Blink 182 en Barcelona: la odisea de volver a 2001
La generación del pop-punk revivió su juventud con un enorme concierto de arenas de unos Blink 182 reunidos.
La noche de ayer representó para muchos un viaje en el tiempo; una multitud que retrocedía 25 años para presenciar un espectáculo de la generación pop-punk liderado por la formación original de Blink 182. Uno de los títulos más icónicos cobraba más sentido que nunca en aquella atmósfera noventera que habían liderado junto a bandas como Green Day, Sum 41 o The Offspring. Todos nos preguntamos: “What’s my age again?”
Una reunión para grandes recintos
Tras un inicio de tour por Norte América que no dejó indiferente a nadie, con el esperado regreso de Tom y los titulares que protagonizó la curiosa pancarta de -Travis, I’m Pregnant-, recreando la escena final del videoclip en «All The Small Things», el hype estaba por las nubes. Entradas con precios desorbitados que se agotaron rápidamente y un fandom dispuesto a (casi) todo por reunir sobre un escenario a los ídolos de su adolescencia.
La apertura del evento daba comienzo con decenas de asientos visibles en las gradas al grito de “We are The Story So Far and we are from California”. Algunos se hacían paso para disfrutar de un setlist con el que la banda telonera desplegaba toda su artillería. Las primera filas alzaban las manos al ritmo de temas como Clairvoyant o Navy Blue, elección estrella para un público con las emociones a flor de piel.
El vocalista de la banda, Peter Cannon, que mostraba su agradecimiento con la última nota de cada canción, mantuvo un perfil bajo durante la mayor parte del concierto mientras sus compañeros en escena se desplazaban sobre el escenario saltando de un lado a otro. Se produjeron algunos problemas con la acústica ya que el audio se acoplaba cada poco tiempo. Eso sí, una vez alcanzado su máximo, se mostraron excepcionales, detonando una maduración musical. Un riff de guitarra reverberante que daba paso a «Proper Dose», puras vibes del estado dorado, y golpes de batería que hacían despertar a los que aún estaban un poco perdidos.
Minutos previos al inicio del concierto, los fans se amontonaban por los pasillos haciendo un esfuerzo por mantenerse en pie y no derramar el medio litro de cerveza que sostenían mientras cantaban a pleno pulmón el primer verso de «Always». Se presenciaba un desfile de crestas, cadenas y camisetas de Misfits que formaban una escena visual de lo más pintoresca.
Volver a 2001, toda una odisea
El técnico de sonido sale al escenario, provocando un amago de emoción en los fans histéricos que están impacientes por que empiece el show. Al fondo, suena «Song 2» de Blur, y la multitud enloquece mientras se prepara el escenario. La noche comienza manteniendo su esencia con la música introductoria de «Also sprach Zarathustra» (la icónica composición de «2001: A Space Odyssey»), mientras luces brillantes y una ola de niebla rodean las figuras sombrías de Tom DeLonge, Mark Hoppus y Travis Barker mientras avanzan hacia el escenario. Los fanáticos encienden sus linternas, incapaces de contener sus gritos, y un imponente despliegue visual se desarrolla con un baile de luces y fuegos artificiales.
Tom domina la entrada con su tono estridente dando paso a «Anthem Part Two» entre llamaradas. A su alrededor, que cuentan con un rincón en las gradas se ponen en pie mientras otros crean pequeños mosh pits en los asientos, y el mar de voces grita. La pista se había convertido en una experiencia única en presencia de las leyendas del género.
Un imponente Travis situado al fondo del escenario alzaba sus baquetas y se disponía a marcar el ritmo «The Rock Show». Seguido por «Man Overboard» en un oasis de tonos morados que podían llegar a dificultar la visión de los miopes, Tom y Mark se muestran cómplices y se dirigen al público que les aclama. El característico movimiento de cadera del guitarrista acompañaba la entradilla de «Feeling This», haciendo evidente el disfrute en el escenario juntos, con una química innegable.
No podía faltar ese toque personal de Tom DeLonge, que intentaba bromear (sí, ese humor ingenioso y para nada predecible que le caracteriza) con un español bastante logrado. Pronto se encendió la mecha de la locura con un pogo en la zona central que provocó que la multitud se desatara por completo. Los integrantes habían conseguido avivar la esencia de su juventud, actuando como críos sobre el escenario.
Tom estaba en casa y quería compartir el momento con todos los presentes. Reiteró en numerosas ocasiones el amor que tenía por cada tema y lo que había significado para la banda, mientras Mark se dejaba llevar por la emoción del momento y Travis demostraba una vez más por qué es uno de los bateristas de moda en esta nueva ola de euforia por el regreso de Blink.
Barker se presentaba con su ritmo frenético y esos solos de batería que parecen impensables para un mortal, inundado por un rojo intenso y acompañado de animaciones que ilustraban la lírica de unas letras eternas. La audiencia no pudo evitar enloquecer cuando llegó el esperado momento de la toalla en la cabeza de Travis, mientras DeLonge alzaba su guitarra y agradecía a Travis su empeño entre risas burlonas.
Sin miedo a la irreverencia, Tom entonó un inesperado «fuck Madrid, you guys really like rock and the music», un gesto que provocó vítores y aplausos, como guiño a la eterna competencia por demostrar quién cuenta con el mayor fanatismo en la escena musical.
Tras una elección infalible de clásicos que conforman «Enema of the State», se atrevieron con el single que anunciaba su regreso a los escenarios. «Edging» resonó por todo el recinto a coro. A pesar de la larga -eterna para algunos- ausencia del vocalista, reemplazado por Matt Skiba, el poderoso trío parecía tener intacta la química de aquellos tiempos donde corrían desnudos por las calles de Los Ángeles.
Tampoco falló el viaje interdimensional producto de los delirios de un Tom que, contra todo pronóstico, tenía razón. La mención a los aliens se convertía en tema central durante el espectáculo al ritmo de «Aliens Exist».
La oscuridad se apodera del escenario y el Palau se prende en llamas. Un coro de voces estridentes gritan al unísono Travis mientras su plataforma se eleva lentamente. Es su momento. Aunque empapado en sudor y con el corazón a punto de estallar, no falla una nota.
Tras este hipnótico momento, Mark Hoppus alzó la voz para hacer una petición, con la intención de revivir la esencia emo, pidiendo a la audiencia que sacara sus «pantalones super apretados y camisetas de My Chemical Romance». Todos coincidimos en que fue adecuado decirle a nuestras madres que no se trataba de una fase.
El explosivo inicio de «Stay Together for the Kids» conmovió a más de uno que ya estaba sensible porque el concierto estaba llegando a su fin. Hasta que llega uno el momento más esperado cuando Tom DeLonge entonó las primeras notas de «I Miss You», la oda de amor (emo) adolescente por excelencia que todos ansiaban escuchar.
Finalmente, Mark Hoppus se hace con el escenario y en las pantallas aparece su camiseta Live Fast Die Young, que nos deja un sabor de boca agridulce cuando se dispone a hacer un breve speech sobre el cáncer que casi le arrebata la vida dos años atrás. Advierte al público que viene una canción triste, el hito adolescente «Adam’s Song» y se crea una cálida atmósfera, con un público mostrando todo su cariño.
El ambiente festivo termina de estallar con «What’s My Age Again» y los infalibles versos de «Blitzkrieg Bop» de los Ramones. La banda continuó con sus éxitos «What’s My Age Again», «First Date», «All The Small Things» y «Dammit», creando un ambiente incomparable con su lograda puesta en escena y una energía que se mantuvo durante toda la noche.
“Beautiful people of Barcelona”. Anoche regresamos a una época que tantas veces se añora y nos reencontramos con nuestro yo adolescente, que se siente eterno. Nada ha cambiado. Siguen siendo los mismos y lo han demostrado. En definitiva, los aliens existen y reinaron en el Palau Sant Jordi.
Texto: Andrea Estebaranz / Foto: Sergi Ramos
Promotor:Live Nation
Día:2023-10-04
Hora:21:30
Sala:Palau Sant Jordi
Ciudad:Barcelona
Puntuación:8
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