Ensiferum, Ex Deo y Wind Rose revientan Salamandra

Ensiferum se encuentra en un momento muy dulce de popularidad a pesar de las dificultades que ha vivido estos últimos años - prueba de ello es la excelente recepción de la que disfrutó en Salamandra este pasado 21 de Abril. Teloneado por Ex Deo (especialmente anticipado después de mucho años sin verlos) y por Wind Rose (un prometedor aspirante a la primera línea del género), los asistentes al concierto disfrutaron de una noche corta pero fantástica.

Estos últimos días, en Barcelona y cercanías hemos podido disfrutar de un tiempo más digno de agosto que de abril. No es extraño, pues, que aprovechando las buenas temperaturas, muchos hospitalenses decidieran salir a pasear y divertirse en las fiestas locales instaladas cerca de la Salamandra.

Sin embargo, otra fiesta aparte se estaba preparando en las profundidades de la sala: vikingos, legionarios y enanos, provenientes de Finlandia, Canadá e Italia respectivamente, se ataviaban con sus variopintas armaduras para ofrecer al respetable una gran velada de música, baile, mosh pits, y ¡metal!

Wind Rose: afianzándose como un referente nota tras nota

Era la tercera vez que recibíamos a los italianos en Barcelona, y es bonito ver como, a lo largo de los años, se han ido ganando una pequeña comunidad de fans que les defienden allí donde van. Además de Francesco Cavalieri a la voz, Federico Meranda a los teclados, Claudio Falconcini a la guitarra y Cristiano Bertocchi (ex-Labÿrinth) al bajo, en esta ocasión los de Pisa contaban con la presencia de Federico Gatti a la batería, que entró este mismo año a la formación para substituir a Daniele Visconti.

Wind Rose nos presentó una breve muestra de su power metal épico con una mezcla equilibrada entre sus dos álbumes más recientes, “Wardens of the West Wind” (2015) y “Stonehymn” (2017). Destacó “Dance of Fire”, enérgica y poderosa, y una buena elección para abrir la velada; la siempre trepidante “Rebel and Free”; y las ya establecidas como clásicos, “To Erebor” y “The Breed of Durin”.

Para desgracia de los presentes, el setlist fue bastante corto, pero el grupo lo compensó con la interpretación sorpresa de “Drunken Dwarves”, un divertido avance de su próximo álbum que demuestra que el ritmo creativo de la banda sigue imparable. Este verano, les volveremos a ver en el Leyendas. ¡Y que no paren de crecer!

Ex Deo: esperado retorno de la Legión XIII

Siendo como es un proyecto personal de Maurizio Iacono de Kataklysm, Ex Deo resulta caro de ver por estos lares, así que no es de extrañar que hubiera un pequeño foco de acérrimos fans excitados ante la posibilidad de volverlos a escuchar en directo. Presentaban su nuevo álbum “The Immortal Wars” (2017), el primer material que lanzan desde su parón en 2014, y que continúa en la línea del grupo: death metal sinfónico de gran poderío y elegancia, cuyas letras versan sobre la Roma clásica, sus conquistas y batallas – en palabras del mismo Maurizio, “¡guerra!”.

ExDeo (Foto: Elena Marco)

A este álbum pertenece “Rise of Hannibal”, tema con el que arrancaron, pero fue con “I, Caligvla”, que el público enloqueció. Maurizio, soberano, dirigía la explosión de death metal histórico con gesto regio, flanqueado a ambos lados por las cuerdas. Mientras, Olivier Beaudoin, batería, no daba tregua a los tambores des del lateral izquierdo, y pudo lucirse en “Suavetaurilia” con un solo desenfrenado, que contrastó con la gran cantidad de pistas pre-grabas del resto del directo.

ExDeo (Foto: Elena Marco)

Cerca del final del concierto, el grupo aprovechó para agradecer de forma breve pero sentida a sus fans el “volver a darles motivo para vestir las armaduras” – aunque, puntualizaron entre risas, sean pesadas y se asen dentro de ellas. La banda pidió wall of death para “The Final War (Battle of Actium)”, al que los asistentes se lanzaron con gusto y, finalmente, se despidieron con “Romulus”, aclamados y vitoreados tal gladiador que abandona victorioso la arena.

Ensiferum; aún y cojos, simplemente, grandes

Si la energía en la sala a la espera de Ex Deo era palpable, cuando faltaban pocos minutos para que Ensiferum saltara al escenario, ésta estaba desbocada. Los de Helsinki están viviendo un muy momento muy dulce de popularidad, a pesar de que han sufrido cambios recientes de integrantes (Emmi Silvennoinen abandonó el grupo tras 9 años de colaboración, y Netta Skog, que había entrado en su lugar, tampoco duró mucho) y sus dos últimos álbumes no han recibido opiniones muy favorables. Sin embargo, los vikingos, valientes, enfrentaban este directo con un setlist con la mitad de canciones del “One Man Army” (2015) y el “Two Paths” (2017), y la otra mitad de éxitos de toda la vida, y, sobretodo, su marca de la casa: energía y diversión para dar y regalar.

Ensiferum (Foto: Elena Marco)

Tras la intro de “Ajattomasta Unesta”, “For those about to fight for metal” cayó frenética y vigorosa, asentado una muy buena atmósfera nada más empezar. Siguieron con tres temas más de los álbumes recientes, pero fue al iniciar “Wanderer” (del disco de 2007 “Victory Songs”) que el respetable pudo ver cara a cara cómo dialogaban las dos eras – y, sin querer entrar en cuál es preferible, el contraste es abismal. Pero el público allí reunido habían ido a celebrar Ensiferum como un todo, y vitorearon “Twilight Tavern” tanto como lo habían hecho con las canciones previas.

Ver un concierto de Ensiferum en directo es un festival. Sami Hinkka (bajo y voces limpias) tiene un cohete en el culo, Janne Parviainen (batería) parece un metrónomo mastodóntico, Petri Lindroos (guturales y guitarra) deja ver claramente que vive por y para el directo, y a Markus Toivonen (guitarra y voces limpias), le cuesta un poco más coger el puntillo, pero cuando le entran las ganas empieza a dar vueltas sobre sí mismo como un molinillo hasta que te preocupas por si no se va a caer de cabeza al público. Con temas históricos, como “Lai Lai Hei” o “In my sword I trust” (que vino precedida por una intro jazzística), es difícil decir quién se lo pasa más bien, si la banda o el público.

Ensiferum (Foto: Elena Marco)

A medida que se acercaban las 10 de la noche, el show se dirigía hacia su final con “Into battle” y un amago de “Bamboleo” (en respuesta a las voces que llevaban pidiéndola toda la noche) que acabó convirtiéndose en “Iron”. Pero mientras las últimas notas del encore se desvanecían, parecía que algunos miembros de la banda no querían irse a casa: Markus empezó a improvisar travesuras musicales, avivadas por la cerveza que Sami le iba ofreciendo, que acabaron dibujando una excelentísima cover del Sweet Child of Mine de los Guns. Finalmente, tuvo que venir Petri a poner orden, y tras juntárseles por un par de compases, se los llevó tras las bambalinas.

Ensiferum (Foto: Elena Marco)

Y es que las cosas buenas no deberían terminar. Y menos antes de medianoche. Aunque después haya sesión de discoteca. De hecho, especialmente si después hay discoteca.