A estas alturas de la película, escribir algo nuevo sobre Depeche Mode es una tarea casi imposible. Es muy probable que, si a Dave Gahan y Martin Gore les hubieran dicho en el ya lejano 1980 que más de cuatro décadas después seguirían sobre los escenarios y sin uno de los miembros originales de la banda, tampoco se lo hubieran creído.

Una noche épica con Depeche Mode en Barcelona

Es sorprendente que Depeche Mode no se hayan lanzado aún a hacer estadios. A juzgar por el poder de convocatoria exhibido esta semana en Madrid y Barcelona (y la que viene en Bilbao), uno podría esperar un tour de esas dimensiones en cualquier momento. Más de 60.000 entradas vendidas en cuatro conciertos certificaron que el cancionero de Depeche Mode está por encima del bien y del mal y, si cabe, de sus propios miembros. La muerte de Andy Fletcher, ahora hace apenas dos años, sobrevoló el Palau Sant Jordi como una muestra más de que ciertas canciones y artistas ya son propiedad colectiva, independientemente de quienes sean los músicos que configuran la unidad musical a día de hoy, de las carencias o de las ausencias. Carencias, eso si, pocas, a juzgar por el solvente set que la banda de Dave Gahan y los suyos prepararon para Barcelona.

La muerte nos une

Potenciados sobre el escenario por la estela positiva de su más reciente trabajo de estudio, “Memento Mori”, el grupo salió a escena con intención de darse un baño de masas nostálgico sin olvidarse del presente. Hasta cuatro selecciones del nuevo trabajo (incluyendo la apertura con “My Cosmos is Mine”) sonaron en la noche barcelonesa, sabiamente intercaladas en un set repleto de temas de “Music for the Masses”, “Songs of Faith and Devotion”, “Violator” e incluso “Black Celebration”, cuyo tema título fue ampliamente celebrado por el público.

El duo de David Gahan y Martin Gore exhibió compenetración y complicidad a lo largo de toda la noche como muchas veces no sucede en las grandes bandas clásicas, cuyos miembros tienden a odiarse tras años de dimes y diretes. Gahan y Gore, sin embargo, capitaneaban un sobrio escenario con maestría, sin excesos en technicolor y reposándolo todo sobre las artes escénicas de Gahan y el peso del cancionero clásico. La suciedad y dureza de muchas de las canciones clásicas de la banda sobre un escenario les cualifican lo suficiente como para estar apareciendo en una web como ésta, teniendo en cuenta además su innegable influencia en muchas bandas que hoy admiramos como Ghost o Marilyn Manson, por nombrar solo a un par. 

Gahan pletórico

El setlist, como decía, fue un compendio de lo nuevo y lo antiguo, todo con el aderezo de un Gahan pletórico que giraba por el escenario como el demonio de Tasmania y la actitud de alguien que sabe que con un solo gesto, con una mirada desde las pantallas de video del escenario, puede hacer vitorear a toda una arena. No cabe duda de que Dave es un maestro del escenario y sus acciones y omisiones son todo el espectáculo que necesita acompañar a las canciones clásicas de la banda. Desde la actual “Wagging Tongue” al primer trio de clásicos con “Walking in My Shoes”, “It’s No Good” y “In Your Room”, el público estaba ya rendido a sus pies. La parte central, más relajada, con “Strangelove” en acústico fue el preludio a un auténtico festival de los clásicos en la segunda mitad del show, solo interrumpido por el celebrado nuevo single “Ghosts Again”. “I Feel You”, “A Pain That I’m Used to”, “Behind the Wheel”, la mencionada “Black Celebration”, “Stripped” y “Enjoy The Silence” fueron sucediéndose como una apisonadora, cayendo sobre el público como misiles de nostálgia de otros tiempos, otros modos de entender la música, otras sonoridades y, sobretodo, otra manera de entender la vida. 

Por si hacía falta subrayar la última parte, el Palau Sant Jordi se convirtió en una gran discoteca para el final del show. Tras un “Condemnation” acústico, la banda se descolgó con “Just Can’t Get Enough”, “Never Let Me Down Again” y, para el cierre, la inevitable “Personal Jesus”. Ciento diez minutos de gloria ochentera para un público y un momento histórico en el que necesitamos certezas -y el repertorio de Depeche Mode es una de esas cosas en las que podemos confiar. 

Celebrando la vida en Madrid con Depeche Mode

Tras la muerte de Andy Fletcher, el mundo pareció detenerse, no solo para la banda, sino también para unos fans que no sabían cuál iba a ser el devenir del grupo. Sin embargo, la pareja decidió seguir adelante y crearon uno de sus mejores discos de las dos últimas décadas. Depeche Mode optó por celebrar la vida en un momento en el que la muerte les tocó tan de cerca. Y eso es precisamente lo que hacen cada noche ante sus miles de seguidores. ‘Momento Mori’ explica cómo aprovechar la vida y cada momento, ya que toda persona tiene un final.

Este tour pretende, en esencia, seguir celebrando el lanzamiento del nuevo disco, aunque en la gira que comenzó hace menos de un año ya tuvo paradas en nuestro país. Es precisamente el concierto de la capital el que no trajo consigo muy buenas sensaciones, pues el marco del Primavera Sound no ayudó a ello. Es por eso que miles de personas pretenden borrar ese recuerdo, o simplemente para aquellos que no pudieron verles el año pasado.

Lo que sí está claro es que Depeche Mode siempre atraen a multitudes, incluso tocando todas las semanas. Al fin y al cabo, sería difícil imaginar el devenir del rock o de cualquier música que surgiera en la década de los 80 sin su presencia.

Carpe Diem

Parece una contradicción que el álbum que insta a aprovechar el momento esté envuelto en un halo de melancolía y oscuridad. Los nuevos cortes no son los más alegres, pero sirvieron como el contrapunto perfecto para iniciar un espectáculo que fue en constante crecimiento. A pesar de lo perturbadoras que sonaran «My Cosmos Is Mine» y «Waggin Tongue», fueron bien recibidas, aunque no destacaron especialmente.

El primer momento destacado de la noche llegó cuando «Walking In My Shoes» precedió a «It’s No Good», siempre imbatibles en directo. Pero, ¿cuál no lo es?

El cuarteto de Essex echó mano de su amplio repertorio para presentar joyas del calibre de «Policy Of Truth», «Everything Counts» o «Precious», sin las cuales sería difícil disfrutar plenamente de su espectáculo. La fluidez de estas piezas se entrelazó con la tensión de «Before We Drown» o un «Strangelove» que sonó poderoso incluso en una versión acústica, interpretada por la voz de Gore. En la ecuación también encontramos espacio para la introspectiva y fresca «Ghosts Again», que se integró perfectamente entre el setlist repleto de clásicos. Y es que, si algo ha destacado en el nuevo disco, ha sido su tono reflexivo e íntimo, envuelto en atmósferas oscuras y emotivas, impregnadas del aura sensual que Gahan proyecta al cantar. Después de todo, Depeche Mode siempre ha sido eso: el estilo que eligieron adoptar tras la salida de Vince Clarke del grupo, cuando decidieron utilizar los sintetizadores de manera más perturbadora y enérgica que festiva.

Por muchos años que hayan pasado, Depeche Mode sigue demostrando tener aún mucho músculo en directo. Sin embargo, si hay que destacar una figura es la de Dave Gahan, que con su magnetismo en el escenario lleva al público en un viaje emocional único durante todo el show. Su presencia imponente y su entrega apasionada hicieron que cada canción cobrara vida de una manera visceral, como si quisiera demostrar que no es un señor que ya peina canas. Con cada movimiento, Gahan demostró por qué es una figura icónica en la escena musical, pues no solo conserva su voz, sino el abanico de movimientos que nutre su teatralidad en los directos.

El clímax más contundente de la noche lo marcó la tríada de «I Feel You», «A Pain That I’m Used To» y «Behind the Wheel». El torbellino de sonidos electrizantes habría sacado hasta al mismísimo Fletcher de su tumba, de haber podido presenciar la interpretación que sus compañeros le dedicaron. Aunque sin tiempo para lamentos, «Black Celebration», «Stripped» y «John The Revelator» llegaron de manera hipnótica, culminando con lo que todo el WiZink Center estaba esperando.

Si alguien piensa que una banda es grande únicamente por sus éxitos conocidos, está muy equivocado, y más aún después de presenciar cómo Depeche Mode fusionó «Enjoy The Silence» con el espectáculo de flamenco de la bailaora Belén López. Son este tipo de momentos los que elevan a una banda al olimpo musical, ya que pocos pueden mezclar dos elementos tan diferentes sin perder ni un ápice de su esencia.

Genios atemporales

La recta final del concierto estuvo encabezada por una tranquila y cautivadora «Waiting For The Night», en la que Peter Gordeno y Christian Eigner tomaron el relevo en los teclados. Al fin y al cabo, las grandes figuras de la banda siempre necesitan tener a alguien en quien apoyarse, y ellos han demostrado ganarse el reconocimiento.

Y así, en un clímax de energía y emoción, la banda cerró su épico concierto con una combinación inolvidable de sus clásicos atemporales. «Just Can’t Get Enough» hizo que el público se entregara por completo, reivindicando la importancia que tuvo la huella del citado Vince Clarke en sus inicios. Luego, «Never Let Me Down Again» elevó la intensidad a nuevas alturas, contrastando con su oscura melancolía igualmente querida. Pero tenía que ser la majestuosa «Personal Jesus» la que pusiera el broche de oro; los acordes de guitarra hipnóticos y la voz poderosa de Dave Gahan resonaron en todo el recinto, mientras el público se dejaba llevar por la pasión y la intensidad del momento.

Con cada nota, Depeche Mode demostró por qué son una de las bandas más legendarias de todos los tiempos, cuya trascendencia va más allá del mero éxito de un tema. La constante evolución y la capacidad de adaptarse a diferentes estilos son parte de lo que los ha llevado a la grandeza, además de ser una influencia para innumerables bandas. Saber mantenerse en la cima durante más de 40 años es algo que solo los verdaderos grandes pueden lograr, y el hecho de dejar un recuerdo imborrable en la mente de sus seguidores lo confirma. Con su música, han dejado una marca indeleble en la historia de la música, asegurando su lugar en el panteón de los grandes artistas de todos los tiempos.

Texto y fotos: Tamara Ruiz / Sergi Ramos

Promotor:Live Nation

Día:2024-03-12

Hora:19:30

Sala:WiZink Center, Palau Sant Jordi

Ciudad:Madrid, Barcelona

Teloneros:Suize Stapleton

Puntuación:9