Jethro Tull: Pamplona se rindió a sus pies
Saber apreciar la música es algo que muchos hacemos intentando encontrarle, incluso, sentidos nuevos. Conseguirlo es relativamente fácil cuando no se conoce a fondo el grupo del que quieres sacar todas esas sensaciones, aunque cincuenta años a sus espaldas son apuesta segura para conseguirlo. Deja de convertirse en un reto particular en el momento que los primeros acordes suenan y ya al finalizar la primera canción te das cuenta que eso que esperabas encontrar ya ha llegado.
Mil novecientos sesenta y siete fue el año en que Jethro Tull se creó. En realidad fue el año en el que empezaron a usar ese nombre ya que desde hacía tiempo para poder actuar en distintos locales de Londres se lo iban cambiando. Decidieron quedarse con ese porque fue con el que el dueño de uno de aquellos clubs les volvió a contratar. Son pocas las formaciones que en sus biografías se escribirá que celebraron los cincuenta años, Jethro Tull son una de ellas. Ian Anderson, líder de la banda desde sus inicios, pensó que era una oportunidad que no debía dejar pasar, así que montó una gira de ocho citas en Inglaterra para el mes de abril. Está claro que aquél pensamiento se quedó corto, aquí en nuestro país añadió dos más, Madrid y Pamplona. Acudimos a la de Pamplona y fue una delicia, ya lo creo que sí.
Jethro Tull reivindicando el rock progresivo
Sí, esa es la cuestión. El rock progresivo, sinfónico, de los sesenta, baluarte de otras músicas que sintieron que por ahí debían ir los tiros. Pero siempre hay alguien que dispara primero, y el flautista ya lo había hecho, y tenía más balas en la recámara. Así empezó todo aquello y así nos lo hizo sentir en ese viaje por dieciocho de sus obras (diecisiete, que una es de Bach). La cita era a las ocho y media de la tarde de un domingo tonto de éste otoño raro, en el Baluarte, en Pamplona.
Justo antes de apagarse las luces una voz en off anunciaba el principio del concierto y la prohibición de hacer uso de dispositivos electrónicos de ninguna de las maneras (grabaciones, fotos). Y empezó la sintonía, al fondo una pantalla gigante en la que aparecía un viejo televisor por el que iban pasando imágenes mientras los cuatro músicos, guitarra, bajo , batería y teclados, fueron tomando posiciones. Justo al acabar la sintonía empezaron con el primer tema de la noche «My Sunday Feeling», momento en el que apareció Ian Anderson siendo recibido por una lluvia de aplausos. Las imágenes de la gran pantalla se tornaron en muchos televisores pequeños y de distintos tipos mientras que el frontman de la banda se afanaba en cantarse la primera de la noche, con voz justita, y alternando con su instrumento, la flauta.
Con imágenes de mandalas como fondo interpretaron «Love Story» con un sonido que, a mi juicio, no acababa de acoplarse todavía y, teniendo en cuenta donde estábamos, aquello no podía escucharse así. Finalizando éste segundo tema, Ian se dirigió por primera vez al público agradeciendo la asistencia y contando que aquello formaba parte de la celebración de los cincuenta años de la formación. Dicho esto en la pantalla se visualizó un mensaje de Jeffrey Hammond, segundo bajista de Jethro Tull desde mil novecientos setenta hasta el setenta y cinco.
Lo dejó para dedicarse por completo a su otra pasión, la pintura. Ian tiene escritas tres canciones a Jeffrey y, por supuesto, tocaba interpretar una de ellas, «A Song For Jeffrey». Aquí el escenario se iluminó con focos azules cuyo haz de luz partía desde el fondo de la estancia formando cuarenta y cinco grados hacia el techo, dando un aspecto muy elegante a todo el recinto. Ian cantó ésta canción con un tono muy nasal, como en el disco, cosa que hizo que empezara a pensar en que había efectos en el micrófono del cantante.
Jethro Tull, noche de folk y de grullas
Mich Abrahams, primer guitarrista de la banda, también formó parte de esa celebración de los cincuenta años y lo pudimos ver en un vídeo enviando sus felicitaciones, tras este mensaje en el escenario se quedaron tan solo Ian y el guitarrista Florian Opahle para interpretar «Some Day The Sun Won’t Shine For You», un blues que, desde la armónica de Ian, arrancó las palmas del público acompañando también los riffs de guitarra. La primera ovación importante de la velada hizo sonreír a la banda mientras volvían al escenario. Ian aprovechó, entre bromas, para presentar al batería Scott Hammond y empezó la instrumental «Dharma For One», con un solo de batería entre medio permitiendo así que el músico se luciese.
Los siguientes que felicitaron los cincuenta años a los Jethro Tull fueron Joe Bonamasa y Toni Iommi (Black Sabbath), interpretaron «Bourrée In E Minor», la pieza clásica de Bach que llevan muy bien a su terreno, y ésta vez fue John O`hara, el teclista, quien se quedó solo en el escenario con Ian para el «My God», canción que trata el tema de la religión y que requiere de toda la banda para su consecución final. Justo antes del descanso, Claude Nobs apareció en la gran pantalla y tras su mensaje «Thick As A Brick» se interpretó con una maestría bárbara. Ian avisó que se retiraban veinte minutos invitando al respetable a moverse un poco de sus asientos, después habría más.
Danza de flautista, pasión de público
La segunda parte del concierto empezó con unas señales recordado la prohibición de usar los dispositivos electrónicos. Tras esto, fue el turno de Steve Harris (Iron Maiden) para felicitar a la banda, después interpretarían «A Passion Play», «Too Old To Rock ‘n’ Roll, Too Young To Die» y «Songs From the Wood». A destacar la aportación vocal de bajista y teclista en los coros e incluso en partes principales. El público estaba ya bastante metido en el concierto y tras cada canción aplaudía cada vez con más vehemencia.
Hay que decir que Ian es un tipo que siempre ha gustado de explicar cosas en los conciertos, aquí también lo hizo, se dirigió al público siempre al finalizar cada canción para presentar la siguiente. Joe Elliott (Def Leppard) es a quien le llegó el turno de aparecer en la pantalla y tras su mensaje «Ring Out, Solstice Bells» se la cantaron entre el teclista y el bajista, entera. Ian aprovechó para presentar a John O´hara (el teclista) y tras ello apareció en la pantalla John Evan, primer teclista de la banda entre los años mil novecientos setenta y mil novecientos ochenta. Después de la felicitación por los cincuenta años, Ian cantó «Heavy Horses» a dúo con otras voces que salían del vídeo que se estaba viendo detrás.
Instrumentales épicos, y sonidos distintos
«Pastime With Good Company» es un precioso tema que recorre pasajes evocando la libertad de quien busca su paz. Es un tema que deja lugar a que los instrumentos se expresen individualmente. La interpretación fue tan buena que el público le dedicó la mayor de las ovaciones. Y, en la recta final del concierto, era el turno de «Farm On The Freeway» cuyo final es apoteósico con las últimas notas de flauta tocadas de ese modo tan particular que Ian tiene al conseguir emitir a la vez sonidos como de lamento.
Una llamada de teléfono anunció «Aqualung» y otra vez Ian hizo un dueto con voces del vídeo. No tengo muy claro si hay algún momento de toda la noche en el que la voz de Ian sea lanzada también o, como comenté antes, al micro le aplicaban algún filtro. Está claro que Jethro Tull siguen siendo un grupo de culto, además de la majestuosidad de sus composiciones e interpretaciones hay que decir que Ian Anderson a sus 71 años está en una forma envidiable. Dicen que ésta es la última gira, pero no sé, lo que hemos visto hoy me da la sensación que tiene cuerda para rato.
Las luces de la sala se apagaron tras interpretar «Aqualung» y el público gritaba y aplaudía cada vez más alto, esto hizo que el grupo, que se había ido, volviera a salir y ahora sí que iba a ser la última. «Locomotive Breath», la canción que fue censurada en los años setenta en nuestro país, sonó con la locomotora de fondo como queriendo invadir el escenario. El final, apoteósico, hizo que el público se pusiera en pie y comenzara a aplaudir con toda la energía. Los músicos saludaron y se fueron. Yo recogí los trastos y me fui con la sensación de haber descubierto algo que sabía que ahí estaba, que alguna vez, incluso, hasta había echado mano de ello, y fue espectacular. Es lo que tiene la música en directo, que te envuelve, te atrapa, te engancha…
Texto: Kiko Casado | Fotos: Aritz Sola
Promotor:Madness Live!
Día:2018-11-04
Hora:20:30
Sala:Baluarte
Ciudad:Pamplona
Puntuación:9
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