Graspop 2019: Kiss pone el colofón a una gran edición
La última jornada del Graspop Metal Meeting 2019 tuvo como gran colofón la despedida de Kiss y la reivindicación de grupos que recogerán su legado como Sabaton, entre otros. La primera actuación de una banda española en la historia del festival se produjo también en este domingo 23 de junio, que pasará a la historia.
Crisix: a la conquista de Europa
Pues sí. Crisix, soy de Igualada, Barcelona, y aquí están, en pleno Graspop representando nuestro metal nacional. Qué lo hay y muy bueno. Y manda narices que sea precisamente aquí la primera vez que les vea. Mea culpa. Con un séquito fiel detrás dándoles cariño y energía entre la audiencia saltaron al escenario para comérselo con patatas. Ya les gustaría a muchas bandas internacionales tener la mitad de actitud y calidad que tienen estos cinco.
Dieron rienda suelta a sus cuatro discos con temas como «Leech Breeder», «Get Out of My Head» o «Bring ‘em to the Pit» (y vaya si les hicieron caso) con Juli Baz dirigiendo a las voces la sinfonía de destrucción de su propuesta. Se ganaron definitivamente al respetable con un medley con guiños a los grandes como Iron Maiden, Metallica o Pantera que terminó de arrancar a los indecisos, mientras las guitarras de Marc y Albert se movían de un lado al otro de las tablas e incluso por encima del publico ¡La qué han liado de buena mañana!
Inglorious: ¡la hora del rock!
La banda de hard rock londinense Inglorious capitaneada por Nathan James eran los encargados de arrancar la jornada en el segundo escenario principal cuando aún nos estábamos quitando las legañas y la resaca de la noche anterior bajo un sol de justicia. No lo tenían fácil, pero a base de elegancia, melodía y talento nos ofrecieron un corto pero notable show. Hace apenas unos días les tuvimos por nuestras tierras en el Azkena Festival y su repertorio no disto en exceso del mismo. Canciones como «Where Are You Now?», «Holy Water» o «Until I Die» fueron más que suficientes para demostrar sus tablas y saciar la sed de un público, que a diferencia del día anterior, hoy venían con ganas de rock ‘n’ roll.
Deadland Ritual: los Vengadores del hard rock
Por si hay algún despistadillo leyendo esto y no os dice demasiado el nombre, Deadland Ritual es una superbanda de hard rock formada por, nada más ni nada menos, que Franky Perez a la voz (Apocalyptica), Steve Stevens a la guitarra (Billy Idol), Geezer Butler al bajo (Black Sabbath) y Matt Sorum a la batería (Guns N’ Roses). ¿Qué puede salir mal? Fácil, nada.
Con algunos temas propios como «Down In Flames» o su más reciente «Broken and Bruised», que tuvieron una más que razonable acogida, donde pusieron toda la carne en el asador fue en las canciones que un día se hicieron grandes en sus respectivas bandas. «Slither» de Velvet Revolver, «Rebel Yell» o «War Pigs» (¿no hace falta qué digamos de quién son no?) levantan el ánimo a cualquiera.
Equilibrium: fiesta pagana a la sombra de la carpa
Menos mal que tocaban Equilibrium dentro del Marquee a las 14:15 horas, porque a esa hora el calor era arrasador. Producto de eso y de los fans, la enorme carpa estaba a rebosar, desde la entrada hasta el escenario. Saltaron con todo a calentar más aún el ambiente, con “Apokalypse” dando el pistoletazo de salido y entrando en clásicos que coreó la gente, ya que en un festival el mayor aliciente tiene que ser entretener al fiel público. Premiando las ganas de los fans, “Blut Im Auge” en seguida asomó el rostro para provocar el revuelo entre las filas de seguidores que se agolpaban en el Marquee. Algo más serios y duros se pusieron con “Born to Be Epic”, coreando el público el tan pegadizo titiriteo. La fiesta estaba garantizada, y uno tras otro fueron cayendo “Heimat”, “Prey” y “Renegades”. Con el final antes de que se pudiera tomar aliento, wall of death incluido, “Waldschrein” cerró una entretenida actuación , breve pero entretenida e intensa.
Delain: la eterna segunda línea del metal sinfónico
Si hace apenas un par de días pudimos disfrutar de Within Temptation como uno de los cabezas de cartel de la presente edición, hoy le tocaba prácticamente abrir la jornada al grupo formado por uno de sus miembros originales, el teclista Martijn Westerholt, junto a Charlotte Wessels a la voz. Y es que a pesar de llevar un buen puñado de años en la escena del metal sinfónico parece que a Delain le cuesta alcanzar esa primera línea que parece reservada solamente para algunos privilegiados.
Poco parecía importarle a su pequeña legión de fieles seguidores que bajo un sol abrasador y portando felices la camiseta de su banda se agolpaban en las primeras filas del segundo de los escenarios principales. Dieron un breve pero variado repaso a su discografía con temas como «Hands of Gold», «Masters of Destiny», «Don’t Let Go» o una final «We Are the Others» con las que dejaron el pabellón bien alto y a los suyos más que satisfechos.
Gojira: la furia gala dominando el terreno
Como rey de bestias mitológicas que es, Gojira arrasó el Graspop con su furia gala, sin dejarse nada el tintero y manteniéndose en su realidad de grupo grande. Muy pronto tocaron los franceses, bajo un sol empeñado en enrojecer pieles. A pesar de que eran las tres de la tarde pasadas y de que disponían de apenas 50 minutos en escena, no fueron con medias tintas. Nunca se quejan y siempre dan lo máximo, y así fue una vez más, con temas que ya son de conocimiento público como “Orobus”, “Stranded” o “The Cell”.
Hubo tiempo para discurso, en el cúal explicaron que nadie quería al principio producir su primer trabajo, que su estilo no despertaba interés en las discográficas. Y mira donde están. Como bien dijeron, todo es posible con trabajo y entrega. Apenas nueve temas dieron para más de lo que se les ofreció de tiempo, y con tan poco tiempo, no podían quedar fuera “Silvera” o “L´Enfant Sauvage”. Se despidieron agradecidos con la brutal “Vacuaty”, un valor seguro en directo. Hay festivales donde son mejor valorados que en Graspop y donde se pueden disfrutar de manera más extensa, pero nunca fallan, toquen donde toquen y a la hora que toquen, y en Graspop no faltaron ni las columnas de humo ni el fuego.
In Flames: de menos a más en la parrilla belga
Los suecos In Flames salieron a escena con mucha expectación, con prácticamente una hora por delante para deleitar a los fans ansiosos, pero lo cierto es que les faltó un setlist más equilibrado. La gente quería clásicos, temas que cantar, pero el grupo está en plena promoción de su nuevo disco, ‘I, The Mask’, y los nuevos temas aún no han calado entre el gran público. Además, se centraron en los últimos trabajos más que en los clásicos.
Desde el principio del concierto mostraron intenciones, con “Voices”, un buen tema, pero poco rodado aún.
El grupo estuvo a la altura, pero el público les recibió algo fríos ante el desconocimiento general. Por suerte, “Pinball Map” cayó pronto y levantó los ánimos, caldeando a la gente que empezó a hacer crowsurfing rapidamente, a petición de la propia banda. El concierto desde este punto fue a más y ya no dio tregua hasta el final. El final llegó pasadas las cinco de la tarde con “The End”, cerrando una actuación firme y sin fallos. Son un seguro y la gente lo supo agradecer con una sonora ovación en su despedida.
Whitesnake: Coverdale mantiene despierta a la serpiente
David Coverdale es otro de esos monstruos del hard rock que probablemente morirán encima de un escenario y es que, por mucho que su voz no sea obviamente la de antaño, es todo un lord y un seductor allí arriba. Uno de los responsables de ponerle banda sonora a nuestras vidas y que siempre ha sabido rodearse de una serie de músicos espectaculares para mantener vivita y coleando a nuestra serpiente favorita.
El británico sabe bien como comenzar una fiesta de rock ‘n’ roll y tiró de clásicos como «Bad Boys», «Slide It In» y «Love Ain’t No Stranger». Dicen que más sabe el diablo por viejo que por diablo y razón no les falta. Así que ahora que ya tenía toda nuestra atención era el momento idóneo para presentarnos algunas de las canciones de su reciente ‘Flesh & Blood’ tales como «Hey You (You Make Me Rock)», «Trouble is Your Middle Name» o «Shut Up & Kiss Me». Entre medias «Slow an’ Easy», el duelo de guitarras de Reb Beach y Joel Hoekstra y un solo de batería del veterano Tommy Aldridge que vino a confirmar que no es humano.
Para el final, Whitesnake tenía guardada una baraja de cartas ganadoras con las que satisfacer a un público que se lo estaba pasando en grande. La preciosa «Is This Love», «Give Me All Your Love», la mítica «Here I Go Again» y una «Still of the Night» que puso el broche de oro a una de las mejores actuaciones que les he visto hacer. Tienen cuerda para rato.
Rob Zombie: locura transitoria incurable
Rob Zombie y Jhon Five son una fórmula imparable. No es la primera vez que lo peta en tierras belgas, donde tiene un nutrido grupo de seguidores en el Graspop que son fieles a la banda y que disfrutaron de lo lindo. “American Witch” fue sólo un aviso, venían muy en serio. Desde el inicio del concierto la entrega fue total, al servicio de la locura de Rob, contagiosa al público.
Sin pausa ni piedad, un tema detrás de otro, con el parón para respirar y dejar que J5 se luciera, dieron buena cuenta de lo que tienen de repertorio más unas cuantas versiones. Eso es Rob Zombie, locura, poco material y covers, pero lo hacen muy bien. Entre las covers, sorpresas, ya que suelen variar en este aspecto. Tocaron “Helter Skelter” de los Beatles y “Blitzkrieg Bop” de los Ramones. Durante la actuación, Rob bajó a la primera fila y encaramado en el público provocó la locura absoluta. Poco más que contar, terminaron rápidos y furiosos. Se despidieron y a más ver. Eso sí, entretenidos un rato.
Def Leppard: histeria con un toque de azúcar
Los británicos Def Leppard, que un día formaran parte de la llamada New Wave of British Heavy Metal, NWOBHM para los amigos, siguen de celebración alrededor del mundo con motivo de las tres décadas que cumplió su álbum más vendido hasta la fecha, ‘Hysteria’, que como era de esperar, se llevó gran parte del protagonismo de su repertorio. Podrían ser perfectamente los cabezas de cartel de cualquier festival pero, claro, hoy tenían por delante a nada más y nada menos que a Kiss.
Comenzaron directos, simples y tan elegantes como en ellos es costumbre, al ritmo de «Rocket» y «Animal», antes de dejarse llevar por «Let It Go» y ponernos tontorrones con «When Love and Hate Collide». Las guitarras de Phil Collen y Vivian Campbell nos devolverían a su vertiente más rockers con la pegadiza «Let’s Get Rocked» y «Armageddon It». Y así entraríamos en una nueva nube de algodón de la mano de «Two Steps Behind», la mítica «Love Bites» cuyo estribillo llevó al límite la voz de Joe Elliott y una potentemente emotiva «Bringin’ on the Heartbreak».
Despertaríamos del letargo de baladas al ritmo de «Switch 625» como antesala de un bloque de grandes éxitos espectacular que pondría a cantar a las miles de gargantas que acudimos a lamada. «Hysteria», «Pour Some Sugar on Me» (qué suficiente habían puesto ya ellos de su parte) y la base rítmica del bajo de Rick Savage y de la batería Rick Allen anunciando la llegada de «Rock of Ages» crearon el escenario perfecto para la despedida del quinteto. La elegida para tal hazaña fue una celebrada «Photograph» que sonó tan bien como nos tienen acostumbrados.
Sabaton: innovando con su power metal más coral
En Graspop los suecos Sabaton tienen la batalla ganada, desde hace tiempo, y aún así, cada vez que han actuado ahí, han sorprendido de alguna manera. Con Joakim como alma matter tienen medio trabajo hecho, pero no se duermen en los laureles y van cada vez a más. Tras la doble jornada en Hellfest, tocaba darlo todo en el frente Belga.
De primeras, el escenario completo, con el vehículo anfibio incluido, cañón apuntando al público y una trinchera con los nombres de las batallas de las que hablan en sus canciones, se presentaron ante un escenario lleno hasta la bandera con una grata sorpresa: un coro uniformado, con cascos y gorras históricos. Sabaton siempre han sido un grupo muy coral, donde todos los miembros hacen voces de apoyo, pero eso fue llevarlo a otro nivel.
Fuego y petardazo para iniciar con “Ghost Division” , y con el primer estribillo se notó que sería un concierto diferente. El coro hacía la canción más épica si cabe, con infinitos registros vocales cantando al unísono y provocando un estado de hipnosis en el público. Un gran acierto.
El otro acierto del concierto de Sabaton fue que Joakim limitó sus discursos, un par de bromas por aquí, motivación por ahí, pero sin excederse en los tiempos, lo que fue de agradecer. Atrás quedan las interminables charlas que mermaban la fuerza del directo que tiene el grupo. El fuego orquestaba pasajes de temas emblemáticos como “Carolus Rex” o “Lion of the North”, endulzados con la potencia coral que convertía las canciones en auténticas epopeyas. El público se entrgó hasta el final, que llegó con la imprescindible “Swidish Pagans” poniendo patas arriba el Main Stage 2. Fue de los conciertos más memorables de este GMM 2019.
Cradle of Filth: en estado de gracia
Los seguidores del metal extremo, si es que a Cradle of Filth los podemos catalogar así, estaban de enhorabuena y tenían una alternativa perfecta a Sabaton y, a juzgar por la apariencia del escenario Marquee, eran legión. Así que todo estaba previsto para una buena descarga de black, gótico y sinfónico heavy metal por parte de Dani Filth y los suyos. ¡Y vaya si lo fue!
Siempre es una buena noticia recuperar parte de las composiciones del magnífico ‘Cruelty and the Beast’ que firmaron hace ya veinte años, y a juzgar por el descomunal arranque con «Thirteen Autumns and a Widow», precedida por supuesto por la introductoria «Once Upon Atrocity», y con «Cruelty Bought Thee Orchids», la elección no podría haber sido más sabia. Gustarán más o menos, despertarán pasiones y ampollas, pero ahí siguen en el candelabro y con un Dani pletórico y tan personal en lo vocal como siempre.
Lo mejor de todo es que cuenta con el apoyo de unos grandes guitarristas como Richard Shaw y Marek Smerda que aportan ese corte tan clásico y tan heavy en cortes como la reciente «Heartbreak and Seance», por no hablar de lo que suma en vivo la presencia, voz y teclados de Lindsay Schoolcraft, especialmente en canciones como la excelente «Nymphetamine (Fix)». Y es que la banda al completo funciona con la precisión de un reloj suizo.
Era de esperar que incluyeran en el set una habitual como «Her Ghost in the Fog», pero nos pilló absolutamente por sorpresa ese final a lo grande que nos regaló «From the Cradle to Enslave». No es de extrañar que se fueran de allí en medio de una marea de aplausos y gritos por parte de una audiencia que mostraba su gratitud ante tal espectáculo.
Kiss: hasta luego Lucas, ahí os quedáis
Sorprendentemente, Kiss congregó menos gente que Slipknot el día anterior, con mucho público incluso abandonando el festival horas antes de su actuación. Posiblemente por ser Domingo. Están inmerso en su presunta gira de despedida, y en Graspop ni se despidieron ni fue por todo lo grande. El espectáculo, eso sí, fue de diez. Iniciaron su show muy fuertes, con el fuego como protagonista y los fuegos artificiales de turno, captando en seguida a la audiencia, bajando en plataformas desde el cielo ante la locura de la audiencia. Quizás como fan de la banda, uno se esperaba mucho más en una despedida, pero a veces crearse expectativas es lo que lleva a la desilusión. Y esta llegó llegó demasiado pronto, a pesar de un arranque tan prometedor.
Tras “Detroit Rock City”, llegó el primer discurso de Paul Stanley de una serie de charlas largas y tediosas que se fueron dando durante la performance. Su voz sonaba apagada, cansada y con agudos estridentes, pero unicamente cuando hablaba, cantando no se notaba. Cosas del directo. Esos parones cortaron el ritmo del concierto. Por suerte, el setlist fue de los que quiere el fan. Recorrieron toda su carrera musical y el espectáculo estuvo al servicio de la música más que al revés.
Por suerte, para salvar los muebles estaba Genne Simons, que goza de una expléndida forma, al igual que Erick y Tommy. Paul, es otro cantar, pero unicamente en la voz, pues estuvo muy activo y no dejó de animar y motivar al público. Las canciones y el show fueron la piedra angular, como a lo largo de toda su reciente historia, del concierto. Actualizado el espectáculo, los láseres iluminaron el cielo Belga modernizando su actuación, con pantallas hexagonales en la parte superior del escenario plataformas que subían y bajaban según el momento de la actuación.
El setlist se movió en la discografía practicamente completa de la banda, sonando desde “Love Gun” a “Phsyco Circus”, pasando por “Say Yeah”, “Crazy Night” o “Beth”. En esta última no podía faltar el piano de cola, casi al final de la actuación. El final fue demasiado frío, demasiado distante, parecía más un hasta luego que un adión, ya que tras “Rock and Roll All Night” y soltar globos gigantes papelinas y unos pocos fuegos artificales, se marcharon sin siquiera lanzar púas y baquetas al público. Ni un pío de “esto es el final” o “no nos volveremos a ver”. Extraño como mínimo.
Carcass: ¡Adiós cervicales! ¡Adiós Graspop!
Curiosa la historia de una banda como Carcass, para muchos padres del grindcore y posteriormente del death metal melódico, que volvieron de la muerte hace ya más de una década tras un parón que duró ese mismo tiempo. Animalistas, vegetarianos pero, sobretodo, una apisonadora sonora en directo.
Tras un notable retraso sobre el horario previsto, para lo que nos tiene acostumbrados el festival, los veteranos Jeff Walker y Bill Steer pusieron la maquinaria en marcha repasando la media docena de discos que conforman su discografía. Sin ofrecernos prácticamente ni un segundo de tregua destrozaron las cervicales a base de headbanging de los valientes que decidieron alejarse de unos Kiss que en esos momentos reinaba el escenario principal del Graspop.
La agresividad arrancó con «316L Grade Surgical Steel» y de ahí prácticamente del tirón hasta el final dejándonos por el camino una exhibición de metal extremo que se explica gracias a cortes como «Buried Dreams», «Genital Grinder», «Keep on Rotting in the Free World» o «Heartwork». Toda ellas una oda a la alegría, la calma y la tranquilidad. O más bien no. Pero qué queréis, esto es death metal y Carcass son los reyes.
Y así, tan rápido como empezó, terminó el Graspop. Tocará volver a casa, sopesar los momentos vividos y rememorar conciertos, para ya después hacer un balance más en frío, pues en caliente, lo cierto es que, como se expuso el primer día de crónica, para sentarse en la mesa de los grandes, hay que ir a más cada año, y éste año parecía más una pre temporada para el 25 aniversario que un año de confirmarse como un grande. A pesar de ello, resultó ser un año más de diversión, buen sonido, buenos conciertos y momentos emocionantes.
Texto: Lluís García y Stilav | Fotos: Juan Sanz y Lluís García
Promotor:Live Nation Bélgica
Día:2019-06-23
Hora:12:00
Ciudad:Dessel, Bélgica
Puntuación:9
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