Iron Maiden suben de nivel en Madrid ante 50.000 personas
La gira “Legacy of the Beast” de Iron Maiden llegó anoche a Madrid para saciar a un público hambriento y llegado de todos los rincones de España para el que se había descrito como el concierto más grande de la historia de la banda en nuestro país. No era para menos: fecha única en el país, dos acompañantes de lujo como Sabaton y Gojira y un setlist de grandes éxitos de aquellos que motivan a fans de todas las edades de la banda.
La banda, nos consta, estaban especialmente motivados con el concierto de Iron Maiden en Madrid. Además de ser el show mejor pagado de toda su historia en nuestro país -la primera vez en un estadio del mismo modo que sucede en Suecia, UK y otras partes del mundo- el grupo sabía la apuesta que esto significaba para el status de la banda en España, donde han acudido fielmente en cada gira desde 1982.
El show iba a ser el primer concierto en celebrarse en el nuevo estadio del Atletico de Madrid, el Wanda Metropolitano, aunque finalmente Bruno Mars se adelantó unas semanas y se llevó los honores. Por ese motivo y por otros, la rumorología previa que acompañó la venta de entradas del show en los últimos meses fue considerable. Que si se ha agotado pista, que si no, que si va a ser un fracaso a esos precios, que si van a llenar, que si no van a llenar… La realidad es que fue una apuesta arriesgada, un todo o nada por parte de Madness Live y Sufriendo & Gozando que podría haber tumbado ambas promotoras de fracasar. Pero el resultado fue un feliz casi sold out de alrededor de 50.000 personas que pasará a los anales de la historia de la banda en España. No cabe duda de que Iron Maiden, del mismo modo que Metallica o AC/DC, han llegado al fin de esas giras españolas de cuatro o cinco fechas. Cada vez más, sus giras pasarán en una fecha única por nuestro país y, especialmente después del poder de convocatoria demostrado en Madrid, ese será el caso.
Sabaton: el relevo está preparado
Una cosa está clara, y citas como hoy lo atestiguan. Los suecos Sabaton se han ganado el privilegio de ser considerados unos de los grupos más importantes del llamado relevo generacional del Heavy Metal, y es que admitámoslo, algún día Kiss, Judas Priest o los mismísimos Iron Maiden nos dejarán, y con ellos dejarán un huérfano más que significativo dentro de la escena. Y ahí es donde otros tendrán que echarle valor, talento y contar con nuestro apoyo.
Los de Joakim Brodén y los suyos se han ganado el respeto, la admiración y el entusiasmo de un público completamente entregado a la causa des del pistoletazo de salida con el cañonazo de “Ghost Division”. Y desde ahí prácticamente un no parar, con un show, una presencia escénica y un arsenal de potentes canciones que convierten cualquiera de sus conciertos en una fiesta.
Ahí tenemos tan buenos representantes de ello como “Swedish Pagans” reconvertida a “Spanish Pagans”, “Carolus Rex”, la reciente “The Last Stand” o esa himno de titulo “Primo Victoria”. Apuestas seguras y bien que lo saben. Y para terminar un imprescindible “To Hell and Back” que han convertido la pista del Metropolitano en una olla a presión de seguidores botando como Dino hubiera un mañana y puños alzados en alto. Aún recuerdo cuando muchos se llevaban las manos a la cabeza en su tour llevando a unos legendarios como Accept como teloneros. Nos guste o no, habrá que acostumbrarse.
Gojira: imbatibles hasta en estadios
Lo del talento, la calidad y la contundencia que poseen Gojira está fuera de lugar y de cualquier discusión, así como lo molón que resulta el nombre elegido por los franceses. Pero es una tan cierto como que, quizás hoy, ni el escenario ni su posición en el cartel jugaban precisamente a su favor. Y es que proponer a un público hambriento de heavy metal clásico y de estribillos pegadizos un tan elegante como brutal death metal de tintes progresivos no es tarea fácil.
Y aún así el cuarteto liderado por los hermanos Duplantier, con Joe a la voz y a la guitarra y con Mario a la batería, se han ganado a buena parte del respetable. Además su bajista, Jean-Michel Labadie celebraba su cumpleaños encima de un escenario ante decenas de miles de espectadores y abriendo para Iron Maiden. ¿Qué más se puede pedir? No es de extrañar que estuviera especialmente activo, recorriendo las tablas de un extremo al otro, y desafiando la gravedad y la lógica con su instrumento.
Cortes como “Only Pain”, “Stranded”, “The Cell” o “Silvera” son mejor definitorias de la peculiar y casi única personalidad que rezuman sus composiciones que cualquiera de mis palabras. Así que si aún no les conocéis tranquilos, estáis a tiempo de degustar como merece una receta tan exquisita y vanguardista como la que nos presentan “L’ Enfant Sauvage”.
La gran noche de Iron Maiden en Madrid
Y llegó el momento tan ansiado de la noche. Ese instante en que tantas horas bajo el intenso sol que caía sin piedad en Madrid dejaban de ser un incordio y solo importaba el aquí y el ahora. El legado de la bestia se avecinaba en la única fecha en nuestro país del presente tour de Iron Maiden y un escenario tan inmenso y espectacular como el Wanda Metropolitano vestía sus mejores galas para recibir a la Doncella.
Solo fueron necesarios los primeros compases del “Doctor Doctor” de UFO para que la gente se pusiera a gritar, en pie, invocando a la bestia británica. Y con “Churchill’s Speech” como preludio caería la carta de presentación a ritmo de “Aces High”, uno de los cortes más heavies y veloces de la banda. Y todos comenzamos a volar guiados por la aguda voz de un Bruce Dickinson que capitaneaba el viaje.
El inconfundible sonido de la batería de Nicko McBrain nos sumergía de lleno en una “Where Eagles Dare” que hacía más de una década que no se disfrutaba en vivo. Y la espera mereció la pena. Y más cuando le sigue un tema tan icónico como “2 Minutes to Midnight” con ese riff inicial marca de la casa que haría cantar al unísono los miles de seguidores que allí nos dábamos cita. Pero tocaba retroceder hasta la época de Blaze Bayley para recuperar la leyenda de William Wallace al compás de los gritos de libertad de “The Clansman”.
Bruce Dickinson espada y bandera española en mano se batía en duelo con Eddie mientras las guitarras del trío Murray/Smith/Gers se entrelazaban al galope del golpe de bajo de Steve Harris. Sí, como ya os habréis imaginado hablamos de “The Trooper”, clásico entre clásicos. No nos moveríamos de “Piece Of Mind” para que “Revelations” acompañara con sus versos la escenografía repleta de vidrieras que ilustraban la historia discográfica del grupo.
Quizás el momento menos lúcido lo protagonizó “For the Greater Good of God”, la pieza que probablemente más desentona en el set, más por mérito de sus compañeras que por demérito propio, y a l que le siguió la directa y pegadiza “The Wickerman”, uno de los mejores cortes tras la vuelta de Dickinson que recupera la velocidad y simplicidad de su primera etapa y que en ocasiones tanto se echa de menos en las composiciones más recientes.
Volveríamos a echar mano de la época más oscura tanto a nivel sonoro como lírico con “The Sign of the Cross”, con Bruce escudado tras una gigantesca y brillante cruz, y con la aparición de los primeros fuegos y artificios. Más lejos queda ya aquel 1986 en el que sonó por última vez encima de un escenario “Flight of Icarus”, rescatado de un injusto olvido y con su vocalista demostrando un envidiable estado de forma que muchos ya quisieran a su edad. Como no podría ser de otra forma, el fuego se apoderó nuevamente del protagonismo y la audiencia vibró con la última incursión a un en ocasiones infravalorado “Piece of Mind”.
La calma que precede a la tempestad de “Fear of the Dark” iluminó la noche que ya reinaba sobre el estadio, en una de edas canciones que jamás puede faltar en un repertorio de la banda. Y sigue funcionando como el primer día gracias a esas melodías y batallas en forma de solos de guitarra que se reparten la eterna sonrisa de Dave Murray, la sobriedad de Adrian Smith y la energía desbocada que protagonizan los movimientos tan arriesgados como imposibles de Janick Gers. Tres estilos que mezclados se convierten en un maravilloso truco de magia. Más fuego con la celebrada “The Number of the Beast” y la aparición de la terrorífica y demoníaca cabeza gigante de Eddie dominando la escena al compás de “Iron Maiden”, que nos llevaba al primer y único bis de la velada.
Volverían con fuerza con “The Evil that Men Do” antes de regalarnos la épica y extensa “Hallowed Be Thy Name”. Un tema que jamás nos tendría que haber sido arrebatada de sus directos debido a problemas judiciales sobre su supuesto plagio y que siempre es recibido con el furor que se merece. Y así llego el momento agridulce de “Run to the Hills”, que ponía punto y final a dos horas que a todos se nos hicieron muy cortas pero magníficamente intensas. Más allá de que siempre nos faltará alguna canción o haríamos algún cambio, es fácil contentar a tu parroquia con este repertorio en tu haber.
Ojalá no sea la única parada en el camino y les tengamos de vuelta lo antes posible, pero lo que hemos vivido en un Wanda Metropolitano hasta la bandera con Iron Maiden no nos lo quita nadie. Un espectáculo de Heavy Metal mayúsculo, con un Bruce que no solo canta (y como lo hace) sino que interpreta cada una de sus canciones como si fueran una obra de teatro, y que necesitan poco más que un telón de fondo, algún adorno y un escaso recurso de fuegos artificiales y artificios para ofrecer un show al alcance de muy pocos. Dejemos que la música hable por sí sola. Up the Irons!
Texto: Lluis García Sola / Fotos: Jesús Martinez Benavent
Promotor:Madness Live / Sufriendo & Gozando
Hora:18:00
Sala:Wanda Metropolitano
Ciudad:Madrid
Teloneros:Gojira Sabaton
Puntuación:9
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