Helloween logran un lleno histórico en Barcelona en la gran noche del power metal
La gran noche del powerl metal tuvo a Helloween y Hammerfall reinando en Barcelona con un concierto histórico lleno hasta arriba.
La reunión de Helloween ha pasado de ser un acontecimiento que podía tener fecha de caducidad a ser el espectáculo de Power Metal por antonomasia. Tras haberse pateado varios festivales, los alemanes regresaban a los recintos cerrados que tenían pendientes desde hace tres años para desgranar un concierto destinado a ser legendario desde que se anunció.
No habría sido descabellado afirmar que sobre el concierto de Helloween pesaba alguna maldición. Primero hubo las cancelaciones derivadas de la pandemia, luego la motivada por la salud del grupo, pero al final el día llegó, sin que mala noticia alguna aguara la fiesta. Pese a las polémicas y los dimes y diretes, la noche del domingo 3 de septiembre fue la de un histórico acontecimiento para un género que muchos podrían calificar «de nicho» (¿power metal en 2023?) pero que llena recintos hasta la bandera.
Ya en la cola, las múltiples cancelaciones pendían sobre la espera con cierto cachondeo. Cuándo alguien iba a comprar una camiseta, más de uno decía: «¿Las fechas de la espalda son las correctas o las canceladas?». Se palpaba cierta catarsis, y toda esta impaciencia construida a lo largo de los meses estaba destinada a estallar en dos conciertos inolvidables.
Si el concierto de Lamb of God y Kreator de marzo supuso la mejor noche de Thrash del año, era de esperar que el concierto de Helloween y Hammerfall fuera a ser la mejor noche de Power.
Hammerfall: como si fuese 1999
Hammerfall tuvieron un papel en la noche más cercano al de invitado especial que no al de telonero, pudiendo disfrutar de una hora y cuarto de show, de una afluencia más que considerable y de una puesta en escena propia de un cabeza de cartel.»Brotherhood» fue recibida con un ensordecedor rugido de euforia, enlazando rápidamente con la queridísima «Any Means Necessary», que puso a cantar a una sala que se calentó en tiempo récord.
Al grupo, acostumbrado como está a los encuentros multitudinarios que han amparado sus visitas a España en los últimos años, se le notó pletórico en un escenario grande, con un carismático Joacim Cans que te puede vender un tema de cualquier época, desde los orígenes más Speed Metal como «The Metal Age» hasta cortes recientes como «Hammer of Dawn».
Pese a contar con tiempo de sobra, el grupo pronto se puso disparar sus temas más clásicos y que mejor funcionan en directo, como la épica «Blood Bound» o la rockera «Renegade», consiguiendo en todo momento que el público interactuara y se se rindiera a su música. Hubo también tiempo para algo que se repetiría más adelante con Helloween, un medley del ‘Crimson Thunder’ que aunque resultón, se hizo algo largo, y bien podría haber dado cabida a un par de temas completos más.
«El grupo tiene la palabra martillo en su nombre, y esta canción también habla de martillos» declara Joacim antes de encarar «Let The Hammer Fall», que marcó un punto álgido antes de la sentida «Glory to the Brave», probablemente una de las baladas más queridas y reconocibles del género, que puso a cantar a un Sant Jordi Club que se sumió en un mar de linternas de móvil.
El trecho final del show comenzó con «(We Make) Sweden Rock», que pese a ser un tema muy reciente, parece haberse convertido en parte del imaginario colectivo de los fans de la banda, solo para que el infalible combo de «Hammer High» y «Hearts on Fire» pusiera el broche de oro al concierto con unos niveles de entrega y energía extraordinarios.
Estaba claro que los protagonistas de la noche iban a ser Helloween, pero Hammerfall dejaron el listón muy alto en cuánto al nivel que tocaba esperar sobre el escenario.
Helloween en una segunda juventud
Si algo que ha caracterizado los conciertos de Helloween desde que se reunieran con Kiske y Hansen, es la confianza: en sus capacidades como músicos, en su catálogo y en su ejecución en vivo. Y nada refleja mejor esa confianza que empezar con un tema tan monumental como «Skyfall«, que con una duración de capítulo de los Simpsons, me recordó a cuándo el grupo estuvo empezando sus shows con «Halloween», que se sostuvo por la pura intensidad de su ejecución.
Sin dar un segundo para que se enfriara el recinto, la banda descargó un mega clásico como «Eagle Fly Free» con una estruendosa explosión de confeti. Michael Kiske capeó la canción con la soltura de un cantante treinta años más joven, mostrando que está reunión que se consolidó hace ya seis años es la mejor decisión que podría haber tomado la banda. El orden de las canciones influyó notablemente a la hora de estipular qué cantante lideraría su interpretación, siendo el turno de Deris en «Mass Pollution», dándole un respiro a Kiske y permitiendo que Kai se centrara en las seis cuerdas.
Los clásicos no cesaron ni por un segundo, aún cuándo temas como «Future World» en directo se sienten como un descanso envuelto en canciones mucho más exigentes, pero que conservan la energía gracias a su fórmula sencilla y resultona, tal y como se volvió a ver en la comercial «Power».
Tras descargar algunos de sus temas más conocidos, Helloween equilibraron su propuesta encarando toda una joya como «Save Us», que pese a ser un tema muy querido, siempre ha quedado eclipsado en un álbum tan perfecto como el «Keeper II». Precisamente en esta canción se pudieron apreciar algunas dificultades vocales de Kiske, que en varias de sus canciones delegó mucho trabajo en el público, llegando incluso a abandonar el escenario para cantar desde la lejanía. Afortunadamente, no fue nada que mermara la experiencia, pero no dejó de ser algo reseñable.
También tuvo su momento de protagonismo un pletórico Kai Hansen, que encaró el medley del ‘Walls of Jericho’ que llevan haciendo desde que se reunieran, que tras revisitar temas tan queridos como «Metal Invaders» o «Ride the Sky», desembocó en un «Heavy Metal is the Law» épico.
Tras semejante ataque de Speed Metal cañero, tocó la tranquila «Forever and One (Neverland)», que dejó solos a Deris y Kiske sentados en el escenario, recreando algo parecido a un íntimo concierto acústico. Perpetuando esta tranquilidad festiva, la ochentera «Best Time» puso a cantar a la inmensa multitud que se agolpaba en el Sant Jordi.
Hubo un rato más de ambiente distendido al ritmo de un clásico tan pegajoso como «Dr. Stein», al que siguió todo un petardazo como «How Many Tears», que en directo, pese a alcanzar una duración de casi 10 minutos, funciona a las mil maravillas. Hubo una falsa desbandada de la banda, pero con lo caldeado que estaba el ambiente, estaba claro que nadie compró que aquello fuera un final tras solo una hora y media de concierto.
La pegadiza melodía de «Perfect Gentleman» inauguró la tanda de bises, aunque quedó eclipsada por la inmensa «Keeper of the Seven Keys», que tocada en su integridad, deslumbró a los presentes con su laberíntica estructura y sus grandes momentos de canto colectivo. El grupo se atrevió a poblar el setlist de temas así, y aunque sería una apuesta arriesgada para muchos grupos, permitió que Helloween sacaran pecho de su actual estado de forma.
Cómo no podía ser menos, la encargada de cerrar el show fue «I Want Out», que por mucho que sea su tema más famoso, no se beneficia en absoluto de su desmedida duración en directo en pos de interactuar con el público. Diría que al final el público se divirtió más de devolver las calabazas hinchables al escenario que cantando el estribillo una y otra vez en el break central.
Con dos horas de un show intenso y lleno de canciones tan exigentes, Helloween se coronaron como los grandes triunfadores de la noche grande del Power Metal en Barcelona, rubricando una actuación que hizo que los años de espera que han procedido a esta actuación hayan valido la pena.
Texto: Marc Fernandez / Fotos: Sergi Ramos
Promotor:Revolution Shows
Día:2023-09-03
Hora:19:30
Sala:Sant Jordi Club
Ciudad:Barcelona
Puntuación:10
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