Kiss se arrancan por bulerías en Córdoba
Dentro de las anormalidades que se pueden dar en el negocio de la música en directo, la de ver a Kiss en Córdoba en medio de una gira exclusivamente peninsular ha sido la que se ha llevado la palma en este 2018. No porque Córdoba no merezca la visita de los cuatro personajes pintados, sino porque no suele ser el lugar que uno da por seguro para un concierto de estas características. Como cuando en la gira de reunión los americanos actuaron en la plaza de toros de Zaragoza, que tampoco era una de esas ciudades habituales para el circuito de directo de un grupo como Kiss.
Pero lo cierto es que en los 70 y 80, Kiss hicieron su fortuna tocando en los llamados mercados B y C, esas ciudades estadounidenses que ningún otro grupo visitaba y que estaban hambrientas de Rock. Allí llegaban Kiss, metían a 6000 personas en el auditorio municipal y se llevaban el dinero que otras bandas no estaban dispuestas a ir a buscar. Aunque con diferencias, lo de Kiss en Córdoba responde parcialmente a la misma lógica: ¿para qué hacer únicamente los dos recintos habituales de Barcelona y Madrid? Para que la visita de la banda a la península ibérica tuviese lógica económica en un año en el que el grupo no está girando, había que añadir otras ciudades. Así pues, el Resurrection Fest de Viveiro, el Rock Fest de Barcelona y el Festival de la Guitarra de Córdoba consiguieron un pequeño imposible logístico y, con un par de fechas adicionales en Madrid y Oporto, la gira se hizo realidad. Kiss solo para nosotros. ¿Quién nos lo iba a decir diez años atrás, cuando el grupo llevaba once años sin visitar Europa?
La visita a Córdoba se realizaba con el presagio de que aquello no iba a ser tan exitoso como lo de Scorpions hace un par de años. Es curioso porque, técnicamente, Kiss es una más conocida a nivel mundial pero los hits de Scorpions son muchos y muy radiados. Así pues, unas cinco mil personas se acercaron a la plaza de toros de Córdoba donde, con los alemanes, había casi nueve mil almas en el lugar. El cartel también ayudaba: unos vinieron con Sabaton y Medina Azahara. Kiss con Mägo de Oz y los desconocidos franceses The Blackmordia.
The Blackmordia: desubicados pero efectivos
A las 20:00 abrían la tarde precisamente estos jóvenes parisinos que deberían haber tocado con Kiss también en Madrid pero vieron su concierto cancelado por los problemas logísticos. Su estilo, encuadrado en el metalcore y el hard rock moderno, no terminaba de cuadrar a un público por lo general tirando a clasicote, aunque había bastante gente joven en las primeras filas de la plaza. Canciones como “God” o “In Your Claws” fueron escuchadas respetuosamente pero con una implicación tirando a escasa por parte del público. Aún así, para una banda como ellos, tocar delante de las 1500 personas que ya había en la plaza en ese momento es toda una oportunidad y se fueron entre aplausos, que es lo que cuenta.
Mägo de oz: el sonido lo empaña todo
Después de la propuesta sónicamente limpia de The Blackmordia, la llegada de Mägo de Oz fue como escuchar una mezcladora de cemento tocando folk-rock-metal. En serio, no sé cual es el problema de la banda pero rara vez, en veinte años que llevo viendo sus directos, han sonado bien. Es evidente que la dificultad de mezclar en directo a una banda con multitud de instrumentos y voces es alta, pero cuando hasta Sôber tocan en un festival con una orquesta y suenan mejor es que no es un problema de dificultad. Es una pena, porque le pese a quien le pese, Mägo de Oz es una de las mejores bandas que ha dado España en lo que a hard/heavy clásico -con los peros estilísticos que queráis- se refiere. Que himnos como “Maritornes” o “Molinos de Viento” suenen tan deslucidos es un ultraje: una banda tan exitosa como Mägo de Oz a lo largo de tantos años debería contar con un sonido de altura en sus conciertos. Pero no es así y, pese a todo lo que se diga, el grupo está compuesto de grandes músicos.
El público de la plaza de toros no era enteramente su público así que salvo el sector más acérrimo de las primeras filas, la banda no despertó grandes pasiones (al menos hasta “Fiesta Pagana” donde, aquí sí, todo el mundo se vino arriba). Es curioso porque en una ciudad como Córdoba, Mago de Oz tienen bastante público y mueven una cantidad de gente decente. Pero probablemente su público no está dispuesto a pagar una entrada sensiblemente más cara como la de Kiss para ver al grupo español. Quizá no fue el mejor cartel, pero siempre es fácil juzgar a toro pasado.
Kiss: motivados y agradecidos
Del mismo modo que bandas como Iron Maiden estipulan que no salen a tocar más tarde de las nueve de la noche, Kiss se adaptaron (incluso demasiado) a los tardíos horarios españoles en su gira. En Córdoba salieron a tocar pasadas las once y veinte de la noche. Ya se preveía que el concierto empezase tarde, considerando que las temperaturas en Córdoba suelen ser algo extremas en esas fechas de julio y que cuanto más tarde, mejor. Pero, por fortuna, el clima acompañó y la noche cordobesa tuvo una temperatura incluso algo fresca. Llegan a salir maquillados y con lenguas de fuego con la noche cordobesa a 34 grados y duran cinco minutos en el escenario.
Con un público muy entregado pese a la asistencia algo menor de lo esperado, la banda estuvo a tope desde el minuto uno. Mucho mejor que en Barcelona, donde se les notó desengrasados tras unos meses sin tocar. Ya en “Deuce” y sobretodo en la parte central de “Shout it Out Loud” se notó que Córdoba tenía ganas de Kiss. Era la primera y, posiblemente, la última vez que la banda actuará en Andalucía en su carrera y había que aprovecharlo.
Kiss no se dejaron nada en los camiones. Tuvieron tiempo de montar todo su espectáculo íntegro, descendiendo desde una plataforma voladora y con todos los stage props habituales. Simmons escupió fuego en “Firehouse”, vomitó sangre y voló en una tenebrosa “God of Thunder”, Paul hizo lo que pudo con “Love Gun” desde un escenario secundario al que llegó volando con su tirolina, y el bueno de Tommy Thayer consiguió hacer suyo el escenario para “Shock Me”, con solo pirotécnico incluido. El público no parecía muy indignado por escuchar a Thayer tocando el tema de Ace Frehley, lo cual confirma una vez más lo que Gene y Paul siempre han dicho: que la banda y su legado está por encima de sus propios miembros y los personalismos. Puede ser sacrílego para algunos, pero la gente va a un show de Kiss a pasarlo bien, no a hacer un análisis forense de las cosas.
El final del show, con un seguidillo de “Black Diamond”, “Detroit Rock City” y un explosivo “Rock and Roll All Nite” que bañó la plaza en confeti fue digno de recuerdo. La banda, motivada y con las pilas puestas, fue contundente y más precisa que en las dos fechas anteriores: Kiss en Córdoba estaban realmente motivados, quizá por lo de visitar un terreno que no es el habitual en un tipo de recinto que tampoco es el habitual.
El sonido de Kiss en la plaza fue bueno, con predominancia del bajo de Simmons y de los coros de un Eric Singer que se erige como salvador de los estribillos de Stanley. El show, que tenía que durar hora y media, terminó pasada la una de la mañana, con un espectacular display de fuegos artificiales como no hicieron en ninguna otra ciudad española. Al acabar el concierto, un Stanley exultante bajó del escenario sonriente y genuinamente sorprendido. Puede que el recinto no estuviese lleno, pero la energía del público de Córdoba dejó a Kiss asombrados. Tanto que la banda decidió prolongar su estancia en la ciudad andaluza durante un día más para disfrutar del excepcional lugar en el que se encontraban.
Promotor:RockNRock
Sala:Plaza de toros
Ciudad:Córdoba
Teloneros:Mägo de Oz, The Blackmordia
Puntuación:8
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