Iron Maiden arrasa Barcelona: lección de humildad sexagenaria
El concierto de Iron Maiden en Barcelona fue toda una lección de cómo aunar el presente y el pasado con estilo y sin caer en la complacencia. Una noche inmensa en Barcelona.
“Here we are – a fucking sold out show tonight!”. Bruce Dickinson se quita las gafas de sol y observa al público entre lleno de sí mismo y anonadado. Hace, técnicamente, menos de un año Iron Maiden actuaron en el vecino Estadi Olimpic de la ciudad condal ante unas 47.000 personas y, en un año complicado para la música en directo a causa de la inflación y la sobresaturación, Iron Maiden volvían a llenar con 16.000 personas el Palau Sant Jordi.
Hay dos cosas que son un plan seguro en la vida: comer un croissant para desayunar y un concierto de Iron Maiden. La banda se ha labrado esa fama tras cinco décadas de shows espectaculares y, en el punto de la historia en que estamos, la gente tiene claro que cada visita de la banda cuenta. Cuenta en negativo. No es momento de desperdiciar ninguno de sus conciertos.
La cuestión es que al principio de la gira, la banda suscitó algunas dudas. Nicko McBrain parecía un poco falto de práctica tras la batería. La banda aún se peleaba ocasionalmente con la complejidad de un setlist que supone un reto para alguien de 25 años (imagínense para alguien de casi setenta). Pero a medida que los conciertos fueron avanzando, Steve Harris y los suyos fueron entrando en calor y los shows comenzaron a ser memorables.
Llegados a Barcelona, con la banda rodada, no había duda de que lo que teníamos por delante iba a ser histórico. Histórico porque, finalmente, y tras muchas peticiones de los fans de la banda a lo largo de los años, Iron Maiden se dignaban a desempolvar su mítico clásico “Somewhere in Time” de 1986 para darle un buen repaso en directo. Con una selección de temas de su «reciente» ‘Senjutsu’ de 2021 para compensar el desfase pandémico, la banda se sacó de la manga el concepto “The Future Past” con el que rendir cuentas a su pasado y a su presente a partes casi iguales.
Tres canciones que valen el precio de la entrada
Así pues, con británica puntualidad, la banda salió a escena a las 21:00 con la banda sonora de “Blade Runner” como acompañamiento, mientras los técnicos del grupo daban los toques finales al escenario. La familiar intro de “Caught Somewhere In Time” hizo estallar el recinto en un alarido que se alargó hasta que la banda apareció sobre el escenario con una explosión. Let’s party like it’s 1986, indeed. Casi sin descanso, Nicko McBrain marcó el inicio de “Stranger in a Strange Land” y el delirio no cesaba. Dos canciones que no sonaban en directo desde 1986 (y “Alexander the Great”, que sonaría al final) vendieron, como aquel que dice, el 50% del aforo del recinto.
Pese a la locura por los clásicos, no cabe duda de que el público de Iron Maiden es uno de los públicos más agradecidos del mundo a los que entregarles nueva música. Mientras las bandas de su quinta se esfuerzan por tocar dos nuevas canciones en directo ante una respuesta soberanamente pasiva del respetable, Iron Maiden arrancan con cualquier tema y el público responde como si fuese 1985. Así sucedió cuando “The Writing on the Wall”, el single más familiar de “Senjutsu”, sonó. Más discretamente fue recibida “Days of Future Past”, aunque “The Time Machine” recuperó la atención del respetable.
Casi como si de técnica oratoria para retener la atención se tratase, Maiden interpretaron un excelso “The Prisoner” sandwicheado entre los temas nuevos que sonó a gloria. Si bien el tema siempre estará íntimamente unido al feel y el groove del añorado baterista Clive Burr, Nicko McBrain supo defenderlo con la maña habitual y una tecnica de bombo insultante.
Hubo un guiño de Dickinson hacia el público catalán, explicando que «no se puede exterminar a un pueblo durante cientos de años porque si tienes lengua, tradición y cultura nunca podrán contigo», añadiendo que «esto no es la muerte de los catalanes, sino la muerte de los Celtas» ante el rugido de una parte importante del público mientras la banda arrancaba «Death of the Celts». Dickinson parece haber aprendido la lección desde que en 2007 se refirió al público de Bilbao como «Spain», generando un abucheo del público. «Joder, por esto empiezan las guerras» remachó en aquella ocasión.
Como si de noquearnos fuese la cosa, se lanzaron a por “Can I Play with Madness” y “Heaven Can Wait”, dos de los temas más festivos de la carrera de Maiden. El segundo fue uno de los temas fetiche de la banda en la segunda mitad de los 80 y los 90, donde aprovechaban para que un nutrido grupo de fans subiesen al escenario para cantar los coros, algo que hoy en día ya no sucede. Tras condenarlo al olvido durante buena parte de los últimos veinticinco años, salvo en contadas ocasiones, el grupo lo recupera nuevamente y la reacción del público es inmensa. Todo un acierto.
Un Dickinson inconmensurable
Merece la pena hacer un inciso para comentar el espectacular estado vocal de un Dickinson que, si bien pareció sufrir algo más en el último tramo del tour “Legacy of the Beast”, ahora se enfrenta a las exigencias del set de “The Future Past” con holgura, como si no fuese a cumplir la edad de un pensionista en cuestión de pocos días. Su nivel de energía a lo largo de todo el show es, más que digno de admiración, digno de estudio. Tras ver a muchos de nuestros ídolos arrastrarse por los escenarios desde que eran más jóvenes que Bruce, lo del vocalista es toda una lección de humildad para algunas de las grandes estrellas del género.
Precisamente la voz de Dickinson fue uno de los puntales de la siguiente canción, el Santo Grial de los setlists de Iron Maiden desde 1986. “Alexander the Great” se desplegó majestuoso sobre el público de Barcelona tras casi cuarenta años condenada a ser el tema que cerraba “Somewhere in Time” y nada más.
A estas alturas del concierto no hacía falta nada más para contentar al público. Pero “Fear of the Dark” llevó el Palau al paroxismo una vez más, con pogos intensos como si de un concierto de Suicidal Tendencies se tratase. “Tocad el número de la bestia, cojones” espetaba uno desde el público. No hacía falta. El griterío ahogaba su petición. Y venga cánticos, y venga saltos, y venga miedo a la oscuridad. Con la siempre acelerada “Iron Maiden”, la banda puso el broche a la primera hora y media de show con la aparición de un Eddie de temática “Senjutsu” que nos hizo perder la cuenta de cuántos habían aparecido ya a lo largo del concierto.
Para el bis, la banda optó por la nueva “Hell on Earth”, bañada en cuantiosa gasolina y fuego como si de un concierto de Rammstein se tratase. Fue recibida con entusiasmo en la pista y un poco más de discreción en las gradas. Sus once minutos no eran de fácil digestión pero, de algún modo, Maiden la hicieron funcionar.
Llega el final
El telón corre y nos muestra a Eddie con su bandera del Reino Unido en pleno campo de batalla. Viene “The Trooper” y el público lo celebra antes de la primera nota. Bruce desde la pasarela superior interpreta con precisión mientras Dave Murray, Adrian Smith, Janick Gers y Steve Harris ocupan el frontal del escenario como establecen los cánones de un concierto de Maiden. El público se desgañita, como también establecen dichos cánones. Para el cierre, la melancólica oda a tiempos presentes que un día serán pasados añorados con “Wasted Years”.
Un broche de oro de altura para una gira que pone el tiempo en el centro. El pasado, el presente y la manera en que se relacionan. Por un momento, Iron Maiden nos acercaba a 1986. En otras ocasiones, nos empujaba hasta darnos de bruces con 2023 y nuestra realidad actual.
Queda flotando en el ambiente la duda de qué tienen Iron Maiden por delante en el futuro. No parece que una gira de clásicos basada en “No Prayer For the Dying”, “Fear of the Dark”, “The X Factor” y “Virtual XI” vaya a generar un interés mayúsculo. Visto el nivel al que se encuentra la banda a día de hoy -inmenso- cuesta pensar en algo más digno que una gira de despedida que pueda durar tres o cuatro años y llevarles amablemente hasta el mejor final a una carrera imbatible. Iron Maiden saldría por todo lo alto y tan solo dejarían una leyenda insuperable tras de sí. Veremos.
Texto: Sergi Ramos | Fotos: Juan Carlos García
Promotor:Madness Live!
Día:2023-07-18
Hora:21:00
Sala:Palau Sant Jordi
Ciudad:Barcelona
Teloneros:The Raven Age
Puntuación:9
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