Barcelona Rock Fest 2022 (jueves): Avantasia reafirma el acierto de incluirles a una semana
Después de un inicio de jornada accidentado por el retraso en la apertura de puertas y la caída en el último momento de Bullet al tener problemas con sus aviones (por lo cual tocarán el sábado en el festiva), Barcelona Rock Fest fue remontando de manera inmensa según avanzó su primer día gracias al espectáculo que dieron las bandas confirmadas el jueves 30 de junio (que no contaron con el mejor sonido posible acorde a su show).
El sonido crudo y directo materializado en Blackøwl fue el encargado de abrir la esta edición de Barcelona Rock Fest, celebrado en el mítico Parque de Can Zam de Santa Coloma de Gramanet. A ritmo de rock clásico y con una base en la que se combinan rock sureño y blues, la formación, forjada la fragua en la ciudad condal, presentó temas de ‘Long Road Ghosts’ y ‘Fly Away’, el primer álbum de estudio de la banda.
Con una voz rota que haría levantarse de la tumba al mismísimo Bon Scott y obtendría las más sinceras reverencias de Brian Johnson, Dani Martos, vocalista principal, azotó al público con corriente alterna y corriente discontinua. Con los cambios de horarios jugando en contra, Blackowl puso en jaque al reloj con duros riffs que prendieron la mecha del headbanger.
Stormzone tuvieron la clase de problemas con el que se han encontrado las bandas que han tenido que actuar siempre en esta franja. A media tarde ni el sol es generoso ni el público se encuentra en disposición de volcarse con nada, por lo que o la actuación es extraordinariamente memorable o realmente poco puede hacer un grupo para levantar el festival. Si hubiera de definirlos con una palabra, creo que sería voluntarioso.
Su hard rock clásico pegaban en el contexto horario del día de festival, no sonando muy diferente al de unos Blackøwl que acababan de bajarse de las tablas, pero pese a todo, no tuvieron la ocasión de brillar especialmente. Es una lástima porque el perfil con el que actuaron augura que es de esas bandas que quizás teloneando a otra se viene arriba.
Resucitando el parón acontecido en la escena musical en el marco de la coyuntura pandémica, los suizos Gotthard abrieron su esperada actuación en el Rock Fest Barcelona con “Every Time I Die”, tema incluído en ‘13’, su última entrega discográfica. Ahora o nunca, a las 17:40h y con la mirada puesta en el escenario Rock, la formación se dispuso a captar los focos de la primera jornada del festival con una interpretación de “Hush”, track originalmente compuesto por Joe South, que rompió los márgenes del hard rock. Un viaje supersónico a la cumbre del mundo (“Top of The World”) que, cual bala de plata, abrió paso a cortes como “Feel What I Feel” y “What You Get” ambos incluídos en ‘Bang!’ (2014).
Como un verdadero maestro de las ilusiones (“Master Of Illusion”), Nic Maeder inyectó en el corazón de los oyentes una fuerte dosis de adrenalina para unirlos en espíritu con “One Life, One Soul”. El fin de la velada vino de la mano de una sesión acústica a cargo de “Remember It’s Me” y “Starlight”, temas que precedieron a un cierre apoteósico con “Lift It Up” y “Anytime Anywhere”. Y es que en cualquier momento y en cualquier lugar, la música de Gotthard hace temblar los postes de sonido de cualquier escenario.
Justo antes del inicio de Myrath ya había una cantidad más que considerable de público listo para recibir a una de las bandas más esperadas que pasaría en la Rock Tent. Desde el minuto 1 hubo muchísima sinergia con un público volcado en sus temas y ya cuándo dedicaron «No Turning Back» a Ucrania, el público terminó de entusiasmarse, pese a tener una estructura más progresiva y operática.
Al escenario se iba subiendo un entrañable séquito de curiosos invitados, que iban desde una bailarina, que llegó a subirse con un candelabro en la cabeza, hasta un mago que por momentos usaba la fuerza. Si de repente a Myrath le hubiera dado por sacar un tigre, nadie se habría sorprendido. Su espectáculo no solo se vivió como algo especial por esta clase de pluses típicos de festival, sino que la banda lo vivió como el acontecimiento que era, pues se trataba de su primer concierto desde la pandemia.
«Believer» fue recibida con entusiasmo por un público que llevaba encandilado desde el principio, y al que no costaba convencer para que cantara los coros de la canción. De hecho, y ya para terminar de forma teatral, la banda llevó a cabo un truco de magia flotante jedi, como cuándo Luke medita con Yoda en Dagobah. Tras subir más alto que la inflación, hubo una despedida grupal en la que se sintió que tenían ganas de más, de protagonizar un show de sala que próximamente pudiera traerles a nuestro país.
Jinjer apareció como una avalancha sobre el escenario al ritmo de una “Call Me a Symbol” que no podría haber encajado mejor en el actual ambiente geopolítico, dando inicio a un concierto que todo el mundo sentía que iba a ser muy especial. Le siguieron “On The Top” y “Disclousure!”, que al tocarse de seguido logran construir sobre la intensa atmósfera que la banda ya había creado.
De hecho poco tardaron los ucranianos en mandarles un cariñoso “que te den” a Putin, un gesto que si bien era de esperar, cayó muy simpático. No nos vamos a engañar; no son pocos los que realmente no son fans de Jinjer, y que su interés por la banda gira principalmente a su nacionalidad ucraniana, pero eso no menoscabó un concierto con muchos momentos y matices que se merecía sobradamente el escenario grande.
La propuesta de Jinjer se basa en capturarte en sus ritmos pesados, clave de una atmósfera que habría funcionado mucho mejor de noche, y aunque puede que algunos la consideren algo monótona, no deja de ser eficiente para los que ya se han sumido en ella, concluyendo en un concierto que mereció la atención mediática que estuvo recibiendo.
Celtica: Antaño y presente. Mitología forjada al ritmo de metal y gaitas en llamas como primera toma de contacto. Efectivamente, Celtica Pipes Rock! se había hecho con el escenario del Rock Tent en plena hora punta. Y es que el cuarteto en cuestión es el único capaz de empuñar la espada “Excalibur” (‘Legends and Visions’, 2014) y llevar la música de la tierra de los elfos a la ciudad condal en paralelo a la performance de Accept en el escenario principal. Con una ametralladora materializada en el custodio de la batería y el dominio de las seis cuerdas, la formación combinó sonidos que erraban de la tradición irlandesa a aquella propia del marco escocés. Un extenso repaso de su discografía que resultó en un público, que tras varios intentos de mosh pit, se sumió plenamente en el jolgorio del espíritu pagano.
Desde el inicio de Accept, la varonil voz de Wolf Hoffman tomó mucho protagonismo es una «Zombie Apocalypse» del reciente ‘Too Mean to Die’ que es recibida como un clásico más. El sector más veterano de Barcelona Rock Fest hizo acto de presencia para darlo todo en todo momento, como en un «Restless and Wild» en el que el imponente juego de tres guitarras por el que está ahora compuesto la banda puede hacer acto de presencia. Vuelve a brillar ese malévolo trío en el laberinto melódico que es ese clímax de «Fast as a Shark», otro clásico absoluto que provocó varios pogos en las primeras filas.
«Metal Heart», junto con «Princess of the Dawn», trajeron consigo esos momentos de cántico conjunto que hace que las canciones se sientan como un himno, hilvanando sin descanso un set en el que la poca comunicación se compensaba con una alta intensidad.Otro corte de esta segunda etapa de Accept que ha vivido para convertirse en un clásico moderno es «Teutonic Terror», en el que la ya muy amplia audiencia se convirtió en una marea de coros. Por supuesto, tras la que ha caído, no podía faltar «Pandemic», a la que más de uno seguro que acudió hace dos años.
Por supuesto, el final estuvo protagonizado por una incombustible «Balls to the Wall» en la que tanto el riff como la mítica coreografía tomaron un rol protagónico. Por supuesto, hasta la última alma del rock fest se sabía el estribillo, y pronto todo el festival estalló en un enorme canto conjunto. Le siguió toda una sorpresa como «I am a Rebel», tema del que el grupo lleva años renegando siempre que ha podido, pero qué en directo ha ganado una vida que la hace muy querida entre los fans.
Probablemente un marco como el de un festival de estas características no sea el más adecuado para que la comunión entre banda y público sea el más adecuado para una formación de punk celta como Dropkick Murphys, pero lo cierto es que los de Boston salieron a darlo todo y acabaron metiéndose en el bolsillo a los asistentes entre bailes, saltos y vítores cerveza en mano.
Arrancaron la fiesta a ritmo de «The Boys are Back» que empalmaron sin demasiada dilación con la conocida «The State of Massachusetts» con un Ken Casey como maestro de ceremonia liderando a los suyos y caldeando el ambiente, a la vez que agradecía su presencia en un cartel como el de esta edición. Y así fueron, directos y tremendamente divertidos, descargando la mayoría de sus clásicos entre alguna que otra nueva canción.
Lo bordaron con la versión de la célebre «T.N.T.» de AC/DC, con su bajista emulando al gran Bon Scott, razón más que suficiente para adueñarse de todas las miradas del respetable. Canciones como la pegadiza «Rose Tattoo», la más calmada «Kiss Me, I’m Shitfaced» invitándonos a abrazar a nuestros compañeros más cercanos o la exitosa «I’m Shipping Up to Boston» sonaron a la perfección, a pesar de que la calidad de la que gozaron no fuera la más óptima, y es que se divirtieron e hicieron lo propio a base de actitud y buena música.
Nightwish atraparon al público desde los primeros acordes de “Noise”, con su juego de luces y su pegadiza interacción para el público, funcionando muy bien en su rol de primer tema de la noche. El fondo con la Sagrada Familia sirvió como un cariñoso homenaje que acabo de meter a todo el mundo en el bolsillo para “Planet Hell”. Cortes como «Tribal» se encargaban de mantener activo a un público que en ningún momento cesó se interactuar con ellos, sumidos como estaban en su espectáculo.
Floor Jansen rindió a unos niveles pletóricos de calidad, a ese nivel tan cinemático con el que tiene mal acostumbrados a sus fans en vivo, permitiéndose el lujo de marcarse un bailecito a la hora de encarar un emocionante «I Want my Tears Back». El guiño a Pixar de «Nemo» animó también a un personal que respondió al estribillo con la sincera emoción del que emprende un peligroso viaje a través del mar para salvar a su hijo. El momento balada perduró también con «Sleeping Sun», que con su psicodelia aprovecha al máximo el juego de las pantallas gigantes.
«Shoemaker» es algo más que la canción favorita de Tarantino, permitiendo que Floor Jansen pueda lucirse una vez más con su increíble voz. La épica y cinematográficaC «Last Rite of the Day» sirve de contrapunto a estos momentos más lentos, presentando a una banda cohesionada con los muchos arreglos orquestales que sonaban por la PA. Lamentablemente las pantallas laterales no dejaron de fallar, menoscabando un show que por lo demás se vivió por todo lo alto, como deben serlo los espectáculos de los cabezas de cartel.
«Ghost Love Score» sonó super épica, aunando en un solo tema gigantesco todo lo que Nightwish habían hecho bien a lo largo del concierto. «The Greatest Show on Earth» y sus aires de epílogo fueron el broche de oro para la que sin duda será una de las actuaciones más recordadas del festival.
Al bueno de Tobias Sammet le sobran, a estas alturas, cualquier tipo de presentación, y es que con los años se ha convertido en todo un icono de la escena metálica europea gracias a Edguy y, quizás aún más, a su Avantasia, una propuesta que nació con aquellos primeros ‘The Metal Opera’ como un proyecto y ha terminado por consolidarse como su verdadera banda. Y es que razones no le faltan.
Llegados al festival como un reemplazo de última hora para cubrir la baja de Manowar, Sammet y compañía no dudaron en dar un sí como respuesta a la organización del evento y se presentaron en el escenario Fest dispuestos a brindar a la audiencia un auténtico festival de hard rock y heavy metal con un sobresaliente repertorio que recorre toda su discografía.
Sonaban los primeros acordes de «Twisted Mind» y el alemán no tardo en aparecer en el escenario derrochando toda su innegable simpatía y, eso sí, quizás un pequeño exceso de diálogo que por momentos frenaba el ritmo de su, por otro lado brillante, actuación. Y así apareció el primero de los invitados a la voz, con un Ralf Scheepers ejecutando sus talentosos agudos al merced de «Reach Out for the Light» y la novedosa «The Wicked Rule the Night» que formará parte de su próximo disco.
Lástima del sonido en estos primeros compases del concierto que, por suerte, fueron poco más que un espejismo. Y es que contar entre tus filas con las increíbles voces de Jorn Lande, Eric Martin, Ronnie Atkins o el inimitable Bob Catley no merecen menos. Y si además lo hacen con composiciones como «The Scarecrow», «Dying for an Angel», «Invoke the Machine» o «The Story Ain’t Over» razón de más. Ahí es nada. Sin olvidar el momento de lucidez personal de sus coristas al frente de un micrófono compartido con estrellas en la eléctrica «Book of Shallows», la preciosa «Farewell» o la intensa «Shelter from the Rain».
Por el camino sonaron joyas de la talla de «Let the Storm Descend Upon You», «Promise Land» o la celebrada «Avantasia» con Martin y Sammet a las voces, sin olvidar la majestuosa «Mystery of a Blood Red Rose» en la que el alemán aprovecho la presencia en el escenario de Catley para reivindicar que sin sus Magnum probablemente Avantasia no existiría. Pero el broche de oro llegaría con la muy coreada «Lost in Space» y, sobretodo, con el fin de fiesta de la mano de «Sign of the Cross» y «The Seven Angels» con todos los vocalistas sobre las tablas protagonizando toda una lluvia de estrellas de la escena del rock y del metal de ayer, hoy y mañana. Avantasia en estado puro.
Y para poner el cierre musical de esta primera jornada de festival nada mejor que rendir homenaje en forma de fiesta a una de las bandas, sino la banda, más importante de la historia del heavy metal como es Metallica. Pero no con una banda tributo al uso sino con un proyecto como el de Metallijam, que necesitan tanto de sus colaboraciones como de su público para la experiencia de sus shows.
Poco importaba que el reloj marcara las dos de la madrugada de un jueves ya que salieron con una actitud envidiable al ritmo de un cañonazo como «Creeping Death» sobreponiendose a la adversidad de un sonido que no les hacía justicia. «For Whom the Bell Tolls», «Hardwired» y «Sad But True» hicieron que aquello, lejos de decaer en ningún momento, siguiera en lo más alto siempre buscando la complicidad de una carpa que parecía negarse a irse a dormir.
Lur de A Dark Reborn prestaría su voz y sus guturales en «Fuel» antes de repasar breve pero intensamente algunos de los pasajes más reconocibles de canciones que forman parte de la banda sonora de la comunidad metálica como «Fade to Black», «Master of Puppets» o «One» sonaron en un medley, antes de atacar con la veloz «Battery» y de contar con la personal voz de José Andrëa para la mítica «Enter Sandman» que no podía faltar a la fiesta. Terminaron con «Seek & Destroy», por todo lo alto, con todos los invitados sobre el escenario al que se unió BB Plaza de Crisix a las seis cuerdas como colofón final. Una conclusión por todo lo alto.
Texto: Marc Fernández, Lorena Mendoza y Lluís García
Promotor:Barcelona Rock Fest
Día:2022-06-30
Hora:16:00
Sala:Parc de Can Zam
Ciudad:Santa Coloma de Gramenet
Puntuación:8
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