Metal Paradise 2021: por fin un festival como antes
Si el Resurrection Fest fue desde el jueves un desahogo para los aficionados del metal en España, el Metal Paradise debutó con un resultado mucho más exitoso que el reconocido evento de Viveiro por las circunstancias en las que se realizó.
Fuengirola, conocida por ser una colonia finlandesa (a pesar de que también hay gente afincada de otros países nórdicos cercanos), se convirtió en la capital del metal no solo de este mes de agosto, sino en todo lo que va de año -lo que no es complicado al ver los precedentes derivados de la pandemia-. El clima veraniego clásico de los festivales de verano que tanto hemos disfrutado a lo largo de los años, la excelente ubicación del festival con acceso sencillo tanto en coche como en avión o tren, la magia del Marenostrum con el Castillo de Sohail en lo alto del recinto, una vista espectacular de la playa detrás del escenario… Todo en este entorno es favorable para una experiencia única.
Ya existía el precedente del Rock The Coast 2019, festival que se llevó a cabo en el mismo lugar (sin restricciones, obviamente), y el éxito entre quienes asistieron del evento andaluz fue rotundo. Tanto lo fue que muchos de los que acudieron al Metal Paradise habían tomado parte en dicha edición. Esta vez no era igual, como era de prever, puesto que las restricciones han existido a la par de las medidas de seguridad, pero no han sido tan determinantes como en otros shows del último año y medio para que lleguen a lastrar lo vivido. Al contrario, fueron muy lógicas, efectivas y consiguieron sacar el máximo partido a la situación actual en la que el mundo de la cultura y, más en concreto, la música se halla.
Hasta 1.700 asistentes se congregaron en la localidad malagueña para el Metal Paradise 2021 (por los cerca de 1.000 que lo hicieron en el Resurrection Fest en Viveiro), lo que dejó claro que las condiciones de este paraje son ideales para un evento de esta índole con unos números bastante superiores a uno de los festivales referentes no solo en España, sino en Europa. Para garantizar la salud de la gente que estuvo en el Marenostrum, todo el mundo tuvo que hacerse un test de antígenos antes de poder entrar al recinto. Estas pruebas determinaron que, salvo dos personas que dieron positivo y con quienes se aplicó el protocolo adecuado para estas ocasiones, el festival era «covid free» (lo que señalaban las pulseras verdes que público, trabajadores y músicos llevaban en sus muñecas para demostrar el resultado de su correspondiente test.
Sábado 28 de agosto
Bajo este contexto y la división del respetable según la entrada que hubiera adquirido (front stage, general, grada…), el recinto comenzó a llenarse poco a poco desde su apertura de puertas con una sensación que, de primeras, era extraña. Llevamos un año y medio sin este tipo de eventos (salvo con sentados en sillas y con distancia de seguridad) multitudinarios en los que se pudiera hacer un mosh como toda la vida, y eso en un primer momento provocó que pareciera algo muy antiguo, atípico y algo desconocido. Suerte que la música empezó a sonar y las dudas quedaron disipadas en pocos minutos.
Una apertura animada con Lèpoka
A las 16:00h abrieron las puertas para que comenzase a entrar la gente al recinto, y a las 17:00h, de manera puntual, Lèpoka arrancó su show y, a su vez, el debut del Metal Paradise como festival. El calor era abrasador (hecho que los miembros de la formación pueden ratificar con sus atuendos de monjes), pero las ganas de pasarlo bien, el folk metal de la banda (estilo que nunca falla en esta clase de eventos para garantizar sonrisas y cerveza por todas partes entre los asistentes) y el retorno de la ansiada música en directo en formato festival fueron suficientes para animar a un número aún reducido de personas que ya estaban entregadas para darlo todo desde el principio.
El jolgorio nunca se queda fuera en cualquier concierto de Lèpoka, y el Metal Paradise no iba a ser menos. Con sus inflables a cada lado de la batería y una actividad frenética de todos los componentes de la banda a lo largo de la media hora que duró su show, la fiesta no había hecho más que iniciarse con su directo. Solo con volver a ver alguno de los pogos que hubo o a una masa reducida de gente unida con los cuernos en alto (y mascarilla permanentemente) frente al escenario jaleando a los músicos ya era reconfortaba después de este largo proceso que estamos viviendo desde la llegada de la covid-19.
Saurom: que siga la fiesta
El estilo que practica Saurom no dista en exceso de la música de Lèpoka, y dado el buen ambiente con el que había arrancado el festival, el grupo supo seguir la tónica que sus precedentes sobre las tablas habían plasmado para el público del Metal Paradise 2021. «Amanecer» sirvió como pistoletazo de salida de Saurom en un concierto más largo que el anterior (50 minutos) dividido en dos bloques en los que el folk metal fue, de nuevo, el hilo musical conductor que hizo saltar, animar y disfrutar a una cifra mayor de gente que se iba añadiendo a la zona más cercana situada al escenario.
La relación entre los dos primeros artistas, Lèpoka y Saurom, es muy buena como ellos mismos indicaron, y después de cambiarse de ropa (necesario por las altas temperaturas que se intensificaban por momentos con un sol abrasador acechando a los presentes) a una más fresquita y caribeña, ambas formaciones se unieron sobre las tablas del Marenostrum para demostrar la hermandad entre sendas bandas. «La Fiesta De La Cerveza» y «La Taberna», que continuaron con la temática hasta entonces desplegada en el festival, cerraron un show que, a modo de calentamiento, prosiguió la estela del de Lèpoka en una misma dirección.
El mundo necesita a Crisix
La cosa se empezó a poner «más seria» con los catalanes Crisix. No porque su actitud o temática sea más solemne, sino porque el bagaje, el saber hacer y la experiencia de la que ahora podría considerarse la punta de lanza del metal en nuestro país con el presente y futuro más prometedor llegaba al escenario de Fuengirola después de un matador viaje en furgoneta desde Viveiro, donde habían actuado el día anterior.
Esto no hizo mella en la formación de Igualada, sino que ayudó a motivarles al rememorar lo que significa la vida en la carretera con planificaciones locas, horarios apurados al máximo y conciertos diarios en algunos de los lugares más importantes de nuestro país a la hora de hacer shows (o festivales, mejor dicho). Salieron con su clásica intro “ASFH” para no dar respiro en un setlist con sus hits más célebres iniciado por “Leech Breeder” y “Xenomorph Blood” de su último ‘Against The Odds’ (2018).
La batería de temazos siguió con “Rise… The Rest”, “Brutal Gadget” (en la que Juli se transformó en Jim Carrey con la máscara y las maracas) y “Get Out Of My Head” hasta el medley de The Beastie Boys, Pantera y Metallica en el que, como tienen acostumbrados a sus fans, los miembros de Crisix se cambiaron de instrumentos en un alarde de destreza que han ido perfeccionando con el paso de los años -sin que deje de ser una fiesta tanto fuera como dentro del escenario-.
Un adelanto del EP que se estrena el día 10 de septiembre, “No Tip For The Kid”, se presentó en Fuengirola con Juli y una moto con la que entró desde bambalinas con un baúl en el cual tenía dos cajas de pizzas de la portada de su nuevo trabajo. Un homenaje, como nos comentó entre risas antes de hacer acto de presencia con la scooter, a Rob Halford en versión pizzero.
“GMM” fue otro latigazo antes de otro de los adelantos de su inminente ‘The Pizza EP’, “World Needs Mosh”, y, por suerte, pudieron ponerlo en práctica con un público entregado que no paraba de hacer pogos, circle pits y, en definitiva, de dejarse la piel con los catalanes en su máximo esplendor bajo un sol abrasador. Como no podía ser de otra manera, “Ultra Thrash” puso fin a un show que fue muy entretenido para los presentes en el Marenostrum. Nada nuevo con Crisix.
Un puñetazo sobre la mesa de Jinjer
Sí, Jinjer toca en España más que cualquier artista español prácticamente, pero después de esta pandemia y de que acabe de salir su disco este mismo viernes al mercado, otro bolo de Jinjer no solo es que no se haga pesado con el calendario tan frecuente que tienen en nuestro país, sino que apetece. Esto lo demostró el respetable con el entusiasmo y entrega que le transmitió en todo momento a los ucranianos.
No tenían el mejor día los miembros de la formación, todo sea dicho. Llegaron a su hotel tras terminar su concierto en el Resurrection Fest a las 02:00h y a las 04:00h tuvieron que levantarse para ir al aeropuerto, volar a Barcelona y desde ahí a Málaga… una odisea aeroportuaria. Si a esto se le suma que perdieron una maleta del equipaje de Vlad, batería, en la que tenía una caja, micrófonos y baquetas, los ánimos no eran los mejores.
Una vez subieron al escenario del Metal Paradise 2021 eso pasó a un segundo plano. ¿Que hemos tenido que probar sonido con unos auriculares normales y corrientes? Nos da igual. Somos Jinjer y vamos a demostrar por qué hemos crecido tanto y somos portadas de revistas como Power Magazine. Dicho y hecho. La banda se echó la manta a la cabeza y no solo dio un recital de cómo tocar al máximo nivel, sino que “se la jugó” con su setlist.
La mayoría cuando piensa en Jinjer recuerda “Pisces”, “Who’s Gonna Be The One” o “Words Of Widsom”, canciones con las que consiguieron llegar a los oídos de los primeros aficionados de los ucranianos, Pues bien, ninguna de estas mencionadas sonó entre las 14 canciones que tocaron. ‘Macro’ y el anterior ‘Micro’ coparon el repertorio junto a algunas del nuevo ‘Wallflowers’, que sonaron en España nada más salir a la luz.
“Disclousure!”, “As I Boil Ice”, “Wallflower” o “Vortex” fueron algunos de los estrenos en Fuengirola en un derroche de planta sobre un escenario que no todos los grupos son capaces de hacer. Jinjer lo es, y sin tocar sus hits más potentes son capaces de dar una gran imagen ante una masa de fans completamente a los pies de Tatiana y los suyos.
Kreator: al más alto nivel
No se van a ver en otra como esta (parece). Los alemanes Kreator tenían el rol más grande que han tenido en un festival de gran calado en nuestro país. Relegados a una muy digna segunda fila con shows de alto nivel en todas sus apariciones, Mille Petrozza se plantó con el resto de la banda para mostrarle a Fuengirola que son capaces de adoptar el rol de cabezas de cartel de un festival.
Como es obvio, la cantidad de gente que mueve a menudo Kreator no puede garantizarles ser headliners de un festival que, sin restricciones, tendría 18.000 personas de aforo (o rondando 30.000 en el caso del Resurrection Fest), pero la situación es la que es y por ello los germanos quisieron hacer valer su calidad, su amplia y exitosa discografía y una producción acorde a su posición en el line-up.
Un despliegue de columnas de fuego y de humo unido a un setlist de lo más épico que han interpretado en toda su carrera generó que el concierto de Kreator se tradujese en una lección de poderío y madurez musical -además de una reafirmación del carisma de Petrozza como frontman-. Por desgracia, el viento que sopla intensamente al estar al lado del mar hizo que no pudiesen poner su enorme lona tras los componentes de la banda y que las columnas de fuego/humo no se alzasen de un modo tan estético (y perjudicó por momentos el sonido a lo largo del festival), pero una vez comenzaron a tocar eso pasó aun segundo plano.
“Violent Revolution” para arrancar un directo de Kreator es una bomba, y más si la pirotecnia está más que presente en sus momentos más míticos, y a este tema se le sumaron algunas de las más destacadas de ‘Gods Of Violence’ (2017) -su último LP que se confirmó como uno de los discos del año en su momento-, su última canción “666 – World Divided” lanzada durante la pandemia y, por supuesto, los clásicos de los alemanes.
“Phobia”, “Enemy Of God”, “Phantom Antichrist”, “Flag Of Hate” o la última “Pleasure To Kill” son sinónimo de premio para los fans, y así fue el colofón de una primera noche que hizo revivir la nostalgia de lo que era un festival “como los de antes”. El día anterior Mille nos comentó que en el Resu “había sido un poco inusual, pero que estuvo bien y que había sido inolvidable”, la sonrisa con la que bajó del escenario y el buen humor con el que estuvo él y el resto de los músicos plasmó que tuvo la misma sensación que todo el público y artistas que habían pasado por el escenario del Metal Paradise en su jornada inaugural.
Domingo 29 de agosto
Siddharta: siempre con ganas de más
La segunda jornada de este pandémico Metal Paradise comenzaba con los locales Siddharta y su legión de incondicionales dispuesto a acompañarles, pese a las altas temperaturas de la tarde. Con total entrega desde el primer segundo para poder aprovechar su media hora de actuación, “Títere” fue el pistoletazo de salida para un repaso breve (el reloj manda) de toda su carrera. El nuevo tema “No Te Rindas” (que se espera para su nuevo álbum) y la representación de ‘Todo o Nada’ con la rockera “Michelle” fueron calentando a un público que disfrutaba de una banda en estado de gracia.
“Cain o Abel” y “M.U.A.”-con una conseguida versión de “Maniac” de Michael Sembello en su ecuador- servían para firmar un show sobresaliente antes de finiquitar con su clásico “Nadia”. Siddharta bordaron un concierto que, por desgracia, finalizó mucho antes de lo que sus seguidores deseaban. Eso sí, aunque en pequeñas dosis, su clase quedó más que patente. Qué ganas de volver a disfrutar de su directo.
Calidad en estado puro: The Ocean
The Ocean es esa banda diferente de lo que se espera de un festival. Muchos estarán de acuerdo que las atmósferas y los juegos de claros oscuros de su música se refuerzan con las luces que te brinda una actuación en una sala, pero los alemanes no se amilanaron sin ese escudo con el Sol golpeando sobre sus cabezas. Más bien todo lo contrario, porque salieron como un vendaval y midieron muy bien todos los tiempos. Como ya se sabía días atrás, su batería Paul Seidel tuvo que ausentarse al romperse un brazo en un accidente de bicicleta y Peter Voigtmann fue su sustituto, con el mérito de aprenderse el set en un tiempo récord.
“Triassic” fue el arranque de un viaje sonoro que consiguió hipnotizar en muchos tramos de su concierto a todos los presentes. Su nuevo trabajo ‘Phanerozoic II: Mesozoic |Cenozoic’ y su antecesor ‘Phanerozoic I: Palaeozoic’, ocuparon prácticamente todo su show -que se completó con un corte de ‘Pelagial’ y otro de ‘Precambrian’- y es que la calidad que atesoran las dignifican para acaparar este protagonismo. Con estas canciones fueron introduciendo al público en su aventura musical a su antojo. Cuando te atrapan, ya no hay marchar atrás.
El público de las primeras filas pudo disfrutar del contacto físico con su vocalista, que no dudó en lanzarse a compartir su potencia y las ganas de reencontrarse. Cuánto se echaba de menos estos momentos. Siempre con un sonido categórico, a pesar de ciertos momentos en el que el viento les jugaba una mala pasada, The Ocean ofreció uno de esos conciertos que no se olvidan con facilidad. “The Cambrian Explosion” y “Cambrian II: Eternal Recurrence” cerraron una enorme actuación en la que demostraron que son tan eficaces en los grandes recintos como en su hábitat natural.
La veteranía de Destruction
Destruction era el plato thrash metal del menú del día. Son muchos años los que la banda liderada por Marcel Schmier lleva repartiendo cera por los escenarios de todo el mundo, y ni la salida abrupta hace unos días de su guitarrista Mike Sifringer tras casi cuatro décadas en la formación, puede parar a la maquinaria germana. Su sustituto es el argentino Martin Furia, un viejo conocido de la banda que demostró poseer todas las dotes necesarias para ocupar dicho puesto.
Sin muchos preámbulos, y sin poder desplegar su telón de fondo por el viento, Destruction salió a comerse el escenario al ritmo de “Curse The Gods”. No sería la única referencia de su clásico ‘Eternal Devastion’, pero fue más que suficiente para poner al público a mil por hora. “Death Trap” y “Nailed To The Cross” seguía reforzando el show del cuarteto que no se olvidó de recordar su actualidad con el tema título de su último disco de estudio: “Born To Perish”.
Sus seguidores disfrutaron cada minuto de esta ración de thrash metal clásico con temas como “Mad Butcher”, “Life Without Sense” y “Total Desaster”, porque pocos pueden resistirse a ese martillo pilón llamado Destruction. Con “The Butcher Strikes Back” parecía que su show llegaba al final, pero sus seguidores querían y pidieron más, y Schmier y compañía respondieron con “Thrash Till Death” y “Bestial Invasion” como fin de fiesta.
Nunca hay excesivas sorpresas en un concierto de Destruction, pero los germanos tienen la suficiente veteranía para saber qué esperan sus seguidores de ellos. Con un buen puñado de temas de su longeva carrera y sin bajar el pie del acelerador, pueden sacar adelante un show más que digno en cualquier horario y escenario.
Tarja: clase, elegancia y una inesperada sorpresa
Puede que dentro de poco se pueda considerar a Tarja como artista local, ya que desde hace unos cuantos años reside en la Costa del Sol, y además no es la primera vez que pisa el escenario del Marenostrum. Sea como sea, siempre es un placer disfrutar de la voz de la finlandesa. Bajo este incomparable marco y en pleno ocaso del día, Tarja salió a escena con esa clase y elegancia que la definen y no tardó mucho en manejar al público a su antojo.
Hay que reconocer que su estilo musical actual no sea el más metálico del mundo, pero es innegable que su categoría está al alcance de muy pocos. Así quedó demostrado en los primeros compases de su actuación, en la que interpretó de manera magistral “Dead Promises” y “Demons In You”. Siguió desplegando todo su torrente de voz en “Falling Awake”, “Undertaker” y “Goodbye Stranger”, y aunque no hay que olvidar la calidad de los miembros de la banda que le acompaña, Tarja brilló durante cada segundo.
La punzada eléctrica que sintió parte del público en la espina dorsal cuando Tarja anunció “nos remontamos 16 años atrás”, no se detuvo hasta que comenzaron a sonar las primeras notas de “Nemo”. No es muy dada la cantante a revisitar su pasado con Nightwish, pero sus seguidores más fieles no pudieron evitar emocionarse con esta sorpresa. Más de una lagrimilla iba todavía cayendo cuando “Diva” continuaba esa fuerte conexión que había conseguido con el público. Una simbiosis que no hacía más que crecer al ritmo de “Victim Of Ritual”, “Innocence” o la melancólica “I Walk Alone”.
El tramo final se volvió a animar con “Over The Hills And Far Away”; esa versión de Gary Moore que en su día grabó con su citada banda y que casi nunca falta en sus directos. “Until My Last Breath” cerraba un show en el que Tarja logró emocionar a un público al que trata como muy suyo, porque por circunstancias obvias, esta es su casa.
Fin de fiesta con Eluveitie
Bajo otro formato de festival, seguramente Eluveitie no sería cabeza de cartel, pero los suizos demostraron que su posición en la parrilla de actuaciones no es fruto de la casualidad. Congregaron a un buen número de público que se disponía a celebrar el regreso a los festivales con el folk metal de la banda, y cumplieron con todas las expectativas.
Con su arsenal de flautas, zanfonas, mandolinas, arpas y gaitas junto con la instrumentación metálica de toda la vida, fueron a ganarse al público a las primeras de cambio con “Ategnatos” , “King” y “The Call Of The Mountains” que, para sorpresa de sus seguidores, no contó con violín sobre el escenario. A pesar de la dificultad para ecualizar este gran número de instrumentos, Eluveitie gozó de un gran sonido de principio a fin.
Los guturales de su líder y único miembro original, Chrigel Glazmann, es el contrapunto perfecto a la voz melódica de Fabienne Erni (que durante una parte del show demostró su calidad cantando a capella), y una baza importante para que temas como “Deathwalker”, “Artio”, “Ambiramus”, o “Havok” fuera calando entre un público que no paró de bailar y saltar durante toda su actuación. Tocaba darlo todo antes del final, y tanto la banda como sus seguidores lo entendieron a la perfección.
Aunque no usaron la pirotécnica esperada como hicieron en otros conciertos en Europa este verano, con un fantástico juego de luces tuvieron más que suficiente para adornar su propuesta musical. Todos los miembros de la banda tenían sus movimiento más que estudiados, y esa movilidad también conseguía que el dinamismo se impusiera en su set.
Con “Helvetios” ya se comenzaba a vislumbrar el término del show de los suizos y el del festival. Por todo ello, la locura se intensificó entre los presentes antes de que “Rebirth” y la esperada “Inis Mona” firmaran este fin de fiesta. Eluveitie consiguió que durante los aplausos de despedida se fijara una sonrisa en el rostro de todos los presentes. Ya fuera por su más que notable actuación, o por las dos jornadas en las que el público pudo vibrar, moverse, saltar y enloquecer como antes de esta maldita pandemia.
La emoción de volver a disfrutar de la música en directo fue la nota predominante de esta versión reducida del Metal Paradise. Como no podía ser de otra manera, se espera su regreso a lo grande en 2022.
Texto: Dani Bueno y Satur Romero | Fotos: Lolo, Dani Bueno y Paco García
Promotor:Bring The Noise / The Music Republic / Marenostrum
Sala:Marenostrum
Ciudad:Fuengirola, Málaga
Puntuación:9
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