’, ofreció uno de los conciertos más aclamados de aquella edición. Cinco años después, y con un nuevo trabajo bajo el brazo, la agrupación berlinesa volvió a estar en boca de todos en Viveiro, o al menos en boca de aquellos que pretendieron investigar más allá de los logos de mayor tamaño en el cartel.
Temas de ‘Heliocentric’ y sus dos trabajos más recientes se entremezclaron en un set coherente, equilibrado y de alto voltaje técnico, creativo y sensorial. Sonido, iluminación, apuesta conceptual, actitud sobre el tablado… The Ocean es sinónimo de máxima calidad en todos esos aspectos, pero la banda alemana va más allá. La formación plantea por momentos hacer valer su obra como vehículo de una reflexión política sobre el modo en el que nos relacionamos con la naturaleza.
En lo que respecta a lo estrictamente musical, tanto los riffs progresivos como los pasajes donde imperan melodías más clásicas siguen vigentes en el repertorio de directo de la formación germana. La combinación de ambos elementos dio forma a un trance sensorial, propulsado por una impecable interpretación grupal, que llevó al respetable a rendirse de forma unániname ante una de las grandes perlas del festival. El devastador breakdown final dejó sin palabras a gran parte del público y remató de forma inmejorable un nuevo episodio estelar que quedará grabado en la memoria de los festivaleros.
Crisix: Apoteósico
Uno de los grupos mas importantes del panorama nacional, y que más proyección internacional tiene, era el encargado de cerrar la jornada del viernes. Nos referimos a Crisix a quien siempre es un gusto ver por este festival y que llegaron con su producción más ambiciosa de su trayectoria para ofrecer el show más grande de su historia.
En concreto es la cuarta vez que tocan en once años, como bien indicaba su vocalista Juli en un momento del show que no consigo ubicar. Después de girar meses atrás por tanto por Europa y Latinoamérica como por España, los barceloneses aterrizaban en el Resurrection Fest para presentar en Viveiro su último trabajo de estudio «Against The Odds’. Los conciertos de Crisix son siempre una fiesta en sí mismos, y aunque las fuerzas a última hora ya sean escasas son un bien motivo para darlo todo.
A pesar de que el sonido en otras ocasiones ha sido de mejor calidad, sus temas clásicos como «Conspiranoia» desataban la euforia. Para este tema en concreto su guitarrista bajó al centro del circle pit, tocando al tiempo que la gente corría al su alrededor. No faltó tampoco su famoso «football of death» durante la interpretación de «Bring ‘Em To The Pit», ni tampoco cortes como «The Great Metal Motherfucker» o «Ultra Thrash» para la cual subieron a medio Viveiro al escenario.
Birds In Row finalizan la jornada del viernes
Los encargados de cerrar la noche del viernes han sido los franceses Birds In Row, pura energía y adrenalina. No es sencillo tocar después de las grandes bandas que pisaron anteriormente los escenarios del festival, del nivel de Slipknot, Arch Enemy, Avatar o Trivium, pero no ha faltado sitio para los géneros más underground que tanta vida dan al festival. No existía el cansancio para los seguidores de la banda, que se entregaron a pesar de las altas horas. No eran muchos, pero tenían ganas de que la noche no terminara todavía. Los franceses vinieron a repartir cera con sus dos trabajos discográficos, especialmente su segundo y más reciente álbum, «We Already Lost the World (2018).
Texto: Olga Vidal, Jano Carbia, Mikel Yarza, Tamara Ruiz | Fotos: Iria López, Paco García, Juan Sanz, José Antonio Fernández
Promotor:Bring The Noise
Día:2019-07-05
Hora:14:30
Sala:Campos de fútbol de Celeiro
Ciudad:Viveiro
Puntuación:9
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