Alice Cooper en Barcelona: 76 años no son nada
Alice Cooper nos lleva a lo más oscuro y lo más luminoso de su carrera en un tremendo concierto de hora y media.
El Festival Alma de Barcelona se coronó el pasado 28 de junio de 2024 con la esperada actuación de Alice Cooper, una de las más legendarias figuras del rock. En una noche que prometía ser inolvidable, Cooper y su banda no decepcionaron, llevando a los asistentes a un viaje sádico y salvaje a través de su extensa y exitosa carrera.
Con una combinación de teatralidad, nostalgia y hard rock, Cooper demostró por qué es uno de los pocos artistas capaces de mantener una carrera impecable más de cincuenta años después del inicio de la misma ¿La guinda del pastel? La banda que acompaña a Cooper, actualmente formada por una agrupación de lujo, estando entre sus filas Nita Strauss y Ryan Roxie en la guitarra, Chuck Garric en el bajo, Glen Sobel en la batería y Tommy Henriksen en la guitarra rítmica y teclados.
Noche de teatro y rock con Alice Cooper
La apertura del concierto vino de la mano de «Lock Me Up», una elección que de inmediato envió a la audiencia al más perverso manicomio del rock duro. Esta canción, perteneciente al álbum ‘Raise Your Fist and Yell’ (1987), es un ejemplo perfecto del estilo hard rock característico de Cooper en los años 80. Desde el primer acorde, quedó claro que la noche estaría llena de sorpresas y clásicos inolvidables. Si algo bueno tiene Cooper es su atención a los repertorios, mezclando lo actual con lo clásico y con los recuerdos a esa época comercial tan apetitosa que fueron finales de los 80, donde Cooper llegó a mucho del público que a día de hoy sigue llenando los conciertos. Y digo llenando porque el Poble Espanyol albergaba a algo menos de 4000 personas, una cifra nada desdeñable teniendo en cuenta que el concierto no había sido fácil de vender. Finalmente, el sentido común se impuso y Cooper congregó a una multitud razonable a la altura de su enorme carrera.
Con una energía imparable, Alice Cooper se adueñó del escenario, acompañado por una banda que estaba a la altura de las circunstancias. La segunda canción, «Welcome to the Show», fue un título apropiado para lo que sería una noche cargada de teatralidad y música de alta calidad. La entrega vocal de Cooper y la respuesta eufórica del público marcaron el tono para el resto de la noche.
Clásicos Inmortales
La série de canciones incluyó algunos de sus mayores éxitos. «No More Mr. Nice Guy», del álbum ‘Billion Dollar Babies’ (1973), y «I’m Eighteen», de su disco ‘Love It to Death’ (1971), levantaron al público con fuerza, provocando una ola de nostalgia entre los fans veteranos y un sentido de descubrimiento para los más jóvenes que acudían -en un número bastante respetable- al concierto de Vincent Fournier. La energía subió un nivel con «Under My Wheels» del álbum ‘Killer’ (1971) y «Bed of Nails» de ‘Trash’ (1989), ambas interpretaciones impecables y llenas de vigor. «Bed of Nails», en concreto, felizmente recuperada en los últimos años, es uno de esos caprichos de los fans que no recibía toda la atención necesaria en el setlist de The Coop. Auténticas balas sónicas disparadas sin remordimientos sobre el Poble Espanyol de la ciudad condal.
https://www.youtube.com/watch?v=tUh-BMLvD4o
«Billion Dollar Babies» y «He’s Back (The Man Behind The Mask)» trajeron momentos destacados, con el público coreando cada verso. La primera, también del álbum ‘Billion Dollar Babies’ (1973), es una de las canciones más emblemáticas de Cooper, mientras que la segunda, del disco ‘Constrictor’ (1986), es conocida por ser parte de la banda sonora de la película ‘Friday the 13th Part VI: Jason Lives’. Llegados a este punto, ni el mismísimo Jason pudo resistirse , realizando un cameo en el escenario.
La química de la banda y la voz inconfundible de Cooper hicieron de «Be My Lover» de ‘Killer’ (1971) y «Lost in America» de ‘The Last Temptation’ (1994) momentos memorables, mientras que «Hey Stoopid» del álbum homónimo (1991) fue coreada en masa y coronada con un impresionante solo de batería de Glen Sobel.
Teatralidad en Estado Puro
La teatralidad de Alice Cooper brilló en «Welcome to My Nightmare» y «Cold Ethyl», donde los elementos visuales y la narrativa musical se entrelazaron de manera magistral. «Welcome to My Nightmare», del álbum conceptual del mismo nombre lanzado en 1975, materializó una pesadilla laberíntica en la macabra mente del frontman, mientras que «Cold Ethyl» del mismo álbum, trató con un macabro sentido del humor las relaciones cadavéricas.
Con un espectáculo visual que incluía efectos especiales, disfraces y una escenografía cuidada al detalle, Cooper demostró por qué es considerado el «padre del shock rock». «Go to Hell» de ‘Alice Cooper Goes to Hell’ (1976) y «Poison» de ‘Trash’ (1989) fueron llevando el show por sus derroteros más teatrales. Con «Feed My Frankenstein» de ‘Hey Stoopid’ (1991) culminó la primera parte del concierto.
El bis fue un recorrido por algunos de los temas más icónicos de Cooper, destacando «The Nightmare» y la jam de «Black Widow», las cuales abrieron el segmento final. A continuación, la intensa «Ballad of Dwight Fry» de ‘Love It to Death’ (1971), culminada con la guillotina que decapita a Cooper en el climax del show, y una versión acortada de «I Love the Dead» fueron los momentos cumbre a nivel escénico.
Había más en la recámara: el show presidencial de Alice llegó con «Elected», con el tipo subido a una enorme tarima decorada con banderas desde la que hacía su particular arenga. «There are problems in Germany, there are problems in Spain, there are problems all over Europe…and frankly, I don’t care!!!» espetó Cooper al respetable, sin faltar a la verdad en su representación de la clase política. El cierre definitivo vino de la mano de «School’s Out» que incluyó un homenaje a Pink Floyd con la interpolación de «Another Brick in the Wall (Part II)».
Una noche espectacular y entrañable: no por haber visto mil veces los gags teatrales de Cooper son menos espectaculares. Hay que admitir que la perfección con la que se desarrolla el show -milimétrica cabe decir- es envidiable. Cooper se sigue metiendo entre pecho y espalda un centenar de noches sobre el escenario cada año. Nada es casual y nada se deja a la improvisación. Su banda es una de las mejores del mercado: Strauss, Garric, Sobel, Frederiksen…todos son auténticos guerreros de su instrumento. Reposando sobre ellos, Cooper se centra en ser el viejo y malvado Alice Cooper, que no es poco. A la edad de 76 años lo que vimos en Barcelona fue poco menos que un recordatorio de que sabe más el diablo por viejo que por diablo, aunque también.
Texto: Lorena MusicLover / Fotos: Sergi Ramos
Promotor:Concert Studio
Día:2024-06-28
Hora:20:00
Sala:Poble Espanyol
Ciudad:Barcelona
Puntuación:9
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