BBK Bilbao Music Legends Fest 2023: Capital de leyendas rockeras
Un año más, varias de las leyendas del rock (en todas y extensas variantes), se dieron cita en la capital vizcaína donde destacaron las actuaciones de Chris Isaak y The Cult.
Coincidiendo con la noche de San Juan en la que el fuego de las hogueras se reparte por todo el territorio, el viernes 23 de junio el festival BBK Bilbao Music Legends Fest inició una nueva edición en el Bilbao Arena de Miribilla. Con buenas previsiones de asistencia para los dos días debido al siempre selecto y bien cuidado cartel, la cita, de modestas dimensiones con solo dos escenarios, contentó y ofreció grandes recitales.
Viernes 23 de junio
Con poca gente frente a ellos, la banda de Iparralde Willis Drummond salió al escenario principal del festival a empezar la fiesta. Pero la calma estaba contenida y poco a poco se fueron soltando los cuatro. Sí, en directo ahora son cuatro, a Jurgi, Xan y Félix se les unió un segundo guitarrista, Vincent Bestaven.
Enseguida se empezaron a ver liberados del miedo escénico y “Gauzak” y “Lehentasuna” mostraron lo bien que les sientan a los directos esa dupla de guitarras. La banda fue de menos a más y las melodías más pop de “Western Smile” del comienzo fueron transformándose en acordes de rock y punk. Interpretaron una versión de la canción de Mikel Laboa “Gaztetasuna eta Zahartasuna” haciéndola progresiva y concluyeron su actuación con el hard rock de “Ur Gainean” y una muestra más del buen hacer de las dos guitarras en directo: la dualidad de “A ala B“, “Joan Ikustera” con su poderosa línea de bajo y una “Anai” sonando casi como homenaje a Chris Cornell y su banda Audioslave.
Momento de moverse y bailar con el rock, el funky, el soul y el R&B de Nikki Hill. A diferencia de lo vivido anteriormente con Willis, aquí el comienzo fue radicalmente distinto. La cantante de Durham (Carolina del Norte) salió enchufada desde la primera palabra y no se bajó de la nube en la que pareció moverse en ningún momento. Rodeada bien de cerca por unos excelentes músicos avisó de que ese iba a ser un show de rock and roll -y cumplió con su palabra-. “Get Down, Crawl” y “Poisoning The Well” se encargaron de dar fe nada más comenzar. Continuó con los sonidos de raíces negras con la versión de “Every Time I See You I Go Wild” de Stevie Wonder.
Su álbum ‘Feline Roots’ acaparó buena parte del cancionero interpretado. “Don’t Be The Sucker” mostró en sus guitarras cierto acento country y “Strapped To The Beat” de su debut ‘Here’s Nikki Hill’ le llevó por el rockabilly y el soul para lo que prescindió de los vientos de la versión de estudio -lo que la hizo más directa-. También ofreció sonidos cálidos propios del funky y el reggae en “Can’t Love You Back (It’s A Shame)”. Unos acordes de guitarra que recordaban al tema del año 1979 “Funkytown” de Lipps Inc. dio comienzo a “Heavy Hearts, Hard Fists”, un tema que sonó a medio camino entre Amy Winehouse y Blues Pills.
Para la fiesta de la guitarra de Uli Jon Roth ya estaba prácticamente todo el que tuviera ticket para la jornada del viernes dentro del recinto. A sus 69 años, el legendario guitarrista de rock sigue demostrando sobre los escenarios de medio mundo que se mantiene en forma. Algún problema técnico hizo de la espera algo anecdótico y pronto se presentó entre su público ataviado de negro con gorra y su particular guitarra Sky de siete cuerdas. El concierto fue un continuo conjunto de solos de Uli y su guitarra sobre las bases instrumentales de su banda.
Dio la sensación de poca unidad, como si la banda fuera un añadido necesario para el show, y “All Night Long” ya dejó claro desde el comienzo que Uli no se iba a reservar. En una hora justa de actuación hizo un repaso por un trozo de historia de la música rock ahondando en los temas del clásico disco de los Scorpions ‘Tokyo Tapes’. Tuvo el apoyo de un segundo guitarrista, quien se acercaba a la posición de Uli para interpretar a dúo algunas partes como en “Sun In My Hand”. “We’ll Burn the Sky” sonó intensa y desgarradora con la voz principal llegando también a notas altas.
Lo bueno de asistir a un concierto de Uli Jon Roth es poder disfrutar de un guitarrista excepcional, pero a su vez puede ser su mayor lastre. En Bilbao, él sonó por encima de sus compañeros y tapó en varios momentos a algunos de ellos, como los teclados, que solo se apreciaron en las partes más suaves de “Fly To The Rainbow” o “In Trance”, con unas melodías que dieron aire a la pieza y al propio Uli.
Después de un extenso chequeo protocolario por parte de su equipo técnico previo a una limpieza mística con un manojo de incienso que fueron pasando por todo el escenario -instrumentos incluidos y primeras filas de público-, The Cult salieron a escena con casi quince minutos de retraso. Los pitidos de impaciencia por parte del público pronto se tornaron en aplausos y halagos con los primeros acordes demoledores de la guitarra de Duffy en “Rise”.
A Ian Astbury se le notó algo fuera de lugar. Pasados los primeros minutos de nervios y tensión con los fotógrafos, Ian se centró en la actuación. En “Sun King” ya comenzó su particular juego con la pandereta y Billy Duffy hizo visible su aportación sonora con sus continuos golpes de muñeca sobre su guitarra, la otra parte fundamental de los directos de The Cult.
El pasado 2022 la banda sacó nuevo disco titulado ‘Under The Midnight Sun’ del que solo dos cortes en la segunda mitad del show fueron interpretados. Mismo número de canciones en directo interpretadas para uno de sus discos icónicos de 1989 como es el ‘Sonic Temple’. En este caso lo despacharon al cuarto corte con “Sweet Soul Sister” y el público ayudando y gritando las tres palabras del estribillo y que dan nombre a la canción.
En los tiempos muertos entre canción y canción, Ian buscó complicidad con el público con numerosos -puede que excesivos- cánticos de referencias futbolísticas. Correspondidos en mayor o menor medida, dependiendo de la conexión en ese momento con el público, lanzó un “you suck” que no se sabe si era medio en broma o medio en serio.
“Vendetta X” dejó algo de espacio en las guitarras para que la batería y el bajo se posicionaran en un volumen en el que poder destacar y también en “Phoenix” se disfrutó de las atmósferas oscuras del bajo, en una interpretación que recordó a uno primeros Alice In Chains -aunque pronto recuperaron el tono rockero con las guitarras en “Wild Flower”-.
“Mirror”, el otro tema de su último disco, una especie de canto desesperado al amor, no enganchó y pasó sin pena ni gloria. “Spirit Walker” dejó cierta impronta de los británicos The Cure y la combinación final de “Rain” y “She Sells Sanctuary”, del álbum de 1985 ‘Love’, conectaron de manera directa e inmediata con el público que pidió el bis con insistencia.
La vuelta del backstage fue rápida y la banda aprovechó el tiempo añadido para conectar las canciones que les quedaban en el tintero. Con “Peace Dog” y “Love Removal Machine “ dieron por concluida su actuación y el festival pasó el ecuador con el poso de haber presenciado buenos conciertos y en un ambiente grato.
Sábado 24 de junio
La segunda y última jornada de BBK Bilbao Music Legends Fest 2023 estuvo marcada por el calor bochornoso que se sufrió en la capital vizcaína y por la gran afluencia de público, de hecho horas antes de la apertura de puertas se anunció por las redes sociales del festival el sold out. No era para menos, y es que el tirón del cabeza de cartel estadounidense Chris Isaak tuvo mucho que ver.
Desde primera hora se pudo corroborar que la asistencia era la de un gran día. Pero las buenas noticias no llegaron solas, y se le sumó una mala: la de la cancelación de última hora de la banda Canned Heat. The Waterboys aparecieron con tres puestos para teclados, la disposición en formato semicírculo bien pegados hizo que se vieran compactos, algo que se trasladó a la actitud y al sonido de la formación, siendo uno de los vencedores ya no sólo del sábado sino de todo el festival.
Una gran lona de fondo con la foto de unas nubes en lo que parecía ser una puesta de sol con tonos cálidos fue también una ventana al mundo sonoro que abrieron The Waterboys. La banda propuso un viaje para el que todo el mundo estaba invitado a disfrutar -con independencia del destino-. Una extensa y kilométrica carretera que atravesó campos de folk, colinas de rock y terrenos de country. Para los teclados estuvo “Brother” Paul Brown, quien a los mandos del Hammond no cesó de aportar líneas y acentos a las letras de Mike. Mención especial a cuando apareció de un lado para otro del escenario con su keytar blanco (ese híbrido entre teclado y guitarra) colgado del cuello.
“Don’t Bang The Drum” se encargó de iniciar el recital con esa intro grabada, como sacada de una película de cualquier spaghetti western. Con “Where The Action Is” mostraron sus cartas, un rock and roll en el que los teclados jugaron un papel importante. “Glastonbury Song” fue más de lo mismo, algo más pop debido a las armonías de la guitarra, que ahora dejaba su impronta en los minutos finales de la canción -con los primeros para los teclados-.
Para “A Girl Called Johnny” dos fueron los teclados en los que se apoyaron y se prescindió de guitarra con una batería bastante sobria y Paul sin descolgar su pintoresco instrumento del cuello. Metieron una marcha menos y siguieron todos en semicírculo con Mike Scott sentado al fondo al frente de otro teclado para que después en “This is the Sea” la transformaron de principio a fin y la mantuvieran en alto casi ocho minutos.
La primera media hora se pasó volando y pronto volvieron al pasado con “Fisherman’s Blues”, donde introdujeron al público en los estribillos para acto seguido lograr lo mismo con “The Whole Of The Moon”. Sin duda esta parte central fue la que congregó mayor implicación y conexión. Para el final quedó el homenaje a Patti Smith y su “Because The Night” que sirvió de apertura y cierre para “The Pan Within”, el rock salvaje de “Medicine Bow” y la progresiva y creciente “In My Time On Earth”.
El nombre propio del cartel de sábado era el de Chris Isaak. El norteamericano estructuró un show redondo en tres grandes bloques. Ataviado con un traje con bien de lentejuelas brillantes en varias zonas, inició la primera parte de la actuación con la country “American Boy” y la dulce “Somebody’s Crying”.
Se notó que la actuación estaba medida al milímetro con poco margen para la improvisación, aunque se hiciera creer lo contrario. En “Waiting” y “Don’t Leave Me On My Own” dejó su guitarra, agarró un micro inalámbrico y bajó a cantar entre el público. “Wicked Game” no se demoró y la reconocible intro de la lap steel puso en alerta a los presentes, que se apresuraron a sacar los móviles a grabarla. “Speak Of The Devil” y su cover de Roy Orbison “Oh, Pretty Woman” dieron por zanjado el primer tercio.
El siguiente bloque fue más íntimo y se posicionaron todos los músicos casi en línea, sentados en taburetes algunos, en sillas otros, para lo que se convirtió una especie de acústico. Canciones de corte más suave y profundo como “Forever Blue” o “Two Hearts” se mantuvieron fieles al espíritu de cercanía de las originales. Recordó sus inicios hace 38 años en bares y pubs para introducir “Only The Lonely” la segunda versión de Roy Orbison. “Dancin’” sonó menos disco y a “Can’t Help Falling In Love” la llevó por el mismo terreno que la original de Elvis.
El tercer y último acto antes del bis recuperó la energía y posición inicial de la banda y la guitarra volvió a tomar cuerpo con “Blue Hotel”. “Notice The Ring” no cogió tanto cuerpo de graves y “Big Wide Wonderful World” terminó con blues el último tercio. Un mix de temas y cortes como “Baby Did A Bad Thing” , “Bye, Bye Baby” o la mítica canción de apertura de la saga de películas de James Bond encaró un final a lo grande. Los falsetes de “Can’t Do A Thing” se colaron en el fin de fiesta junto con la ranchera “La Tumba Será el Final” en castellano con acento yankee y la batería al acordeón.
Pero el nombre de Chris Isaak no fue el último en pisar el escenario principal. Para cerrar esta edición del festival la encargada fue la voz femenina de Nikki Lane. La cantante country ofreció un concierto algo plano, sin mucho fundamento y acompañada de una banda que no es con la que ha girado por Estados Unidos. Su último disco ‘Denim & Diamonds’, grabado bajo la producción de Josh Homme (Queens Of The Stone Age), le ha puesto fuera del mapa country y la ha introducido en otros círculos más rockeros.
En este tour europeo le acompañan grandes músicos de bandas nacionales como Germán Salto (guitarra), Pere Mallén (pedal steel), Jokin Salaverria (bajo) y Lette (batería). “700.00 Rednecks” y la pedal steel acentuaron su lado country, y más adelante “First High”, “Denim & Diamonds” o “Highway Queen” mostraron a una Nikki Lane más salvaje explorando su lado rock pero sin quitarse su gran sombrero. El contraste lo puso con otras como “Send The Sun”.
La balada “Faded” puso a trabajar a Mallén y “Good Enough” posicionó a las baquetas de Lette al frente de un ritmo casi de jazz. A mitad de actuación abandonó el escenario para cambiar su atuendo y acabó con “Jackpot”, canción durante la cual las luces del recinto se encendieron (puede que por error o a modo de aviso de exceder ya la hora de cierre establecida).
Y así se pasó una edición más del BBK Bilbao Music Legends Fest, que sigue en constante proceso de crecimiento y consolidación en la capital vizcaína en pro de germinar un festival alejado del mainstream demostrando que muchas de las leyendas del rock siguen en un buen estado de forma y que sigue habiendo público para ello. A mejorar ciertos aspectos organizativos de afluencia y transiciones entre el espacio interior al exterior, así como una mejora y más variada zona de restauración, que choca y entorpece la experiencia del público con el escenario exterior.
Dave Blanco
Promotor:Dekker Events
Día:2023-06-23
Sala:Bilbao Arena
Ciudad:Bilbao
Puntuación:7
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