El circo de Avatar enamora a Madrid
Parece que tras casi dos décadas de vida los suecos Avatar por fin han encontrado la fórmula para colocarse entre los grandes. Después de estar años sin encontrar su camino, han conseguido dar con los ingredientes exactos para elaborar una receta que mantiene su estilo como algo único, ganando adeptos con cada paso hacia delante.
Sus comienzos no fueron sencillos, ni de simple siquiera puede calificarse a la banda. ‘Black Waltz’ en el ya lejano 2012, les abrió la puerta del cambio, y, aprovechando el tirón pusieron toda su creatividad en ‘Hail The Apocalypse’ dos años más tarde. Desde que consiguieron consolidar su personalidad circense no han parado de subir, siendo ese ‘Avatar Country’ de 2018 su catapulta definitiva al estrellato.
Su concierto en la capital será uno de esos recordados con el tiempo, que se sumó a los que le acompañaron la venta de entradas, llegando a rozar el “sold out” en la icónica sala la Riviera.
Kassogtha, el tercero en discordia
Si hubo una banda que iba a contar con menos reconocimiento era sin duda Kassoghta. El papel de romper el hielo nunca fue sencillo. Y si las dos agrupaciones que vienen a continuación llevan un espectáculo más trabajado que el tuyo, el problema se incrementa. Aunque mostraron solvencia en las tablas, el grupo suizo de death metal melódico progresivo no aportó ninguna novedad, quedando su actuación en el olvido al comenzar las otras dos actuaciones restantes.
Los treinta minutos de show dieron para hacer llegar “Eclipse”, “Venom” o “Complacency” que pasaron sin pena ni gloria.
Veil Of Maya, el perfecto tentempié
Pocas son las bandas que se hubieran atrevido a allanar el terreno para alguien como Avatar. Teniendo en cuenta el tipo de espectáculo que caracteriza a las estrellas principales, cualquiera podría haberse venido a menos sin llevar algo equiparable. Por suerte para el respetable Veil Of Maya subió el nivel y la temperatura del mercurio, aun teniendo en contra el sonido general de su actuación. El punto de calidad lo puso su vocalista Lukas Magyar, pues cuando un vocalista tiene energía las actuaciones fluyen con un aura distinta.
“Viscera”, “Punisher” u “Outsider” trajeron una atmósfera de metalcore amalgamada con djent que calmó las aguas hasta la llegada de espectáculo máximo. Veil of Maya no son unos invitados cualquiera, siendo también difícil contar con su presencia en nuestro país. No en vano, hay quien disfrutó de su presencia, pues en el marco del metalcore tienen su puesto más que ganado. “Mikasa” puso fin a sus apreciados 45 minutos sobre el escenario.
El circo ha llegado a su ciudad
El camino no ha sido fácil. Si alguien te dijera que Avatar llevan existiendo como banda desde principios de milenio te resultaría hasta difícil creerlo. Algo tuvo que cambiar en su seno artístico interno para poder situarles en el mapa, y como bien se ha comentado, no fue hasta hace una década que su nombre no comenzó a ser algo más sonado.
Su presencia en numerosos festivales se ha pasado por algo en escenarios secundarios, camuflados entre los gigantes cabezas de cartel, pero la perseverancia y la creación de una imagen han hecho que ligado a un original estilo de musical la gente haya mantenido el interés en ellos. Y aquí están, después de tocar en salas de menor aforo, han pasado a casi llenar un recinto con el triple de capacidad.
Con su visita, un nuevo trabajo bajo el brazo, con el nombre de ‘Dance Devil Dance’, cuyo tema homónimo se utilizó también para abrir boca en el concierto. Pero ni la chispeante pirotécnica, poco habitual en las salas españolas, todo hay que decirlo, pudo hacer sombra siquiera a la inigualable “The Eagle Has Landed”.
Con un público ya metido en el bolsillo, lo mismo da proseguir con las nuevas “Valley Of Disease” y “Chimp Mosh Pit” que retroceder un par de años para hacer alusión al ‘Hunter Gatherer” con “Scream Until You Wake”, si a los pocos minutos iba a llegar “Bloody Angel” para terminar de embaucar a los allí presentes. Pocas veces una balada había encerrado tanta agresividad dentro del marco del romanticismo. Pero si algo define al quinteto es la cualidad indefinible de la indefinición dentro de un estilo definido.
Avatar es un teatro en directo, una secuencia de temas que, cual montaña rusa llevan al espectador al éxtasis acabado su viaje, dejándolo ansioso de comprar otra ficha para volver a subir. Si bien hay temas como “For The Swarm”, que preparan el ascenso para una caída libre, otros como “Puppet Show” son ese descenso que crea mariposas en el estómago. No por rapidez necesariamente, pero sí porque son de esos que cargan de felicidad. Seguro que a más de uno no le hubiera resultado extrañado la presencia de un mono tocando los platillos al tiempo que Johannes tocaba el trombón sentado en la barandilla del palco izquierdo de la sala.
Prueba de su bien medido espectáculo circense fue la dupla formada por “When The Snow Lies Red” y “Do You Feel In Control”, sobresaliendo cada una en su estilo, pero nada comparado con “Black Waltz”. Ahí estaba el señor Eckerström, salido de una caja de regalo, jugando con un ramillete de globos, más cercano al payaso de IT que a Kiss o Alice Cooper. Pero este “payaso” demuestra por momentos tener más sentimientos que muchas otras personas “normales”, sólo había que sumergirse en la interpretación de “Tower” con la única compañía de un piano.
De contrastes tampoco anduvieron cortos los suecos. “Colossus”, rotunda, marcó su magnificencia para volar aun más alto con la imprescindible “Let It Burn”. Si algo demanda el tipo de metal que practica Avatar es un headbanging constante, lejos de un mosh o una actitud más contemplativa. Aunque con incógnita, misterio y admiración siempre se observa en sus espectáculos a la figura de su rey. Jonas Jarlsby sacó de paseo a su alter ego, corona y capa, para postrarse cual rey del reino de Avatar en “A Statue Of The King”.
Indagando en su versatilidad, “The Dirt I’m Buried In” se mostró cual himno ochentero, alzándose como uno de los singles más destacados del reciente ‘Dance Davil Dance’. Encargada de abrir los bises, le preparó el terrero a “Smells Like A Freakshow” y “Hail The Apocalypse”. Este hubiera sido un momento recalcado por el hype que envuelve a ambos temas, pero quizá lo inesperado llego de la mano del discurso del frontman.
El personaje de bufón queda a un lado cuando sale de su boca un discurso alentador. “El mayor acto de rebeldía en estos tiempos es demostrar que algo te importa”, y seguidamente, dando las gracias a sus seguidores por su asistencia acabó de ganarse las últimas muestras de afecto antes de encarar el final del concierto. Sin duda fue un show memorable, no solo para el público; y es que cuando una banda acaba definiendo la capital española como “la capital de su corazón”, solo significa que las cosas fueron como la seda.
Texto: Tamara Ruiz | Fotos: Ignacio Sánchez
Promotor:Madness Live!
Día:2023-03-25
Hora:18:00
Sala:La Riviera
Ciudad:Madrid
Teloneros:Kassogtha Veil Of Maya
Puntuación:9
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