Rammstein llegan a España con su gira de estadios 2024 y tocan en Donostia ante miles de personas.

Locura con Rammstein en Donostia en su Europe Stadium Tour 2024

Era enorme la expectación por la nueva visita de Rammstein a tierras vascas. Casi tan impresionante como el despliegue que los alemanes manejan en esta última gira. Un tour en el que el conjunto está presentando su último ‘Zeit’ por todo el mundo, aunque tan solo esgriman un par de cortes del citado plástico. En esto da la sensación de que Rammstein ya están de lleno en la categoría de bandas legendarias, que solo necesitan sacar nuevos trabajos para tener una excusa con la que salir de gira y demostrar su potencial escénico.

Con más o menos material que presentar, el Estadio de Anoeta rozó un sold out de lo más justificado. Gentes de todas las edades y todas las condiciones se agolpaban frente al estadio de la Real para vivir en primera persona el último órdago del combo. Una puesta en escena cuya construcción se asemeja a la de un edificio entero y que, ciudad tras ciudad, es transportada por la friolera de noventa tráilers.

Frente a una celebración de semejante enjundia, pocas son las urbes que están plenamente preparadas para manejar el aluvión de aficionados que Rammstein iba a congregar. Larguísimas colas mirases donde mirases, gente tratando de entrar poco a poco al estadio y, sobre todo, muchísimos problemas para lograr estacionar los vehículos. Esto último, a pesar de que el ayuntamiento habilitó parkings para la ocasión, pero que no consiguieron que dejar el coche llegase a ser una tarea sencilla.

Más puntuales que en Madrid

Por desgracia, no llegaríamos a tiempo para presenciar el trabajo de los teloneros de la noche, que fueron unas chicas que tocaron en el centro del escenario cuyo nombre no apareció impreso por ninguna parte. La gente que los presenció y con la que nos encontramos cuando pudimos acceder por fin al estadio, señalaba que habían sido un buen preámbulo, pero un preámbulo que no importaba a prácticamente nadie. Tocaría creérselo.

Cuando por fin se acercaron las diez de la noche, unas letras en alemán sobre la pantalla central nos advertían que los alemanes comenzaban la demostración. Bajando poco a poco desde la mencionada pantalla, como si de superhéroes de cómic se tratase, y respaldados por música de Händel, los seis miembros de  Rammstein alunizaban sobre un escenario gigantesco.

Rammstein: un setlist de ensueño

“Ramm4”, el nuevo tema que la banda está estrenando en esta gira, fue el escogido para dar el pistoletazo de salida y sumergirnos desde el mismo inicio en los ritmos marciales que tanto gustan al combo. Unos ritmos que se desatarían de manera salvaje en el siguiente corte de la velada, el primer pelotazo verdadero y el que podría considerarse el verdadero inicio de la fiesta. Las menciones a San Sebastián desde el primer corte volverían loca a la parroquia.

“Links 2-3-4” daría una dimensión verdadera de lo que íbamos a encontrarnos durante más de dos horas. Unos larguísimos fondos rojos que recordaban poderosamente a los de cierto estado dictatorial servirían a la banda para coquetear nuevamente con el filo de la navaja. Siempre políticamente incorrectos y siempre jugueteando con la particular visión que tienen de su propia patria. Jugar al despiste siempre ha sido una seña fundamental de la banda.

Las luces estroboscópicas tomarían protagonismo en “Keine Lust” y podríamos presenciar las características payasadas de Christian Lorenz, dejando su teclado y correteando por el escenario, el tiempo justo para que el inmortal arranque de “Sehnsucht” convirtiese las tablas en un polvorín infernal. La grandiosidad del corte junto a la distópica imagen de la ciudad escenario que teníamos delante, resultarían inolvidables.

“Asche zu Asche” nos devolvería nuevamente hasta esos primigenios Rammstein que nos deslumbraron hace más de veinticinco años. Un corte directo al corazón de los aficionados más veteranos, que sonó tan glorioso como lo recordábamos en aquel mítico ‘Live Aus Berlin’. Los cañones de humo, en este caso, serían los que sumarían impacto a un tema que poco necesitaba para brillar.

La primera coreografiada orquestada llegaría con “Mein Herz brennt” y todo el estadio tornándose infierno por unos minutos. Momento de quietud aparente, que reflejaba perfectamente los tiempos en los que Rammstein se sienten más cómodos en los últimos años. Un corte de épica grandilocuente que tendría una buena continuación en la viscosa malignidad que encierra “Puppe”. Instante que aprovecharon para sacar un enorme carrito de bebé al escenario y pegarle fuego sin misericordia.

Tendrían el detalle de recordar el que posiblemente sea el trabajo menos laureado del conjunto, con un “Wiener Blut” que recuperó parte de la rabia que le va faltando al combo.

Dos de sus mejores cortes de nuevo cuño marcarían lo que se podría denominar la primera parte del concierto, con “Zeit” y “Deutschland” enseñándonos las dos caras que han hecho gigantes a estos iracundos germanos. Entre medias el simpático teclas tendría su momento de gloria, en un escenario que por unos momentos tornó enorme discoteca pseudogótica.

“Radio” nos devolvería hasta su anterior redondo, con todo el público botando y la sensación inminente de que lo más gordo estaba por caernos encima.

El apoteósico final de show

Acontecerían los dos mayores pelotazos del combo, de manera consecutiva e inmisericorde, primero con el inmortal “Du Hast” tirando el estadio abajo y después con “Sonne” terminando con todo el que aún quedase en pie. La pirotecnia flamígera de este par de latigazos sobresaldría de la ya de por sí espectacular experiencia flamígera que acabaría resultando el concierto entero.

La monstruosa traca dejaría paso al primer falso final de la noche. Uno que cualquiera podía calcular que no era cierto, ya que volverían tras escasos minutos con la banda al completo desde el centro de la pista inmortalizando el ángel oscuro que protagonizaba “Engel”, aunque esta vez en formato acústico. Sin duda otro de los bastiones del conjunto, tan emocionante como siempre, pero con cuarenta mil gargantas coreándolo sin descanso. Emocionante momento que lo rematarían los miembros de la banda, volviendo hasta el escenario en tres lanchas hinchables.

“Ausländer” llenaría de alboroto el estadio, justo a tiempo para que los bailongos ritmos calasen entre el gentío. La escalada de emoción que estaba consiguiendo Rammstein era apoteósica.

“Du riechst so gut” nos encarrilaría hacia la parte final del concierto, envueltos en fuego y recordando una vez más otro de esos himnos que rompieron el molde a finales de los noventa y consiguieron que todas las miradas se posasen sobre unos tipos que cantaban en un idioma extraño que casi nadie conocía.

El epílogo

Para la traca final se guardaron otro artilugio políticamente incorrecto, con el que escandalizar abuelas sin compasión. “Pussy” aparecía montado sobre el enorme cañón que hacía las veces de pene eyaculando. La poco sutil ironía de Rammstein una vez más, llevada al extremo más corpóreo.

Otro corte legendario como “Ich will” serviría para poner la traca final a los clásicos irrepetibles, envueltos en explosiones, fuego y todo lo que uno puede esperarse de un bolo de Rammstein.

El último y definitivo bis llegaría precedido por el tema homónimo de la banda. Toda una declaración de intenciones que esta gente nunca ha dejado de lado. Fuego, sonido rotundo y cristalino al son de un nombre que ya es historia viva.

Solo les quedaría decir adiós de la manera más elegante posible y lo harían con la sentida “Adieu” apoyada nuevamente por las miles de gargantas de Anoeta. Un digno colofón para una actuación que tardará mucho en ser olvidada en tierras donostiarras.

Una ocasión como pocas para comprobar el potencial de una banda que ha sabido anteponerse a las adversidades propias del ojo público y que, tras un pequeño silencio, ha retomado una exitosa gira de estadios. Recintos de los cuales, parece claro, no vamos a poder bajar a Rammstein en mucho tiempo.

Texto y fotos: Unai Endemaño

Promotor:Doctor Music

Día:2024-06-05

Hora:21:58

Sala:Estadio Anoeta

Ciudad:San Seasatián

Puntuación:5