Fito llena Gijón de rock con su presencia

El pasado mes de septiembre, Fito Cabrales y su banda, rompían un largo periodo de silencio con la salida al mercado de su flamante nuevo trabajo ‘Cada Vez Cadáver’. Que veía la luz siete años después de su último disco de estudio, ‘Huyendo Conmigo De Mí’ 2014.

Después de tener que aplazar el inicio de la gira, Fito & Fitipaldis se encuentran inmersos en la presentación de este esperado nuevo trabajo, que les llevará a recorrer buena parte de la geografía nacional. Con Morgan como banda invitada el ‘Cada Vez Cadáver Tour’, llegaba al Palacio de los Deportes de Gijón el pasado 8 y 9 de abril. Una cita por partida doble que obtuvo un éxito de taquilla a la altura de lo que se esperaba.

El virus hizo que este concierto fuera retrasado unas semanas incrementando las ganas de escuchar y sentir a la banda, lo que le dio mayor sentido al dicho de las cosas buenas se hacen esperar. Parecía que el rock tenía olvidado lo que significa rendir tributo a la experiencia. Mitificar a los músicos que saben que su profesión engloba una manera de vivir y sentir en el transitar por este mundo cada vez más impersonal. Por eso son tan necesarias bandas como Fito y Fitipaldis, músicos que recuerdan en cada acorde los kilómetros que llevan a sus espaldas y las decenas de miles de notas interpretadas sin cansancio para el deleite de su corte de seguidores.

Morgan tiene tanta calidad como ganas

La banda madrileña Morgan fue la encargada de abrir las almas a la música con la voz siempre cálida y llena de contrastes de Nina acompañada de Paco López, Ekain Elorza y David Schuthess. Su concierto asemejó a un cuento donde contaron una historia de estilo y calidad. Sus guitarras suenan precisas y hacen transcender el alma para hacerla creer en los universos de sus canciones. Temas que les han hecho ser calificados como una combinación de Fletwood Mac y Pink Floyd. La disposición de la Nina a la izquierda en el escenario en una posición secundaria dijo mucho de su concepto de banda.

Morgan (Foto: Nacho García)

El pabellón disfrutó especialmente de “Alone” y “Paranoid Fall” lo que los integrantes agradecieron subiendo aún más su implicación con el recinto ya con una entrada significativa. Puede parecer sencillo en definición unir fuerza y sensibilidad, pero en la práctica solo algunos elegidos lo consiguen y desde luego Morgan en el panorama nacional es uno de ellos.

Fito & Fitipaldis crecieron hasta el olimpo

El señor Cabrales subió al escenario como el que visita su casa con la luz apagada y sabe perfectamente donde están colocados todos los muebles y hasta el lugar de cada cuadro; porque Fito lleva tres décadas transitando en la fina línea del rock, la profesionalidad y la vida. Comenzó la banda con “A Quemarropa” para que nadie, absolutamente nadie, pudiera decir que no se implicaba en el recital de Fito & Fitipaldis. Se vieron decenas de boinas y camisetas con el merchandising que simboliza un sentimiento rockero atemporal. Le siguió “Lo Que Sobra De Mí”, tan llena del estilo Fito que cuando llegó “Por La Boca Vive El Pez” los miles de asistentes tenían la piel de gallina.

Fito & Fitipaldis (Foto: Nacho García)

El espectáculo contó con un despliegue audio visual muy completo con tres pantallas gigantes. La central de quince metros sirve de para transportar la visión al mismo lugar que el despliegue auditivo, y en ese sitio el rock era el dueño y señor. Los clásicos sonaron a la perfección, y al analizar el lenguaje no verbal de los integrantes se concluye que la pasión por la música es la misma de siempre. En cada tema Carlos Raya recrea su virtuosismo a la guitarra y entre el público existió una lógica veneración por el que saben parte muy importante de su banda.

Fito & Fitipaldis (Foto: Nacho García)

Del último disco, sin que haya significado un cambio en la formula musical de Fito & Fitipaldis, se pudieron escuchar toques de bluegrass, country rock y rock clásico. Alejandro Climent con su extraordinario talento al bajo ayuda en gran medida a diferenciar cada estilo. En un par de canciones compartieron escenario con sus teloneros Morgan, un auténtico lujo ya que las voces de Nina y Fito se combinan muy bien y la doble percusión es grandiosa. La nueva incorporación para esta gira de Coki Giménez ha sido un acierto. La energía que desprende y la comunión con la banda le ha hecho una pieza ya imprescindible y las pantallas le muestran vaciando su ser en cada pieza.

Fito & Fitipaldis (Foto: Nacho García)

Cuando un grupo decide el setlist de una gira de conciertos debe tener en cuenta que los ánimos de miles de personas se unirán a ese ritmo elegido. Ese fue uno de los puntos fuertes de Fito & Fitipaldis. Supieron llevar de las baladas más tiernas a sus ritmos más cargados de pasión con una facilidad pasmosa. Nina de Morgan volvió al escenario para acompañar a Carlos Raya y Fito en el tema “Abrazado A La Tristeza” y así dejar que la noche y la tristeza por unos minutos se extendiera por Gijón. Una maravilla poética musical.

Fito & Fitipaldis (Foto: Nacho García)

El final del concierto fue un homenaje a todos los que saben de la filosofía vital del grupo. El saxofón de Javier Alzola siempre presente y magnífico, se hizo cargo de volver loco al público con cada una de sus notas. Carreras de un lado al otro del escenario, duetos de guitarra y saxofón, para un colofón instrumental de guitarras y batería marca el hasta pronto.

El bordar este concierto como artesanos musicales fue un deleite que el público que llenó el Palacio de los Deportes supo apreciar y dejó a los artesanos llevar la batuta y en los himnos de la banda uniéndose a ellos con auténtica pasión musical. Más de 120 minutos de rock puro llenaron un recinto donde, como sumidos en una catarsis rockera, el público se olvidó de los aciagos tiempos pasados en los que pensar en volver a los conciertos era una auténtica quimera. Fito supo perfectamente quién es su Street Band como lo supo Bruce. Los Fitipaldis conocen sin duda quien su Boss, y se aseguraron que cada vez sea más Springsteen.