La apisonadora Accept aplasta Barcelona
El concierto de Accept supone una de las propuestas más interesantes que se pueden ver sobre un escenario si lo que te gusta es el metal puro y sin paliativos.
Tras haber tenido que posponer fechas anteriores por culpa de la covid, el show de los alemanes se vivió como un acontecimiento muy deseado y por el que había mucha expectación con una gran cantidad de gente en la sala Razzmatazz de Barcelona.
Iron Maidens, para fanáticos poco exigentes
La presencia de The Iron Maidens ha dado pie a muchas polémicas, aunque según el propio Wolf Hoffman estas solo existan en España. Más allá del eterno y fútil debate sobre los grupos tributo, a las doncellas de hierro se les ha acusado de no ser un buen grupo, ya no solo por estar a la altura de los propios Maiden, sino por ser incapaces de encarar algunas de las secciones más complicadas de sus temas.
Sea como fuere, el grupo tomó la sabía decisión de empezar el concierto con “The Trooper”, quizás la canción más reconocible de los británicos y una garantía de que un público de metaleros se volcará en tu propuesta, y aunque se pudieron ver algunos de los problemas de ejecución que comentaba anteriormente, la banda supo salir adelante con solvencia, empalmando con toda una joya del ‘Powerslave’ como “Back in the Village”, tema que Iron Maiden nunca han tocado en vivo.
Y es que, te gusten o no, si algo hace bien The Iron Maidens es darles protagonismo a cortes que Maiden ya no toca, no ha tocado jamás o a los que no les da tanto protagonismo, como ocurrió con “Brave New World” o la instrumental “Gengis Khan”, que sin duda fue una sorpresa muy agradable y que jamás pensé que vería interpretada en vivo.
Hubo un retorno a los clásicos reconocibles de la mano de “Wasted Years”, pero aunque el planteamiento de los temas sobre el papel es inteligente y resultón, es innegable que el grupo adolece de capacidad de ejecución en vivo, tanto en los aspectos más técnicos de algunas canciones más difíciles como en cosas más sencillas como mantener un tempo estable a lo largo de las mismas.
Estos problemas fueron especialmente redundantes en “Fear of the Dark”, en la que los cambios de tempo son la seña de identidad de la canción, pero también en otras tan veloces como “Run to the Hills”, en las que el grupo tuvo problemas a la hora de mantener a la canción en un volumen aceptable de revoluciones. El show concluyó con “The Number of the Beast”, y aunque la gente parecía entretenida, creo que el efecto que causó Iron Maidens se habría logrado igual si las canciones se hubieran pasado por los altavoces de la sala.
Accept, la apisonadora infalible
La responsable de abrir la noche de Accept fue “Zombie Apocalypse”, a la que le siguió “Symphony of Pain”, ambos cortes del reciente ‘Too Mean to Die’, que en palabras de la propia banda, está funcionando a las mil maravillas en directo. Más allá del hype derivado del primer tema de la noche, se nota que los temas están pensados para ser tocados en vivo, y el grupo echa leña al fuego haciendo saltar y gritar al respetable al son de sus cañeros riffs.
De los Accept del s. XXI pasamos a los primeros clásicos de la noche, y es que el memorable cabalgueo de “Restless and Wild” prendió en llamas la sala Razzmatazz, solo para que la coreable “London Leatherboysr” la sumiera en un mar de saltos. Al final del día, clásicos así de la época de Udo son los que pusieron a los germanos en el mapa, y por muy bien recibidos que sean los temas nuevos, estos son los que siguen moviendo a las masas.
En momentos en los que se chocan estas dos épocas del grupo, es cuándo más se nota la brecha generacional entre la audiencia, en la que había tanto un buen puñado de entrañables metal pacos nostálgicos de los éxitos de los ’80 como de jóvenes que redescubrieron su interés por un grupo tan clásico a raíz de los discos con Mark Tornillo.
“The Abyss” y “No Shelter” sirvieron de hecho para regresar de hecho a ese celebrado ‘Blood of the Nations’ que supuso el inicio de la segunda era en la historia de Accept, siendo especialmente bien recibido el segundo corte, cuyo cañero doble pedal sacudió a un público que ya fuera veterano o joven, no dejó de moverse en toda la noche. “Overnight Sensation” fue la canción el ‘Too Mean to Die’ que de lejos mejor funcionó al amparo de un público que lo dio todo, precediendo a un ingenioso “medley” de temas menos conocidos de la época Udo, que fueron desde “Demon’s Night” hasta “Flash Rockin’Man”.
Con el permiso de un gran concierto que funcionaba a base de equilibrar clásicos con lanzamientos recientes, el primer gran momento de la noche vino de la mano de un petardazo como “Breaker”, que con su imparable energía Speed Metal hizo aparecer unos intensos pogos que ya irían apareciendo intermitentemente a lo largo de la velada.
“The Undertaker” auguró que al grupo aún le quedaba mucha vida, y es que pese a los años, si de algo puede alardear Accept es de poseer una energía y un arrojo que ya quisieran bandas treinta años más jóvenes, pudiendo encarar con maestría otro cañonazo como “Shadow Soldiers” sin despeinarse apenas. Otro gran momento vino de la mano de la celebradísima “Princess of the Dawn” en el que el grupo se explayó (tal vez más de lo necesario) para dar cuerda a un público que cantó tanto las melodías como el estribillo, elevando el voltaje lo suficiente como para estallar con el canto tirolés que precede a “Fast as a Shark”, que con su tralla devastadora supuso el momento más álgido de una noche que de por sí estaba siendo increíble.
Rápidamente empalmaron con el poderío de “Metal Heart”, y es que llegados a este punto de la noche, los clásicos iban a sucederse uno tras otro sin compasión, pues le siguió la queridísima “Teutonic Terror”, quizás el corte moderno más querido por el público. El último tema antes de los bises fue “Pandemic”, que a la vista de toda la pesadilla del covid que solo recientemente hemos dejado atrás no deja de sonar especialmente bien, al menos ahora que los conciertos en sala vuelven a ser la normalidad.
Sorprendentemente, la canción elegida para regresar al escenario fue toda una joya como “Hung, Drawn and Quartered”, que aunque no causó el furor de sus predecesoras, si que fue de menos a más, allanando el camino para que el legendario riff de “Balls to the Wall” amenazara con derribar los muros de Razzmatazz, que se sumió en gritos, saltos y una locura colectiva a la altura de un clásico de tal calibre. Como vienen haciendo desde hace algún tiempo, Accept sorprendieron cerrando con “I’m a Rebel”, que son su estribillo vacilón y sus melodías juerguistas, le pusieron un broche fiestero a la velada, como si animaran al personal a acercarse al bar más cercano aún tratándose de un domingo noche.
Una vez más, Accept han probado ser seguro en directo, desgranando una oferta musical que cada vez cuesta más encontrar en aforos grandes con la misma frescura de hace 40 años. Sus conciertos emanan un aura de atemporalidad que es capaz de crear un puente entre generaciones, y pese a su veteranía, el grupo sigue ejerciendo con la solvencia y el estado de forma que grupos más jóvenes deben envidiar.
Texto: Marc Fernández | Fotos: Alex Barroso
Promotor:Revolution Shows
Día:2023-01-22
Hora:19:30
Sala:Razzmatazz
Ciudad:Barcelona
Teloneros:The Iron Maidens
Puntuación:9
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