Architects sacude Bilbao
La noche grande del metalcore hasta ahora llegó a principios de año. El primer gran concierto del género no ha sido solo por parte de una de las bandas más queridas del mismo, sino que además ha sido en las mejores y más grandes condiciones.
Bilbao recibió la visita del “Holly Hell Tour” de los británicos Architects después de que este pasase por la ciudad condal. Han tenido que pasar la friolera de 4 años desde la última vez que Architects ofreció un concierto en el Kafe Antzokia de Bilbao. Desde entonces ha llovido mucho. Han publicado su séptimo álbum de estudio, “All Our Gods Gave Abandoned Us”, con el cual se han consolidado como referentes del metalcore. Para Architects no todo ha sido un camino de rosas.
En agosto de 2016, la banda sufrió un duro revés cuando el fundador, guitarrista y compositor, Tom Searle, hermano del batería Dan, murió de cáncer de piel, con solo 28 años. Sin embargo, en lugar de sucumbir a una desesperación comprensible, el pasado mes de noviembre lanzan su octavo álbum, “Holly Hell”, el cual han presentado los días 24 y 25 de enero en Barcelona y Bilbao.
Esta ha sido mi experiencia. Siete de la tarde, oscurece en Bolueta, cientos de personas se agolpan frente a la sala Santana 27. Se respira un entusiasmo en las comunidades alternativas y de la escena hardcore. Todos quieren hacerse un hueco en la primera fila. Abren puertas y la multitud va accediendo al recinto ordenadamente. Se palpa en el ambiente expectación y nervios, la gente quiere que comience el show.
Polaris, el secreto mejor guardado de Australia
De acuerdo con lo anunciado, a las ocho en punto, Polaris, una banda metalcore de cinco integrantes, naturales de Sydney, fue la encargada de poner a tono a los asistentes. Tan pronto como llegaron al escenario, la vibrante energía del sonido abrasivo, fusionada con la melodía, cautivó a todos en la sala.
Su actuación fue breve pero intensa, escasos treinta minutos, en los que presentaron su último trabajo “The Mortal Coil”. Desde el primer momento la energía desprendida por Jamie Hails, vocalista de la formación, fue increíble. Podríamos decir que es una máquina porque, independientemente del momento su capacidad de cantar o gritar entonado hace que parezca una tarea fácil. Aunque fue su agitado movimiento, recorriendo el escenario de un lado a otro sin detenerse a respirar, afectó a su rendimiento vocal, permitiéndonos escuchar su extenuación. Fue el propio Jamie durante la interpretación del quinto tema, “Consume” el que incitó al público a realizar un enorme moshpit que no cesó hasta el final de su actuación.
La primera vez de Beartooth
Tan pronto como Polaris terminó su puesta en escena, la energía en el lugar pareció crecer aún más, que es algo que no creía posible. Rápidamente, técnicos y miembros de la banda comenzaron a realizar el cambio de escenario. Se alzó un enorme telón naranja con el logo de Beartooth, se apagaron las luces y toda la multitud al unísono comenzó a gritar. En mi opinión, llegó la banda más esperada de la noche. Por primera vez la formación estadunidense asaltaba nuestro país. Beartooth se enfrentó al escenario como lo haría un capitán de un barco en medio de una tormenta, con confianza para vencer la tempestad.
Para esta presentación decidieron tocar cuatro cortes de su último trabajo “Disease”. Abrieron con “Bad Listener” e intercalaron “You Never Know” y “Manipulation” con éxitos como “Hated” o “The Lines”, de sus anteriores publicaciones “Aggressive” y “Disgusting”, respectivamente, para finalmente acabar con “Disease”. Un total de nueve canciones y un solo de batería, que bajo mi criterio podría haber sido sustituido por “Used and Abused” perfectamente.
La multitud estuvo completamente comprometida a lo largo de todo el set, y la energía estuvo en su punto más álgido sin lugar a dudas en “You Never Know”. Durante el resto del espectáculo consiguieron que la masa gritara cada palabra de sus canciones. Un espectáculo absolutamente memorable.
A diferencia de Jamie, se pudo presenciar a un Caleb menos enérgico de lo habitual. Energía que canalizó en su interpretación vocal. En general el sonido fue brutal, pese a que las voces no eran extremadamente fuertes y no sonaban fielmente como suenan en sus álbumes. Me sorprendió lo sincronizado que estaba todo el conjunto, y cómo Caleb a lo largo del set explicó la conexión emocional y el mensaje subyacente de algunas de las canciones que estaban interpretando. Se creó tal atmósfera en la multitud que no pudimos evitar sentirnos cautivados por el sonido de sus guitarras.
Definitivamente, valió la pena esperar para verlos en España. Una cosa es poder actuar. Pero poder conectar y participar con la multitud al mismo tiempo, realmente es algo asombroso. Puedo asegurar que esta es una banda de las que puedes decir que siempre da el 100% en sus shows en vivo, así como la montaña rusa de emociones que expresan en cuarenta y cinco minutos, tiempo que ocuparon el escenario.
La guinda del pastel Architects
Tras una poderosa introducción, Architects, comenzó el concierto con “Death Is Not Defeat”, una canción de su nuevo trabajo «Holly Hell». Una invitación a viajar con ellos a través del dolor y el sufrimiento. Los ingleses jugaron con absoluta ferocidad de principio a fin con fragmentos de calma perfectamente sincronizada, en el momento idóneo, para dejar que esas letras que cantan en voz baja recobren el aliento, creando una experiencia auditiva única.
Tras “Death Is Not Defeat”, el espectáculo continuó con “Modern Misery”, seguido de “Nihilist” y “Broken Cross”. Architects se ha superado una vez más y Sam Carter ha demostrado su lugar entre los vocalistas de élite del universo del metal. A estas alturas del show la multitud se convirtió en una bola frenética de cuerpos en movimiento.
Cuando cierro los ojos aun me transporto a ese momento; Negro absoluto, se escuchan violines, un foco ilumina la posición de Dan, brazo en alto, comienza la proyección en telón de fondo, es el empiece de “Holly Hell”, tema que da nombre al álbum. Las luces se encienden y se apagan a un frenético ritmo, a diestro y siniestro, una danza de láser de colores es la protagonista, Sam queda en segundo plano, la canción culmina con una explosión con los cañones de CO2. Le sucede “Royal Beggars”, uno de los temas más coreados por un público entregado.
Avanza la noche, ya han sonado “Gravedigger”, “Mortal After All” y “Downfall”, es momento de “Naysayer”, pura brutalidad. A medida que el vocalista Sam Carter comienza a gritar sobre cuerdas arregladas y baterías electrónicas, se puede escuchar claramente un nivel completamente diferente de tristeza y rabia en su voz. Sentir esa voz es como clavar un puñal directo al corazón. El contenido de la canción relata experiencias vitales y da lugar a un momento abrumadoramente catártico.
Sam, se detuvo ante la multitud para preguntarles si querían escuchar un tema antiguo. Los asistentes al unísono, respondieron afirmativamente. Comienza “These Colours Don’t Run”, el único corte de su trabajo “Daybreaker”, abriendo paso a “A Match Made in Heaven” y una de las más esperadas “Hereafter”.
Es imposible no exagerar la importancia de las interpretaciones vocales de Sam en cada canción. El resto de la banda fue igual de consistente, con un rendimiento perfecto de principio a fin, pero Carter fue el foco de mi atención, completamente poseído por una rabia sumamente centrada y precisa. Una y otra vez, ya sea rumiando, llorando o afirmando repetidamente que no está todo perdido en «A Wasted Hymn».
Llegó el momento más conmovedor, el de la despedida. Architects cerró su set con un fragmento de “Memento Mori”, que continúo con «Gone With the Wind». Al acabar el tema la sala se volvió a quedar a oscuras y en pantalla, fueron proyectadas las iniciales T//S. Tras un breve silencio unas potente líneas de guitarra, bajo y batería se hizo con la sala, era “Doomsday” un final perfecto para un show excepcional.
Texto y fotos: Aritz Sola
Promotor:Live Nation
Día:2019-01-25
Hora:20:00
Sala:Santana 27
Ciudad:Bilbao
Teloneros:Beartoth, Polaris
Puntuación:9
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