Cara y cruz de Dream Theater en Barcelona
Los neoyorquinos se presentaron en Barcelona con el formato que tan célebres les ha hecho a lo largo de los años: sin teloneros y con un temprano inicio del show, una forma de augurar a los no letrados de que esa noche se iba a producir algo apoteósico, una costumbre que se ha ido perdiendo hasta convertirse en una auténtica rara avis dentro del mundo del heavy metal.
Si, puede parecer hasta lógico que una banda haga un concierto de tres horas cuándo tus canciones duran una media de 8 minutos, y si, las giras son muy largas y el desgaste de carretera es real, pero uno no puede sino apreciar que Dream Theater planten un concierto tan largo cada noche. Para los fans más veteranos puede ser algo inherente a la experiencia, pero no está de más agradecer cosas que, en muchos casos, damos por asumidas.
Un show más ambicioso
Tres años después de llenar Razzmataz interpretando el ‘Images and Words’ en su integridad, los muchachos de Petrucci se plantaban de nuevo en Barcelona con una propuesta bastante más ambiciosa: una sala más grande, una pantalla gigante y una pasarela que se extendía por detrás del escenario. El show se planteó con una dinámica bastante diferenciada y que marcaría la experiencia general que vivieron los espectadores, y es que se dividió en dos sets muy diferenciados: uno poblado principalmente por temas del reciente ‘Distance Over Time’ y otro en que se interpetó el ‘Metropolis Part 2: Scenes from a Memory’ en su integridad, sin duda el plato fuerte de la noche.
Tras una introducción algo larga con “Atlas” acompañando imágenes del ‘Distance Over Time’, arrancaron con un “Untethered Angel” que funciona muy bien en directo, erguida también sobre los hombros de ser la show opener, aunque queda a la sombra de un “A Nightmare to Remember” pletórico, que fue muy bien recibido por los fans y que sería una de las dos canciones no pertenecientes al ‘Distance Over Time’ o al ‘Metropolis Part 2: Scenes from a Memory’. Teniendo en cuenta que la banda ha dejado fuera del set a clásicos como “Pull me Under” o “Take the Time”, la elección de un tema así fue toda una sorpresa, pero una muy afortunada ni más ni menos.
Una pequeña charla de Labrie sería una de las pocas pausas de un show que fluyó con la fluidez y precisión de un reloj, en las que el frontman aprovechó para alabar el tiempo español tras una gira por Escandinavia (si solo hubiera venido la semana pasada…). El cantante suele estar en el punto de mira de las burlas y desaires de los fans, pero siendo justos, está en plena forma, lejos quedan los infames gorgoritos de hace unos años, y cada vez que se dirige al público, logra metérselo en el bolsillo con charlas simpáticas y que no parecen sacadas de un guion.
“Paralyzed” y “Barstool Warrior” fueron los siguientes temas dentro del primer set centrado en el último trabajo de la banda, y aunque es mucho mejor que el infame ‘The Astonishing’, el público se quedó un poco frío. Tampoco nos equivoquemos; Dream Theater pueden pecar de sobrios y poco comunicativos, pero hay que entender que la interacción con el público no es parte de la experiencia. Algo que siempre me ha resultado muy curioso de sus conciertos es que tienen más de clase de universidad que de show de heavy metal. El público suele estar quieto y muy atento, totalmente rendido a la música, con la notable excepción de los músicos que hacer air drumming o air guitar, por supuesto.
En líneas de mis anteriores declaraciones, “In the Presence of Enemies, Part 1” fue recibida con una erupción de vítores, y fue la primera vez que pudimos ver a un Petrucci auténticamente desatado sobre las pasarelas que se erguían en la retaguardia del escenario. “Pale Blue Dot” y su intro narrada por Carl Sagan, fue la canción mejor recibida del set de ‘Distance Over Time’, concluyendo así la primera parte del espectáculo y dándoles a los músicos y al respetable una pausa de media hora para recuperar fuerzas y dar pie al verdadero protagonista de la noche: el set de ‘Metropolis Part 2: Scenes from a Memory”.
Su mejor esencia
Es inherente a los discos temáticos el poseer una magia cautivadora y difícil de explicar; la sensación de que con cada tema estás participando en algo especial. Si al de por sí implacable desempeño de la banda le sumas una producción en la que imágenes de los protagonistas de la historia acompañan a las canciones, tienes ante ti una experiencia única e irrepetible: la oportunidad de que una banda revisite el que para muchos es su mejor trabajo con la producción de la que en aquel entonces carecían.
El cambio de set también pareció transmutar a todo el público, y es que si uno compara la implicación de la audiencia, es fácil darse cuenta de que a interpretación íntegra del ‘Metropolis Part 2’, era no solo el plato fuerte de la noche, sino el motivo de que gran parte de la audiencia acudiera en primer lugar. Solo con “Regression”, que ejerció de introducción, el público se volcó en cada verso y en cada diálogo narrado, y en cuánto el álbum se desencadenó… Bueno, como suele decirse, el resto es historia.
Uno a uno, los hits de este inmenso magnus opus fueron descargándose a lo largo de la noche, y los fans recibían cada uno con aún más júbilo que el anterior, desde los más bombásticos y eminentemente progresivos como “Overture 1928”, pasando por temas archiconocidos y amados como “Strange Déjà vu” hasta un “Through My Words” que sonó más cañero que nunca. La banda también se vino arriba, probablemente envalentonada por la revitalización del público, y cada tema sonó enérgico y lleno de vida, lo que sumado al acompañamiento de imágenes de la historia recreadas como un cómic, hizo del concierto algo apoteósico, una forma más elevada de entretenimiento.
“Through her Eyes” aprovechó para homenajear a los héroes del rock caídos, y enseguida le siguió una breve charla en la que LaBrie animaba al público a chillar el título del siguiente tema, “Home”, que con su opulento y misterioso ritmo, sumió el Sant Jordi club en un hálito sobrenatural, con esas melodías salidas de las profundidades de un desierto.
El clímax de la actuación vino de la mano de una siempre espectacular “Dance of Eternity”, que pese a ser una instrumental, tiene el poder suficiente como para prender en llamas a toda una audiencia. Y así, estando en el punto álgido, la banda enlazó magistralmente los temas desencadenantes de la historia, comenzando con un “One Last Time” cautivador y concluyendo con un ”The Spirit Carries One” y “Finnally Free” que sonaron pletóricos, como una catarsis del viaje al que Dream Theater nos habían llevado.
“At Wits End” supone un desenlace eléctrico y pegajoso para una noche bombástica y por todo lo alto, así como un último regreso al ‘Distance Over Time’, siendo sin duda una buena decisión para cerrar un show que necesitaba un tema algo más sencillo para reconectar con la audiencia antes de despedirse.
El concierto en sí mismo fue espectacular, y de hecho me atrevería a decir que hasta histórico por el mero hecho de interpretar en su integridad un trabajo de la magnitud de ‘Metropolis Part 2: Scenes from a Memory’, pero siendo objetivos, el segundo set proyectó una sombra enorme sobre el primero, demasiado poblado de temas nuevos. No nos engañemos, el concierto fue redondo de principio a fin, pero dio la sensación de que el primer tramo del espectáculo actuó como el telonero del segundo, aspirando como mucho a ser entretenido, pero no memorable.
Pese a todo, nadie puede negar que fue una velada soñada para cualquier fan del progresivo, y es esperanzador que Dream Theater tengan tanta confianza en sus composiciones más recientes. Revisitadas ya casi todas sus épocas legendarias, uno no puede sino esperar que las nuevas composiciones den la talla, y aún si no llegan al esplendor de antaño, siempre tendremos sus espectaculares directos de tres horas.
Texto: Marc Fernández | Fotos: Segi Ramos
Promotor:Rock N Rock
Día:2020-01-29
Hora:20:30
Sala:Sant Jordi Club
Ciudad:Barcelona
Puntuación:8
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