Resurrection Fest 2018 (Sábado 14): Kiss finiquitan el día más completo de la historia del festival
El último día del Resurrection Fest 2018 era el que pintaba mejor para el público teniendo en cuenta la variedad de bandas de gran calibre y distinto estilo en los distintos escenarios repartidos por el recinto, y, tras la celebración de la jornada del sábado, no solo el show de Kiss maravilló a los aficionados presentes en Viveiro, sino que el punch de Prophets Of Rage junto a la locura de Frank Carter, la ida de olla de Igorrr, la contundencia de Exodus y Tremonti, la fiesta de Alestorm o la gran calidad del producto nacional con Somas Cure y Bellako conformaron la que probablemente se convirtiese en el día más completo y de más calidad en conjunto de todas las ediciones que se han realizado del Resurrection Fest.
Somas Cure: puro talento estatal
La banda está presentando su último álbum, ‘Éter’ (2017). Visitaron el festival en un horario complicado, a primera hora de la tarde, pero eso no supone un problema. Fueron muchos los que se acercaron a disfrutar de este show de metal en español en el Main Stage. Teniendo en cuenta la hora, la zona estaba considerablemente concurrida, como suele suceder con las bandas de metal estatales que visitan el festival. El sonido es algo excesivo para la ocasión, pero bastante aceptable.
La interpretación de la banda es potente y la reacción del público no se hizo esperar. Al fin y al cabo, si te arrimas al recinto a estas horas es para ver un directo al que le tienes ganas. El setlist combina momentos más brutales con otros más melódicos, creando un show lleno de matices y cambios de intensidad. Todo ello, sumado a una gran interpretación musical por parte de este grupazo. La reacción de sus seguidores estaba siendo en todo momento de pura entrega y atención a este directazo, que no ha defraudado.
Aposento: mucha brutalidad, pero poco compacta
La banda de Logroño trajo al festival su Death Metal para reventarlo todo con su extremo sonido. No se observa tanto público como en el anterior concierto, de Somas Cure, pero unos cuantos sí fueron hasta el Ritual Stage a ver a la banda estatal. Al contrario de lo que se pudo observar en otros directos similares, no hay circle pits ni pogos, el público simplemente los observa, siendo incapaces de seguirles el ritmo. Tal vez se trataba más del propio directo de la banda que del género musical que tocan.
La dificultad que requiere interpretar un género musical como éste se basa, entre otras cosas, en buscar un sonido compacto. Tocando a esas velocidades, se dificulta la tarea de que todos los músicos sigan el ritmo a la perfección, sin perderse de sus compañeros. A la banda española le costaba, por momentos, lograr esa unidad sonora entre sus integrantes. La diferencia cuando lo conseguían y cuando no era muy notable, pasando de ser una banda con una base instrumental brutal a un cúmulo de instrumentos sonando a destiempo.
Oceans Ate Alaska abrieron los pogos de la última jornada
Esta banda británica de metalcore trajeron al festival bajo el brazo su último álbum, ‘Hikari’ (2017). Su puesta en escena es brutal, los músicos no pararon quietos sobre el escenario. Unos cuantos fueron los que quisieron disfrutar de su show, y vinieron a darlo todo. En todo momento se formaron pequeños pogos de seguidores acérrimos del metalcore, que terminando formando un gran circle pit. Pocas cabezas se podían ver quietas a lo largo y ancho del área del Main Stage. No parecía importarles los cambios melódicos de la banda, ya que no pararon en ningún momento.
En esas ocasiones más melódicas, la voz perdía potencia por momentos, al contrario que con sus brutales screaming y guturales. Esto dificultaba apreciar la fuerza de esos momentos y el trabajo del vocalista. Sin embargo, más que un problema técnico, parecía que el propio cantante perdía potencia y el sonido se le quedaba corto. En otras ocasiones, sí consiguió mostrarnos al completo su potente y polifacética voz. Con respecto al resto de músicos, forman una base rítmica brutal, sin fisuras. El resultado fue una reacción increíble por parte del público. El relación al sonido, en estos conciertos menos concurridos el volumen tiende a ser innecesariamente excesivo, incluido en este caso.
Tremonti lo peta allá donde va
El proyecto del guitarrista y también vocalista estadounidense más conocido por su presencia en Alter Bridge aterrizó en Viveiro con una propuesta clara: dar caña. Tremonti disponía de tres cuartos de hora para enseñarle al Resurrection Fest 2018, y, teniendo en cuenta esto, elaboró un setlist en el que reunió los grandes éxitos de su carrera hasta la fecha junto a algún tema de ‘A Dying Machine’ (2018), álbum publicado hace un poquito más de un mes.
En una salida de lo más extraña al escenario donde tuvieron una intro pero aparecieron un poco a lo loco, el cuarteto estadounidense comenzó su actuación con una actitud algo dubitativa durante su primer tema «Radical Change», sin embargo, en el posterior «So You’re Afraid» ya se mostraron más compactos y con una contundencia mayor, lo que provocó que ya se produjesen los primeros pogos a lo largo del bolo. Temas como «Catching Fire», «Flying Monkeys» o «My Last Mistake» continuaron con el show de Tremonti, que no perdían tiempo en charletas con el respetable y básicamente se dedicaron a hacer lo que mejor saben, tocar y dar cera para el goce y disfrute de los aficionados.
Dentro de su espacio, también presentaron su nuevo trabajo mencionado anteriormente para dejar claro que su material continúa siendo capaz de levantar a quienes acuden a ver al grupo, y fue con las dos últimas canciones, «You Waste Your Time» y sobre todo con «Wish You Well», donde la gente se volvió más loca que en ningún momento del concierto, donde sacaron a relucir toda la fuerza que posee la formación en directo, la cual lleva un gran camino merced a las grandes composiciones con las que cuentan, aunque, no obstante, no consigue dar un salto mayor en la escena en cuanto a su conocimiento por parte del público (la sombra de Alter Bridge es muy larga, normal, pero ambos son artistas enormes).
El rock callejero de Sugus
Mientras el gran Tremonti deacargaba toda su artillería en el escenario principal, el rincón del Chaos Stage se inundaba del rock callejero de Sugus. La banda madrileña llegaba al norte presentando su último trabajo de estudio, el cual nacía hace unos meses bajo el nombre de «1995». El espacio que abarca el escenario 3 estaba poblado únicamente por unas cuantas decenas de curiosos, con actitud bastante parsimoniosa, que no de movieron ni un centímetro durante todo el concierto.
El rock callejero que defienden los chulapos, mezclado con si pose macarra hacían que su show fuese más que correcto. Los temas de su «1995» eran protagonistas en su setlist, destacando «Actitud», «Alambrada» y «Fire». Un punto a favor de la banda es su versatilidad para cantar tanto en inglés como en español, dotando al grupo de cierta personalidad, una pena que pasen algo desapercibidos dentro del cartel del festival.
Rotten Sound: la locura del Grindcore
Los finlandeses traen su brutal Grindcore al festival, para lujo de los seguidores del metal extremo. El Ritual Stage de nuevo no perdona y es testigo de un directo plagado de rabia y potencia. Un buen cúmulo de enérgicos aficionados observaron el concierto a golpe de pogos y (casi) esguinces cervicales. La energía no decaía en ningún momento en un show que mantuvo la intensidad desde el principio hasta el final. Los músicos se entregaban a tope sobre el escenario, disfrutando cada nota que tocaban. Su compaginación a nivel sonora daba un resultado brutal.
A diferencia de otros directos en los que parece que la brutalidad se les viene grande, Rotten Sound sonaban compactos y potentes en todo momento. La enérgica reacción del público fue la muestra de ello. Además, se podía ver a un considerable mayor número de personas disfrutando del concierto que en otros shows del Ritual. Los circle pits tomaron el área del escenario, así como pogos constantes al ritmo de su veloz y potente música. Otros se decantaban por verlos desde la distancia, alejados de la locura de los pogos. No es un estilo para todos los gustos, pero los que lo disfrutan lo dan todo.
La hora de la diversión
Por si algún despistado no se había enterado de que Frank Carter & The Rattlesnakes estaban a punto de hacer acto de presencia, espero que el atronador sonido de las sirenas que anunciaba su salida les haya hecho darse cuenta. La multitud que se agolpaba frente al Main Stage esperaba con ganas la salida de la banda británica. La popularidad del grupo sube como la espuma, y la verdad es que con los divertidos shows que ofrecen no es para menos.
Apenas llevan juntos como banda tres años, en los que han lanzado dos discos, «Blossom» (2015) y «Modern Ruin» (2017), y ya son capaces de hacer vibrar a miles de personas. Sus shows son famosos por la diversión, pues su cantante Frank Carter (quién militó en su día en bandas como Gallows y Pure Love), es capaz de inventarse una cosa para canción que interpretan. Así pues, se formaron en la pista pogos de formas incoherentes, o se agachaba la totalidad el público para estallar saltando al inicio de los riffs. Incluso, hubo tiempo para hacer un inciso y dedicar el tema «Wild Flower» a las mujeres allí congregadas, pidiendo seguridad y respeto para todas.
El último tema «I Hate You», dio para bromas varias. Queriendo dicho vocalista que dedicásemos el tema a esa persona especial, pero no a la amada, si no a la odiada; al mismo tiempo cambiaba el estribillo a nuestro idioma. La guinda del escenario principal de la última jornada. Un concierto de sobresaliente, algo digno de admirar por otro lado, pues su batería original no se encontraba en su puesto debido a una indisposición. En su lugar se encontraba William Taylor.
Stray From The Path aportan una buena dosis de energía
Tras animados shows como el de Oceans Ate Alaska o Frank Carter, la banda americana vino demostrando que la energía del Resu no se apaga. El hardcore vuelve a llenar el Chaos Stage una vez más con el animado directo de la banda. Rebosaban una energía brutal sobre el escenario, sin bajar la intensidad en ningún momento. Con una interacción constante con los asistentes, se dejaron la piel sobre el escenario en todo momento. La reacción del público era exactamente la misma. La carpa no estaba llena, pero sí estaba animada. Los neoyorkinos sacaban gritos y aplausos a los asistentes para mantener las ganas de fiesta todo lo posible. Y lo consiguieron, vaya si lo consiguieron.
Hablando con su entregado público, han tenido el detalle de agradecer la variedad musical de los gustos de la comunidad punk, hardcore y metalera. Se trata de un mensaje de unión muy valioso en una comunidad que parece que cada día busca más diferencias incluso entre iguales. La banda valora la música por encima de todo y, con su entrega en el escenario, eso se nota. Esa pasión era contagiosa entre el público, que saltaba, gritaba y lo daba todo a pesar del cansancio acumulado tras 4 días de festival. Muy posiblemente, la poco más de media hora de show les han sabido a muy poco. Ese es el efecto del Hardcore en el Resurrection Fest 2018.
Igorrr y los incomprendidos
Últimamente hay una banda de cuyo nombre está oyéndose más que de costumbre. Se trata de Igorrr, proyecto que lleva el músico francés Gautier Serre. Después de la fiesta de Frank Carter, la música de esta banda es difícil de asimilar. Aunque la verdad es que es difícil de asimilar en cualquier situación porque te explota la cabeza al escucharla.
La puesta en escena está muy bien trabajada, contrastando voces e imagen de los integrantes. El metal extremo se mezcla con el lírico y el baile en este grupo de disco-rock, y aunque hay muchos sonidos pregrabados, la locura en directo con la puesta en escena de Igorrr, donde nada de lo que pueda suceder se puede imaginar, ahí la originalidad de una banda que tenía mucha expectación entre el público que poblaba el Resurrection Fest 2018. Los temas que pudimos ver interpretados son los que dan forma a su álbum «Savage Sinuoid», editado en 2017.
Prophets Of Rage arrasan con su interminable energía
Este supergrupo se encuentra en plena forma. Con una formación de lujo compuesta por el brillante Tom Morello, Brad Wilk y Tim Commerford de Rage Against The Machine, Chuck D y DJ Lord de Public Enemy y B-Real de Cypress Hill, el espectáculo estaba asegurado. Y no sólo a nivel musical, también a nivel visual. Teniendo en cuenta que en sus directos repasan los himnos de sus bandas, además de sus canciones propias, ya se anticipaba un show increíble. Todo ello sumado a una actitud brutal sobre el escenario, completamente contagiosa y digna de ver.
Salieron puntuales a escena, vestidos de rojo y negro y con el puño en alto. La energía estaba a tope desde el primer momento con el estilo gamberro de la banda. Un abarrotado Main Stage saltaba al unísono acompañando a los músicos. La zona, completamente llena, observaba el enérgico show. Arrancaron con «Prophets Of Rage», cover de Public Enemy. Para el comienzo de la segunda canción, el público ya había calentado y estaba completamente metido en el ambiente. En lo que iba de festival (casi todo), el Main Stage no había tenido a tanta gente saltando y bailando de esa manera.
Cada músico subido a ese escenario aportaba su punto de personalidad al conjunto musical que forma la banda. Las animadas y gamberras melodías de guitarra, combinadas con el toque funky de un bajo siempre presente y prácticamente protagonista y una simple pero efectiva percusión daban como resultado un sonido de lujo. Eso sin olvidarnos del punto distintivo de los momentazos de Tom Morello a la guitarra (como tocarla con los dientes mostrando el mensaje «fuck Trump») y las combinadas voces que no paraban de animar al público. El conjunto musical de esta banda es único y digno de escuchar. Además, como guinda del pastel, el Main Stage sonaba tan bien como de costumbre.
Con el público a tope, repasaron al poco de comenzar otra cover de Public Enemy, «Fight The Power», donde los saltos y los bailes se repitieron de nuevo entre más gente incluso que antes. Variaron un poco con «Hold The Fire», con un sonido algo más pesado, pero mismo resultado en su animadísimo público. Una variación todavía mayor y mejor recibida, con un final de pura locura, fue el momento en el que el hip-hop domina el Main Stage con el mix «Insane In The Brain», «Bring The noise», «I Ain’t Goin’ Out Like That», «Welcome to the Terrordome».
Tras ese momento de locura llegaba el turno de «Living on the 110». Parecía difícil superar la energía anterior, pero no ha decaído en ningún momento. Con «Bullet In The Head», de Rage Against The Machine, el público enloquece improvisando un enorme pogo. Otros momentazos del setlist fueron «Jump Around» (de House Of Pain), «Sleep Now In The Fire» y «Bulls On Parade» (de Rage Against The Machine), «Unfuck The World» (con mosh pit incluido) o «How I Could Just Kill a Man» (de Cypress Hill). Aunque lo más apoteósico, como era de esperar, fue la despedida con «Killing In The Name» acompañados por un pletórico Frank Carter, que siempre será un himno. Final brutal de un concierto de 10. P.D.: estábais en Viveiro, no en Barcelona, pero os lo perdonamos.
Que no pare la fiesta de Authority Zero
A veces en los festivales se descubren grupos geniales cuando dejas de lado los escenarios principales. Era el caso de Authority Zero, un experimentado de Arizona que descargaba su dosis de punk-reggae rock al tiempo que Prophets of Rage ponían el festival patas arriba interpretando «Killing In The Name».
Pero la animada fiesta que se estaba formando alrededor de Chaos Stage era de otro nivel. Con los animados riffs que protagonizan su música iban cayendo temas sin apenas unos segundos de descanso entre ellos. Con una veintena de años de experiencia a las espaldas, los americanos cuentan apenas con 7 álbumes de estudio, siendo «Broadcasting to the Nations» su trabajo más reciente y el cual toma más peso en su setlist. Algo a destacar es la labor de su guitarrista, que sin parte del brazo ha ideado la manera de tocar la guitarra uniendo una especie de pala a su brazo. Chapeau.
Thy Art Is Murder devuelven la brutalidad al Ritual Stage
Se trata de nada menos que de una de las bandas más relevantes de la escena del deathcore y muy apreciada por los seguidores del Resu. Volvieron a Viveiro acompañados por CJ McMahon a las voces. Arrancaron unos minutos antes de tiempo ante un ansioso público. Los circle pits arrasaron desde el primer momento, mientras el resto de asistentes saltaban pletóricos.
El recinto está a reventar tras el show de Prophets Of Rage, y son muchos los que aprovecharon para ver a Thy Art Is Murder. Sin embargo, podría esperarse que tuvieran una mayor afluencia de público, especialmente después de ver la larguísima cola para sus firmas unas horas antes. Aún así, los asistentes se arrimaron a la zona delantera dándolo todo. El sonido del Ritual, sumado a la brutalidad de la banda, es potentísimo. El resultado de este esperado directo se observa en la positiva reacción de los asistentes. Tras tanto Grindcore y Death Metal, se agradeció la aportación de Deathcore por parte de esta bandaza. El estilo, con más variaciones que los anteriormente mencionados, resulta más ameno y se disfruta al máximo.
Kiss en terreno hostil
Seamos realistas: el público del Resurrection Fest no es el público de Kiss. Esto era evidente desde que se anunció su participación como cabezas de cartel en el festival y las redes del Resu echaron humo. Pero al final, aunque no sea tu banda, aunque prefieras ver a Sick of It All en lugar de a unos ancianos pintarrajeados que solía escuchar tu padre, Kiss son un espectáculo. Están por encima de preferencias musicales, de géneros musicales y de perfiles de público. La realidad es que delante del Main Stage del Resurrection se agolparon decenas de miles de personas para ver un show que estuvo a la altura aunque sin el lustre de Madrid o Córdoba, shows propios donde la audiencia estaba conformada íntegramente por fans de la banda, no por público transversal festivalero.
Salieron a matar, como en cada concierto de la gira española, y lo hicieron con «Deuce» y «Shout it Out Loud», que supusieron las primeras bombas y las primeras arengas de Paul Stanley a un público entregado pero comedido en muchos momentos. Era evidente que, más allá de los hits obvios el público más joven no era un seguidor acérrimo de la carrera de Kiss. La intro de «Black Diamond», donde Paul Stanley solicitaba la colaboración del público, fue un ejemplo. Sin embargo, en «Rock and Roll all Nite», «Detroit Rock City», «Lick it Up» o » I Was Made For Lovin’ You», los grandes hits de la banda en nuestro país, el público se entregó al máximo. Hubo fuego, hubo sangre, hubo tirolina para cantar «Love Gun» en la otra punta del recinto y hubo guitarras rotas contra el suelo. No se les podía pedir más excepto un repertorio íntegramente compuesto por hits como el que hicieron. De la voz de Paul Stanley ya se ha hablado lo suficiente: en Galicia se notaba que llevaba cinco shows en apenas una semana, pero como siempre, el extra de entrega y energía por parte de Gene Simmons, Eric Singer y Tommy Thayer compensaron aquello que no tiene arreglo a estas alturas.
Pese a que el show originalmente estaba planificado para una hora y media, la banda salió a escena un cuarto de hora tarde y alargó su concierto quince minutos más de lo previsto originalmente, finalizando al borde de las dos de la madrugada. Tras su show, fue el momento del éxodo hacia la acampada, excepto para las cinco mil personas, aproximadamente, que se quedaron viendo a, justamente, Exodus sentar cátedra en el Chaos Stage. Mezcolanza de estilos la que ofrecía la noche del sábado pero al final, por mucho que se queje el público, todo el mundo acude a la llamada de los clásicos, ni que sea para poder decir que estuvo allí viéndoles.
Como en casa con el impresionante directo de Zebrahead
Con el punk rock, la diversión está asegurada. Así se ha podido apreciar en esta edición en shows como el de los americanos Anti-Flag. En esta ocasión, los fans más aférrimos de Zebrahead han podido disfrutar de un show impresionante. No las tenían todas consigo, ya que han tenido que avanzar un par de horas su directo, coincidiendo de pleno con Kiss.
Este caso ha sido una gran muestra de compañerismo por parte de la banda, que ha intercambiado su horario con The Bronx para que pudieran llegar a tiempo tras haber perdido su avión. No tendría mayor importancia en un caso normal. Coincidiendo con una banda como Kiss, es un inconveniente considerable. A pesar de ello, la banda lo ha hecho de buena gana y, gracias a ello, disfrutaron dando un show para sus seguidores más fieles que deciden verlos a ellos y no a los cabezas de cartel.
Al comienzo del show, pocos se acercaron a Chaos. Sin embargo, se entregaron al 100%. Cantaron y corearon todas las canciones, derrochando admiración y pasión por la banda. Su sonido es puro punk rock, transmitiendo un buen rollo brutal. A pesar de ser un género sencillo, la banda derrocha talento. Destacaba especialmente la combinación de los dos vocalistas y un peculiar guitarra solista que no ha pasado desapercibido (y no sólo por su currado bigote).
El directo se fue convirtiendo en un evento muy familiar, con una química entre la banda y su público increíble. Se mostraban muy agradecidos a aquellos que sacrificaron el bolazo de Kiss para verlos a ellos, siempre desde el humor y el buen rollo. Gracias a su constante interacción con el público incitando a darlo todo, los circle pits y los crowdsurfers estaban siendo tan constantes que los encargados de seguridad acabaron sudando la gota gorda.
Su setlist iba avanzando con temazos como «Call Your Friends», «Drink Drink», «Hello Tomorrow», «Party Party», «Falling Apart» o «Anthem». Los coros del público resonaron en todo momento acompañando a la banda. Su increíble simpatía ha forjado un vínculo con su público en un show lleno de pequeñas anécdotas (como podrían ser la participación del legendario Jesucristo del Resu o la carrera de crowdsurfing a cambio de birra) que no terminarían nunca de contarse. En definitiva, han dado un espectáculo musical y de puro entretenimiento que ha sido una delicia para cualquier fan del punk rock.
El barco pirata de Alestorm aborda Viveiro
Tener a los piratones Alestorm como uno de los grupos que cierra el festival es todo un puntazo, aunque haya que agarrarse a las últimas fuerzas para no desfallecer en medio de uno de sus pogos. Empezaban fuerte con «Keelhauled», donde la gente a la que le había dado tiempo a llegar tras finalizar el concierto de Kiss, saltaba sin parar desde la primera nota. La banda capitaneada por Christopher Bowes arrasa allá por donde va. Su último trabajo de estudio data de 2017, y lleva por título «No Grave But The Sea». De este álbum caen sin piedad «Mexico» y la que da el título al disco, como si ya fueran típicos clásicos de la banda.
Con su ironía habitual el vocalista bromeaba constantemente con el respetable, llegando a preguntar si nos gustaban las baladas, por mucho aue el respondiera que no le inportarse. Esto introducía «Nancy The Tabern Whench», corte más pausado de la velada y durante la cual se observa a la mitad del público de la pista haciendo el gesto de remar.
Su setlist, que a los verdaderos fans a poco les supo por su corta duración encuadraba también famosos temas como «Drink», «The Sunk’n Norweigan» o «Captain Morgan’s Revenge», durante la cual un pato hinchable gigante navega por las mareas de publico. Otro reclamo en sus conciertos es siempre la cover de Taio Cruz, «Hangover», coreada a morir. El broche de oro lo marcaba «Fucked With an Anchor» durante la cual, con los dedos medios en se despiden banda y público.
The Bronx se dejan la piel con su hardcore punk
La banda californiana de hardcore-punk, The Bronx, han tocado dos horas tarde gracias al cambio de horario con sus compañeros de Zebrahead, como ya mencionamos anteriormente. La banda no tardó en mostrar su más absoluto agradecimiento a sus colegas por haberles hecho ese favor, permitiendo que pudieran tocar tras haber perdido su avión. Los californianos se mostraban también agradecidos ante el escaso pero entregado público que pasó de la banda pirata, Alestorm, para verlos a ellos.
La base instrumental amenizaba el show transmitiendo mucha brutalidad con un hardcore muy intenso. Con el avance del directo, se suavizaba el estilo hasta un hardcore-punk con más melodía y más ameno. La carpa estaba poco concurrida, pero casi todos los asistentes se entregaron al 100%, participando en los constantes pogos. Unos desagradables acoples sonaron durante parte del concierto, cosas que pasan a veces en los directos. Sin embargo, tardó bastante en solventarse el problema, además de ser comprensible considerando la saturación y el alto volumen de la carpa en ese momento. Con respecto al sonido de la banda, su música se compone de variaciones rítmicas y tempos bastante complejos para tratarse de una banda de hardcore. Se han dejado la piel en todo momento en un agradecido directo.
La traca final llega con Exodus
La última jornada también se mostró algo trastocada con cambios de horario. Exodus, quienes originariaente iban a tocar en el escenario principal, han de mover su actuación al 2 debido al lento desmantelamiento que supone limpiar toda la parafernalia de Kiss.
Llegaban al festival tras una larga gira de 31 shows, finalizando la misma aquí. Los de Bay Area son considerados una de las bandas más influyentes del thrash metal desde que su disco «Bounded By Blood» viera la luz en el lejano 1985. El tema que da título a este citado disco era vitoreado como el que más. El combo formado por el guitarrista Gary Holt y el cantante Steve ‘Zetro’ Souza se proponen demoler Viveiro con temas como «Parasite» de su álbum
«Pleasure of the Flesh» (1987) o «Blood In, Blood Out», del álbum con título homónimo (2014), que puso el punto final a una pletórica actuación y cierra las actuaciones del Ritual Stage hasta el año que viene.
Olga Vidal / Tamara Ruiz / Paco García / Dani Bueno / Sergi Ramos
Promotor:Bring The Noise
Día:2018-07-14
Sala:Campos de Futbol de Celeiro
Ciudad:Viveiro
Puntuación:10
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