Birds In Row curan la resaca festivalera

Este lunes, aprovechando su paso previo por el Resurrection Fest, los franceses Birds In Row aterrizaban en la capital, contando con el apoyo de los locales Trono de Sangre.

Lunes, post Resurrection Fest y Rock Fest, Madrid, julio. Cualquiera que conozca un poco cómo se mueve el mundo de los conciertos diría que, a priori, el concierto de Birds in Row iba a ser una anécdota que contarían cuatro curiosos. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, el trío francés, acompañado de los locales Trono de Sangre, gozaron de una sala casi llena. El post-hardcore-punk (por llamarlo de alguna manera) de esta banda sigue la línea moderna de fusionar el post-rock más denso con el clásico hardcore punk, y suscitó curiosidad, aunque poca efusividad, entre el público de la capital. Una buena noche para colmar el festival ya vivido.

Trono de Sangre abren la velada

Abrían los madrileños Trono de Sangre, viejos conocidos de la escena underground de la capital, que traían consigo a Diego, nuevo guitarrista. Al grito de “Diego, ¡no la cagues!” arrancaba el cuarteto con su estilo muy afín a los franceses, pero cantando en español. La sala se fue abarrotando poco a poco, y Trono de Sangre gozaron del calor de un público dividido a partes iguales entre conocedores y descubridores de la banda. El sonido, algo irregular (siempre común en estos garitos) acompañó con contundencia a la banda, quien se sintió muy cómoda sobre el escenario. En resumen: un buen concierto para curar la resaca festivalera.

Trono De Sangre (Foto: María del Carmen Tajuelo)

Birds In Row: Corto, pero intenso

El trío francés subía al escenario siguiendo el retraso horario que estaba teniendo la velada (de unos diez-quince minutos aproximadamente) armados de sus instrumentos y sin usar las luces de la sala, tan solo unos focos tras ellos. Esto aportó un toque de sencillez e intensidad a todo su concierto. Sonando bestiales, la banda tiró del repertorio de festivales de verano, parando el cronómetro en poco menos de una hora de concierto. Tampoco es de extrañar que hagan tan poco tiempo, teniendo en cuenta que este verano se hacen la friolera de casi treinta conciertos consecutivos. Unos auténticos road-killers.

Birds In Row (Foto: María del Carmen Tajuelo)

La dinámica de su show fue decreciente en lo que a agresividad, pero no intensidad, se refiere. Para quienes no les conozcan, Birds In Row practican dos variantes del hardcore punk: una más clásica y agresiva y otra más ligada al post rock tan en auge recientemente. Los primeros temas cayeron dentro de la primera categoría y, dado el aglutinamiento de público y el pequeño tamaña de la sala, tristemente esto no se transformó más que en algunos leves asentimientos por parte del respetable. Si bien es cierto que estábamos todos disfrutando de su actuación, se notaba el día de la semana que era y que lo que pedía el cuerpo era un concierto más tranquilo que otra cosa.

Birds In Row (Foto: María del Carmen Tajuelo)

El concierto fue progresando y Birds In Row cambiaban la velocidad y los gritos tímidamente por riffs más pesados y armonías vocales. Este tipo de temas, como su corte más popular “15-38” son en los que se puede palpar mayor originalidad en el trío, diferenciándose de sus coetáneos de género (aunque sin excederse). Precisamente este tema fue con el que cerraron, cosa que trastocó al público ligeramente dada la corta duración de su evento. Pero bueno, triunfo de concierto para bandas, promotor y público, quien, en conjunto, salió bien satisfecho de la velada.