Arwen llama a las puertas de Gondor

Cual personaje de novela de Tolkien, Arwen evocó fantasía en su presentación de ‘The Soul’s Sentence’ en la sala Cool de Madrid. Una noche por y para sus fans.

El heavy metal de corte más clásico en nuestro país goza de muy buena salud. Así nos lo hizo ver Arwen el pasado sábado en la céntrica sala Cool de Madrid. Este quinteto originario de la capital fue capaz de congregar en torno a 400 fieles seguidores para un concierto que llegaría casi a las dos horas. Y, todo sea dicho, estos señores no se andan con rodeos: son todos unos auténticos musicazos, pero hubo algunos altibajos en torno a su concierto que le retiraron la guinda que le faltaba al pastel.

Un arranque algo atropellado

Puntuales, a las 21:00, veíamos las luces de la sala apagarse y una proyección con su logo en la gigantesca pantalla curva tras la batería y los teclados. La banda sale a pelo, sin ningún tipo de introducción, algo que, a priori, se agradece en tiempos en los que todas las bandas tienen algún tipo de sintonía de inicio. Sin embargo, algo raro ocurre cuando oímos cómo prueban guitarras y batería como si de un chequeo de línea se tratase. Luego suena una corta introducción con la banda en escena, se enciende el escenario y arrancan con “Hollow Days”, tema que da inicio a su más reciente largo: ‘The Soul’s Sentence’.

Arwen (Foto: Roberto Romero)

Este disco, lanzado el pasado 14 de diciembre, representa el retorno de los madrileños a la escena, que no sacaban nada desde 2004, un muy buen disco que esquiva el estancamiento creativo generalizado dentro del heavy metal más clásico hoy en día. Sin embargo, en directo me quedé con las ganas de apreciarlo un poco mejor, y es que el sonido no fue el mejor aliado de la mujer de Aragorn: los teclados no se oían (esto empieza a ser ley en demasiados conciertos ya, lo comentaba con mi compañera asistente), la guitarra de Jose Garrido (frontman de la banda) apareció dos veces en todo el concierto, los coros de Daniel Melian fueron más anecdóticos que otra cosa y la batería (especialmente la caja) estaban demasiado presentes.

Gente curtida sobre el escenario

Eso sí, que nadie se atreva a toserles en la cara. Esta gente sabe de lo que va tener una banda y ser músico. La ejecución, a simple vista, era perfecta. Se fueron viendo los primeros vestigios de ánimo entre el público según caían temas como “When the World Doesn’t Matter”, “Crying Blood” o “Us or Them”, canción que debería haber contado con la voz de Valen, de Sinaia, pero no puedo estar presente. El concierto tomó más calor con la entrada de Miguel Rocha en “My Worst Self”, quien, aún sin ser oído en la primera estrofa, entró a matar con una actitud más que imponente.

Arwen (Foto: Roberto Romero)

Entre tema y tema, Jose Garrido nos contaba lo especial que era este concierto para ellos, ya que contaban con varios invitados como Mamen Castaño (quien, si entendimos bien, fuera la antigua cantante de la banda) o Elena Alonso (de los difuntos Third Dim3nsion) además del citado Miguel. Los temas del nuevo disco, así como antiguos como “Keltia” o “Time’s Gate” fueron cayendo uno a uno en la noche dorada para Arwen. Previo a los bises y acompañados por todos los colaboradores, “You Know My Name” cerraba el concierto, igual que el disco.

Se acerca el final de una buena noche

Llegados a este punto, y en gran parte debido al mal sonido del que gozaron, un servidor ya estaba satisfecho, pero aún quedarían cuatro temas precedidos de una introducción ejecutada por los miembros de la banda. El público seguía entregado, muchos de ellos caras conocidas para Arwen (así nos dio a entender su cantante) por lo que tampoco vamos a ser nosotros quienes les desenchufemos los Kempers, pero es cierto que cuando llevas diez temas con una dinámica relativamente constante, exceptuando las baladas (punto flaco de la noche) si no eres fiel seguidor de Arwen, puedes acabar cansado.

Arwen (Foto: Roberto Romero)

En cualquier caso, me reitero en decir que el concierto fue muy bueno. La banda, a nivel ejecución y show, están en muy buena forma. Sus temas tienen buena pegada y grandes estribillos. Tal vez, con mejor sonido (especialmente los solos de Garrido y los coros de Melian) unido de algunas dinámicas más ondulantes, este concierto hubiera sido dotado de un sobresaliente.