August Burns Red: máximo esplendor en Barcelona
Tras mucho tiempo de espera por parte de los fans, por fin pudimos ver a August Burns Red encabezando un cartel en nuestro país Un show de éxito cualitativo y con una asistencia más que aceptable para una primera vez. Mejorará la próxima. Cuando este concierto ya haya dado que hablar.
Son muchos años esperando a que, por fin, August Burns Red nos visitaran como cabezas de cartel y diesen un show completo a la altura de su discografía. Cuatro veces nos han visitado hasta ahora, pero siempre de teloneros, lo cual les suponía un impedimento ya sea a la hora de soltar todo el arsenal, conectar con el público que de verdad los conoce o, sobre todo, por la deficiente calidad de sonido que suele empañar sus shows de soporte. De las cuatro veces que les he visto, la primera sonaron a gloria en la sala grande de Razzmatazz . Sin embargo, las siguientes siendo en la sala 2 la ecualización prácticamente arruinó sus recitales. Y es por ello que hoy, tratándose de nuevo de Razz 2, me acercaba al concierto con esperanzas, pero con miedo.
La primera buena noticia nos la encontramos al llegar a la puerta de la sala y encontrarnos una cola más que aceptable. Somos conscientes de que su estatus (como de costumbre) es mucho mayor fuera de nuestras tierras. Para colmo tocaban en martes, con lo cual me aterraba la idea de que terminasen tocando para cuatro gatos. No fue así. La entrada de la sala fue bastante buena. Si que se notó algo más la falta de gente gracias al pit que se formó en el centro de la sala desde solo empezar el primer grupo, que era demasiado grande y daba una sensación de vacío importante.
Cuida a tus Mártires
Sin embargo, allí estaban los primeros asistentes desde el minuto uno. Cabe decir que la gente se acercó bastante pronto para ver a nuestros vecinos franceses, muy queridos por aquí, Betraying The Martyrs. También los hemos visto en diversas ocasiones, pero su público es siempre muy entusiasta con ellos, y sabemos que el espectáculo que ofrecen está a la altura de las circunstancias.
Desde buen principio salieron a atronarnos con un sonido tal vez algo áspero (lo cual sumaba más a mi temor para los siguientes grupos ya que suele ser el problema de August) pero la mar de contundente. La falta de volumen de a guitarra se solucionó antes de finalizar el primer tema. Si con algo contamos siempre que los vemos es con que la batalla vocal entre Aaron Matts y Victor Guillet va a ser la absoluta protagonista. Un recital de voces potentes y contundentes cada una en sus términos que les hacen destacar por encima de la media. Siempre he sido especialmente defensor del trabajo y la calidad escénica de Guillet en su papel tal vez más secundario y sujeto a prejuicios. Pero está claro que es una gran parte del alma del grupo.
Esta vez decidieron presentarnos por segunda vez sus temas más novedosos, obviando casi absolutamente sus dos primeros trabajos y evitando tocar «Man Made Disaster», el tema que les hizo famosos. La falta de esta y de su cover del «Let It Go» de Disney dejaron claras sus intenciones de no reafirmarse como un «One Hit Wonder» y el grupo de la cover de Frozen. Un papel interesante, y más para un grupo telonero que ya se ha consagrado bastante en Europa. Finalizaron con un tema nuevo y todavía desconocido por los fans. Otra decisión cuanto menos curiosa de parte de los franceses.
Wage War siguen ascendiendo
Segunda vez que los de Florida pisan la Razzmatazz 2, esta vez con más gente dispuesta a verlos y disfrutarles con todo el cuerpo. El pit seguía enorme, pero desde el minuto uno en su centro hubo bailes patadas y mucha complicidad que demostraban que el público, sobre todo el más joven, les tenía ganas. Su propuesta es de lo más común. Metalcore de breakdown tras breakdown intercalando entre gutural y melódico cuando toca. Si bien es cierto que no sorprenden, hay que reconocer que lo que hacen lo hacen bien. Sonaron con un empaque envidiable para grupos de tan corta trayectoria, y ambas voces clavaban sus momentos.
Al grupo se le vio a gusto desde que abarcaron el escenario y no pisaron el freno en ningún momento. Personalmente nueve temas tan estructuralmente parecidos se me hicieron algo largos, pero al público parecía darle igual, pues la fiesta iba en aumento a medida que el set avanzaba y el grupo se dedicaba a soltar sus temas más conocidos y celebrados. “Alive” y “Don’t Let Me Fade Away” despertaron las mejores reacciones de la noche. Se agradeció mucho la inclusión de “Gravity”, que aportó un punto de variedad al recital y le dio a Cody Quistad, a la guitarra, la opción de lucirse aún más a las voces limpias.
August Burns Red se expresan
Tras otro cambio muy corto las luces se apagan para recibir a los de Lancester. Tal vez no sean los más populares, pero desde luego tienen una fanbase absolutamente devota (no hay chiste alguno acerca de su cristiandad aquí). El público había alcanzado ya su máximo de asistencia al final del show de Wage War, así que los anfitriones salieron ante una sala que estaría a poco de llegar al setenta y cinco por ciento de ocupación. Con luces propias y fondo con su nombre salieron para que Jake Luhrs pudiese recibirnos a berridos.
Desde el primer momento mis miedos se disiparon. Aquello sonaba como ninguna vez de las anteriores. Todos los volúmenes en su sitio, y los tonos más bajos existiendo. Mi alegría fue absoluta, pues habían conseguido adecuar su sonido a la sala y nivelar la sobredosis de estridencia y agudos que tan bien funciona en los discos pero que tanto molesta en los directos. Aquella noche tocaba representar su último lanzamiento: “Phantom Anthem”, ósea que decidieron abrir con “King Of Sorrow” uno de sus singles.
La acogida del público ante ello fue algo tibia. Sin embargo, cuando encadenaron directamente con la querida “Composure” la olla estalló en euforia y la presión ya no bajó en toda la noche. Los bailoteos en el pit no cesaban, y las primeras filas se dejaban la voz coreando todas y cada una de las letras. La entrega de los fans llegó al grupo, al que pudimos notar muy cómodo pese a estar acostumbrados a tocar ante audiencias mucho mayores. A partir de aquí ya daba igual de que disco fuese el tema, pues casi todo era celebrado igual.
El primer tramo siguió desgranando sus temas más actuales. Se sucedieron “Invisible enemy”, «Fault line», “The Frost” y una “Beauty In Tragedy” que emocionó visiblemente a los fans que seguían con su voz el spoken word central de Luhrs antes del apoteósico final, en el que JB Burbaker lució todo su potencial a la guitarra entre aplausos del respetable.
Nos regalaron uno de sus himnos del pasado que los fans supieron agradecer como es debido. “Marianas trench” nos hacía sacar las linternas del móvil en alto para iluminar la sala. Sus temas anteriores asomaban de vez en cuando la cabeza para satisfacción de los presentes. Tras los potentes breakdowns de “Dangerous”, llegó el que posiblemente fuse el momento cumbre de la noche. El grupo decidió encadenar la archiconocida “Meddler”, que por cierto no habían tocado aquí desde su primera visita hace ya casi diez años, con uno de sus temas más potentes: “Back Burner”. Entre ser ambos de primera hornada y ser conocidas como dos de sus grandes éxitos, la euforia desatada por toda la sala estuvo a la altura de las consecuencias.
“Ghosts” sirvió de pequeño descanso tras la intensidad del díptico anterior. Al menos su primer tramo nos permitió recuperar aire hasta llegar al tramo final donde las partes grabadas por Jermy Mckinnon de A Day To Remember fueron cantadas por Luhrs y Dustin Davidosn al bajo en vez de ser lanzadas en sampler como la última vez. Al menos no en su totalidad. Esta vez sirvió de apoyo.
Noté en el grupo una faceta melódica nueva a las voces. Coros cantados por JB y Dustin que no están en el disco para acompañar algún momento mas intenso y un rasgado que no le habíamos oído a Jacob hasta ahora. Algo cercano a los claros de Sam Carter de Architects, que aportaron al show una dimensión totalmente nueva y añadieron momentos de épica muy de agradecer.
Antes del primer final de la noche, y con un público totalmente agotado pero dispuesto a quedarse a por más, entonaron “Martyr” seguida de el que posiblemente sea su tema mas conocido y que usaron a modo de falsa despedida. Los cánticos de “Empire” inundaban la sala antes de que las luces se apagaran y el público corease el nombre del grupo exigiendo más.
La mayoría de veces el solo de batería el momento de ir al baño, y así fue para muchos. Se entiende que si tienes a Matt Greiner, posiblemente el mejor batería en el género, tienes que lucirlo, eso sí. Y a su favor estaba también el momento en el que decidieron colocarlo, a modo de recibimiento de vuelta de un grupo que entró animando al respetable al ritmo de las baquetas. El solo aportó poco mas que virtuosismo, pero si que desembocó en uno de los momentos mas graciosos de la noche. Greiner intercambió posición con Davidosn mientras el primero nos retaba a reproducir un numero de baile que ellos habían bautizado como “El Greiner”. Un momento de conexión con el público que además nos permitió coger aire para la última zambullida.
Las encargadas de cerrar una velada para el recuerdo fueron “Float”, cuyas melodías la convierten en uno de esos temas que redescubres totalmente cuando lo escuchas en directo. Vello de punta en el tramo final. Y por supuesto, “White Washed”, que cerraba el cumulo de temas que no pueden faltar en un show completo de August Burns Red y que volvieron al público absolutamente loco. Aquella fue una noche que los fans recordaran durante mucho tiempo, y que espero que sirva para que en un futuro la acogida sea aún mayor.
Todo un detalle, por cierto, que Luhrs y Greiner se bajasen tras acabar a las primeras filas a saludar uno a uno a los fans. Se vieron muchas caras de emoción y agradecimiento conformando un momento realmente bonito. Ya les echamos de menos otra vez.
Texto: Titus Ferrer | Fotos: Mavi Parra
Promotor:Bring The Noise
Día:2018-12-04
Hora:19:30
Sala:Razzmatazz 2
Ciudad:Barcelona
Teloneros:Betraying The Martyrs, Wage War
Puntuación:8
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