Barón Rojo levanta el vuelo en Málaga

Barón Rojo ya ha comenzado la despedida con sus fieles seguidores después de firmar con letras de oro su nombre en los anales de la historia del rock y el heavy metal de nuestro país.

2020 es el año que ha elegido Barón Rojo para poner fin a su carrera con su respectiva gira de despedida. Cierto es que su producción discográfica no ha sido muy prolifera en los últimos lustros, y que exceptuando la sonada reunión de los hermanos de Castro con Hermes Calabria y José Luís Campuzano “Sherpa” en el Festival Metal Way de Zaragoza en junio de 2009, no se recuerdan hechos más relevantes en los últimos años más allá de su enorme lista de conciertos a los que nunca falta sus más fieles incondicionales. Que no es poco, porque mantenerse suele ser lo más difícil. Eso sí; han cumplido con lo prometido en su disco “20+”, y junto con el fin de su carrera celebran su 40º aniversario. El vuelo final será el 30 de diciembre en Madrid para que el se prepara un show por todo lo alto con muchos artistas invitados, y poner así fin a la carrera de una de las bandas más importantes del rock y el metal de nuestra historia.

Antes de dicha fecha se pasarán por muchos escenarios del país para despedirse como es debido de sus seguidores, y Málaga ha sido una de las primeras ciudades elegidas en su trayecto de febrero. Abrían los malagueños Snagora, que no desperdiciaron la oportunidad de presentarse ante los alrededores de mil personas que se disponían a dedicarle un último adiós a Barón Rojo.

Snagora (Foto: Satur Romero)

El quinteto se desenvolvió con tablas sobre el escenario, y con mucha entrega y concentración en todo momento, hicieron partícipes a los presentes de su heavy metal potente y directo. No se amilanaron ni un minuto, y disfrutaron de su tiempo en escena tanto como los que les acompañaron en su set. Se atrevieron con algún que otro corte de tintes progresivos e incluso más propio del hard rock, demostrando su abanico de posibilidades. Una de tantas bandas existentes en la provincia que buscan su ocasión en un gran escenario para aprovecharla al máximo. Ganaron bastantes amigos con una actuación amena al jugar con todas sus cartas sónicas.

El despegue

De todas las canciones que tiene Barón Rojo en su haber eligieron “La voz de tu amo” para comenzar el viaje de recuerdos personales que un concierto de este calibre consigue hacer llegar a todos los presentes. Sin un telón de fondo siquiera, a pecho descubierto, su principal baza es su repertorio. Armando de Castro salió como un vendaval y mantuvo esa fuerza durante toda la noche. Uno de los máximos culpables que el concierto fuera eléctrico e intenso como pocas veces se recuerda.

Barón Rojo (Foto: Satur Romero)

Les han venido bastante bien que el año pasado se dedicaran a recuperar fuerzas para poner fin a su historia por todo lo alto. “Larga vida al rock and roll” y “Anda suelto Satanás” fue el detonante de una noche que tomaría tintes históricos. Seguro que muchas personas del público ha asistido a decenas de conciertos de Barón Rojo, pero todos estarán de acuerdo en que el concierto de esta noche en particular fue brutal.

Barón Rojo (Foto: Satur Romero)

Carlos de Castro apareció en escena con una férula en un pie, lo que limitó un poco su movilidad, pero se entregó con las mismas ganas que sus compañeros de banda al ritmo de “Ali Babá y los cuarenta”. Con “Caso perdido” – una de esas joyas ocultas entre tanto clásico – Barón Rojo había tomado aire necesario para la descarga de “Vampiros y Banqueros” a todo trapo. Con “Se escapa el tiempo” la sala se llenaba de una atmósfera especial al mismo tiempo que el sonido alcanzaba su nivel óptimo. Barón Rojo ya volaba a gran altura y a velocidad de crucero.

Barón Rojo (Foto: Satur Romero)

El vuelo

Las primeras notas de “Breakthoven” provocó la ovación de un público que instantes después se dejaría la garganta en su más que conocido estribillo. La instrumental “El Barón vuela sobre Inglaterra” sería la primera gema que brilló de ‘Volumen Brutal’, el disco que los llevó a la cima y que precisamente hace unos días cumplía 38 años. No sería ni la primera ni la última, ya que este segundo álbum lo interpretaron casi al completo – faltó “Dame una oportunidad” – durante el resto de su show.

Barón Rojo (Foto: Satur Romero)

Después de tomar un poco el aire continuaron con “El malo” y “Tierra de vándalos” sin perder empuje en ningún momento. Aunque Rafael Díaz Sánchez y José Luis Morán sean los últimos pasajeros, formaron parte de ese compacto grupo que parecían adolescentes en sus primeros conciertos por su entrega, y que no paraba de satisfacer a los presentes a golpe de clásicos como “Las flores del mal” y una potente “Incomunicación”.

Barón Rojo (Foto: Satur Romero)

La fiesta seguía con “Hermanos del rock and roll” y “Satánico Plan”, y la electricidad que transmitía Barón Rojo sobre el escenario no parecía que nunca fuera a acabar. La instrumental “Czardas” sirvió para retomar el aire antes de que los asistentes se desgañitaran con las letras de la retahíla de clásicos que se avecinaban el final.

El aterrizaje

“Con botas sucias” se iniciaba el último trayecto después de un vuelo más que placentero. Canciones como “Concierto para ellos” y “Resistiré” son historia del heavy metal de nuestro país y no podían faltar a la cita. Al igual que “Cuerdas de acero”, que tuvieron que interrumpir por el desmayo de una persona en las primeras filas. Después de avisar a la seguridad de la sala, engancharon el final del tema para interpretar un “Hijos de Caín” lleno de pasión. “Los rockeros van al infierno” pondría la sala patas arriba antes de la retirada momentánea de Barón Rojo.

Aunque los temas más conocidos ya sonaron, la maquinaria de clásicos de la banda seguía a pleno rendimiento, y al ritmo de “Barón Rojo” volvieron al escenario ataviados con gorros, bufadas y gafas de pilotos de la época. “Son como hormigas” era el punto y seguido de un final que nadie quería, porque después de dos horas y media y dos docenas de canciones, el último concierto de Barón Rojo de Málaga se cerraría con una sentida “Siempre estás allí”.

Barón Rojo (Foto: Satur Romero)

Pelos de punto para despedir a una banda que, si bien no ha gozado de toda la fuerza y apoyo necesario en los últimos años, conciertos tan intensos y eléctricos como este harán que se guarde un cariñoso recuerdo de sus cuatro décadas de historia. Y lo más importante: lograrán tener un final más que digno. Algo de lo que muchos no pueden presumir. ¡Larga vida al Barón!