La gira más importante del punk rock en 2022 aterrizaba en Madrid para confirmar que hay grupos que nunca pasan de moda. Bad Religion, junto con un cuarteto acompañante de gran nivel, consiguió una afluencia de público en el Wizink Center solo al alcance de algunos elegidos.

Pese a que la gira 40º aniversario se tuviera que convertir en 40+2, las ganas por ver a la formación más icónica del punk rock en activo no hacían más que aumentar. El cartel creado de manera exclusiva para la gira por la península fue celebrado con júbilo por todos los seguidores del estilo. No es fácil juntar a 3 de las bandas punteras del género como Bad Religion, Suicidal Tendencies y los suecos Millencolin en el mismo evento, y con nada menos que 5 fechas a lo largo de más de una semana.

Lo primero que llamó la atención fue la envergadura de los recintos, con especial atención al Poble Espanyol de Barcelona -donde agotaron las 5.000 entradas disponibles- y al WiZink Center madrileño. En este último evidentemente las gradas no estaban abiertas, y lo que estaba habilitado era el formato ring con aforo también para 5.000 personas, en donde con los cabezas de cartel en escena no cabía ni un alfiler. Se podría denominar la gran victoria del punk rock de este 2022, estilo que pese a lo ‘asequible’ muchas veces de su propuesta, se ha quedado ligeramente estancado -o se había quedado hasta la llegada de la nueva ola apadrinada por Travis Barker, pero eso ya es otro tema- entre las nuevas generaciones.

No fue fácil la espera de los más fanáticos, ya que el día en Madrid en el plano meteorológico se tornaba digno de meses venideros. Las camisetas de Bad Religion y las gorras de Suicidal Tendencies -qué si no- eran las protagonistas de los aledaños, con un ambiente festivo que se presagia en las grandes noches de música en directo. Quedaban más de cuatro horas de pogos, melodías coreables, acordes de quinta y mucha actitud. Y después de dos años de cancelaciones no podía saber mejor.

Blowfuse, corto pero intenso

Cuando los catalanes Blowfuse salieron al escenario, todavía había mucha holgura en la pista del pabellón. Pero no fue un problema para el cuarteto, que salió a comerse el mundo en su media hora de reloj. Con ese hardcore punk lleno de adrenalina, dispararon canciones de sus tres álbumes, así como el último single “State Of Denial”, publicado el pasado año. Momento estelar el “Radioland” con el guitarrista Sergi Bouffard con el modo showman activado. “Rìpping Out” y “Angry John”, como sus mayores éxitos que son, resultaron las vencedoras del concierto.

Blowfuse (Foto: Nocnar Tosnophal)

Pulley, sin pena ni gloria

Pulley, con casi 30 de años de carrera, se han convertido en un grupo de culto dentro de la escena del skate punk y el punk melódico norteaméricano de mediados de los ‘90. Con una carrera bastante irregular, los de Scott Radinsky nunca consiguieron dar el salto al mainstream.

Pulley (Foto: Nocnar Tosnophal)

Bien se vio en en sus 30 minutos de actuación -con un sonido pésimo, para que engañarnos- donde el gran grueso del público no hizo ademán de entrar al recinto y permaneció en los aledaños para disfrutar la previa de lo que vendría después. Se vio una banda comedida en actitud pese a que sus riffs se tornaban alocados. No fue su gran noche.

Millencolin salva los muebles

Siempre fue Millencolin un grupo con fama de no saber llevar al directo lo que plasman en sus discos. Porque con toda sinceridad, auténticas joyas del punk rock melódico como ‘Pennybridge Pioneers’ (2000) o sus últimos ‘True Brew’ (2015) o ‘SOS’ (2019) tienen nivel para que la banda gozara de muchísima más popularidad de la que tienen actualmente, pero su falta de ‘punch’ en concierto siempre ha sido un hándicap que les ha repercutido negativamente.

Millencolin (Foto: Nocnar Tosnophal)

Una lona con la portada del nombrado ‘SOS’ engalanaba el escenario en el momento de su salida, y fue con la canción que da nombre al mismo con el se daba el pistoletazo de salida a los 40 minutos que iban a tener de show. Como es habitual, Nikola Šarčević ponía la voz mientras sus compañeros Mathias Färm y Erik Ohlsson eran los encargados de transmitir la actitud punk a la actuación. La mejora de sonido era considerable con respecto a sus predecesores, y una clásica “Penguins & Polarbears” -con la primera gran ovación de la noche en el recinto madrileño- era la encargada de corroborarlo.

Millencolin (Foto: Nocnar Tosnophal)

Que la media de edad del público en el concierto era bastante alta quedaba patente cuando sonaban los hits de los suecos de los últimos años -como puede ser la genial “Sense & Sensibility”-, ya que apenas creaban reacción entre los asistentes. El show continuo con grandes vueltas al pasado, como son “Olympic” o “Lozin’ Must”, y declaraciones de principios de que la banda confía en su nuevo material. Lo único de lo que no había duda es que el punto y final lo iba a poner el himno “No Cigar”, auténtico buque insignia de Millencolin. Para aquellos con poca fe, el cuarteto calló bocas y cumplió más que de sobra.

Suicidal Tendencies, mucha técnica y pocas canciones

Según se acercaba la hora de inicio de Suicidal Tendencies, la pista del Wizink Center empezaba a llenar esos huecos que todavía existian a lo largo del pabellón. Porque la banda de Mike Muir es un referente para muchos dentro del metal y el punk, con su thrash crossover clásico que a tantos grupos ha influenciado allá desde su nacimiento a principios de los ‘80. Pasados diez minutos de las nueve, tal y como marcaban los horarios oficiales, dieron salida los norteamericanos, esta vez sin Dave Lombardo a la batería pero con Tye Trujillo -hijo de Rob Trujillo y de apenas 17 años- al bajo.

Suicidal Tendencies (Foto: Nocnar Tosnophal)

La elegida para abrir era una de las canciones más populares de su discografía: la sempiterna “You Can’t Bring Me Down”. Y ya desde el minuto uno se pudo distinguir los tics más marcados de la banda, como el curioso baile de Muir, los solos de virtuoso de Dean Pleasants y esa obsesión porque todo el mundo cante las iniciales de su grupo -cosa que a la larga se haría cargante-. Necesitaron los de California más de un cuarto de hora para empezar con la segunda canción del repertorio, ya que la recreación de paradas falsas, cánticos, solos y demás en el primer corte parecían no llegar jamás a su fin.

Suicidal Tendencies (Foto: Nocnar Tosnophal)

En “I Shot At The Devil” la ecualización todavía dejaba que desear y no fue hasta la tercera “Freedumb” donde todas las piezas del rompecabezas sonoro empezarían a encajar. En el foso, como era de esperar, se vieron los mayores circle pits y mosh pits de la noche, y es que esos riffs de puro thrash de la Bay Area no pueden desembocar en otra cosa. Y si el dato negativo es la interpretación de apenas 8 canciones en casi una hora, la gran victoria de los Tendencies actuales es la formación actual, ya que aparte de los nombrados cuentan con Ben Weinman (The Dillinger Escape Plan) a la segunda guitarra y un enorme -y joven- Brandon Pertzborn como encargado de las baquetas.

Suicidal Tendencies (Foto: Nocnar Tosnophal)

Con muchos echando en falta la clásica “Institutionalized” -que rara vez ahora interpretan en vivo- “Cyco Vision” o “How Will I Laugh Tomorrow, que no harían aparición esta vez, el quinteto sacó a relucir canciones como “War Inside My Head” o una definitoria “Pledge Your Allegiance”. Con esa sensación de jam session continua en donde muchas veces era imposible distinguir en que punto te encontrabas, el respetable decidió simplemente saltar y hacer pogo, aunque simplemente fuera para recuperar el tiempo perdido de los últimos años. 55 minutos después se cerró el telón. Era el momento de ver a los cabezas de cartel de aquel cotarro.

Bad Religion confirman su reinado

La gira del 40º aniversario de Bad Religion, ahora convertida en 40 +2, era de las más esperadas del año. Y asi se hacía notar minutos antes de la actuación de Greg Graffin y compañía. Los nervios de la gente se notan y se contagian. Sin ser la banda más masiva del punk rock, ni mucho menos, la formación si que ha logrado un aura de grupo legendario -con todo merecimiento- en donde fans y no tan fans le infunden respeto y admiración. Y sin más dilación, llegó el momento cumbre. Como siempre en ellos, escenario sencillo, sin más parafernalia que un enorme telón con su logo, para confirmar que en Bad Religion menos es más.

Bad Religion (Foto: Nocnar Tosnophal)

“Generator” fue la primera. No hizo falta nada más para que aquello se viniera abajo. Los empujones se convirtieron en marca de la casa durante la siguiente hora y media. Y es que nadie quería no aprovechar la adrenalina -en algunos mezclado con exceso de alcohol- del ambiente. En el primer tramo de concierto la gran victoriosa fue una “Punk Rock Song” con estrella, aunque otras más recientes como “Los Angeles Is Burning” o “New Dark Ages” se confirmaron también como favoritas del público.

Bad Religion (Foto: Nocnar Tosnophal)

Las guitarras de Brian Baker y MIke Dimkich eran una auténtica delicia, por sonido y por esa composición tan única de Bad Religion que consigue darle un encanto especial a melodías y riffs punks sencillos y bastante elementales. Con Greg haciendo gala de su español básico, el concierto continuo con una parte intermedia con gemas para los más acérrimos como “Como Join Us”, “Do What You Want” o una casi inédita en directo “Slumber”. Aunque esto no fue más que el calentamiento para la traca final. Las canciones que la mayoría quería escuchar estaban a punto de llegar, porque al final seamos sinceros, son los hits los que permiten a los grupos llenar algo más que una sala.

Bad Religion (Foto: Nocnar Tosnophal)

“No Control” abrió la veda para que “You” e “Infected” acabaran de incendiar el ambiente. La melódica “Sorrow” es una de las mejores composiciones del grupo, y probablemente las mejores melodías vocales jamás cantadas por Graffin. “I Want To Conquer The World” fue una fiesta, pero no tanto como la más grande: “21st Century (Digital Boy) puso a brincar a las 5.000 personas que allí dentro se encontraban. Después de un parón necesario, que recordemos que ya están cerca de los 60 años, el bis se puso traje de gala para “American Jesus”, mientras que la primigenia “Fuck Armageddon…This Is Hell” se llevó todo a su paso, con las revoluciones por todo lo alto.

Bad Religion (Foto: Nocnar Tosnophal)

Una velada que quedará en la memoria colectiva de los asistentes durante mucho tiempo. La noche más grande del punk rock en la capital de 2022 echaba el cierre, no sin cruzar los dedos para que no pase mucho tiempo para que se vuelva a organizar algo similar. Durante el regreso a casa muchos iban silbando o tarareando el estribillo de “21st Century…” o “No Cigar” con una sonrisa en la boca. Porque el punk es rebelión pero también diversión. Y no hay ninguna duda que alegría no había faltado en el Wizink Center.

Texto: Jano Carbia | Fotos: Nocnar Tosnophal

Promotor:HFMN Crew

Día:2022-05-21

Hora:18:30

Sala:Wizink Center

Ciudad:Madrid

Teloneros:Suicidal Tendencies Millencolin Pulley Blowfuse

Puntuación:8