King Gizzard are the Music Wizards

Noche de viernes y rock/prog con mucha psicodelia. King Gizzard and the Lizard Wizard venían a hacer vibrar Madrid, acompañados de sus compañeros de discográfica Stonefield y ORB.

Flightless Records, discográfica de uno de los baterías de los australianos, nos traía el triplete conformado por Stonefield, ORB y King Gizzard and the Lizard Wizard (los Lagartos de ahora en adelante). La nueva hornada de rock psicodélico viene pisando muy fuerte, y esta humilde discográfica australiana lo demuestra, con tres bandas que recogen el testigo de Led Zeppelin, Pink Floyd y Jefferson Airplane y lo desarrollan con la tecnología y la maduración de los años.

ORB abren ante pocos valientes

Por mucho que fuera noche de viernes, ORB abrieron el concierto con poco más de 300 personas a ojo en la sala. Su rock psicodélico de libro, con influencias excesivamente traídas de los cabezas de cartel, fueron bien recibidos por el público, aunque no pasaron del estatus de teloneros.

ORB (Foto: Clara Vitaller)

Compactos y nítidos, ORB abrieron boca para lo que sería una noche de grandes sonidos traídos de los setenta pero con un pequeño añadido no moderno, pero sí maduro. Con tres discos bajo el brazo, Stonefield repasaron en poco tiempo parte de su discografía dejando buen sabor de boca ante el público madrileño.

Stonefield: Madrid a sus pies

Este cuarteto femenino de Geelong, Australia salió a escena con hambre, y vaya si cenaron bien. Desde el minuto uno, sonando como un ente único, Stonefield hicieron un concierto al servicio del fan del género. Oscuras, densas y, en cierto modo, únicas, las australianas se sintieron muy cómodas sobre el escenario de Madrid durante su corta actuación de poco más de tres cuartos de hora.

Stonefield (Foto: Clara Vitaller)

Con también sólo dos lanzamientos, poco más que su buen hacer requieren para abrir boca en un concierto de estas magnitudes. Habitualmente, los conciertos en La Riviera cuentan con teloneros más ilustres. Pero el circuito Flightless Records funciona así: contratan bandas de calidad y las entregan al público junto a su máximo exponente. Como se hacía antiguamente, en vinilo y al piñón. ORB y Stonefield demostraron que no es necesario traer un cartel demasiado reconocido para abrir boca de buena manera.

El Rey Molleja y el Mago Lagarto

La bizarrada de concierto que dieron los lagartos fue algo indescriptible en pocas palabras. Fue uno de esos conciertos de verlo para creerlo, donde el sonido, la música y las animaciones en la pantalla trasera, unidos al fervor de la audiencia convirtieron la capital en un hervidero de principio a fin del concierto.

King Gizzard & The Lizard Wizard (Foto: Clara Vitaller)

Partiendo de la base que empezaron con «Self-Inmolate», un tema veloz que motivó (aún más) al respetable. Se notaban las ganas de ver a los australianos, que hacía dos años que no pisaban la capital. El crecimiento de la misma es evidente, pasando de llenar Joy Eslava en 2017 a llenar La Riviera tan solo dos años (y cinco discos, contando desde el 08/06/17) después. Y si bien el concierto comenzó en llamas, la revolución explotó con “Rattlesnake”, música microtonal para el respetable, que la recibió con saltos e incluso algún pequeño pogo.

Se atisbaba una noche redonda, el olor a porro, cerveza y sudor, fue en aumento a medida que pasaban los temas. “Sleep Drifter”, “All Is Known”, “Dirt” y “Sense” continuaban con el abanico de melodías psicodélicas en tempos extraños, armonizadas hasta a tres voces y con dos baterías como base rítmica. Las animaciones, una versión difuminada de las que puede llevar Tool en sus conciertos, acompañaban los temas sin ir medidas con metrónomo (o al menos, sin dar impresión de que lo hicieran).

King Gizzard & The Lizard Wizard (Foto: Clara Vitaller)

Fueron las protagonistas de la producción, cuya iluminación, monocromática durante los temas (cambiando entre corte y corte) hacía de acompañante. La banda, en constante interacción y encabezada por sus dos guitarristas, fue protagonista en todo momento, agradeciendo al público la fiesta que estaban montando. Tal era la susodicha, que a mitad de concierto, apareció una mujer sobre el escenario que parecía que iba a hacer una colaboración, cuando en realidad era una espontánea sobre las tablas, que fue escoltada por un agente de seguridad de la sala fuera de las mismas.

King Gizzard & The Lizard Wizard (Foto: Clara Vitaller)

Llegaban los lagartos al segundo hemisferio de su actuación en la capital con “Cut Throat Boogie”, “The Cruel Millenial” y “Wah Wah”, seguida de inmediato de “Road Train”. Cada vez se iban viendo más asistentes a hombros de sus compañeros y algún que otro crowd-surfer, el público se atolondraba entre el escenario y la mesa de sonido mientras el sexteto proseguía con su magia. Lo más interesante de esta banda es la combinación de estilos que poseen aun siempre resemblando al rock psicodélico alimentado por alucinógenos de los setenta.

King Gizzard & The Lizard Wizard (Foto: Clara Vitaller)

Son capaces de sacar un disco como ‘Infest The Rats’ Nest’, encasillable dentro del thrash metal, y seguir sonando a sí mismos. En tiempos donde la promoción y la imagen valen más que la música (en el rock incluido) King Gizzard & The Lizard Wizard han logrado crear su propio sonido y divulgarlo hasta el extremo en el que no  han requerido del apoyo de grandes medios de comunicación musicales para llenar recintos como el Alexandria Palace de Londres.

King Gizzard & The Lizard Wizard (Foto: Clara Vitaller)

El final del concierto, que no requirió de bises ni pérdidas de tiempo, estuvo protagonizado por “Mars for the Rich”, “Perihelion” y “Am I In Heaven?”, donde la banda aprovechó para pegarse el gusto de improvisar un buen rato con cambios de dinámica, aprovechando los cánticos del público. Con este cierre, King Gizzard And The Lizard Wizard demostraron de lo que se puede ser capaz haciendo rock and roll. Una noche perfecta para comenzar el fin de semana.