La polémica rodeaba la primera fecha de uno de los tours alejados del formato festival más grandes que pasarían por nuestro país este año dado el cambio de recinto a falta de unos días para el evento.

A pesar de que, a priori, una gira con Amon Amarth y Machine Head con unos teloneros como los debutantes The Halo Effect (vestigios de los miembros primigenios de In Flames) tenía pinta de que podía llenar pabellones de menor tamaño por su pasado (los suecos hicieron un tour similar con Arch Enemy que no fue mal de ventas y Machine Head por sí solos llenaban la sala Razzmatazz de Barcelona), los astros no se aliaron con la cita inicial de este periplo programado en España, el cual arrancaba en Barcelona y vio cómo de un recinto como el Sant Jordi Club donde pueden reunirse cerca de 5.000 personas no tuvo ni mucho menos tal acogida.

Ni se acercó. Tan estrepitosamente mal iban las ventas que, antes de pagar un alquiler mayor para un pabellón como este y que la sensación de vacío fuera evidente se escogió -de manera afortunada porque estaba libre y puesto que su aforo se acercaba más a las ventas de la gira- cambiar el concierto a la sala Razzmatazz. Esa que Machine Head llenaron por sí solos con su tour «An Evening With» en el que tocaban más de dos horas ellos solos ahora no llegaba a tal nivel de ocupación con un pack en el que traía consigo a una de las bandas destinada a encabezar festivales una vez los mastodontes sexagenarios del heavy metal decidan retirarse y una de las nuevas formaciones que prometen ser un buen aliciente para los enamorados del sonido Gotemburgo por sus orígenes en el death metal melódico.

Hay que tocar (en un lugar u otro)

De esta guisa y con el hándicap en su contra de que toda la producción, uno de los elementos claves de esta gira «Vikings & Lionhearts», con llamaradas continuas de Amon Amarth y las menos frecuentes pero de casi una decena de metros de alto de Machine Head se esfumaba. Mucha gente se sintió molesta con el alto precio de las entradas puesto que toda esa parte del espectáculo se eliminaba de un plumazo, pero una vez dentro de Razz, quienes acudieron quisieron aprovechar al máximo la parte buena que ofrece un show en esta sala en lugar del pabellón anunciado previamente: la cercanía con los grupos.

The Halo Effect (Foto: Dani Bueno)

The Halo Effect fueron quienes abrieron la velada y, gracias a esta cercanía del formato club respecto al de un arena, su espectáculo se percibió mucho más conectado a los presentes que lo que hubiera estado en el Sant Jordi Club. No había aún mucha gente, de hecho apenas habría llegado la mitad de los asistentes que acudirían al final de la noche, no obstante lograron que los que poblaban la principal de Razzmatazz corearan sus melodías procedentes de su, hasta ahora, único lanzamiento de estudio publicado, el cual desgranaron a lo largo de su set.

El puesto de teloneros no les vino grande, y es que las ganas de los fans, que se mostraron amplias al estas en un nivel alto para ser el grupo invitado, prevalecieron a las malas vibraciones de los días anteriores por la modificación del recinto. El público quería pasárselo bien y darlo todo, y así lo hizo con los suecos, que disfrutaron de una bienvenida no demasiado cuantiosa en relación a número de seguidores viendo su directo pero sí cálida y acogedora por parte de quienes les apoyaron en la ciudad condal.

Machine Head podría haber acabado la noche

El concierto del grupo comandado por Robb Flynn recordó a esos que la formación hizo en sus anteriores viajes a Europa y que pasaron por la sala barcelonesa, a la que el frontman siempre ha tenido cariño por el DVD que Sepultura grabó en ella hace cerca de tres décadas. Machine Head llevó a cabo una descarga tan potente que a muchos les hizo sentir como si fuera la actuación en la que debían dejarse todas sus energías como si no hubiera otra actuación como la de Amon Amarth (en esta ocasión los cabezas de cartel de la noche) un rato después.

El inicio con la nueva «Become The Firestorm», el tema en el que la banda ha introducido blast beats de manera más evidente en toda su carrera, era un presagio de lo que sería el resto del espectáculo: un conjunto de canciones -no precisamente cortas- de los estadounidenses escogidas para que los aficionados saltasen, hicieran circle pits y, en definitiva, crearan la atmósfera idílica de un show de metal con una actitud por todo lo alto.

«Imperium», uno de los temas clave con sus cambios de dinámica, enfatizó este caldeado ambiente de Razzmatazz, que en la pista cada vez se notaba más sudoroso por la intensidad con la que se vivió desde el minuto uno, y la «antigua» (si se puede llamar así) «Ten Ton Hammer» devolvió a los presentes a ese sonido de finales de los ’90 que caracterizó a Machine Head y que no tuvo excesivo éxito salvo en cortes como este.

Todo iban a ser éxitos de la discografía de Flynn y compañía, y así la demoledora y a la vez extensa «I Am Hell (Sonata In C#) puso a todos en pie para después arrancar con la veloz y reciente «Choke Of The Ashes Of Your Hate», celebrada por el respetable (aunque eso supusiera que no tocarían la otra que suele ir en ese lugar en esta gira cuando no tocan esa, la mítica y trepidante «Aesthetics Of Hate» de ‘The Blackening’ que ejerce de homenaje a Dimebag Darrell).

La emoción y el momento más tranquilo llegó con la intro a «Darkness Within», la balada por excelencia de Machine Head que esta vez contó con un monólogo más corto del que Robb suele hacer -ya que se suele enrollar como las persianas con historias de la ciudad donde se encuentre para luego hablar de la temática de dicho corte y así empezarla-, y su final con toda la sala coreando la melodía de la canción estremeció hasta al propio vocalista, que aplaudió a sus devotos con una cara que mostraba orgullo y satisfacción antes de retirarse del escenario y que, mientras tanto, comenzase la intro de «Now We Die», uno de sus «clásicos modernos» de ‘Bloodstone & Diamonds’ (2014) que siempre ha sido garantía de éxito en vivo.

El toque primigenio de Machine Head regresó con «From This Day», cuyo estilo más nu metalero hizo botar a un entregado público, y en la que el cantante cogió uno de los móviles de un fan que estaba grabando y lo dejó grabando el show apoyado en la batería de Matt Alston. La contundente «Davidian» sería el preludio perfecto antes de los bises y los asistentes estaban a merced de los norteamericanos, que antes de despedirse con la épica «Halo» tuvieron tiempo para bromear con el seguidor al que le habían cogido el teléfono y para admirar a quienes, en los intermedios breves entre temas donde Robb lanzaba vasos con cerveza, habían cogido estos con éxito (un porcentaje mayor que en la mayoría de ciudades que el propio Flynn destacó) y creó una atmósfera y una comunión perfecta para despedir un show que, en otra ocasión, si hubiera sido el encargado de mandar a la gente a casa hubiera sido ideal. Los acérrimos hubieran preferido un set más largo como antaño, pero fue una descarga apoteósica de Machine Head que dejó el Razzmatazz con un ambiente de energía envidiable.

Pero todavía quedaba tela que cortar con Amon Amarth

Sí. Todavía no estaba todo el pescado vendido. El éxtasis había llegado de manera clara con Machine Head, pero Amon Amarth demostraron que, pese a las dudas que pudiera generar la ausencia del casi permanente fuego en la mayoría de temas de sus actuaciones en los últimos años, su contundencia musical es capaz no de hacer olvidar esa producción que hubiera hecho de este un concierto para recordar, pero sí de dejar más que satisfecho a un público que tenía intención de gozar de lo que los suecos tenían preparado para su show en Barcelona.

La intro de Iron Maiden, el último gran concierto que se había presenciado en Barcelona en el mes de julio, con “Run To The Hills” volvió a encender a los fans después del parón obligado para adecuar el escenario de los vikingos, y un cañonazo y joya de su discografía como “Guardians Of Asgaard” fue una manera formidable de empezar con los ánimos por todo lo alto. Es cierto que, comparado a cómo se vive con las llamaradas constantes como pudimos comprobar hace unas semanas en Austria, la interpretación de este hit pierde ese grado de poderío que genera la producción, pero como tampoco había atisbo previo de que hubiera ningún tipo de pirotecnia en la sala, los aficionados la vivieron de otra manera más cercanos a los suecos.

La no tan antigua “Raven’s Flight” también tuvo una buena acogida para proseguir el espectáculo, sin embargo la mítica “Deceiver Of The Gods” puso a toda Razz a saltar y a corear al son de Amon Amarth con el primero de los “invitados” que tuvieron sobre las tablas. El “Eddie” particular que llevaría Iron Maiden salió y fue el primero de diversas atracciones que los suecos tuvieron sobre las tablas, donde luego se verían a dos vikingos luchando con espadas y escudos de una manera teatralmente bastante pobre pero aplicando fuerza en sus ataques (desde la otra punta de la sala se escuchaba cómo las espadas golpeaban en los escudos). Esto unido al gran casco que presidía el escenario con la batería encima y la bestia marina contra la que lucharon antes del final fueron los mayores alardes de producción junto a columnas de humo en algunos de los cortes.

De vuelta al show, “The Pursuit Of Vikings” dejó claro que la banda había llegado a la ciudad condal con una retahíla de grandes éxitos que solo fueron eclipsados por las canciones del último trabajo de estudio de Amon Amarth. La homónima “The Great Heathen Army” o la siguiente “Heidrun” no tienen la pegada de sus clásicos, pero fueron capaces de no bajar en exceso el nivel de efusividad de la noche.

Los temas iban sucediéndose y repasaban los puntos álgidos de la discografía de los vikingos hasta que el ambiente incrementó su fervor otra vez con las encargadas de poner el punto y final al directo de Amon Amarth: “Raise Your Horns”, donde todos los asistentes alzaron sus cervezas a modo de pleitesía a Johan Hegg y los suyos y “Twilight Of The Thunder God”, una apisonadora que terminó de exprimir hasta la última de las dosis de energía de quienes acudieron al directo barcelonés.

Fue una pena que los fans de Barcelona no pudieran gozar de lo que sí disfrutarán los que hoy en Madrid y mañana en A Coruña con la producción completa repleta de llamaradas en sus dos artistas principales y telones que envuelven el espectáculo, pero al menos tuvieron esa cercanía que no tendrán en las fechas restantes y, sobre todo, contaron con descargas de metal que hicieron que los asistentes se fueran con una sonrisa y satisfacción a sus casas.

Texto: Dani Bueno | Fotos: Sergi Ramos

Día:2022-10-06

Hora:18:30

Sala:Razzmatazz

Ciudad:Barcelona

Teloneros:Machine Head, The Halo Effect

Puntuación:8