La nueva gira de Rammstein aterrizó en nuestro país. La fecha única en el RCDE Stadium logró que las 40.000 entradas puestas a la venta volaran en tiempo record, convirtiéndose de largo en el concierto más multitudinario de los alemanes por estas tierras. Y por supuesto, no defraudaron.

La expectación causada ante un nuevo tour de Rammstein es difícilmente comparable en el mundo del metal. Pocas bandas han conseguido el poder mediático de los berlineses, que a base de grandes puestas escenas, himnos tan duros como coreables y un nivel de provocación que roza el mal gusto, han escalado hasta el podio de la música extrema, siendo los únicos que le pueden jugar de tú a tú a Metallica e Iron Maiden. Su último álbum es el que más ha vendido en la primera semana en toda la década en su país, y también ha entrado en el top 3 británico por primera vez en la historia. Creo que con esos datos queda todo dicho.

Y claro, todo ese interés y esa expectativa ante la nueva venida ha conseguido lo nunca ocurrido: la primera gira de estadios por Europa de Rammstein. Después de hacer un salto de salas a pabellones durante la etapa de ‘Mutter’ y principalmente ‘Reise, Reise’, y de haber sido cabezas de cartel por los festivales de todo el mundo, el techo de los germanos se ha elevado hasta llegar los grandes coliseos. No se han quedado en eso los méritos, ya que lo más relevante es que prácticamente el sold out está cerrado en todas las fechas (en 25 de los 30 conciertos).

La previa: nervios y pianos

Después de la gira de presentación del recopilatorio ‘Made In Germany’, que tuvo lugar en 2013, el combo alemán solo había pisado España en su paso por el Resurrection Fest durante su edición de 2017. El anuncio de su venida a Barcelona –y más concretamente al estadio de Cornellá- ha causado una gran alegría, tanto a aquellos fans que se los perdieron la última vez, como a los que no son muy seguidores de los festivales, y prefieren ver a su grupo favorito sentados en la grada con comodidad.

Se respiraba ambiente de día festivo, con miles de camisetas negras con el logo de Rammstein por los aledaños, y como no, decenas de banderas alemanas anudadas en la espalda de los más apasionados. Para muchos era el primer concierto en aquel emplazamiento, nada común, principalmente por su corta edad. Se hace extraño ir a concierto multitudinario en Barcelona y no subir la cuesta hacia Montjuic (muy reciente con la visita de Metallica), pero el RCDE Stadium tiene todas las papeletas para convertirse en meca de los grupos mainstream en sus visitas a Catalunya.

A las 18:00 se abrían las puertas hacía una previa que se vaticinaba larga. No se esperaba nada de movimiento dentro del recinto hasta casi 3 horas después. Y sobre todo, a diferencia del citado concierto de Metallica -donde el artista invitado era una banda de la talla de Ghost- la actuación convidada era un dúo de pianistas ¡haciendo covers de Rammstein! No es precisamente lo más indicado, y puede parecer un poco pretencioso llevar a gente que te homenajee antes de tu propia actuación.

Duo Jatekok, formado por Nairi Badal y Adélaïde Panaget, es un dúo francés que cuentan con cierta fama en su país natal. Sus diversos galardones en certámenes de piano le han otorgado suficiente rango para que Till Lindemann y los suyos se fijaran en ellas. No es la primera vez que comparten cartel, ya habían sido las encargadas de abrir sus conciertos en Nimes (Francia) en 2017. Interpretaron algunos de los clásicos incluidos en el disco ‘Klavier’, en donde se revisó y versionó parte su repertorio con el piano como elemento principal. “Sonne” y “Main Herz Brennt” fueron sin duda las más celebradas del momento.

Guitarras majestuosas… y mucho fuego

El escenario de esta gira es lo más grandilocuente que ha sacado Rammstein de la chistera jamás. En un montaje que juega entre lo futurista y el homenaje a grandes obras del cine, con grandes torretas con el logo del grupo, que se iluminan de mil maneras diferentes, un arsenal de luces que puede provocar ataques de epilepsia por doquier y, por supuesto, fuego. Mucho fuego que sale de donde menos te lo esperas en cualquier momento, superándose a sí mismos, cuando parecía algo totalmente imposible después de lo hecho en giras pasadas.

La intro a base de música clásica dio la voz de alerta ¿Y cómo iba a empezar el show? Pues con explosiones, faltaría más. Estas precedieron a un inicio calmado y épico con “Was Ich Liebe”, de los que le gustan al grupo, haciendo algo similar a “Reise, Reise” en su momento (salvando las distancias, bastante considerables, entre una canción y la otra). Durante el comienzo de la batería iban saliendo a escena los integrantes: Richard Kruspe dando entrada a la guitarra, Flake con sus curiosas y horteras indumentarias, Paul Landers haciéndole la cobertura al otro flanco, Oliver Riedel con unos ropajes tenebrosos y una máscara digna de malo de Star Wars, y cerrando la comitiva: Till Lindemann.

Quizá no sea la mejor manera de arrancar el show para algunos –muchos soñábamos con un “Deutschland” de entrada rompiendo todo a su paso- pero sirvió para ajustar ecualizaciones e ir saliendo de la monotonía de la larga espera. La siguiente es la marcial “Links 2 3 4”, que no es la primera vez que sirve de enganche al tema inaugural, y se consolida en su faceta de primer clásico de los conciertos. Se hizo especial hincapié en el inicio de la percusión, donde las palmas del respetable resonaron fuera del estadio sin duda. Todo lo que pertenezca al disco ‘Mutter’ es sinónimo de éxito.

La genial y controvertida “Sex” fue la siguiente en aparecer. Aún siendo una de las grandes composiciones del último álbum, se nota que le todavía le falta madurar para calar entre el público. Algo parecido podríamos decir de la siguiente “Tattoo”, aunque el poderoso riff de entrada sí que atravesó la muralla de la indiferencia, y llegó a la concurrencia de manera notable. En el plano visual, el logo de Rammstein coronaba desde lo alto del escenario. Hasta ese momento nada de lo visto nos sorprendía.

Que el ritmo no pare

Pero el inicio rimbombante de “Sehnsucht”, con estallidos de pirotécnia por doquier, empezó a poner las cosas en su sitio. La canción, con su inicio arabesco, es uno de las más queridas por los seguidores de su primera época, esos que tienen a los dos primeros discos en un altar. Pienso que la parte intermedia de las estrofas nunca le hizo justicia al genial comienzo y al gran final. Aún así funcionó muy bien, como era de esperar. “Zeig Dich” tiene toda la pinta de ser futuro clásico más pronto que tarde. Las llamaradas vistieron y adornaron el estribillo, una vez finalizada la épica intro nos puso los pelos de punta a más de uno. Es una de las grandes muestras de que Rammstein sigue siendo capaz de construir grandes hits en pleno 2019.

Pero la primera gran joya en mayúsculas fue “Mein Herz Brennt”. Los violines, la épica en estado puro, los susurros de Lindemann. Solo había que ver la cara de felicidad de la gente de tu alrededor, estaba claro que esta es una de las canciones por las que Rammstein ahora mismo tocan estadios de fútbol. El escenario teñido de rojo era una auténtica preciosidad. Till acabo con su “corazón en llamas”, mientras el teclado de Flake gruñía hasta la extenuación. Muy salvaje. Un carrito de bebé enorme (que acabará ardiendo) aparece: se viene “Puppe”, la canción sobre una muñeca que no es precisamente infantil. Desgarradora e intensa interpretación de la balada más oscura de la historia de Rammstein.

“Heirate Mich”, pese a la nostalgia de algunos, pasó bastante desapercibida, reflejo de uno de esos tracks puramente industriales de sus primeros años. Y para acabar de bajar pulsaciones la intima “Diamant”, con Flake y Oliver sentados en el escenario. Pero iban a cambiar las tornas: el escenario se convirtió en una discoteca para el remix de “Deutschland”, que dio paso a la canción en cuestión –auténtica obra maestra- que nos dejó ciegos con las ráfagas de luces del escenario. En mi top 3 personal del concierto sin ninguna duda. Al igual que en el disco le siguió “Radio”, y al igual que en este sufre mucho en esta posición. No es mala, pero las comparaciones con la predecesora son odiosas.

Traca final: los grandes himnos

De aquí al final Rammstein sacó todos los ases que tenía guardados (pese a dejar muchos de ellos en el tintero, quizá demasiados) para cerrar la velada por todo lo alto. La olvidada en 2017: “Mein Teil”, con su juego de prenderle fuego a la olla con Flake dentro, fue una auténtica locura. Tampoco mucho más se puede decir de “Du Hast”, hit por antonomasia de los teutones, donde al sonar la intro la ovación del público fue ensordecedora. Puede que la canción esté un poco sobada, pero en directo sigue siendo una apuesta segura. Y si a todo esto lo enganchas con la emotiva “Sonne”, donde el montaje ayuda a crear soles deslumbrantes, el ambiente se vuelve mágico.

El momento mechero (o flash del móvil) vino con “Ohne Dich”, la gran balada del sexteto alemán – con permiso de la ausente “Mutter”- que fue coreada por todos los asistentes, creando una comunión grupo-público que pocas veces se vive en un directo de Rammstein. La versión acústica de “Engel” puede que no sea la que los fans querían, pero el hecho de verlos en ese escenario central, volviendo al main stage en barca por encima de los asistentes, vale la pena solo por sentirlos un poco más cercanos.

Llegó la rave veraniega de la mano de la divertida y controvertida “Ausländer”, donde no hay término medio: o la amas o la odias. Eso sí, en vivo es una auténtica fiesta. Para los más puretas volvieron las cosas a su sitio con “Du Riechst So Gut” y el arco chispeante de Till haciendo de las suyas. Otra a la que tenía muchas ganas era a “Pussy”, con ese estribillo tremendamente adictivo y el show de la verga gigante con kilos de confeti. Pero esto estaba a llegando a su fin (y sin sonar “Feuer Frei!”, “Keine Lust”, “Amerika” y otras muchas) y la gente lo sabía.

Una de las grandes sorpresas fue la recuperación de la primigenia “Rammstein”, a la que le tengo bastante aprecio por aparecer en BSO de ‘Lost Highway’ del gran David Lynch. No pocos sentimos entrar en aquella habitación diabólica de la película durante el inicio del riff. Y para cerrar el telón llegó un “Ich Will” que difícilmente se ve finalizando los shows de los berlineses. Pero da igual donde la pongas, siempre funciona. Y con esto damos carpetazo al primer concierto de Rammstein en España durante la gira de presentación de su nuevo disco. Pero casi podemos dar por hecho que volverán. Feuer frei für alles ¡!!

Texto: Jano Carbia | Fotos: Sergi Ramos

Promotor:Doctor Music

Día:2019-06-01

Hora:22:00

Sala:RCDE Stadium

Ciudad:Cornellá, Barcelona

Teloneros:Duo Jatekok

Puntuación:9