Leyendas del Rock 2022 (miércoles): Una bienvenida con el fuego de Powerwolf, metal nacional y mucho calor
La fiesta de bienvenida del Leyendas del Rock 2022 marcó el arranque del festival después de una larga espera por culpa del coronavirus. El contexto de multitud de grupos históricos del rock y el metal español se vio modificado cuando se tuvo que cambiar la actuación de los alemanes Powerwolf al miércoles, que generaron que la grandiosidad de la jornada se incrementase en gran medida y se iniciase la 15ª edición del festival alicantino a lo grande.
Los patrios Celtian tuvieron la siempre difícil y nada agradecida misión de inaugurar el festival, con todos los hándicaps que ello implica: sol, sonido algo turbio, un público poco volcado, etc. Pese a todo, el conjunto salió a por todos con su cautivador folk metal melódico, logrando apiñar a una congregación nada desdeñable que le quitó las telarañas al polideportivo de Villena a base de temas como “El Hijo del Ayer” o “En Tierra de Hadas”.
Es digna de señalar la valentía y el acierto de la organización, que ha otorgado el escenario principal a bandas nacionales jóvenes y con propuestas muy serias, a fin de que puedan demostrar a los feligreses que poco o nada tienen que envidiar a sus coetáneos extranjeros. Pese a lo complicado de su logística hubo muchos saltos, vítores y palmas, que recibieron por todo lo alto a un grupo que, a base de grandes conciertos, se va ganando un hueco en la lista de grupos nacionales infalibles que componen la oferta de metal nacional.
A diferencia de otros festivales, Lándevir tenían la gran ventaja de estar tocando en casa en el Leyendas del Rock. El grupo alicantino confeccionó así una actuación muy especial con la presencia añadida de Thomas Vikström y Rosalía Sairem, vocalistas de la mítica banda sueca Therion. Su propuesta casaba a la perfección con la elaborada con anterioridad por Celtian por ciertas semejanzas de estilo. Pese a tener que desafiar a las altas temperaturas, el público acogió bien el concierto de los locales.
Tras la pareja de bandas más jóvenes, los madrileños Porretas se hicieron con el escenario Jesús De La Rosa para hacer gala de su experiencia en las tablas. Como viene siendo habitual, marcaron el punto desenfadado y macarra de la jornada y divirtieron a un público que según avanzaban las horas era más dilatado. Aún con un calor de justicia, lograron que la masa saltara con cortes como «Joder Que Cruz», «Si Nos Dejáis» o la reivindicativa «Jodido Futuro», todas ellas piezas imprescindibles en su show.
Tuvieron tiempo para hacer resonar su versión punk de «Resistiré», esa canción que ha sido tan protagonista en los balcones de cada casa durente los dos tediosos años de pandemia y que tiene tintes agridulces llevada también al escenario del Leyendas del Rock. Su rock sencillo y directo dejó conforme al respetable que andaba aún desbordante de energía.
El de Legion era sin duda uno de los conciertos más especiales de esta edición del Leyendas, que haciendo honor a su nombre quiso llevar a toda una institución pionera del thrash nacional. El concierto sufrió el calor de agosto del medio del desierto, pero con sus fieles congregados al abrigo de la sombra, los muchachos de Jonatan Dolcet y Quimi Montañés desgranaron un thrash old school que supuso el concierto más cañero de la fiesta de bienvenida.
Temas tan queridos y apabullantes supusieron un retorno a nuestra Bay Area particular, aunque también hubo tiempo para ejecutar curiosas versiones de «We Will Rock You» y «Rebel Yell». Lamentablemente, la afluencia no hizo justicia a un bolo que funcionó tanto por lo solvente como por lo histórico, y es que probablemente la banda se habría venido más arriba en el Mark Reale a altas horas de la noche con un público con ganas de pogo en un día con Kreator y Exodus, pero organizar festivales nunca es fácil.
El sector más veterano del Leyendas hizo acto de presencia para recibir a unos Obús cuyos conciertos siempre tienen un algo especial como el que contempla a una institución hacer alarde de sus galones. El sonido no acompañó, especialmente obtuso con unos bajos que sonaron turbios y difíciles de distinguir. No es baladí que la organización les brindase nada más y nada menos que 80 minutos, un trato de cabeza que permitió que la banda se agrandase y diese un show cargado de clásicos donde se encuadran las archiconocidas «Que Te Jodan» o «Va A Estallar El Obús».
Fortu y los suyos hicieron vibrar a sus seguidores, aunque como factor negativo cabe señalar la ingente cantidad de transiciones innecesarias entre sus temas hacían perder el hilo completamente de la actuación, en la que, como es obvio, habría cabida para dar un repaso a su extensa trayectoria. «Vamos Muy Bien» puso el punto final del concierto.
Otro personaje que se ha ganado a pulso estar en lo más alto de rock patrio es El Drogas. Quien fuera el mítico vocalista de Barricada marcó la senda a lo más alto con dicha banda, éxito que sigue cosechando en sus andadas en solitario. El setlist estuvo compuesto en su totalidad por cortes de Barricada desde el inicio del show con «En La Silla Eléctrica», pasando por «Víctima», «A Toda Velocidad» o «Animal Caliente».
La única excepción en la lista fue «Frío», corte de su etapa en solitario, o «Azulejo Frío» que salió a la luz con Txarrena, banda que formó el vocalista tras dejar las filas de Barricada. «Oveja Negra» y «En Blanco y Negro» pusieron el broche de oro a una de las mejores actuaciones de la jornada. El impecable sonido y la gran actitud de El Drogas le hicieron destacar ante el gran elenco de bandas que tenían su actuación el primer día del festival.
Ñu llevaron un extraño hechizo al festival, una melodía de nostalgia por una época del rock español muy ignorada y un concierto íntimo y a la vez inmenso. Cómo se suele decir: veni, vidi vincit. La propuesta era definitivamente la más sesgada que otras del día, aunque desde las primeras notas de “Algunos Músicos Fueron Nosotros” se limaron las diferencias que pudieran tener con otras propuestas y barrieron al público con la misma solvencia.
La caña de cortes como “Manicomnio” se equilibró con la calma de «Calor Nublado», que presentó uno de los contrapuntos estilísticos más marcados del espectáculo y compensó a la perfección momentos de contemplación y otros con mucha de esa movida eléctrica de rock de los setenta. El concierto se sintió como un acontecimiento muy especial, pues sus nada humildes 80 minutos de set tuvieron todo este tipo de momentos memorables con un respetable que, pese a su quietud, no hacía sino profesar un inmenso respeto por los músicos sobre el escenario. Culminaron con clásicos como “El Flautista”, “Más Duro que Nunca” y una serena satisfacción que dejó el listón muy alto.
Las abrasadoras llamaradas de «Faster Than The Flame» fueron todo lo que necesitaron Powerwolf para demostrar por qué, en un día dominado por el metal patrio, ellos eran los cabezas de cartel. El monje que se subió al escenario antes de «Incense & Iron» terminó de capturar este nuevo nivel de escala que se estaba desarrollando sobre las tablas en el que la teatralidad y la producción provocaron que una buena actuación se conviertiese en una memorable. Dicho de otra forma: han de permitirse creerse lo suficiente su propuesta como para querer presentarla tan a lo grande. Aun así, cuando la formación ha de ser directa lo es como demostró con cortes como «Army Of The Night» o la brutal «Amen & Attack».
Temas más recientes como «Dancing With The Dead» gozaron de recibimientos de himnos y presentaron a una banda con la confianza suficiente como para darle tantísimo espacio a un material que, si bien es reciente, es innegablemente mucho más exitoso que lo que vino antes. Los grandilocuentes cánticos de «Armata Strigoi» elevaron la emotividad lo suficiente como para adecentar el paso a otro corte reciente como «Beast Of Gévaudan», que mantuvo los altísimos niveles de intensidad.
El escenario estalló en llamas de la mano una «Stossgebet»que lleno el aire de cánticos en germano antes de invocar a las señoritas del festival, a la que dedicó la conocidísima «Demons Are A Girl’s Best Friend», hit de un ‘The Sacrament Of Sin’ que les consolidó como uno de los pesos pesados del panorama europeo. El fuego regresó por todo lo alto con «Fire & Forgive” solo para quedarse de la forma más íntima coronando un piano de cola en llamas que protagonizó la tranquila y melodramática «Where The Wild Wolves Have Gone».
El público saltó emotivamente con temas como «Werewolves Of Armenia» y «Blood For Blood» solo para encarar la recta final que siguió con una «Sanctified With Dynamite» explosiva. Con un cáliz en la mano y brindando con el público cálidamente, Attila Dorn pudo permitirse el lujo de despedirse con calma antes de encarar «We Drink Your Blood», que aun pudiendo pecar de simplona sigue siendo todo un exitazo que ha calado muy hondo.
Los Mojinos Escozíos iniciaron rápidamente su concierto con un «Ueoh» que capturó rápidamente a cualquier curioso que pudiera estar en desbandada post Powerwolf. Al final del día, los Mojinos es una banda que todo el mundo conoce en este país, pues no en vano han sido uno de los referentes radiofónicos del rock en español de esos que al final del día te tocan canciones que todo el mundo conoce. La experiencia en directo de temas como «Las Burbujitas» se traduce en que hasta el último asistente del festival siguiera la canción, ya estuviera cenando o haciendo cola para ir al baño.
El setlist estuvo plagado de otros clásicos que conectaron enseguida con el público, como la queridísima «Las Niñas De La Saye», que con su capacidad de ser coreada por hasta la última alma del recinto, puso un broche de oro a una actuación muy atrapadora que cuajó con la hora, sí, pero también como contrapunto a unos Powerwolf muy solemnes. Ejemplo de ello fue lo resultona que fue «La Pastilla de Jabón», que, tras ser coreada hasta la muerte, precedió a un pequeño juego instrumental con el público que terminó de despertar a los más perezosos. Finalmente, los Mojinos Escozíos encararon la recta final de su show con un alegre medley que culminó en «No Vale Pa Na» sirvió para cerrar con la misma nota enérgica y divertida que habían mantenido todo el show.
Cuesta concebir un fin de fiesta de una de las jornadas del Leyendas del Rock sin la figura de Saurom, pues los gaditanos tienen predilección por poner el recinto patas arriba a altas horas de la madrugada. El sonido no acompañó desde el primer momento e incluso falló una de las guitarras durante la interpretación de la mítica «La Leyenda De Gambrinus». Este inconveniente supuso un punto de inflexión y la calidad del sonido, las ganas de la banda y el disfrute de los asistentes fueron in crescendo hasta el final de la noche.
Sobre el set se propuso un casamiento entre el presente de la banda donde «La Hija De Las Estrellas», «El Queso Rodante» o «El Lazarillo De Tormes» se entremezclaban con clásicos como «Músico De Calle» o «La Musa Y El Espíritu», interpretada esta última en su versión en eléctrico. La traca final vino de la mano de «El Carnaval Diablo», «La Noche De Halloween» o «La Taberna». donde el gran circle pit en el medio de la pista fue el gran protagonista. Ni el sueño ni el cansancio impidieron al respetable disfrutar de la gran actuación de Saurom.
Texto: Marc Fernández y Tamara Ruiz | Fotos: Lolo, Jesús Martínez y Nacho García
Promotor:Run To The Hills
Día:2022-08-03
Hora:15:00
Sala:Polideportivo Municipal
Ciudad:Villena
Puntuación:7
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