British Lion rugen en Barcelona

Los británicos British Lion del incombustible Steve Harris presentaron con éxito su 'The Burning' en una Salamandra a rebosar como perfecto aperitivo a la llegada de la Doncella.

Larga, muy larga, se hizo la espera para poder disfrutar de Steve Harris y su banda, British Lion, pero por fin esta había llegado a su fin y los británicos ya estaban en la ciudad condal para descargar toda la fuerza de su directo sirviendo, además, como la antesala perfecta a lo que estaba por llegar la noche siguiente. Pero eso ya es otra historia que tendrá su propio capítulo.

Muchos seguidores se reunían en el exterior de la sala Salamandra, como no podía ser menos, pero no deja de ser curioso que hasta bien entrado el show de la banda invitada para la ocasión, los franceses Darktribe, prácticamente se podría decir que había más gente fuera que dentro del propio recinto. Pero expectación y ganas sobraban a raudales, como se podría comprobar minutos más tarde.

Iluminando la oscuridad desde Francia

Los encargados de abrir la función fueron Darktribe presentando su último trabajo, ‘Voici l’homme’, aunque también dispusieron del tiempo suficiente para descargar algún que otro tema de su discografía anterior. Con una puntualidad envidiable el cuarteto saltó al escenario al compás del power metal de la vieja escuela de «Prism of Memory» con su vocalista, Anthony Agnello, como maestro de ceremonias moviéndose de un lado al otro del mismo y animando en todo momento al respetable.

El riff afilado de «Faith and Vision» sería la siguiente en sonar, así como una melódica «Under the Tree of Life», la veloz a la par que densa «A Silent Curse» o la pegadiza «My Last Odyssey», que comenzó a animar de verdad la velada y, poco a poco, se fueron haciéndose con un público que quizás no era el suyo pero que tenía sed de heavy metal.

«A Last Will», la muy metálica «According to Darkness» y una poderosa «Voici l’homme» con parte de su estribillo en su idioma natal rubricaron una actuación que, bien seguro, les sirvió para ganarse unos cuantos seguidores en sus filas, con un show enérgico, que fue de menos a más, y del que se despidieron del escenario con una sonrisa de oreja a oreja por lo que allí había sucedido. Una gran forma de arrancar la noche.

El león británico vuelve a rugir

Y ahora sí, llegaba el turno de la banda que nació como el proyecto personal de Steve Harris al margen de su Iron Maiden y que, con toda seguridad, se ha convertido en todo un nombre propio y de alguna forma, una suerte de refugio más allá de la doncella. Y arrancaron enérgicamente, con su rockera «This is my God» de su disco debut. Los rítmicos acordes de las guitarras de David Hawkins y Grahame Leslie anunciaban su reciente «City of Fallen Angels» cuyo estribillo fue envidiablemente acogido por sus seguidores que no paraban de cantarlo y corearlo.

British Lion (Foto: María del Carmen Tajuelo)

Richard Taylor, vocalista de la banda, se enfundó su guitarra acústica y comenzó a sonar su archiconocida «Judas», soltándose poco a poco encima del escenario y conectando de forma muy natural con el público, y es que daba la sensación de que la banda se siente y suena mucho más compacta sobre las tablas que en su primera visita a la ciudad condal. Dos cañonazos de su nueva obra como «Father Lucifer» y «The Burning», tema este último que da título a a la misma, seguían caldeando un ambiente que a aquellas horas del set ya estaba absolutamente entregado al quinteto. Y poco tuvo que envidarle una pegadiza y solvente «Legend».

Apenas había tiempo para la pausa, encadenando una canción tras otra, con un Harris feliz y pletórico de un lado al otro del escenario, jugando con los dos guitarras de la formación, y animando a unos seguidores a los que le bastaba un gesto o una mirada del británico para venirse arriba. La pegadiza «These are the Hands», la emotiva «Spit Fire», dedicada por Taylor a su fallecido padre y de espíritu incluso más Iron Maiden que muchas de las últimas composiciones de los mismos, así como la rockera «The Chosen Ones» seguían haciendo disfrutar al respetable que parecía no querer que aquello terminara nunca.

British Lion (Foto: María del Carmen Tajuelo)

Como es de esperar, y más teniendo en cuenta que solo disponen de dos discos en su haber, las composiciones de su título más reciente no paraban de sonar, y «Land of the Perfect People» lo hizo de una manera arrolladora. Aún más resultó serlo una muy heavy «Bible Black», con las armonías de guitarras resonando por encima de la inmaculada base rítmica formada por la batería de Simon Dawson y del bajo de, sobran las presentaciones, Mr. Steve Harris, cuya sonrisa parecía contagiarse a los centenares de personas, de todas las edades, que allí se daban cita. Y es que probablemente el eche tanto de menos estas experiencias como lo hacen la mayoría de los que allí se daban cita.

Larga vida a la bestia

Una de las mejores composiciones de su debut, «Us Against the World» fue la siguiente en sumarse al set, como antesala de la tormenta eléctrica que desataría una más reciente «Lightning», cuyo estribillo sonó con fuerza a lo largo y ancho de una sala que presentaba sus mejores galas consciente de lo que esa noche celebraba. Llegaba el turno de cantar, moverse y saltar al compás de una «A World Without Heaven» que, poco a poco, iba anunciando que aquello tocaría pronto a su fin. Pero, por suerte, aún había tiempo de más. Poco, sí, pero de calidad.

British Lion (Foto: María del Carmen Tajuelo)

La poderosa «Last Chance» aún dejaría tras de si una última oportunidad de seguir disfrutando de los británicos encima del escenario, con, ahora sí, la pegadiza «Eyes of the Young» de su anterior trabajo, poniendo el broche final a hora y media de puro hard rock y heavy metal directo, sin excesos ni florituras, alejado de los grandes focos, los gigantescos escenarios y los grandes espectáculos que muchos, por no decir todos, vivirían la noche siguiente en la cita por excelencia para cualquier aficionado al heavy metal. Pero eso, ya, mañana.