El power metal de Helloween conquista Santiago
La gira reunión "Pumpkins United" de la legendaria formación alemana hizo su parada obligatoria en nuestro país tras su paso por Lisboa el pasado 6 de diciembre, donde ya mostraron el tremendo show que nos esperaba en la capital gallega. Tras visitarnos en el WiZink Center madrileño y en la pasada edición del Rock Fest Barcelona, repiten esta vez en Santiago de Compostela en otra noche para el recuerdo.
El Multiusos Fontes do Sar ha sido el recinto seleccionado para tal especial ocasión, que llenó Santiago de Compostela de power metal durante casi 3 horas de directo. Este recinto cuenta con capacidad de sobra para ocasiones como esta, por lo que se podría esperar que la afluencia fuera considerable, pero con espacio de sobra. Y así ha sido, ya que 4000 afortunados metaleros de todas las edades se han juntado en este recinto para disfrutar de un tipo de directo que no se ve todos los días. Repartidos entre la pista y la grada frontal al escenario se veía una gran multitud, pero se contaba con espacio suficiente para disfrutar del show sin agobios.
El listón estaba altísimo tras los impresionantes conciertos de Helloween en Madrid, Barcelona y el más reciente en Lisboa, donde sacaron la artillería pesada para demostrar por qué siguen siendo un gran nombre en el mundo del metal tras más de tres décadas de carrera. El regreso del guitarrista Kai Hansen y el vocalista Michael Kiske en esta gira reunión le dan al evento ese punto especial, donde se reúnen con sus compañeros Andi Deris, Michael Weikath, Markus Grosskopf, Sascha Gerstner y Dani Löble en una gira cargada de nostalgia. Todo ello, sumado al hecho de que son todo un referente dentro del heavy metal, no sólo en su Alemania natal, ya anticipaba que nos esperaba un show por todo lo alto.
Con 15 discos a las espaldas y más de 8 millones de copias vendidas a lo largo de su carrera, pueden contar 14 discos de oro y 6 de platino. Definitivamente, no se ven a bandas de este calibre en Compostela todos los días. Además, pocas bandas pueden presumir de ofrecer un directo de casi 3 horas que resulte tan ameno, completo y cargado de espectáculo sin necesidad de pirotecnia ni grandes alardes decorativos. Tras numerosos directos por el continente americano y diversos rincones de Asia y Europa, repasamos su primera visita a la capital gallega.
Demostración de talento y química desde la primera nota
Con un gran telón todavía subido, se empezaban a escuchar gritos de expectación por parte de miles de voces deseando que los alemanes salieran a escena. Con «Let Me Entertain You», de Robbie Williams, a modo de intro, avisaban de que estaban a punto de reventar el pabellón. Cuando cae el telón y salen todos a escena, el recibimiento no podría ser más cálido. Arranca la larga e intensa «Halloween», con Michael Kiske y Andi Deris protagonizando la primera canción a dos voces de la noche y demostrando lo increíblemente bien que se complementan. Se pasearon por una pasarela que serviría a lo largo de la noche para acercarse más a su público, tanto para ellos como para el resto de sus compañeros.
Con respecto a la escenografía, es de lo más sencilla. Con algún elemento decorativo y luces principalmente rojas o azules, no necesitaban más para ofrecer un show impactante, gracias a esa tremenda demostración musical y a la química entre los artistas y de ellos con el público. A lo largo de este primer tema, ya se podía comprobar que el sonido estaba perfectamente a la altura de la situación, pese a tratarse de un pabellón donde no sería extraño encontrar problemas en ese aspecto. Desde el comienzo del show, Kiske se mostraba más lanzado y dispuesto a acercarse al público, mientras Deris comenzó más discreto quedando en una posición más alejada. Sin embargo, musicalmente no pasó desapercibido en absoluto. Tras este impactante comienzo, siguieron juntos en el escenario para interpretar «Dr. Stein», con un público que ya empezaba a venirse arriba y a meterse de lleno en el directo de los alemanes.
El primer momento de cercanía de Deris con el público deriva en gritos y aplausos por parte del mismo, con una demostración de admiración que se mantendría a lo largo de la noche para todos los miembros de la banda. Sin embargo, las nociones de Deris en español le dieron un protagonismo especial, y aprovechaba la situación para comunicarse con su público con una simpatía que despertó más de una sonrisa. Mientras hablaba con los asistentes, mencionaba que era la primera vez que estaban en Santiago (aunque Kai Hansen menciona posteriormente que él sí estuvo allí antes, más concretamente en 2015 con Gamma Ray). La conexión de Deris con Kiske sobre el escenario no sólo era sonora, también era personal, y la sensación que aportaba la química entre los artistas era de lo más positiva.
Tras la segunda canción del directo, dieron paso al que sería el primer vídeo de la noche. Se trataba cada vez de uno o dos minutos de imágenes de animación, simples y breves. No aportaban un valor añadido al show, pero era la forma que tenía la banda de dinamizar los cambios de artistas entre canciones y tomar un breve respiro. A continuación volvió Kiske al escenario para interpretar «I’m Alive», demostrando en todo momento lo que disfruta en el escenario y el gran talento con el que sigue contando, pese a mostrar un cierto esfuerzo por momentos para llegar a las notas más agudas. Tanto en esta canción como en muchas otras, vocalistas e instrumentistas se reparten el protagonismo. En esta ocasión, los tres guitarristas tomaron el control cuando llegaron los solos. El público también tuvo su momento coreando con Kiske el estribillo de la canción.
La potencia del power combinada con momentos emotivos
Llegó el primer momento vocal en solitario de Deris con «If I Could Fly», que no desaprovechó la ocasión para volver a comunicarse con los asistentes, a los que les quitó alguna que otra carcajada gracias a su cercanía. Con esta canción, pasamos a un momento más sentido y emotivo, donde Andi demostró que no necesita soltar esos brutales gritos que lo caracterizan para cautivar a su público. Levantó al personal como bien sabe para introducir la canción que traería de vuelta la tralla y los agudos imposibles, «Are You Metal?». Toda la banda se dejó la piel para demostrar que, definitivamente, sí son metal. Tras este momento que devuelve la adrenalina al pabellón, Kiske toma de nuevo el relevo con «March of Time», otra canción coreada por los miles de entregados asistentes.
Tras esta canción, se presentó Deris sobre el escenario con gorro de copa, bastón y chaqueta negra brillante en su curiosa representación de lo que es un «Perfect Gentleman». A lo largo del tema han tenido que solucionar rápidamente un pequeño problema técnico con la guitarra de Sascha pero, teniendo en cuenta que era imposible dejar de mirar el curioso atuendo de Andi y que el fallo se solucionó en cuestión de segundos, pasó totalmente desapercibido. Kiske salió al escenario para terminar la canción con sus compañeros, aunque no sería su turno de cantar a continuación. En ese momento llegaba la ocasión de Kai Hansen, que interpretaría con momentos realmente magistrales (teniendo en cuenta que es uno de los guitarristas de la banda y no uno de sus vocalistas) las canciones «Starlight», «Ride the Sky» y «Judas» (en un mix especial para interpretar seguidas en directo) y «Heavy Metal (Is the Law)», dejando al público impresionado con sus imponentes gritos.
Nos trasladó (como él mismo dijo) de cabeza a los 80, con esta increíble sesión de power metal capitaneada por este gran músico. El sonido potente pero considerablemente definido que los estaba acompañando a lo largo del directo, facilitó a los asistentes disfrutar de estos momentos como enanos. Y no sólo destacó Hansen. Sus compañeros se dejaron la piel para demostrar la artillería pesada que llevan bajo la manga. No había ni una pizca de mediocridad en ese escenario, sino puro talento que salía a borbotones en todo momento. Tras esos minutos de brutalidad metalera, llegó la balada de la noche, «A Tale That Wasn’t Right», con Deris y Kiske de nuevo juntos, que aprovecharon la emotiva ocasión para pedir a los asistentes que encendieran el flash de sus teléfonos.
Tras otro vídeo pasaron a «Pumpkins United», de nuevo todos juntos sobre el escenario, donde los solos de guitarra y el dúo vocal culminaba en un final juntos por todo lo alto (pese a algún pequeño despiste de Kiske con la letra que se tomaron con total naturalidad). Como si no estuvieran las emociones lo suficiente a flor de piel, llegó a continuación uno de los momentos más especiales de la velada. En la gran pantalla al fondo del escenario pudimos ver y escuchar a Ingo Schwichtenberg, baterista original de la banda, acompañado de los gritos y aplausos de los asistentes. El baterista actual, Dani Löble, tomó su instrumento para acompañarlo al final del solo de batería, finalizando este especial momento en homenaje a su antiguo compañero.
Se acerca el final… O puede que no
A continuación, Kiske toma el relevo para interpretar «Livin’ Ain’t No Crime» y «A Little Time», devolviendo la tralla tras ese momento de calma. Vuelve justo después a acción Deris con «Waiting for the Thunder», «Sole Survivor» y «Power», manteniendo los ánimos arriba con esa brutalidad atronadora que nos traslada a los 90, acompañados por los entregados coros de los asistentes con ciertos momentos más melódicos y dinámicos. Tras esta sesión de power, presentaron «How Many Tears» como si fuera la última canción de la noche, aunque nada más lejos de la realidad. Fue otra brutal demostración del gran potencial con el que siguen contando los alemanes en directo, con momentos instrumentales que pudimos disfrutar a la perfección gracias a la pantalla con imágenes en directo.
A pesar de finalizarla por todo lo alto, volvieron poco después con «Eagle Fly Free», de la mano de Kiske, que se deja la piel con ese complejo estribillo. Puro power recibido estupendamente por un público que todavía quiere más. Se hicieron un poco de rogar antes de continuar con el temazo «Keeper of the Seven Keys», cantado a dos voces y extendido a lo largo de un buen rato, a pesar de que la canción ya es de por sí larga. Fue, sin duda, uno de los momentos más impactantes del directo. Lo finalizaron presentando a los músicos uno a uno mientras iban abandonando el escenario, acompañados de los coros de los asistentes que poco a poco se iban desvaneciendo, hasta quedar el guitarrista Sascha sólo en el escenario, animando una última vez a acompañarlo con los coros.
Acercándose ya al final, Kai Hansen tomó la batuta con un divertido solo de guitarra, antes del clásico «Future World», interpretada por Kiske a la voz. Con una energía contagiosa por parte de todos los músicos tras más de dos horas y media de directo, los saltos y los coros inundaron el recinto. Tras esta dosis de adrenalina, se despidieron finalmente con la obligatoria «I Want Out», todos juntos en el escenario aninando a su público a corear una vez más entre confeti y grandes globos naranjas. Finalizaron así con su gran himno conectando una última vez con su público, haciendo sonar miles de voces al unísono en un final que deja ganas de más pese a rozar las tres horas de duración.
En definitva, ha sido un concierto plagado de emocionantes momentos instrumentales, intensos momentos vocales y una expectación al 100% a lo largo de tres horas de una impresionante demostración de lo que es un show de metal. A pesar de que es probable que tengas un favorito, poder disfrutar de Kiske y Deris juntos en un escenario es una experiencia de lo más remarcable. La química entre los artistas, tanto entre ellos como con los asistentes, ha estado presente en todo momento. Todos han tenido la ocasión de mostrar su potencial para crear juntos un show de sobresaliente que, esperemos, no sea la última vez que se presencie en la capital gallega.
Texto: Olga Vidal | Fotos: Iria López y Javier Bragado
Promotor:RockNRock
Día:2018-12-08
Hora:21:00
Sala:Multiusos Fontes do Sar
Ciudad:Santiago de Compostela
Puntuación:9
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