Brutal Assault: el reino del metal extremo
Wacken, Hellfest, Graspop, Download… los grandes festivales de Europa son cada vez más poderosos, pocos son los eventos capaces de hacerles sombra. Sin intención de competir con ellos brilla Brutal Assault, un festival sin cabezas de cartel dirigido a los amantes del metal extremo.
Alejado de la tendencia generalista de los grandes eventos, y especializado en las diferentes vertientes del metal extremo, Brutal Assault lleva más de dos décadas contentando a los seguidores de los sonidos más duros en un entorno sin igual. El evento se celebra a dos horas de Praga, en Josefov, dentro de una fortificación del siglo XVIII. En su interior toparemos cuatro escenarios, pasillos repletos de exposiciones fotográficas y sociales, una sala en la que se proyecta cine de terror, numerosas zonas de descanso y una amplísima oferta de bebida y comida, a precios muy por debajo de la media festivalera europea. Y todo ello, sin excesivas masificaciones y sin claros cabezas de cartel, en una programación que aboga por igualar al máximo el valor de todos los artistas. En resumidas cuentas, una pequeña gran joya que cualquier amante de los festivales metálicos debería visitar alguna vez en su vida.
MIÉRCOLES 7 DE AGOSTO
Voivod: demasiado pronto, demasiado corto
Arrancamos el festival con Voivod. El cuarteto canadiense dio el pistoletazo de salida con «Post Society» y «Psychic Vacuum». El comienzo estuvo lastrado por el mal sonido, con la batería omnipresente y la guitarra saturada, excesivamente estridente. Sin embargo, los seguidores se volcaron con la banda y los moshpits reinaron en joyas progresivas como «Obsolete Beings» y «Overreaction».
Tras casi cuatro décadas de thrash metal no convencional, diferentes generaciones siguen acudiendo a presenciar su destreza progresiva en directo. El cuarteto disfrutó sobre las tablas y el sonido se equilibró en la segunda mitad de su actuación. Pero el final llegó de inmediato, y el cierre con «Voivod», que fue coreada de forma colectiva, reflejó la brevedad de un show que hubiera brillado más con un set más extenso y colorido.
Ensiferum: sinónimo de fiesta
Ensiferum es sinónimo de fiesta. Muestra de ello fueron los celebrados circle pits de «FromAfar» y «One More Magic Potion». Sonido contundente y definido, sus riffs y melodías coreables no hicieron más que aumentar la fiesta. Durante su actuación, el espacio de los escenarios principales comenzó a llenarse progresivamente y, en este ambiente, incluso hicieron un guiño al clásico de ZZ Top “La Grange”.
«LaiLaiHei» y «Way of the Warrior» fundieron a banda y público en uno.Fue entonces cuando el primer vendaval del festival hizo acto de presencia, pero la fiesta de los fineses siguió su curso, hasta el final con “Two Of Spades”.
Incantation: naufragio sonoro
Incantation llevó a cabo su descarga de death metal ante una abarrotada carpa Obscure. El sonido no les acompañó y los riffs más crudos no pudieron apreciarse como es debido. El repaso a las diferentes etapas de su trayectoria contó con canciones como “Lus Sepulcri”, “The Ibex Moon” e “Impending Diabolical Conquest”, pero las deficiencias sonoras seguían presentes, por lo que decidimos mudar de escenario.
Jinjer: cuidando hasta el último detalle
Y es que, en esos mismos instantes, Jinjer atronaba el escenario principal Jagermeister. El cuarteto ucraniano vive un buen momento. Fuimos testigos de ello en Wacken y pudimos volver a comprobarlo una semana después en Brutal Assault.
Bombazos como «Teacher, Teacher!» y «Who Is Gonna Be The One», final reggae inclusive, dieron buena muestra de su destreza a la hora de combinar blastbeats con partes calmadas, donde la brillantez vocal de Tatiana Shmaylyuk pudo apreciarse al completo. Cuando sonido, ejecución y actitud son excepcionales, la respuesta del público no suele ser otra: grandes ovaciones y circlepits. Al final, en»Pisces» y la melancolía de «Perennial», Shmaylyuk remató se atavió con la bandera checa y se metió al público local en el bolsillo.
Batushka: artificio fallido
Mucho se ha hablado sobre Batushka en los últimos meses. La fricción entre el vocalista Bartlomiej Krysiuk y el resto del grupo incendió las redes y desembocó en una batalla legal que ha favorecido al propio Krysiuk. Es él quien ostenta los derechos de la banda y, con el apoyo del sello Metal Blade, ha publicado un nuevo álbum, ‘Gospodi’. El bando contrario está comandado por el guitarrista y hasta ahora principal compositor de la formación polaca Krzystof Drabikowski que, a pesar de todo, también ha mantenido el nombre de la banda, ha lanzado un nuevo trabajo y ha recibido el respaldo de una buena parte de la escena metálica. Pero la versión de Krysiuk es la que pudimos presenciar en Brutal Assault, por lo que nos ceñiremos a ello.
La banda anunció su llegada respaldada por una tremenda escenografía. La simbología eclesiástica, la cuidada iluminación y vestuario, y el empleo de la pirotecnia estuvieron a un gran nivel. Su set también fue ejecutado de forma certera, pero el sonido dejó mucho que desear, falto de la presencia y del poderío conjunto que el black metal debe tener. Asimismo, la fricción de Batushka en dos bandas ha generado cambios en el propio repertorio. El proyecto encabezado por Krysiuk propone, casi exclusivamente, un repaso a su flamante ‘Hospodi’. Salvo piezas señaladas de ‘Litourgiya’, optaron por dejar de lado sus canciones del pasado y esto desembocó en una propuesta más fría. No tan siniestro como la ambientación a la que la banda nos había acostumbrado. Aunque, en el tramo final «Polunosznica» y la evocadora aparición de las distintivas figuras del festival en la cima de la fortificación trataran de remontar el vuelo, el intento de transportar al respetable a las tinieblas fue fallido.
Parkway Drive: la ola del presente
Este año, uno de los protagonistas del circuito festivalero es, sin duda, Parkway Drive. En Brutal Assault repitieron set y show, aunque su propuesta fue más cercana debido al propio festival checo, de menor dimensión. Gracias a ello, el arranque con «Prey» y «Vice Grip» fue recibido de forma calurosa. «Karma» se encargó de abir el circlepit. Resulta significativo que la propuesta de Parkway Drive fuera tan bien recibida en un evento dirigido principalmente a los sonidos más extremos del metal.
No obstante, a la hora de defender su música más reciente en cortes como «Cemetery Bloom» y “TheVoid”, el respetable se mostró más distante.La contundencia volvió con «Dedicated» y sus devastadores breakdowns. Después, la sección de cuerdas en “Writings On The Wall” y “Shadow Boxing” dio el toque más sentido a su actuación.La despedida corrió a cargo de «Wild Eyes», antes de volver sobre las tablas una vez más para rematar su actuación, entre llamas, con las triunfales «Crushed» y»Bottom Feeder».
Cult Of Luna: el imperio de los sentidos
Cambiamos de registro por completo para sumergirnos a continuación en un viaje sensorial sin parangón. Cult Of Luna encandiló al personal con su particular sludge y post-metal. Con luces estelares y un sonido claro y definido, los suecos ratificaron su maestría artística. «Nightwalkers» fue el punto álgido en el apartado progresivo y “Ghost Trail” sirvió para intimar a través de emocionantes guitarras limpias.
Finalmente, los pasajes más pesados de “In Awe Of”, interpretados por la banda en su conjunto, sonaron atronadores. En definitiva, su concierto fue un espectáculo audiovisual de altísimo nivel.
Hypocrisy: sin medias tintas
En tiempos en los que muchos referentes del death metal melódico han pasado a moderar su propuesta, aquellos que mantienen la esencia original resultan aún más significativos. Es el caso de Hypocrisy que, con pequeñas variaciones, sigue por el camino emprendido hace ya casi 30 años.
Las sanguinarias “Fractured Millenium” y “Valley of the Dead” reflejaron su poderío de directo. Los pasajes más melancólicos llegaron de la mano de «End of Disclosure» y «Eraser». Por su parte, el medley con “Pleasure of Molestation”, Obsculum Obscenum” y “Penetralia” demostró la gran forma en la que se mantiene la banda, con la certera ejecución de veloces riffs respaldados por ritmos de doble bombo y blastbeats. El cuarteto sueco ofreció un concierto sólido y muy enérgico.
The Ocean: odisea en la fortificación
Y para concluir la primera jornada, qué mejor que The Ocean. El sexteto alemán hizo espacio en la fase inicial de su flamante álbum ‘Phanerozoic I: Palaeozoic’. El arranque no hizo más que refrendar su ambicioso concepto instrumental y visual. Aunque diferente a la propuesta de trance de Cult of Luna, el trabajo de luces de Robin Staps y compañía fue también muy estudiado.
Se basó más en los sentimientos, en dotar a la música de una estética determinada y tratar de propulsar la atmósfera que genera cada canción, especialmente mediante los colores verdes y azules. En ese sentido, el hecho de que la banda actuara en la carpa generó un clima más cercano e íntimo. Esta se llenó hasta la bandera y el público se sumergió de pleno en el concierto, hasta el punto de agradecer la destreza de la formación con sonoras ovaciones. Su interpretación ganó enteros en el ecuador del show, donde rescataron perlas de su oceánico álbum ‘Pelagial’. Mención especial al vocalista Loïc Rossetti por su enorme aportación a una propuesta que, siendo en esencia instrumental, es alzada a un nivel superior de personalidad mediante su amplísimo rango vocal, tanto melódico como gutural.
Tras la seguida de riffs y melodías progresivas llegó el momento político. Los mensajes enfrentados del lingüista y filósofo estadounidense Noam Chomsky y el presidente Donald Trump sirvieron para reflexionar sobre la crisis migratoria y el papel de Occidente.En la recta final, el humo y las luces rojas se apoderaron del tablado, todo se volvió cada vez más denso, hasta el punto de que las siluetas de los músicos desaparecieron de escena. Un cierre solo a la altura de los mejores.
JUEVES 8 DE AGOSTO
Sacred Reich: segunda juventud
El segundo día de festival arrancó con Sacred Reich. Desde que Dave McClain retornara a la batería a finales del año pasado, la banda vive una segunda juventud. Miembro de la formación thrasher entre 1991 y 1995, McClain es más conocido por ser el encargado a las baquetas en Machine Head. La canción que dará título a su inminente álbum, ‘Awakening’, y “Free” reflejaron la destreza del veterano baterista, que otorgó a la formación un poderío sonoro tremendo. Tan grande que en ocasiones incluso resultó contraproducente y acabó eclipsando los riffs de guitarra. Precisamente a las seis cuerdas, la banda cuenta con otra novedad.
El jovencísimo Joey Radziwill, de 22 años, es ahora parte de la experimentada formación que, paradójicamente, lleva ese mismo tiempo sin publicar un álbum de estudio. El cuarteto estadounidense desgranó tres canciones del que será su nuevo disco, a publicar en otoño, entre ellas la melódica “Divide And Conquer”, que sirvió de antesala a su inminente gira de presentación. Fiesta y reivindicación social se fundieron en los poblados circle pits, que dieron paso alas clásicas “Independent”, “Manifest Reality” y “Surf Nicaragua”. Los mensajes críticos de la banda hacia el establishment estadounidense siguen vigentes hoy en día, pero su discurso ha cambiado, como pudimos atestiguar mediante la invitación que el frontman Phil Rind extendió a los allí presentes para fundirse en abrazos y celebrar el poder unificador de la música.
Decapitated: atrevimiento sepultado
Decapitated demostró que, con el paso de los años, su precisión ejecutiva no hace más que aumentar. La interpretación del cuarteto polaco fue muy acertada. Sin embargo, varios factores empañaron su actuación. Por un lado, la ausencia de subgraves, generado a todas luces por un fallo en el sistema durante la noche anterior, en el concierto de Parkway Drive. Esto provocó que bombos y bajo perdieran toda su corpulencia y la base rítmica de cada una de las bandas que pasó durante la segunda jornada de festival por el escenario principal, Sea Sheperd, quedará totalmente deslucida.
Por otro, el referente al propio repertorio. Hace años que la banda se decantó por su material más reciente y cortes como “Kill The Cult”, “Blood Mantra” y “Earth Scar” son el ejemplo más claro de los derroteros comerciales que han antepuesto. Una lástima que parezca renegar de su pasado, limitándose a interpretar “Spheres of Madness” y “Winds of Creation”. Dejar de lado al resto de joyas que ostentan en sus discos más antiguos resulta sintomático: su atrevimiento artístico parece haber pasado a mejor vida.
Thy Art Is Murder: ametrallando sin piedad
Thy Art Is Murder contó con un sonido soberbio, y su enérgica actitud se contagió entre propios y ajenos. “Make America Hate Again” y “The Purest Strain Of Hate” atronaron de forma espectacular, teniendo en cuenta la dificultad añadida de sonorizar a bandas tan veloces de forma tan clara. La comunión fue absoluta en la devastadora conclusión con“Human Target”.
Sodom: fuera de juego
Sodom desgranó un repertorio lleno de clásicos. “The Saw Is The Law”, “Outbreak Of Evil”, “Agent Orange”… pero, muy a su pesar, guitarras y bajo sonaron ahogados, faltos de corpulencia. La consecuencia: una actuación lineal y nada memorable, en la que parte del personal se sintió fuera de juego en reiteradas ocasiones. Aun así, el personal no tiró la toalla y arropó a la banda en las primeras filas, mediante grandes circlepits al ritmo de “Tired And Red” y “Ausgebombt”.
Skeletal Remains: homenaje a los referentes
El mal sonido fue un obstáculo que Skeletal Remains sí superó. Death metal de la vieja escuela, con la carpa hirviendo. La inmensidad de las guitarras retumbó de forma apabullante, mientras que el apartado de melodías dobladas hizo revistar mentalmente a los primeros Death, su propuesta es, de algún modo, un homenaje a los grandes referentes del género.
Testament: alerta de hundimiento
El desacierto en sonido e iluminación estuvo a punto de hundir el concierto de Testament. Clásicos memorables como “The Preacher”, “The New Order” y “Disciples Of The Watch” son quilates de alto valor en manos de la formación actual, respaldada por una estelar base rítmica de la mano de Steve DiGiorgio y Gene Hoglan.
Pero todo puede torcerse, hasta para los mejores grupos. El deslucido concierto fue salvado por sus incansables seguidores, incansables y siempre dispuestos a moshear. Concluyeron de forma contundente con la aplastante “The Formation Of Damnation”.
Meshuggah: diferencia abismal
Meshuggah generó una tremenda expectación, nadie quería perderse su recital. El frente del escenario estaba ya hasta la bandera a la mita del concierto de Testament en el tablado contiguo. Y cuando su show arrancó, la diferencia respecto al resto de artistas del festival se hizo evidente, casi abismal.
El sonido, la iluminación, la puesta en escena, la precisión ejecutiva… rozaron la perfección. El respetable se quedó sin palabras con las estelares “Future Breed Machine”, “Bleed” y “Demiurge”, su propuesta generó una sensación apabullante en los allí presentes. A fin de cuentas, no se trata de gustos, sino de aceptar la evidencia. Su impactante directo fue, sin lugar a dudas, el mejor de todo el fin de semana.
Anthrax: capacidad de adaptación
Todo lo que vendría después sería sabría a poco, pero Anthrax se las ingenió para ofrecer un show efectivo. La banda tiró de actitud yconvenció al personal desde el inicio con “Caught In A Mosh”, “Madhouse” y “I Am The Law”. Suactuación no fue la más brillante de los últimos tiempos, pero, paradójicamente, contó con el mejor sonido del día en el escenario Sea Sheperd.
La ausencia de subgraves, que se extendió a todas las bandas participantes durante la jornada en ese escenario, no fue tan evidente, en el caso del quinteto neoyorquino. El respetable descansó solo tras vaciarse por completo con la final “Indians”.
VIERNES 9 DE AGOSTO
Wormed: el caos ordenado
Wormed tiene pocos contendientes en lo que al trono por la brutalidad se refiere. Su propuesta fue mastodóntica. La soberbia presencia sobre las tablas de su vocalista Phlegeton y la destreza técnica de la banda pudieron vislumbrarse en “Pseudo-Horizon”, “Stellar Depopulation” y “Tautochrone”.
El caos fue perfectamente ordenado en sus riffs técnicos y los taladradores ritmos de batería. Especialmente meritoria resulta la labor de Gabriel Valcázar, que se incorporó a las baquetas el año pasado, y ha llenado el vacío generado por la muerte del anterior baterista de la formación madrileña.
Gorod: martilleando sin piedad
Gorod dio rienda suelta a las tendencias más primitivas del metal extremo. Sus sonidos viscerales concuerdan con el ímpetu que tratan de transmitir al público en su actuación de directo. “The Axe Of God” y “Birds of Sulphur” reflejaron su habilidad para combinar brutalidad y melodía en un mismo conjunto. Deathy black metal propulsado por pasajes de gran emotividad. Trataron de abrir el abanico y se agradeció.
Aborted: destreza técnica y creativa
Aborted no fue menos. La banda salió con todo y saltó sobre las tablas para ofrecer un show trepidante de principio a fin. Las guitarras lucieron a medida que avanzaba el concierto. Bombazos como “Termination Redux”, “The Holocaust Incarnate” y “Coffin Upon Coffin” fueron vitoreadas por todo lo alto.
La traca final corrió a cargo de “A Whore D’oeuvre Macabre”, cuando el vocalista de Cytotoxin hizo acto de presencia para redoblar la apuesta gutural e incentivar el desmadre en las filas delanteras al escenario.. El cierre con “The Saw And The Carnage Done” y el espectacular doble bombo de Ken Bedene, cual metralleta, fue uno de esos momentos del festival para enmarcar.
Destrucion: el thrash más sólido
Destruction estaba de celebración.La veterana formación de thrash metal germana estrenaba nuevo disco, ‘Born To Perish’, en directo. Hicieron lugar en el setlist para los cortes con estribillos más pegadizos de su flamante álbum, pero lo tradicional sigue siendo el lugar donde reside su tirón.
El respetable se vino arriba con himnos clásicos como “Nailed To The Cross”, “Mad Butcher” y “Thrash Till Death”, sendas canciones que generaron pits incesantes y ratificaron el gran estado de forma de Schmier y compañía. “Bestial Invasion” fue un gran final para la actuación de thrash metal más sólida y contundente de todo el festival.
Emperor: el descenso a las tinieblas
Emperor también generó una expectación tremenda. Inicialmente, la banda repasó su segundo álbum de estudio, ‘Anthems To The Welkin At Dusk’, de forma integral. Después rescataron perlas de su disco debut, ‘In The Nightside Eclipse’. Hicieron frente al mal sonido inicial y su show adquirió un significado más profundo gracias al atmosférico juego de luces.
Las tinieblas del black metal tomaron el control sobre el personal. Casi tres décadas después, el buque comandado por Ihsahn sigue siendo uno de los máximos exponentes del género. Para la posteridad quedaron “The Acclamation Of Bonds” y las diabólicas “I Am The Black Wizard” e “Inno A Satana”.
Electric Wizard: el estruendo
Nitidez y claridad suelen ser sinónimo de buen sonido, pero el concepto de Electric Wizard contrasta totalmente con la regla dominante. El estruendo distorsionado de guitarra y bajo es la norma en su propuesta, llevada al límite con el fin de generar en el público una sensación desoladora.
Con semejante poderío sonoro, unas simples luces rojas fueron bastaron para inducir al respetable en su particular trance. Canciones como“Witchcult Today”, “Return Trip” y The Chosen Few” se asemejan en exceso, pero funcionan.
SÁBADO 10 DE AGOSTO
Necros Christos: completando la trilogía
El principio del fin comenzó con los alemanes Necros Christos. La lluvia no paró hasta el anochecer y eso provocó que la asistencia fuera menor, especialmente en las primeras horas de la jornada. De todos modos, su fusion de death y doom convenció al respetable.
La banda ultima estos días su despedida, tras completar el ciclo conceptual de su trilogía discográfica y la maquinaria no podía estar más engrasada. En su atronadora propuesta brillaron con luz propia “Black Mass Desecreation” y “Red Wine Runs Out Of The White Skull Jesus”, gracias al acertado trabajo de batería y guitarras.
Violator: no al fascismo
Entrega, pasión y protesta social son los signos de identidad de Violator. Esta vez, tendieron la bandera LGTB sobre los amplificadores y lanzaron reiterados mensajes contra el actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y el auge de la extrema derecha en el país.
El mensaje fue claro: para el cuarteto thrasher la música debe servir como herramienta directa de activismo político. A pesar de todo, la fiesta y las martilleantes “False Messiah”, “Destined To Die” y “United For Thrash” generaron sendos moshpits en las filas delanteras.
Animals As Leaders: destellos de genialidad
La singularidad de la jornada de cierre vino de la mano de Animals As Leaders. La genialidad progresiva se postró ante los ojos del personal y su atrevida propuesta lució gracias al equilibrio y la delicadeza, tanto en lo que respecta al sonido como en lo referente a la ejecución de las propias canciones. “Wave Of Babies” y “Thoroughly At Home” fueron los cortes más señalados de una actuación que hizo flotar al público más entusiasta.
Además, la formación estadounidense mostró su cara más positiva ante el temporal. Humor y mensajes bromistas se sucedieron en una actuación de vibraciones positivas, hasta el punto de lograr un clima de gran confianza colectiva.
Tankard: todo por la cerveza
Los ríos de agua se fundieron con los de cerveza al ritmo de Tankard. No hubo una propuesta más adecuada para entrar en calor y festejar los últimos compases del festival. Moshpits y estribillos pegadizos engancharon al personal al ritmo de “The Morning After”, “Rapid Fire” y “Rest In Beer”. Sus ansias de celebración fueron correspondidas, muestra de ello fueron los gritos de alabanza del respetable al unísono, sumido de pleno en el particular show que proponen Andreas Geremia y compañía.
Napalm Death: estridencia molesta
Napalm Death era otro de los grandes nombres de la traca final, pero el sonido, llamativamente irregular frustró su embestida.La estridencia se apoderó de los pasajes más veloces a la guitarra, hasta el punto de sentir incomodidad al escuchar trallazos como “Narcoleptic” y “Continuing War On Stupidity”. En la parte central de su actuación, echaron la vista atrás para rescatar “Scum”, “Life” y las fugaces “The Kill”, “You Suffer” y “Dead”.
La reivindicación antifascista, más presente que nunca en la última jornada del evento, condujo a la versión del clásico de Dead Kennedys “Nazi Punks Fuck Off”. El momento, celebrado por todo lo alto, abrió el camino al frenesí final de “Persona Non Grata” y “Smear Campaign”. La emoción del momento ayudó a olvidar el desequilibrio sonoro de forma intermitente.
Mgla: gélido misticismo
Cuando Mgla tomó las tablas, la noche ya había caído por completo.El sonido y la ambientación les acompañaron a la hora de presentar su sentida propuesta de black metal. Las luces frías y el intenso humo perturbaron el ambiente aún más, conduciéndolo por caminos místicos que cada espectador podía hacer suyo de manera singular. Un halo de misterio envuelve todavía a la banda debido a la ocultación de su identidad. De todos modos, la propia música fue la encargada de generar las sensaciones más profundas.
Las piezas más señaladas de “Exercises In Futility” y “Age Of Excuse”, desbordadas de emotividad, provocaron que la oscuridad penetrara hasta las entrañas del personal. Pasajes melancólicos, gritos desgarradores, blastbeats despiadados… la fusión de una ejecución sin fisuras y las melodías más desoladoras resultaron en un show memorable. Con permiso de Emperor, fueron probablemente el mejor acto de black metal, o al menos el más evocador, de todo el festival.
Carcass: quien tuvo, retuvo
Y el evento llegó a su fin con Carcass. Entrada la madrugada, el agotamiento se hizo evidente entre el público, pero los allí presentes estaban dispuestos a aguantar hasta el último acorde. Viejas perlas como “Buried Dreams”, “Incarnated Solvent Abuse” y “This Mortal Coil” causaron furor entre el personal. A fin de cuentas, no siempre se ve a una banda que, tras casi 35 años de carretera, se mantenga tan en forma sobre el escenario.
La veteranía ha llevado a Jeff Walker y compañía a revigorizar la propuesta de la banda, y su poderío escénico y sonoro fue tremendo. Los despiadados blastbeats disuadieron al personal de toda tentación relacionada con retirarse definitivamente y descansar. La emblemática “Heartwork” y el recordatorio de la banda de que su próximo álbum está prácticamente redondearon el cierre del festival.
Brutal Assault llegó a su fin tras cuatro intensos días de metal extremo, lluvia y grandes cantidades de cerveza. Solo queda esperar al año que viene, para volver y disfrutar de uno de los secretos mejores guardados en el corazón metálico de Europa. El 25º aniversario del festival promete ser, cuanto menos, memorable.
Texto: Mikel Yarza | Fotos: Itsaso Urkia
Promotor:Brutal Assault
Día:2019-08-07
Ciudad:Fortress Josefov
Puntuación:9
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