Powerwolf: los lobos arrasan Barcelona
Ya se sabe que Powerwolf llena salas. Si es que los alemanes se superan disco tras disco, algo que también se aplica a sus conciertos. A lo largo de sus más de 15 años de carrera nos han dejado una larga lista de temas espectaculares, muchos de los cuales tocaron en su show de anoche en Barcelona. No es la primera vez que los veía en directo, y aun así consiguieron sorprenderme.
La verdad es que el sábado por la noche la ciudad condal tembló. Powerwolf, junto a sus teloneros Kissin’ Dynamite y Amaranthe, estremecieron a todos los que se pasaron por la sala de la ciudad condal. Muchos saltos y cientos de brazos moviéndose al unísono, de eso va esta crónica de Powerwolf en Barcelona en la que te contamos todo lo que te perdiste (o presenciaste).
Teloneros a la altura
El público estaba ansioso por estar ahí esa noche y por la buena acústica de Razzmatazz. Todo jugaba a favor de Kissin’ Dynamite, y la banda no desaprovechó su oportunidad. Presentaron su último álbum, «Ecstasy», y arrancaron con “I’ve Got The Fire”. Su paso por el escenario fue más fugaz de lo que me hubiese gustado, pero hubo tiempo suficiente para recordar canciones de álbumes anteriores como “Love Me, Hate Me” o “I Will Be King”.
Mientras preparaban el escenario para Amaranthe, pude ver claramente desde mi posición en el segundo piso que la sala ya empezaba a estar bastante llena. Decenas de fans esperaban, cerveza en mano, a que apareciese la inolvidable Elize Ryd. Y no se hizo de rogar. Salió acompañada de toda la banda, y en dos minutos ya se había comido el escenario. Pero ella sabe bien cuando le toca ser el centro de atención y cuando no, dando protagonismo a sus compañeros Henrik y Nils durante sus líneas.
Nunca olvides lo que te ha hecho famoso
Esto podría aplicarse a lo que hizo Amaranthe anoche. Como muchos de los allí presentes, esperaba que se centrasen en “Helix”, su último disco. Si bien es cierto que no lo dieron de lado, apostaron más por tocar sus temas más conocidos, priorizando los éxitos de su primer álbum. Empezaron con la fuerza de “Maximize” y “Digital World”, seguidas de la nueva “365”. No faltaron las míticas “Hunger” y la dulce “Amaranthine”, con la que el público se emocionó. A estas alturas, Elize ya era toda una bestia en tacones armada con un chorro de voz impresionante. Y la locura empezaba a hacer mella en los asistentes.
Elize se vino arriba, le gritó al público que era hora de moverse y arrancó “Drop Dead Cynical”. Ella bailaba por todo el escenario, cautivando a todo el que la miraba. Los minutos que le quedaban a Amaranthe encima del escenario se iban agotando, y ellos querían irse a toda costa a lo grande. Tocaron “Call Out My Name” y “The Nexus” a modo de despedida, dejándonos a más de uno con ganas de más. Después de la foto de rigor con el público, desaparecieron por un lado del escenario. Y ahora empieza lo bueno.
La hora de los lobos
La espera entre Amaranthe y Powerwolf que vivimos las casi dos mil personas que estábamos ahí se hizo eterna, pero cuando apartaron la lona que tapaba el escenario, entendí el por qué. Se había convertido en un edificio en ruinas con ese toque religioso y misterioso que solo Powerwolf sabe darle a todo lo que hacen. Comenzaron con “Fire & Forgive”, el primer tema de su último álbum, “The Sacrament Of Sin”, y la gente se volvió loca. La locura que había vivido momentos antes con Amaranthe se quedaba corta. Todos los asistentes tenían los brazos levantados hasta que se oyeron los últimos acordes de la canción, y toda Razzmatazz estalló en aplausos. Querían ver a Powerwolf, y sí, los lobos por fin habían llegado. Los alemanes no se creían la gran acogida que estaban recibiendo y se lo agradecieron al público después de un enérgico “buenas tardes Barcelona”.
Siguieron con “Army Of The Night”, y Falk Maria empezó a hacer de las suyas. Quién ya haya visto a Powerwolf, sabrá que el carismático teclista y organista de la banda se pone en primera línea del escenario a la mínima que puede para animar cual cheerleader. Attila sacó entonces un botafumeiro y todo el mundo supo la siguiente canción, que no podría ser otra que “Incense & Iron”.
Llegó el momento de anunciar “Amen & Attack”, pero Attila tuvo un lapsus y gritó “Army of the night”, seguido de un rápido “oh shit we have played that”. Los asistentes se rieron, les daba igual, a él se le perdona todo. Y más cuando el público estaba pudiendo disfrutar tanto del último álbum de la banda como de canciones inolvidables de otros discos (estas últimas recibidas con un entusiasmo increíble).
Powerwolf ofreció un espectáculo con reminiscencias al que hicieron en la sala Salamandra hace dos años, pero la variedad está en los detalles, o eso dicen. Por ejemplo, el pequeño matiz de ver como Attila bebía agua de un cáliz. O que los pipas que aparecían en el escenario iban vestidos de monjes. Todo muy Powerwolf.
Se acerca la despedida
No podían faltar temazos como “Let There Be Night” o “Blessed & Possessed”, además de las nuevas “Demons Are A Girl’s Best Friend” y “Killers With The Cross”. El momento lagrimita vino con “Where The Wild Wolves Have Gone”, canción en la que Falk Maria tocó un piano al lado de Attila. Los asistentes respondieron encendiendo sus mecheros o las linternas de sus móviles, que fueron apagándose conforme avanzaba el tema. La canción culminó con una lluvia de espuma totalmente inesperada para las primeras filas, que acabaron de blanco.
Con la magnificiente “Stossgebet” y la mítica “All We Need Is Blood”, el fin del show estaba cerca, y Attila anunció que tocarían dos canciones más. Levantó el cáliz y al grito de “We Drink Your Blood” se inició uno de los últimos temas que sonarían en Razzmatazz esa noche. Le siguió “Lupus Dei” justo antes del bis, quizás la única mala elección del setlist, y más siendo la canción de despedida. Cuando acabaron, el grupo salió del escenario, aunque el público quiso más, por lo que corearon “Powerwolf, Powerwolf” sabiendo que los alemanes no les iban a defraudar, que les iban a dar más. Y no se equivocaban.
Powerwolf salió de nuevo para tocar los últimos tres temas de la noche en Barcelona. “Sanctified With Dynamite”, “Coleus Sanctus” y “Werewolves Of Armenia” fueron su gran carta de despedida. Todos los allí presentes, agradecidos por el espectáculo que acababan de vivir, aplaudieron y corearon una y otra vez el nombre de la banda, hasta que, alzando sus guitarras, dijeron adiós, esta vez de verdad. Solo deseamos que lo hiciesen esperando volver pronto a Barcelona.
Texto: Cristina Gutiérrez | Fotos: Sergi Ramos
Promotor:Madness Live
Día:2019-01-12
Hora:20:30
Sala:Razzmatazz
Ciudad:Barcelona
Teloneros:Amaranthe, Kissin' Dynamite
Puntuación:8
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