Sobre Haken pesa una pesada hoja de Damocles conocida como el relevo generacional de un género. Esta hoja tiene dos filos: uno más amable, que atrae el interés del fan que ve como Dream Theater o Porcupine Tree son leyendas que se están apagando y busca algo nuevo, pero también hay otro más angustiante, el que implica que deben yacer bajo algunas de las sombras más largas de la industria.

Sea como fuere, si de algo pueden alardear los británicos es de haber hecho siempre lo que les ha dado la real gana, sin pararse a pensar qué los haría más digeribles a los ojos del gran público o ante los puristas que anhelan cierta continuidad en sus predicciones musicales. Ya sea lanzando discos que construyen sobre los cimientos del anterior o invirtiendo en un valor de producción cada vez mayor, la banda no se achica ante los retos, y con esta última gira parecen querer demostrar que ya no son los chicos nuevos de la escena.

Cryotidira, la sorpresa desapercibida

Quizás por tratarse de un miércoles o quizás por ser un día entre semana, pero Cryptodira tuvieron la difícil tarea de encarar una sala que los recibió casi vacía, pese a que lo largo de su concierto se fue llenando. Eran los grandes desconocidos de la noche, y pese a tener un duro papel a desempeñar, atrapados como estaban en la sombra de dos colosos, supieron sacar adelante su concierto con maestría.

Cryotidira (Foto: Elena Marco)

Al final, los neoyorquinos tocan un estilo que casa muy bien con el de los dos cabezas, y a base de un virtuosismo deslumbrante y una simpatía entrañable, la banda dio un concierto que pilló por sorpresa a los pocos despistado que cogían sitio en primera fila. Temas como «Hyperwealth» o «Something Other Than Sacrifice» les permitieron sacar pecho de una propuesta que aunque se ha visto antes, cuesta ejecutar con solvencia, cosa que lograron en su poco más de media hora de actuación. Pese a la impaciencia, hubo ganas de más, por lo que tocará esperar lo que el futuro les deparará, esperemos que alguna otra fecha por España.

Cryotidira (Foto: Elena Marco)

Between the Buried and Me, la banda que no quieres actuando antes que tú

La intrincada batería de Blake Richardson fue la responsable de introducir a “Extremphile Elite”, con el que Between the Buried and Me tomaban la arriesgada decisión de iniciar su concierto con un tema de nada más y nada menos que diez minutos. No hay que olvidar que en esta gira los americanos son los cocabezas, no unos meros invitados especiales, por lo que la ambiciosa decisión les salió bien, logrando captar una atención y una entrega dignas de los nombres más grandes de un cartel.

Between The Buried And Me (Foto: Elena Marco)

Pese a todo, un problema técnico con la guitarra obligó a la banda a parar el concierto durante varios minutos, ante lo que batería y bajista se pusieron a hacer una Jam de muy alto nivel para que el trance se hiciera más llevadero, demostrando un saber estar en el escenario del que muy pocas bandas pueden alardear. «Yo soy un cabrón» concluye el bueno de Paul.

Between The Buried And Me (Foto: Elena Marco)

Le siguió otro coloso como “Revolution in Limbo”, marcando la dinámica de lo que sería su show: una constante de temas épicos e intrincados tocados uno tras otro como si de una sola canción inmensa se tratara. Between the Buried and me lograron la difícil tarea de traducir sus temas con muchas capas y momentos en una experiencia en directo intensa y cautivadora, sin abusar de samples pregrabados y sin perder un ápice de arrojo.

Hubo momentos más cañeros de la mano de cortes como “Fix the Error”, en la que Richardson pudo lucirse de nuevo tras los platos, mientras que “Never Seen/Future Shock” supuso el regreso a una experiencia que aunque introspectiva, nunca dejó de ser apabullante en su potente ejecución. En una noche así, un grupo como el que lideran Rogers y Waggoners no deja de ser un contrapunto perfecto a una propuesta como la de Haken, añadiendo un punto extra de agresividad a una velada que de lo contrario habría terminado siendo demasiado contemplativa.

Between The Buried And Me (Foto: Elena Marco)

La breve “Dim Ignition” sirvió para introducir a “Famine Wolf”, cuya atmósfera psicodélica sumada a un solvente juego de luces culminó uno de los muchos grandes momentos de la noche, demostrando que en esta gira se han ganado el puesto a la misma altura que Haken a pulso, a base de probar una capacidad en vivo que puede llegar a poner en apuros a cualquier banda que haya de actuar después de ellos.

Between The Buried And Me (Foto: Elena Marco)

La dupla compuesta por “Bad Habits” y la queridisima “The Future is Behind Us” supusieron el repaso final al reciente ‘Colors 2’, la secuela de su trabajo más reconocible y que en vivo ha demostrado estar a la altura del legado que les puso en el mapa en primer lugar, mostrándose capaces de ejecutar sus secciones más intrincadas con una solvencia que en ningún momento hace que la experiencia del directo se sienta menos cautivadora. La responsable de culminar el concierto no fue otra que “Voice of Trespass”, que con su marcha fiestera y deshinibida puso la guinda a un setlist un tanto ominoso, auspiciando que los feligreses que se habían reunido en Salamandra pudieran prepararse para Haken con una sonrisa en la cara.

Between The Buried And Me (Foto: Elena Marco)

Al final del día, no es ninguna locura incluir a Between the Buried and Me en esa categoría de grupos que no quieres tener de teloneros, y sin duda el debate de la noche estaba destinado a girar entorno a cuál de los dos grupos dio un mejor espectáculo. Sea cual sea la respuesta, con un show de una extensión nada desdeñable y con una ejecución impecable, los americanos contribuyeron a que la de anoche fuera una de las mejores baladas de progresivo que se recuerdan en la ciudad condal.

Between The Buried And Me (Foto: Elena Marco)

Haken, se hacen grandes para su capacidad de convocatoria

Con una grandiosidad cañera, “Prosthetic” supuso un inicio por todo lo alto para un concierto que gozaría de toda suerte de momentos. Pese a ser un corte bastante reciente, el éxito de ‘Virus’, ya sea por alinearse con el inicio de la pandemia o por genuino talento, es más que patente en las interacciones de un público que se rindió tanto a los versos como a las melódicas secciones instrumentales, algo cada vez menos común en conciertos de progresivo que fácilmente pueden llegar a pecar de autoindulgentes.

Haken (Foto: Elena Marco)

Aunque aún no lo sabíamos, ‘Virus’ estaba destinado a ser el disco de la noche, pues el grupo encaró rápidamente la hipnótica “Invasion”, que fue recibida como si se tratara de un clásico que lleva treinta años sonando, prueba una vez más de la calidad y buena salud de la que gozan las composiciones más recientes de la banda. No podían faltar tampoco los representantes de ‘Fauna’, que acaba de salir este mes, tanto en las hawaianas que lucía la banda o encarnado la deshinibida atmósfera de “The Alphabet of Me”, que aunque bajó un poco las revoluciones, sirvió para equilibrar la atmósfera de la noche al aunar su ritmo reggae con la clase de condimento incalificable que Haken han convertido en su seña de identidad. Hubo palmadas, hubo cánticos al unísono y hubo bailoteos. ¿Cada cuánto se ve algo así en un concierto de metal?

Haken (Foto: Elena Marco)

Como no podía ser menos,“Falling Back to Earth” fue recibida entre vítores, pues no es ningún secreto que esta joyita de ‘The Mountain’ no recibe el reconocimiento que se merece, aún cuando se trata de un tema muy querido entre los más fieles samaritanos del grupo. Su extensión da para toda una montaña rusa emocional, y pese a que el público lucía el estoico inmovilismo propio del fan del progresivo estándar, era innegable el deleite que había en sus ojos, la pura y auténtica alegría derivada del aprecio que como fan de la música sientes hacia una ejecución impoluta.

Haken (Foto: Elena Marco)

Los teclados fueron los responsables de introducir a “The Endless Knot”, que con sus melodías pegadizas fue capaz de hacer cantar al público una vez más, antes de regresar al recién estrenado ‘Fauna’ de la mano de “Lovebite”, tema que funciona mucho mejor en vivo, aprovechando al máximo su atmósfera cañera y pesada, así como un estribillo al que los años sin duda le darán la relevancia que se merece.

La grandilocuente de “Carousel” logró una vez más cautivar a toda la sala con su engañosa introducción acústica, sumiendo hasta all último espectador en un trance hipnótico que se extendió en todos los segundos de su nada desdeñable extensión. Es muy importante que grupos así se sientan cómodos y capaces de traducir sus temas más largos al directo, pues su vastedad muchas veces puede derivar en experiencias soporíferas que no logran conectar con la audiencia, y es que es en momentos así Haken puede sacar pecho de los galones ganados en innumerables espectáculos en vivo.

Haken (Foto: Elena Marco)

Fe de ello da la arriesgada decisión de elegir a las cinco partes de “Messiah Complex” para culminar su show, una decisión que si bien no es extraña en el género, si que requiere de unas capacidades tanto musicales como fácticas de las que los británicos no tienen complejos en alardear. El tema en sí ya es un viaje por todos los grandes momentos del grupo, pasando por secciones de otros cortes como “Host”, “Nil by Mouth” o “Cockroach King”, que por cierto, pese a ser su tema más reconocible, brilló por su ausencia, otra muestra de la confianza que la banda tiene en su material más reciente.

Al final esta gira tiene más de celebración del ‘Virus’, cuya gira fue truncada por la pandemia, que no del ‘Fauna’, que eventualmente tendrá su oportunidad de brillar. En cierto modo es como un autohomenaje por parte de un grupo que ya comienza a tener un legado, y sin duda es una experiencia que por la extensión de los temas en su conjunto, se sintió muy especial e irrepetible.

Me gustaría terminar la crónica hablando de Haken como si aún fueran los chicos nuevos del patio, esos jovenzuelos llamados a deslumbrar a una generación con sus increíbles capacidades compositivas. Sin embargo, no puedo sino recordar cuando Steven Wilson se refería a Porcupine Tree como la mejor banda de la que probablemente nunca hayas oído hablar. Hay cierta maldición en hacer algo grande con el progresivo, pese a que los colosos tienen una capacidad de convocatoria envidiable e inmutable al paso del tiempo.

Haken (Foto: Elena Marco)

Pero las mieles del éxito parecen cerrarle sus puertas a Haken. Si, cualquiera puede apreciar la calidad musical de su propuesta, y si, han demostrado una y otra vez que son capaces de sacar adelante grandes conciertos, pero aún así parece que el reconocimiento que se les da sigue estando muy por debajo de la excelencia de su propuesta.

Haken (Foto: Elena Marco)

Puede que los años prueben que mis conclusiones han sido cenizas e infundadas, pero hasta entonces, no puedo sino sentir que los conciertos de Haken son una joya de la que muy pocos pueden disfrutar.

Puntuación:5