Architects emocionan a Barcelona
La noche grande del metalcore hasta ahora llegó a principios de año. El primer gran concierto del género no ha sido solo por parte de una de las bandas más queridas del mismo, sino que además ha sido en las mejores y más grandes condiciones.
La última vez que pudimos ver a Architects en Barcelona fue en 2016, teloneando a uno de los grupos más grandes que ha dado el metalcore: Parkway Drive, que ahora ya han renegado de sus raíces. La sala grande de Razzmatazz estaba prácticamente a máxima capacidad durante aquel show y la entrega de los fans fue total pese a tratarse de una de las bandas invitadas. Por aquel entonces andaban presentando el disco que inició su ascenso meteórico: “Lost Forever/Lost Together”. Hoy, tres años y dos discos después, eran ellos los cabezas de cartel que llenaban hasta los topes la misma sala. Y manteniéndose fieles al género que tanto les ha dado y al que tanto han aportado.
Luchar con huesos rotos
Estos últimos años han sido un cúmulo de vaivenes para la banda. Por un lado, su popularidad ha subido como la espuma. Pocos días antes, en esta misma gira, estaban llenando el Wembley SSE arena tocando ante unas doce mil personas. Sin embargo, también tuvieron que lidiar con la pérdida de su guitarra (y hermano gemelo de su batería Dan) de Tom Searle en 2016, quien perdió la batalla contra el cáncer. Un golpe durísimo para ellos y para sus fans que les llevó a estar a punto de dejar la música. Por suerte sacaron fuerzas para seguir, y volvieron más fuertes que nunca.
Pese a esta popularidad en auge y lo queridos que son por su público, había algo de miedo a que el recinto se les quedase grande. Sin embargo, nos quedamos tranquilos al entrar y encontrarnos abiertos los accesos a la parte superior de la sala. Signo inequívoco de que la venta de entradas había ido bien.
Polaris siguen creciendo
Los encargados de abrir la velada, puntuales como un reloj, fueron los australianos Polaris, a los que ya habíamos podido ver hace dos años en la sala 2 como parte del Never Say Die! Tour. Conscientes de su papel de acto de apertura salieron a ganarse a un público a estas horas todavía algo escaso. Hicieron gala de una entrega y devoción absoluta y los fans repartidos entre el respetable reaccionaron bien.
Sus dos primeros temas contaron con un sonido bastante terrible. Suciedad absoluta en la voz y guitarra inaudible. Por suerte el técnico se dio prisa en solucionarlo y el resto de su show sonó bastante mejor. Y es que justamente lo que aporta el toque de distinción al grupo son sus líneas de guitarra melódica, bastante elaboradas para lo que acostumbramos a ver en grupos de este estilo. Esto ayudó a que su show no se sintiese lineal y genérico, pese a ser un grupo muy en la línea general de la nueva oleada de metalcore, que por desgracia peca de ser demasiado clónica.
Contaron con un mosh pit abierto desde el primer tema y los fans repartidos por la sala cantaban sus estribillos sin vergüenza alguno pese a ser pocos en número. La entrega de su cantante Jamie Hails, que se marcó unos de los headbangings más violentos que he visto en mi vida ayudó también a subir al carro a aquellos que no los conocían.
Luces y sombras con Beartooth
Había muchísimas ganas de esta primera visita a nuestras tierras por parte de los americanos. Cinco minutos antes de lo previsto, y sin ningún telón de fondo, al igual que sus predecesores, salieron a escena Caleb Shomo y los suyos. Hay que decir que el setlist fue uno de los hándicaps del show de Beartooth. A la falta de algunos temas especialmente demandados (y más teniendo en cuenta que era la primera vez que pisaban España) como “Beaten In Lips”, se le sumaba una elección de canciones algo irregular en cuanto a energía. Por ejemplo, empezar el show con tema como “Bad Listener” dificultó la conexión banda-público.
Además, el show sufrió del síndrome de las primeras filas, tan habitual en esta clase de conciertos de público joven. Con esto me refiero a que la mitad delantera del público la formaban filas y filas de fans del grupo principal que no tenían ningún interés en ver a los grupos teloneros y que se mantuvieron estáticos e inamovibles. Lo cual relegó a los fans a la parte trasera de la sala, alejando así las energías desprendidas por ambas partes.
Sin embargo, el primer alegrón nos lo llevamos al encontrarnos con un Caleb en estado de gracia vocal. Cierto es que el nivel fue bajando a medida que avanzaba el show y los melódicos cada vez le costaban más. Pero es innegable que su directo ha mejorado muchísimo en estos últimos años. Cierto es que su recién adquirida pose de rockstar de los 80 le ayuda a controlar las respiraciones ya que adopta una actitud más estática que juega en pro de la calidad.
Los temas más celebrados de su concierto fueron sin duda los de su primer álbum “Disgusting”, que hacían estallar en alegría a los fans cada vez que eran anunciados. “The Lines” se coronó como punto álgido de la noche. Sin embargo, varios temas de su último “Disease” demostraron que tienen gancho suficiente como para convertirse en nuevos clásicos con los años. El que se llevó la palma en este aspecto fue “You Never Know”, que contiene todo lo que nos gusta de su estilo.
Lo que nunca entenderé es que un grupo telonero decida añadir a su show un solo de batería, y más en un caso como este en que se echaron en falta muchísimos temas en el setlist. Sea como fuere tenemos unas ganas enormes de que vuelvan y redescubrirles al completo. Y parece ser que ellos se han quedado con ganas de lo mismo.
La bien querida del metalcore: Architects
Los nervios de los primerizos se mezclaban en el ambiente con las ganas de volver a dejarse enamorar de aquellos que ya habían podido disfrutar de un concierto de los ingleses. Cuando las luces se apagaron los gritos del público ensordecieron la introducción que dio pie al inicio del concierto con “Death Is Not Defeat”. Empezar así era una bomba emocional por parte del grupo teniendo en cuenta la letra del tema y siendo esta la primera vez que les veíamos sin Tom en la ciudad condal. Fue también una forma elegante de iniciar el concierto construyendo un crescendo de energía e intensidad muy elegante, como de por sí es Architects.
Quien haya podido ver al grupo en sus últimos años sabrá que nos podemos olvidar completamente de temas anteriores a su “Daybreaker”. Aquellos que esperamos temas más antiguos de su “Hollow Crown” o “The Here And Now” hemos perdido toda esperanza. O sea que su set consistió en un recogido de temas, principalmente, de sus últimos tres álbumes. Por suerte los niveles de calidad no han bajado nunca y los temas funcionan como un reloj.
Tras seguir con “Modern Misery” pasaron al primer bloque distintivo de la noche, encadenando “Nihilist” con “Broken Cross”. Dos de sus temas más bestias que convirtieron el pit en un hervidero de empujones sudor y puños al aire. El juego de luces que traían consigo era de primerísimo nivel, formando un ambiente muy cercano al que pretenden siempre mostrar con sus videoclips. La pantalla circular (extraída de la portada de su anterior “All Our Gods Have Abandoned Us”) sobre la que se proyectaban imágenes misticas y futuristas sumada a los láseres que enjaulaban el escenario ayudaban a fomentar la emoción que ya estaba a flor de piel.
Jamás entenderé por que el tema homónimo de su último “Holly Hell” es el corte que más críticas y negativas ha despertado. En directo no hizo más que auto reivindicarse como uno de los más potentes del álbum. Su tramo final a base de orquestación y doble pedal es una absoluta delicia. Jugó además en contraposición con la siguiente “Royal Beggars”, uno de los temas más suaves y coreables del álbum, que permitió la interacción de un público entregadísimo.
Entrega y elegancia
Llegaba el momento de uno de los temas más queridos del grupo. “Gravedigger” volvía a poner el pit patas arriba y dejaba las gargantas destrozadas de aquellos que nos atrevíamos a cantarla entre tanto golpe y empujón. Con “Mortal After All” el grupo hico su primer gran inciso, comentando como su anterior visita a Barcelona les inspiró a componer un tema de riff “cantable”, cosa muy nuestra. No sabemos si iba en serio, pero obviamente respondimos con ilusión.
Tras “Downfall”, que demuestra que pese a ser posiblemente el disco menos inspirado de esta nueva etapa (Nacido de las cenizas del vacío que dejó la muerte de Tom y creado con rabia en el peor de los momentos) el nivel seguía alto. Llegaba otra de las absolutas favoritas. Brutalidad desde el minuto cero con “Naysayer”, uno de los temas que más difíciles se lo ponen a Sam Carter a la hora de modular su voz entre el gutural y ese característico melódico roto tan suyo. Sin embargo, aquella noche lo encontramos en estado de gracia.
“¿Do you wanna hear an old song?” nos preguntaba Carter. Para ellos vieja se refiere, como ya he dicho, al “Daybreaker”, y era obvio que el tema no podía ser otro que “These Colors Don’t Run”. El tema que contiene la madre de todos los breakdowns y que tan bien funciona en directo ya sea por lo coreable de su previa como por lo intenso de la doble rotura final.
Parecía que aquello empezaba a acercarse al final. Sin embargo, el grupo no parecía tener ninguna prisa. Introducida por Sam como el tema con el mejor riff que jamás han compuesto daban paso a “A Match Made in Heaven” a la cual le seguiría “Hereafter”, el single principal de su nuevo disco que nos emocionaría con su potente estribillo. Tocaba descansar un poco de tanta intensidad con el tema que ponía fin al tramo principal del concierto. Una más relajada “A Wasted Hymn” seguía conduciendo la emoción y melancolía creada con el tema anterior, absorbiendo las voces de los asistentes que se dejaron la piel a cantar antes de que la sala volviese a quedarse a oscuras.
For Tom
Estaba claro que este bis iba a estar dedicado a las emociones. El grupo volvió a escena para interpretar un fragmento del medio tempo “Memento Mori”, que terminó derivando en uno de los temas más celebrados de la noche: “Gone With The WInd”, que nos puso los pelos como escarpias con su desesperanzadora letra, escrita como catalizador de la rabia e impotencia, como la mayoría de temas de “All Our Gods Have Abandoned Us”. Tras terminar, en pantalla aparecieron las iniciales T//S que se mantuvieron ahí durante un minuto exacto durante el cual el grupo se mantuvo en silencio. En el público no paraban de alzarse manos formando corazones como muestra de amor y respeto culminando en un momento realmente emotivo.
No sin antes recordarnos lo mucho que el grupo adora Barcelona como ciudad, entonaron el que sería el último tema de la noche. “Doomsday” rebañó las pocas fuerzas que nos quedaban hasta dejarnos absolutamente exhaustos, pero realmente contentos.
El metalcore puede ser un género en decadencia y formado a base de tics y costumbres de mayor o menor calidad, pero desde luego es de agradecer que nos haya dejado algunos grupos tan potentes como son Architects, que demuestran a cada visita que su éxito es cosecha del buen hacer tanto a la hora de componer como a la de trasladar su obra a un directo intenso y perfectamente ejecutado. La conexión que logran siempre con su público es realmente especial y se siente real. Y por ello da gusto seguirse ilusionando cada vez que tenemos noticias suyas.
Texto: Titus Ferrer | Fotos: Mavi Parra
Promotor:Live Nation
Día:2019-01-24
Hora:18:30
Sala:Razzmatazz
Ciudad:Barcelona
Puntuación:8
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