Glenn Hughes: energía, amor y fantasía en Barcelona

Glenn Hughes dejó la sala Razzmatazz de Barcelona impregnada del recuerdo de Deep Purple y su legendario legado.

Tras sus presentaciones en Vigo, Avilés y Madrid, Glenn Hughes finalizó su gira española en Barcelona repartiendo energía, amor y fantasía, a la par que recibía por parte del público repetidas muestras de cariño y admiración.

Mas allá de la celebración del 50 aniversario de ‘Burn’, es evidente que Glenn también rememora en estos conciertos una importe etapa de su carrera artística, su permanencia en Deep Purple desde 1973 hasta 1976, tiempo durante el cual grabó tres álbumes de estudio formando parte de lo que supusieron las formaciones Mark III y Mark IV del legendario grupo británico.

Los dos primeros junto a Ritchie Blackmore, el mencionado ‘Burn’ y ‘Stormbringer’, ambos publicados en 1974, y un tercero con el fallecido Tommy Bolin ‘Come Taste The Band’ lanzado en 1975. Tanto para Ritchie como para Tommy, Glenn tuvo un recuerdo, al primero lo mencionó antes de interpretar “Minstreated” y al segundo en “Gettin’ Tighter”.

El legado de una época gloriosa

El concierto se completó con “Highway Star” tema perteneciente a ‘Machine Head’, álbum en el que Glenn no formaba parte de la banda. En definitiva, un ejercicio de nostalgia que no se limitó a ‘Burn’ sino a toda una época gloriosa y cuyo repertorio prácticamente fue el mismo con respecto a su anterior gira de 2019, salvo el cambio de “Smoke On The Water” por “Highway Star”, clásico por clásico.

Glenn Hughes (Foto: Sergi Ramos)

Puntualmente, a las 21:00, la banda tomo posiciones sobre el escenario con Glenn Hughes como punto central de atención pero apoyado por una banda a su servicio de alto nivel, como se pudo probar durante toda la actuación. A cargo de la guitarra estuvo Soren Anderson a quien la une una amistad con Glenn desde hace 15 año; de la batería se encargó Ash Sheehan, mientras que el teclista Bob Bridzema fue la única novedad con respecto a la mencionada visita española de 2019 cuando el puesto lo ocupó Jesper Bo Hansen.

Glenn Hughes (Foto: Sergi Ramos)

Con 71 años, Glenn exhibió un aspecto espléndido, con su estilizada figura, su melena al viento y su permanente sonrisa. Todo un “gentleman” del hard rock ataviado a la tradición de los 70′, con su característico chaleco y sus pantalones psicodélicos. ¡Y qué decir de su voz! Conserva una garganta privilegiada que no solo le permite cantar como si el tiempo se hubiera detenido sino que puede forzarla hasta conseguir sus reconocibles e increíbles falsetes, cual aullidos reivindicativos de un “viejo rockero” en plena forma. Impresionante.

El arranque con “Stormbringer”

Las reseñadas cualidades vocales de Glenn, quedaron de inmediato expuestas en escena cuando en una sala Razzmatazz repleta de público se inició un embriagador viaje en el tiempo con un valor seguro como “Stormbringer”, al que siguió “Might Just Take Your Life”, tema que puso de manifiesto las habilidades con sus respectivos, tanto de Ash Sheehan como de Bob Bridzema.

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Con Soren Anderson dando la entrada con unos ágiles trazos guitarreros, la banda pasó a interpretar “Sail Away” con su pegadiza dinámica rítmica, canción a la que siguió “You Fool No One”, pieza que, recordando los tiempos del mítico festival de 1974 California Jam, la alargaron al “estilo Deep Purple” para que todos los músicos expusieran su talento, incluyendo una brillante parte de teclados y batería, seguida de un excelente solo de guitarra, con Glenn añadiendo su maestría vocal.

No faltó un tramo de sentimiento blues a cargo de Soren y, por último, un tremendo solo de Ash con su batería de un solo bombo, como marcan los cánones propios de los ’70, quien se “quedó” con el público con sus malabares con las baquetas “paseándolas” por su cuerpo para terminar de forma sorprendente vertiendo agua sobre el tambor para que al golpearlo creara un atractivo efecto.

Glenn Hughes (Foto: Sergi Ramos)

Si hasta ese momento el recital estaba siendo de lo más emocionante, con “Mistreated” los sentimientos afloraron aún más con Glenn desatado con sus falsetes además de sacar efectos distorsionados de su bajo usando el pedal, mientras el resto de la banda mantenía un marcado ritmo y Soren volvía a exhibir su talento con algunos efectivos desarrollos extraídos de su guitarra. Fue uno de los momentos de la actuación donde los seguidores respondieron con mayor entusiasmo.

Glenn Hughes (Foto: Sergi Ramos)

Si con “Minstreated” tuvo un recuerdo para Ritchie Blackmore, con “Gettin’ Tighter” hizo lo propio con Tommy Bolin, mencionando su nombre antes de lanzarse a su ejecución, apareciendo de inmediato sus reconocidas influencias funky con el bajo en primer plano dominando la situación, además de crear efectos distorsionados y partes de wha, wha, excelentemente respaldado por Soren, quien también recreó sus propias florituras con las seis cuerdas.

Sentimiento y energía para el final

Las referencias a ‘Come Taste The Band’ se mantuvieron con el tema que cerró la actuación antes de los bises, “You Keep On Moving”, con la clásica entrada del bajo y con momentos de un considerable sentimiento vocal, incluyendo una parte en la que Glenn dejó de cantar para que un entusiasmado público completara las frases.

Glenn Hughes (Foto: Sergi Ramos)

Tras los compases finales de la guitarra, la formación dejó el escenario para regresar en un breve tiempo con Glenn, como viene siendo habitual en la gira, preparado para afrontar todo un épico tema como “Highway Star” solo como cantante, cediendo el bajo en esta oportunidad para sorpresa de todos, nada menos que a Marco Mendoza, amigo de Glenn y con el que coincidió en la etapa del versátil bajista de raíces hispanas en The Dead Daisies.

Glenn Hughes (Foto: Sergi Ramos)

Resulta obvio remarcar la euforia de los seguidores ante una de las composiciones más reconocidas de Deep Purple y del ambiente festivo que se vivió durante su interpretación tanto sobre el escenario como en el resto del recinto, con Marco haciendo notar su presencia con gesticulaciones varias mientras un Glenn relajado sin su bajo, se paseaba por todo el escenario interactuando con los seguidores.

Glenn Hughes (Foto: Sergi Ramos)

Si algo faltaba para completar el excitante concierto, acometieron con “Burn”, que prendió la última llama de la electrizante fantasía que se estaba viviendo en la sala mayor de las Razzmatazz recordando unas composiciones que se han convertido en atemporales. Glenn, todo amabilidad, se deshizo en elogios hacia el público, al que no se cansó de asegurar que lo amaba. Como es de recibo, los seguidores fueron agradecidos mostrando constantemente sus muestras de afecto. Las leyendas vivas escasean y hay que mimarlas para que sientan la necesidad de volver. Eso es lo que prometió el eterno Glenn para el próximo 2024.