El post-rock es un genero que tiende a escapar de los esquemas convencionales de la música. La libertad creativa que subyace tras la esencia misma del estilo hace posible que dentro de una misma etiqueta, se engloben bandas de muy distinto pelaje. Bandas que suelen ser mayoritariamente instrumentales, tienen un componente etéreo importante, y acostumbran a recurrir a largos desarrollos emocionales.

Suele ser un estilo este, que ocupa una pequeñísima parcela del pastel comercial en el espectro del publico rockero, pero que, por su enorme amplitud de miras, suele captar audiencias que poco tienen que ver con las de la escena metálica. Conviven por tanto dentro de este particular nicho, casos como el de Toundra o Sigur Ros consiguiendo enorme repercusión y muchas otras formaciones, que parecen pasar ciertamente desapercibidas.

God Is An Astronaut es una banda que por calidad, trayectoria e importancia en el género, debería estar ya jugándose el tipo en plazas mucho más grandes, pero aun continúa paseándose por salas relativamente pequeñas, y sin congregar a un numero considerable de seguidores. La última fecha que realizaron en Bilbao, al igual que las anteriores ocasiones en las que se han acercado, no fue ninguna excepción, y la Stage Live lucio una pobre entrada por desgracia.

Oh Hirosima: frialdad sueca

Oh Hiroshima saltaron sobre las tablas con puntualidad absoluta. Desde el primer momento dejarían claro que la presentación giraría en torno a su último ‘Myriad’, un trabajo en el que las voces han cogido un fuerte protagonismo, pero en el que siguen explorando una manera de acercarse al post-rock, carente de los fuegos artificiales que utilizan otros para brillar.

Oh Hiroshima (Foto: Unai Endemaño)

Su puesta en escena por desgracia adolecería de cierto dinamismo, mostrando que su faceta en directo aún necesita ser pulida. A esto tampoco ayudaría el sonido farragoso con el que tuvieron que lidiar en la Stage Live. Los instrumentos no se distinguían con la nitidez que precisa el genero y quedaban francamente desdibujados, comparándolos con sus versiones de estudio.

Oh Hiroshima (Foto: Unai Endemaño)

Su repertorio tan solo costaría de siete temas, entre los que brillaría sobremanera “Humane” y “Ascension”, dos de los cortes más sobresalientes de su ultimo redondo. Tendrían tiempo sin embargo para lanzar un breve recuerdo en forma de “Drones”, para su celebre ‘In SIlence We Yearn’, seguramente el trabajo que les puso bajo la lupa de los aficionados mundiales del género. Tristemente la reacción general del publico ante la frialdad sueca, dejó una sensación agridulce y de cierta indiferencia.

God Is An Astronaut: cerrando el círculo

El público permaneció igualmente sereno cuando God Is An Astronaut tomaron el escenario, pero la diferencia abismal entre cabeza de cartel y telonero, se hizo evidente a los dos minutos de comenzar el sarao. Las luces, el sonido y la tremenda presencia que desplegaron los irlandeses, dejaría al publico noqueado desde el mismo arranque.

God Is An Astronaut (Foto: Unai Endemaño)

Para establecer su repertorio, escogerían una estructura circular, en la que comenzarían encarando dos de sus cortes de las cintas fantasmas, dándoles una dimensión que en estudio solo se intuye. La precisión con la que los cuatro astronautas encaraban las piezas era asombrosa, pero más aun lo era lo poco que parecía costarles ir desarrollando cambio tras cambio.

God Is An Astronaut (Foto: Unai Endemaño)

“Adrift” y “Spectres” serían el preámbulo de lo que estaría por llegar. Un comedido repaso a los últimos tiempos del cuarteto, en los que la banda lleva años tratando de reinventar la formula maestra que perfecciono en sus inicios. Trabajos en los que la pulcritud de sus orígenes se ha difuminado, en virtud de un pretendido feísmo, que en directo se encauza magníficamente gracias a la exhibición instrumental que son capaces de desplegar los irlandeses.

God Is An Astronaut (Foto: Unai Endemaño)

Entre los cuatro astronautas, los roles estaban perfectamente definidos de antemano. En el papel central, como cabeza visible y verdadero líder de la formación se encontraba Torsten Kinsella con su característica cara de pocos amigos, su precisión absoluta y su estática figura. A su lado, siempre un paso por detrás de su hermano, Niels Kinsella, siendo la verdadera ancla sobre la que flotan sus compañeros. En la sombra, Lloyd Hanney, otro de los miembros originales, pieza fundamental en el engranaje del conjunto. Tomando un lado entero del escenario, y con un papel cada día más protagonista, Jamie Dean, el miembro menos veterano de la banda, pero que más peso y aporte tiene en directo.

God Is An Astronaut (Foto: Unai Endemaño)

La exquisita función instrumental proseguiría con otro par de apuntes de su anterior epitafio. Un redondo sombrío que reflejaba experiencias traumáticas y que ya les trajo de visita por la Stage Live hace tres años. Una sala que, en esta ocasión, luciría una pobre entrada por desgracia, fiel reflejo de los malos momentos que estamos viviendo en lo que a asistencia a eventos se refiere.

God Is An Astronaut (Foto: Unai Endemaño)

“Seance Room” y “Mortal Coil” sonarían contenidas y sentidas, con un Jamie Dean haciendo verdaderas piruetas para tocar teclas y guitarra a la vez, llegando hasta el punto de estar tocando las primeras, mientras afinaba la segunda. El joven guitarra no pararía de bailar durante todas las canciones, cambiando de un pedal a otro, como quien va saltando de roca en roca. Absolutamente flipante la infinita capacidad de este hombre.

God Is An Astronaut (Foto: Unai Endemaño)

Llegado el ecuador del concierto, Niels tomaría el micro para explicar que había llegado el momento de los clásicos. De esta manera anuncio discretamente que recordarían por fin su legendario ‘All Is Violent, All Is Bright’, unos de los trabajos más aclamados del post-rock mundial, y motivo fundamental por el que God Is An Astronaut son desde hace años, una de las figuras absolutas del género.

Hace dos años, cuando se anuncio esta gira por primera vez, fue promocionada como el aniversario del álbum blanco de los astronautas, asegurando que lo tocarían entero. Sin embargo, cuando por fin se ha podido llevar a cabo el tour, aquella promesa ha quedado perdida en la noche de los tiempos. Tocarían cuatro temas tan solo del mismo, aunque obviamente serían los que marcarían el clímax del espectáculo.

God Is An Astronaut (Foto: Unai Endemaño)

En cuanto la reconocible cadencia del tema título comenzó a caer sobre los asistentes, la sensación de estar contemplando algo grande resultaría innegable. Consiguiendo emocionar a los presentes, enlazarían rápidamente con “Suicide By Star” y luego con “Forever Lost”. Seguramente los tres temas más conocidos del conjunto, en perfecto trio letal. Momentos mágicos de verdad.

God Is An Astronaut (Foto: Unai Endemaño)

Una vez hubieron recordado debidamente la luminosa violencia de su obra magna, retrocedieron aun más para llevarnos hasta “From Dust To The Beyond” y dejarnos flotar felizmente con los preciosos tonos ambientales que gustaban de facturar en sus inicios. Aun tendrían tiempo para volver una vez más hasta sus últimas cintas fantasmas, colando “Burial” y “Fade” en la zona noble del concierto. Una zona que sería rematada con la discotequera “Route 666” para cerrar el círculo.

Texto y fotos: Unai Endemaño

Promotor:Madness Live!

Día:2022-05-12

Hora:19:30

Sala:Stage Live

Ciudad:Bilbao

Teloneros:Oh Hiroshima

Puntuación:8