Buckcherry: «Barcelona está llena de putas locas»
“¿Quien está en relaciones a largo plazo aquí?” preguntó a medio concierto Josh Todd, el tatuadísimo vocalista de Buckcherry.
Apenas una decena de manos se levantaron en una sala que rondaba las 300 personas de asistencia. “No hay mucho amor en Barcelona ¿eh?” reflexionó, antes de entrar en materia con el tema “Sorry”, uno de los éxitos más destacados de su ya lejano “15”, el disco que les devolvió la importancia y el mismo que se la quitó una vez finalizado el ciclo.
Los últimos sleazy rockers en pie
Buckcherry es la última banda capaz de capturar la esencia macarra del hard rock angelino que representaron en su día Bang Tango, Faster Pussycat, Ratt o de manera más mayúscula, Guns N’ Roses y Mötley Crue. De todos modos, a medida que el mundo retrocede en cuestión de libertad de expresión y que ciertas corrientes de pensamiento modifican la manera en que se relacionan los dos sexos, ir a un concierto de Buckcherry se convierte, de golpe y porrazo, en una experiencia casi transgresora.
En plena campaña del #metoo, plantarte en un concierto donde uno de los principales hits lleva por título “Crazy Bitch” es tan rompedor como debía serlo escuchar a Roger Waters cantando “we don’t need no education” en 1980 o los Sex Pistols cantando “Anarchy in the UK” en 1977. Pero es que el hard rock angelino siempre ha sido así: misógino, machista y decadente. La sensación de que Todd iba fino durante todo el concierto fue compartida por muchos de los asistentes. A fin de cuentas, estamos hablando de un grupo cuya primera canción para el mundo fue una cuyo estribillo decía “I love the cocaine”.
Después de actuar en el Garage Sound Fest el día anterior, Buckcherry llegaron a Barcelona con ganas y a lo largo de hora y media de concierto hicieron un show soberbio. Empezar con “Ridin’” y “Whiskey in the Morning» y «Slammin'» del enorme “Time Bomb” de 2001 fue una declaración de intenciones. No tardaron en sacar la farlopa con “Lit Up” para luego poner a bailar al público con la efectiva “Say Fuck It”, que al final por muchas guitarras que se le pongan, no deja de ser un delicioso tema pop petardo.
Joshua Todd, el rey de la fiesta
Con Todd erigido como anfitrión de la fiesta, siempre muchas revoluciones por encima del resto de la banda, la noche no decayó en ningún momento. Incluso un nuevo tema titulado “The Vacuum”, el cual formará parte del nuevo disco de la banda a editar en 2019, sonó a delicia. Con riff grunge/Sabbath, el público lo recibió como si fuese uno de los clásicos. Fue ahí donde el vocalista le dijo al público que había muchas ‘putas locas’ en Barcelona, antes de atacar con el hit ‘comercial’ por antonomasia de la banda, ese “Crazy Bitch” que les llevó a triunfar en la radiofórmula americana hace más de una década. Lo adornaron con fragmentos de “Jungle Fever” de Stevie Wonder y de “Proud Mary” de la Creedence, antes de volver al tema principal para rematar.
En los bises, un bienvenido «Everything” seguido de «Tight Pants» dieron paso a un corrosivo “Roadhouse Blues” de los Doors con el que cerraron la noche dando una buena lección de hard rock gamberro a la vieja usanza. Da igual que el mensaje de algunas canciones suene controvertido en tiempos actuales: la esencia de esta banda está ahí antes de que llegasen las polémicas. Es como decirle a un perro que no ladre porque ahora los ladridos son de mala educación. Van a seguir ladrando igual, como Buckcherry.
Promotor:Garage Sound
Día:2018-06-09
Sala:Apolo
Ciudad:Barcelona
Puntuación:8
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