Hacktivist: un soplo de aire fresco en Barcelona

En los festivales están de moda los carteles variopintos, y en menor medida eso fue lo que ofreció la noche con Hacktivist, Face The Maybe y Hollow One. Un poco para cada paladar.

Muy demandados en diversas listas de festivales (y al final fue el Download el que se llevó el gato al agua) han sido Hacktivist. Sin embargo, muchos temían que el coincidir con un día laborable y el carácter underground de la banda se terminasen traduciendo en un bajo aforo. Al final la cosa no fue un escándalo, ni en positivo ni en negativo, y la sala se llenó hasta aproximadamente la mitad de su capacidad. Obviamente de manera gradual, por desgracia para los primeros grupos.

Hollow One: bienvenidos al mundo

Fue muy bonito presenciar el nacimiento en directo de un grupo como Hollow One, que ellos mismos nos contaron desde el escenario que este era su primer concierto. Obviamente esto se tradujo en una timidez escénica habitual en grupos tan jóvenes. Pero supieron compensarla aprovechando muy bien el poco tiempo que tuvieron con cinco temas directos pese a su recarga de contenido. E incluso saliendo airosos de algún que otro problemilla técnico que amenazó su momento.

Hollow One (Foto: Aitor Chaparro)

Lo que más les caracterizó fue lo bien que todos y cada uno de los integrantes jugó su rol a nivel técnico. Las melodías de guitarra tonteaban por momentos con tonos progresivos sin abandonar nunca el espíritu alternativo del grupo. Sin embargo, y con control, cortaban a momentos más brutos en los que la batería sonó especialmente atronadora. Los screams y voces limpias se iban intercalando muy en la onda del metalcore más abierto de miras, pero no de forma reiterativa y en absoluto excesiva.

Hollow One (Foto: Aitor Chaparro)

Los protagonismos de cada una se equilibraban en base a la instrumentación sin generar cambios excesivamente abruptos. Hollow One fue sin duda una muy agradable sorpresa con la abrir la noche. Un directo muy potente que espera ser pulido para brillar del todo. Sin embargo, el primer paso del camino lo dieron con firmeza, aún que fuesen pocos los allí presentes para verlo.

El saber estar de Face The Maybe

Fue espectacular ver la fuerza y seguridad con la que salieron Face The Maybe a tocar ante una Razzmatazz 3 que aún no llegaba a media asta. Demostrando que les daba igual ocho que ochenta, hicieron alarde de una profesionalidad férrea cuando, solo empezar su primer tema, de nuevo los problemas técnicos les impidieron continuar.

Face The Maybe (Foto: Clara Vitaller)

Como si encarase un estadio lleno hasta los topes, su vocalista Tomás no dudó en sacarse de la manga una sarta de cánticos para entretener al respetable sin mostrar signo alguno de preocupación para no hacer estallar la burbuja escénica que les envolvía y generaba aquella energía tan importante para continuar. Ahora sí, sonaba de nuevo la introducción de “The Swan” y entrabamos en materia.

Face The Maybe (Foto: Aitor Chaparro)

Les tocó acarrear con un sonido absolutamente emborronado que impidió oír con claridad la voz y convirtió la guitarra en un ovillo sónico demasiado chirriante para peripecias tales como las que genera el grupo. Aun así, ellos siguieron sin despeinarse lo más mínimo, y haciendo acopio de actitud. Moviéndose por el escenario como lo hacen grupos que suman décadas a sus espaldas. Y la verdad es que consiguieron que, pese a la adversidad, el público los disfrutase de lo lindo. Y es que temas tan rompenucas como “Seth” se hacen festejables incluso en las condiciones menos óptimas.

Hacktivist saca oro de Razzmatazz 3

Puntuales como un reloj, no en vano son ingleses, y tras unos tres temas de hip hop electrónico a modo de introducción saltaron al escenario Hacktivist. Desde luego, de buenas a primeras, la atención de todos se centraba en las gafas de buceo que lucía Jot Maxi, y que son un habitual en su icónica imagen.

Hacktivist (Foto: Aitor Chaparro)

Iniciaron con “Unlike Us”. Que pese a sonar poderosa, y dejarnos claro desde buen principio que se puede sacar un gran sonido de una sala como Razzmatazz 3, no nos mostró todavía el potencial total del que disponía el grupo. Eso sí, desde el principio quedó claro lo bien que se complementaban ambos vocalistas. Pues J Hurley se encargaba del rapeo más ágil y limpio mientras que el anteriormente mencionado se encargaba de los tramos menos veloces, pero si más graves y gruñidos. Una dualidad que funcionaba también casi a modo de personajes teatrales que dio muchísimo juego visual a lo largo del corto pero intenso show.

Hackivist (Foto: Aitor Chaparro)

Siguieron con el tema que da nombre al propio grupo, que fue recibido con absoluto cariño por el público. Sin embargo, cuando la cosa se puso caliente de verdad fue cuando sonaron los primeros acordes del tercer corte: “Decieve And Defy”, en que todas las facetas del grupo brillan. Desde los tramos más brutos y graves a las melodías más intensas. Rapeos de velocidades abrumadoras e incluso algo de espacio para ese toque djent tan potente y que justificó la presencia de los dos grupos anteriores.

Ahora sí, el ambiente estaba totalmente arriba y no podían dejarlo bajar. Así que para mantenerlo decidieron cuadrar la parte central de su set con temas no solo icónicos sino especialmente potentes. El triplete formado por su más reciente presentación: “Dogs Of War”, que es un cañonazo en vivo, “2 Rotten” y la queridísima “Reprogram” fueron sin duda el punto álgido de la noche. Y es que, pese a que el volumen de público no permitía un mosh ni consistente ni organizado, si es verdad que la masa central de la sala disfrutó de una buena sesión de baile y pogo a la vieja usanza.

Corto pero intenso

Tras “Cold Shoulders” el grupo abandonó el escenario antes de volver para ejecutar el bis. Un movimiento que siempre resulta bastante ridículo en una sala como esta, pues el abandono consiste básicamente en bajarse de la tarima y quedarse en la puerta a la vista de todos.  Sin embargo, que volviesen a grito de “Salut i força al canut” hizo que esto se nos olvidase casi al instante.

Hackivist (Foto: Aitor Chaparro)

Por desgracia para los asistentes, hay una norma no escrita que dice que los conciertos entre semana en estas salas siempre van a ser más cortos que el resto de la gira. Y así fue. Su vuelta consisto en descargar su archiconocida “Buszy” y empezar a desmontar. Sin duda un jarro de agua fría, y un final más abrupto de lo que cabía esperar teniendo en cuenta lo entrañablemente potente que estaba resultando la noche. Dicen que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Pero la mayoría hubiese seguido bailando por un buen rato más.