San Sebastián se vistió de fiesta al ritmo de Crisix
El quinteto catalán vive un momento dulce. Con cuatro discos en su haber y un directo cada vez más sólido, no para de ampliar sus miras internacionales. Su concierto fue ante todo, espacio para el disfrute colectivo.
No suele ser habitual que las bandas de metal de referencia a nivel estatal visiten el País Vasco sin grupos locales como teloneros. Se trata de una de las fórmulas más frecuentadas por los organizadores, con el fin de obtener una asistencia multitudinaria. Por ello, resultaba inusual toparse con una banda madrileña y otra manchega como aperitivos del principal reclamo catalán.
Que el cartel contara solamente con tres grupos era otro de los puntos reseñables, teniendo en cuenta que la productora MPR tiende a diseñar festivales con cinco o seis bandas en su haber. Sin embargo, y a pesar de que Euskal Metal Fest desfigurara su propio nombre al no incluir en la fiesta de presentación de su décimo aniversario a banda vasca alguna, el anuncio de “entradas agotadas” ratificó que eventos de este tipo pueden ser más apetecibles, cuando se consigue el equilibrio entre cantidad y calidad.
Entre pasado y presente
A pesar de que Crisix fuera el plato gordo de la noche, las expectativas eran muy grandes de cara al concierto de Vita Imana. Tras su paso por Wacken en 2010 y el posterior lanzamiento de su segundo disco “Uluh”, la banda madrileña irrumpió con fuerza en la escena estatal, hasta el punto de convertirse en uno de los principales reclamos en lo que a bandas emergentes se refiere. Sin embargo, a comienzos del año pasado el grupo dio un giro de 180 grados al anunciar que Javier Cardoso y Puppy, vocalista y guitarrista respectivamente, abandonaban las filas de la formación.
El nuevo camino emprendido por la banda tuvo su primera cita en San Sebastián, donde presentaron por primera vez en directo su quinto trabajo de estudio, “Bosa”, interpretado además casi al completo. El sexteto hacía frente a un gran reto, ya que no se trataba solamente de dar a conocer su renovada propuesta, sino de estar a la altura de su propio pasado y encandilar a los allí presentes. Los nuevos comienzos nunca son fáciles, y la banda acusó el extenso parón que han realizado en lo que a directos se refiere, transmitiendo frialdad, inseguridad y dejando entrever que la maquinaria está todavía por engrasar en la ejecución de las canciones.
Sin embargo, todos los focos recayeron sobre su nuevo vocalista Mero Mero. Cambiar la figura frontal de una banda siempre es tarea complicada, aún más si cabe considerando la imponente presencia escénica de Javier Cardoso, pero gran parte del público se equivocó al juzgar la interpretación del actual frontman en base a las aptitudes del anterior inquilino del micrófono principal. A fin de cuentas, Cardoso y Mero poseen formas diferentes de afrontar el show en directo y, a pesar de que inicialmente el choque para el espectador pueda ser grande al toparse con un planteamiento diferente al configurado en su mente sobre lo que un show en directo de Vita Imana debe ser, el grupo en su conjunto sigue rayando a un nivel creativo e interpretativo consistentemente alto.
En lo referente a las canciones, “Animal” y “Romper con Todo” de “Uluh” fueron las que con mayor vigor conectaron a banda y público, una relación que se mantuvo fría hasta la recta final de su actuación. Cortes con pasajes ambientales y que exploran territorios más ambiciosos como “Los Ojos de la Serpiente” tampoco fueron recibidas con especial furor. La conclusión con las ya clásicas “Paranoia”, “Gondwana” y la sensacional “Un Nuevo Sol” sirvió para confirmar que, tras un puñado de conciertos, la banda conectará nuevamente con el público que con tantas ganas aguardaba su retorno.
La garra de Evil Impulse
Evil Impulse fueron los siguientes en subir sobre el escenario. El quinteto de Ciudad Real salió con todo y logró precisamente lo que tanto costó a sus predecesores, cautivar a la audiencia.
Su actitud pasional y la energía con la que desgranaron los temas de su nuevo disco “The Unbroken Ritual” arrancaron los aplausos de los allí presentes, que se sumergieron gradualmente en la dinámica actuación propuesta por el grupo manchego. Los riffs de poderoso groove de “Ancient Paradox”, entremezclados con pasajes sureños y otros más orientados al thrash metal en canciones como “The Great Dunghill” también sonaron con contundencia.
Desde la modestia, la banda supo jugar bien sus cartas y dejó al respetable con la sensación de haber presenciado a un conjunto con confianza, que disfrutó más que nunca en su tercera visita a Donostia. Con su interpretación del laureado corte de Mastodon, “Blood and Thunder”, fue, además, el grupo que abrió la veda al festín de versiones que vendría a posteriori.
La fiesta hecha banda
Y finalmente llegó el momento señalado, Crisix retornaba a la capital guipuzcoana tres años después, con un nuevo disco bajo el brazo y un mayor grado de experiencia, adquirido debido a la constancia en directo y sus cada vez más ambiciosos planes internacionales. En su cuarto trabajo de estudio, “Against the Odds”, la banda ha recopilado un buen puñado de canciones para el recuerdo y, a pesar de padecer un sonido ciertamente estridente en lo referente a las guitarras, su poderío se evidenció de principio a fin.
El pistoletazo de salida con las desenfrenadas “Leech Breeder” y “Xenomorph Blood” causó los primeros mosh pits frente al escenario y temas melódicos como “The North Remembers” o la propia “Against the Odds” aumentaron el grado de emotividad de la velada. En medio, grandes cortes como “Frieza the Tyrant”, “G.M.M.” o la festiva “Brutal Gadget”.
Ese es, precisamente, el sentimiento que impera en las actuaciones del quinteto catalán. La fiesta, el buen ambiente y las ganas de disfrutar se contagian entre banda y público de tal manera que globos por suelo y aire, el sonido de maracas y cuadros como la de un guitarrista tocando dentro de un circle pit pasan a ser parte del paisaje.
Mención especial al habitual remix de versiones clásicas que, en este caso al ritmo de Metallica, Pantera, Anthrax o Rage Against the Machine, se convirtió en una especie de momento folclórico que sirvió para unir en alegre comunión a todo seguidor del metal.
La banda celebra su décimo aniversario y lo hace además con una nueva presencia entre sus filas, Pla Vinseiro, vocalista y guitarrista del trío gallego Mutant, pasó recientemente a ocupar el puesto de bajista de la formación catalana. La unión de grandes creadores vaticina fascinantes resultados futuros para el quinteto encabezado por Juli Bazooka, precisamente una de las piezas del engranaje que rayó con mayor brillantez en la velada. Su carismática puesta en escena y contundente interpretación vocal son el ejemplo más visible del gran estado de forma en el que se encuentra el conjunto.
Como no podía ser de otra forma, «Ultra Thrash” puso el broche final al concierto, propiciando además una invasión escénica, con el público saltando y cantando junto a la banda en completo frenesí. Una década recorrida, cuatro discos y un sinfín de conciertos a las espaldas… pero Crisix parece estar muy lejos de tirar la toalla. Todo lo contrario, la banda catalana suma cada vez más adeptos a su causa y, por ello, el metal estatal debería estar de enhorabuena.
Texto: Mikel Yarza | Fotos: Itsaso Urkia
Promotor:MPR Productions
Día:2019-03-09
Hora:20:00
Sala:Centro Cultural Larratxo
Ciudad:San Sebastián
Teloneros:Evil Impulse, Vita Imana
Puntuación:8
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