Hace tiempo que hablar de Leprous ya no implica comentar el brillante futuro que puede tener un grupo prometedor. Por lo contrario, los noruegos son ya toda una realidad, y recintos que otrora podrían haberles supuesto una recompensa a años de buen trabajo, ya comienzan a quedarles un poco pequeños.

A priori, su propuesta podría parecer difícil de traducir en un buen espectáculo en vivo, y sería muy fácil abusar de pistas pregrabadas o de actuar “sobre raíles”, con poco margen para interactuar con el público y con cierta frialdad, pero lo cierto es que, uniendo una producción resultona y unos músicos tan carismáticos como virtuosos, los conciertos de los noruegos se están comenzando a convertir en una experiencia que ningún amante de la música debería perderse.

Kalandra, calma antes de la tempestad

Nunca es fácil ser la primera banda de una velada, pero lo cierto es que Kalandra supo adaptarse a ese rol con una naturalidad envidiable. Con una atmósfera y una ejecución sesgada pero precisa, el grupo liderado por una voz femenina cautivó a un público muy abierto a esta clase de propuestas y que supo apreciar el sonido atmosférico que desgranaron en su actuación.

Kalandra (Foto: Andrea Rodríguez)

Los aplausos entre temas fueron una constante, así como la total atención a una velada tranquila pero memorable. En noches así uno no va con la mentalidad de tirarse tres horas dando saltos o haciendo mosh pits, por lo que su espectáculo cuajó a las mil maravillas con las expectativas del respetable. Especialmente bien recibidos fueron temas como «Ensom» o «Brave New World», que con su poder hipnótico sacaron adelante un concierto que se sintió muy breve.

Kalandra (Foto: Andrea Rodríguez)

Con grupos así ocurre un poco lo de siempre, que las ganas de más se aúnan con el deseo de verlos en una sala más pequeña, con el poder de lo íntimo y acogidos en la seguridad de su propio show. Esperemos que en el futuro podamos saber más de ellos.

Monuments culminan su consolidación

Pese a mis buenos comentarios, lo cierto es que para el asistente promedio a estos shows, Kalandra tal vez supusiera una experiencia soporífera. Por ello, la inclusión de Monuments en el cartel supuso un gran acierto, equilibrando la velada con su hardcore cañero y sin tapujos. La transformación que experimentó la sala fue algo de otro planeta. Los mosh pits surgieron donde otrora sólo hubiera tranquilidad, y el grupo hasta logró arrancar un par de walls of death al ritmo de «I, the Creator» y «Leviathan».

Monuments (Foto: Andrea Rodríguez)

La energía se mantuvo por las nubes durante su breve e intensa actuación, primordialmente por la arrolladora actuación de Andy Cizek al frente de la formación. No deja de resultar curioso lo ecléctico que es el público de un concierto como el del viernes, capaz de oscilar entre tantos ambientes, elevando el final de la mano de «Lavos» y una «The Cimmerian» especialmente bien recibida por una audiencia que se la conocía como un himno.

Monuments (Foto: Andrea Rodríguez)

Quedó demostrado que Monuments ya no son ningunos desconocidos, y que parte del público que trajeron al concierto se hizo notar a la hora de valorar el éxito de audiencia. Bordaron una actuación enérgica que revitalizó a la noche a una intensidad inesperada, dejando el caldo de cultivo perfecto para que Leprous terminara de culminar la velada.

Leprous, cada día más grandes

El show arrancó con la misteriosa “Have You Ever?”, que aunada al críptico juego de luces y el fondo cambiante que la banda había traído como producción, supuso un inicio muy revelador sobre la que iba a ser la dinámica de un concierto tan ecléctico como la propia banda. Un grupo como Leprous no funcionaría si apareciera con una gran explosión que culmina una intro épica, y conocer bien su atmósfera probablemente sea lo que haya colocado a los suecos en el trono que ocupan en primer lugar.

Leprous (Foto: Andrea Rodríguez)

Le siguió un corte tan reconocible y querido como “The Price”, que en claro contraste logró hacer estallar Apolo al ritmo de su pegajoso riff, que tiene la increíble habilidad de conseguir que cientos de personas se pongan a mover la cabeza al unísono con la precisión de un metrónomo. ¿A cuántas escuelas de música les gustaría poder enseñar el ritmo así?

Leprous (Foto: Andrea Rodríguez)

Antes de encarar el tercer tema señalaron que consultan constantemente la web setlist.fm para estar al tanto de qué canciones tocan y en qué momento, de forma que cada show sea distinto e impredecible. El gesto es un claro regalo a sus fanáticos más acérrimos, que con»Salt» pudieron disfrutar de una canción que aunque muchos desconocían, sonó pictórica, siendo aclamada con sinceridad al concluir.

Leprous (Foto: Andrea Rodríguez)

Tras semejante subidón, tocó bajar un poco las revoluciones de la mano de la a íntima “On Hold”, que sirvió para poner de relieve a un grupo mucho más tranquilo pero no menos preciso en su ejecución, equilibrando un espectáculo que de lo contrario podría haberse llegado a sentir cadente en más de algún aspecto. Al final lo que hace grande a una propuesta así es la capacidad de la banda de encandilar en cualquiera de sus facetas, pues en el metal es muy sencillo limitarse a dar por buena la mera descarga de energía, sin buscar transmitir o conectar.

Leprous (Foto: Andrea Rodríguez)

Se siguió desgranando ‘Aphelion’ de la mano de “Castaway Angels”, que pese a lo dicho anteriormente, sí que comenzó a lastrar un concierto que pese a su atmósfera atrapante comenzaba a volverse algo soporífero, aún cuando la increíble voz de Einar Solberg pudiera cargar en volandas una ejecución apasionada y sincera. El memorable teclado que precede a “From The Flame” sirvió para arreglar la situación, volviendo a prender al público con un corte tan querido como épico, que en directo no hace sino crecer, aprovechando al máximo la producción de una banda cuyo desparpajo en directo comienza a mostrar una ambición mucho mayor.

Leprous (Foto: Andrea Rodríguez)

El concierto se mantuvo a un ritmo muy consistente, atrapando al público en una dimensión contemplativa que una vez te tomaba no te dejaba escapar, encadenando “The Flood” y “Alleviate” justo antes de preguntar al público con qué tema seguir a continuación, saliendo ganador todo un temazo como “Slave”. No deja de ser ingenioso y loable que un grupo que ya pone gran esfuerzo en que cada concierto sea único, además de la oportunidad al público de participar activamente en su espectáculo.

Leprous (Foto: Andrea Rodríguez)

Tras este momento de espontánea democracia, se creó una atmósfera de engañosa tranquilidad de la manos de la dupla “Out of Here” y “Distant Bells”, que pese a su tranquilidad no menoscabaron en ningún momento la fluidez de un show que, estando como estaba en su fase final, se hizo extraordinariamente corto.

Leprous (Foto: Andrea Rodríguez)

Uno de los últimos momentos álgidos vino de la mano de “Below”, un corte que sin duda acabó de asentarlos como uno de los grupos jóvenes más a tener en cuenta, y que en su extensión logra capturar muchos de los aspectos que hacen especial a la música de los noruegos. Aún así, sin duda la gran protagonista fue una vez más la voz de Einar Solberg, que con este tema logró arrancar más de una lágrima entre una audiencia que estaba totalmente entregada e hipnotizada por el tramo final del concierto.

La milimétrica precisión de la batería de Baard Kolstad sacó adelante a la atrapante “Nightime Disguise”, que fue recibida con tanto cariño que le auguro una larga y próspera vida en futuros directos de la banda, que tras un amago de abandonar el escenario, interpretó el único bis de la noche, una grandilocuente “The Sky Is Red” que se sintió más breve que nunca, siendo capaz de cumplir la difícil misión de culminar por todo lo alto un concierto que se sintió íntimo y pomposo, sencillo y triunfante.

Texto: Marc Fernández / Fotos: Andrea Rodríguez

Promotor:Madness Live

Día:2023-02-24

Hora:20:00

Sala:Apolo

Ciudad:Barcelona

Teloneros:Kalandra, Monuments

Puntuación:8