Halestorm: Lzzy y sus ovarios levantan Madrid
La fuerza marcó una noche muy enérgica en el Black Box del Palacio de Vistalegre de Madrid, donde Halestorm demostró que ha subido un escalón en la escena (o varios) con la ayuda inestimable de la banda invitada de la noche, Devilskin.
Un recinto que no se frecuenta muy a menudo para este tipo de conciertos fue el que albergó una velada en la cual la presencia de fans de muchos tipos, aunque sobre todo, jóvenes, dejó claro que esta gira ha superado el aforo de las salas convencionales para este tipo de eventos (véanse La Riviera, But, Mon Live…) porque el grupo que encabezaba el cartel se encuentra en un momento de forma álgido.
Después de venir la última vez como teloneros de Alter Bridge, el estatus de Halestorm ya crecía solo al venir encabezando una gira, y cuando las tornas tomaron un rango mayor fue en el momento en el que se anunció que por el éxito de su visita a Madrid el aforo de la sala But quedaba pequeño y tendría que trasladarse al Black Box del Palacio de Vistalegre, un lugar poco habitual que denota que la venta de entradas se había elevado considerablemente alrededor de unas 2 000.
De esta manera, las puertas del mítico pabellón madrileño se abrieron y la gente fue entrando desde las 19:00h de la tarde. Una hora tuvieron para ir pasando las personas que acudieron al concierto y que a las 20:00h por fin vieron como saltaban a las tablas los teloneros de la noche, en este caso, tarde todavía.
Devilskin: caña, y para rato
Nada más y nada menos que desde Nueva Zelanda llegaron Devilskin dispuestos a dar cera de la buena.Tras 8 años desde su formación, los oceánicos llegaron a Madrid con ganas de darse a conocer y poder volver próximamente.
Su vocalista Jennie lideró a la perfección a los suyos con una variedad de registros que le permitía desde una gran voz melódica que cautivaba a los más jóvenes y tiernos del lugar como unos guturales que animaban a los más cañeros presentes en su concierto. El aforo para ver a Devilskin era bastante bueno, de más de mitad de sala, lo que ayudó a que se viniesen arriba tanto los del escenario como los de la pista.
Era llamativa la apariencia del guitarrista y del bajista (Tony y Paul respectivamente). Ambos calvos, atuendos parecidos y, sobre todo, barbas rojas que hacían que al verlos te viniesen a la cabeza las típicas bandas de nu metal de los ’90 que lo petaron con ese tipo de looks.
El gran sonido del que gozó la banda junto a su mezcla de rock duro y metal alternativo fue un seguro de vida para meterse al público en el bolsillo, con el que estuvieron nada más y nada menos que una hora, algo reseñable para un grupo que actúa por primera vez en Madrid y que acompaña a una banda más grande. Entre las 14 canciones que tocaron en su repertorio destacaron la versión del «Holy Diver» de Dio, donde consiguieron que el respetable se pusiese a cantar al unísono (ya que era la que mejor se sabían) o algunas como «Elvis Presley Circle Pit», donde Jennie disparó un cañón cual extintor hacia el público. La variedad de estilos dentro de los temas consiguió no desenganchar al público de la onda de Devilskin, pero el hecho de ser tan largo para unos teloneros hizo mella en las últimas canciones, donde la gente no estaba con la euforia del principio ya que la energía decreció en detrimento de las ganas de ver a Halestorm. Pese a ello, al reclamar al público que encendiese las linternas (o incluso algunos mecheros) para que se viera luz y con la bajada de Tony a la valla para tocar en lo últimos compases, sacaron adelante un show que les augura una buena imagen para futuribles ocasiones.
Derroche de fuerza y energía de Lzzy Hale y Halestorm
El hype era muy real, y así se demostró en cuanto Lzzy asomó la cabeza por el escenario del Black Box, momento en el cual la gente empezó a gritar enfervorecida con todo el recinto lleno de gente. Tan repleto estaba que la cantidad de personas apiñadas (sin tampoco agobiarse entre ellas) generaba un ambiente bastante caluroso que destacaba por el mal olor, ese hedor a humanidad que echa para atrás a una mofeta… no le deis la razón a quienes dicen que la gente que escucha rock y metal no se ducha (para la próxima), por favor, que algunos que sí lo hacemos sufrimos tanto las críticas como la peste.
La intro en solitario de Lzzy y luego la unión de la banda en «Do Not Disturb» para empezar no fue el tema más cañero precisamente para comenzar, pero los aficionados estaban tan entregados que daba igual con cuál hubiesen arrancado. Después tocaron «Love Bites (So I Do)», y ahí ya terminó de encenderse el respetable con el rollo que tiene la canción.
Según avanzaban el setlist con temas como «Black Vultures», «Amen» o «Vicious», el grupo demostraba en primer lugar que también tenía calor, ya que se quitaron las chaquetas, y que la garra que tienen en directo es muy potente y conecta con el público. Esa fuerza mencionada la comanda a la perfección Lzzy Hale, que es una bestia sobre las tablas. Transmite una energía que te llega directa y hace que se te meta ese toque de cancaneo en el cuerpo a la par que las ganas de agitar la cabeza y saltar.
El público seguía dejándose el alma en cada canción, y era curioso ver cómo según te acercabas a la valla los fans eran más jóvenes hasta pequeños adolescentes que tenían que ir acompañados de sus pobres padres, que se estaban perdiendo otro emocionante programa de Pasapalabra por estar en el concierto (a aquellos a los que les daba un poco igual y lo hacían por acompañar a su retoño), y según te movías hacia atrás, la media de edad se incrementaba considerablemente respecto a la del principio.
En Halestorm la vestimenta que casi todos llevaban se basa en ropa de cuero muy rocker, casi todos porque el batería era todo lo contrario. Su outfit, curioso cuanto menos, se basaba en una americana y shorts azul claros con estampado al más puro estilo Miami Beach, algo que chocaba respecto al resto de la formación. Cuando el calor le hizo quitarse ropa, como al resto, ya desentonaba menos, y en su momento de protagonismo, se hizo un solo de batería digamos… llamativo. Sin hacer gala de recursos técnicos muy amplios, el hermano de Lzzy, Arejay Hale supo hacer ritmos sabrosones para que el público moviese las caderas y tirar de recursos como subir a un compañero a tocar con él a la vez o sacar unas baquetas gigantes con las que concluir su solo y pasar a tocar ininterrumpidamente «Freak Like Me».
El repertorio continuó con su último trabajo, ‘Vicious’, como protagonista principal y en los bises el pabellón se cayó abajo. Desde que comenzaron con «The Silence» en formato acústico hasta que concluyeron la actuación con «She Won’t Mind» los fans se entregaron más si cabe y Halestorm agradeció todo el apoyo tanto a los presentes como al staff de la banda, ya que esta fecha era especial para ellos debido a que era el último concierto de la gira. Sin duda, es algo muy positivo que una banda de metal alternativo crezca de la manera de la que la está haciendo Halestorm, no solo para el presente, sino para el futuro de la escena.
Texto: Dani Bueno | Fotos: Paco García
Promotor:Madness Live
Día:2018-10-25
Hora:20:00
Sala:Black Box, Palacio de Vistalegre
Ciudad:Madrid
Teloneros:Devilskin
Puntuación:8
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