CRIM: otro sold out, en Castellón

Puede que la espesa niebla con la que Castellón nos recibía fuese un aviso de que esta noche no iba a pasar desapercibida. Dos horas antes de la apertura de puertas el público ya desgastaba cera a las afueras de la sala, un escenario digno de Silent Hill donde no dejaba de aparecer gente. Mientras tanto el grupo tarraconense se preparaba en backstage tratando de asimilar el sold out que se marcó, a su lado el grupo Xacal con ganas de caldear el ambiente primero.

Las expectativas eran muy altas, aún así Crim consiguió superarlas. Si este grupo en un festival tiene la capacidad de envolverte, en sala directamente te sacude los sentidos. Crim tiene una capacidad increíble para generar conexión entre el público, además que han conseguido que este sea muy variopinto tanto en edades como en estilo de vida. Su punk rock ha venido para quedarse, de eso no hay duda.

La emoción era más que evidente, se palpaba en el ambiente. Crim ha alcanzado la cima en la zona del Levante y pocos fueron los que se atrevieron a perderse la presentación de “Pare Nostre Que Esteu al Infern”. Los aficionados estaban plenamente entregados llegado desde muchos puntos de la Comunidad Valenciana, pues en esta zona, el grupo siempre había tocado en festivales y las ganas de un encuentro más íntimo en sala eran muy grandes.

Xacal abre de forma frenética

El reloj marcó las 22h y la sala La Burbuja abría sus puertas. En backstage, los nervios empezaban a florecer. Todo estaba preparado para empezar a dar caña en apenas media hora, que en realidad se alargó casi una hora. En esos instantes, el grupo castellonense de hardcore Xacal empezaba a hacer más evidente su emoción, su cuarto concierto y la sala llenándose cada vez más. Todo esto acompañado de la sorpresa de Crim ante el sold out, ser de fuera y petar la sala no lo hace cualquier grupo.

Xacal (Foto: Lorena Selva)

Llegó el momento de la verdad, Xacal salió al escenario con intención de darlo todo y dejar el listón alto. La actuación duró escasos 30 minutos; como se suele decir lo intenso viene en frasco pequeño. Un directo potente muy marcado por las luces rojas y parpadeantes. La sala estaba medio llena y me sorprendió ver como la gente simulaba un falso foso imaginario ante el escenario. Fue a mitad concierto cuando realmente el ambiente comenzó a animarse, a partir de la canción “Orgull”, donde varias personas trataron de hacer lo que parecía ser un pogo, y de ahí hasta el final se incrementó la intensidad de su directo.

De nuevo, Crim la lía parda

Ahora sí que sí, la tensión era más que evidente, las 23.30h y la sala se encontraba a reventar. Crim alucinaba con la marea de manos alzadas aclamando su salida al escenario entre el público un desfile de camisetas con el símbolo del grupo. Un telón negro les separaba y empezó a sonar la introducción y mientras se levantó dicho telón, cuando creo que la mayoría sentimos como casi nos estalla el pecho. Crim entró en escena y en sus caras se notó la gran sorpresa de ver a un público dispuesto a darlo todo por ellos.

Crim (Foto: Lorena Selva)

“Potser no hi ha final” fue la primera canción y la repuesta del público fue inmediata: un coro de voces acompañando al grupo. A medida que avanzaba el concierto se escuchaban más voces y la sala se convertía en una marea de gente chocando entre sí. He estado en muchísimos conciertos, pero jamás había estado en uno donde de esquina a esquina del recinto todo el mundo estuviese tan activo. La explosión de energía llegó con la quinta canción, “Sense Excuses” la cual marcó una transformación, tanto en el público convertido en un torbellino de emociones, como en los músicos al ver las reacciones y la entrega.

Crim (Foto: Lorena Selva)

El éxtasis estalló con “Una Cançó i Una Promesa”, un tema que se ha convertido en himno. Me atrevería a decir que no había una sola persona sin cantarla, había sentimiento en las caras y la bebida comenzó a volar. El concierto avanzaba y alguno se atrevió a subir al escenario a cantar, cada vez más y más gente se subía a hombros de otros, incluso volaron zapatos.

Crim (Foto: Lorena Selva)

A diferencia de otras zonas de España, no se estila el crowdsurfing en Castellón. Alguno lo intentó, pero no tuvo mucho éxito; quien subía se dejaba caer en lugar de lanzarse. Es curioso ya que en otros conciertos de Crim he visto literalmente a gente volar sobre el público. Esto lo comentamos al finalizar el bolo y hasta a ellos le sorprendió, de hecho en el escenario colocan habitualmente sus pedales a una distancia concreta intencionadamente para cuando se suba la gente.

Crim (Foto: Lorena Selva)

Más adelante comenzó a sonar “Verí Caducat”, otro tema obligatorio en sus conciertos, y si antes la sala estaba activa, ahora estaba explosiva. Con la mano en el pecho todos gritaron “el meu pit, tatuat, amb verí caducat”, porque lo que más caracteriza un concierto de Crim es el sentimiento con el que se canta cada letra. Sin duda alguna, Crim es de esos grupos que se disfrutan en sala. Crean un clima muy íntimo y se aprecia lo buenos músicos que son. El trabajo tiene su recompensa y ellos han sabido sacarle partido. Lo que sucedió en Castellón fue un conciertazo, de esos que recuerdas con una gran sonrisa.