Sin duda, el público fue el más perjudicado. Y no nos referimos a términos económicos al no recibir ni la mínima parte del espectáculo que esperan al comprar una entrada. Son las ilusiones rotas, la impotencia y la desesperación de comprobar que un concierto tan esperado quedará en la memoria por ese tortazo de incredulidad y desazón.

A lo largo de todos los años de la historia de esta web, hemos sido testigos de situaciones rocambolescas y esperpénticas, propias de un guión de los hermanos Cohen. El efecto mariposa, la teoría del caos. Por desgracia siguen sucediendo, y en nuestro deber de informar, además de disfrutar y vivir los conciertos de forma apasionada, hay cosas que claman al cielo y que, por supuesto, no gozarán de nuestro silencio. Acomódense, pasen y lean. Todo sea por el respeto que se merecen las mil y pico personas que asistieron al “concierto” de EXODUS y TESTAMENT la pasada noche en la sala París 15.

Primera toma. Claqueta. Un, dos, tres, ¡acción!: Exodus salen a actuar antes del horario fijado.

Apertura de puerta: 21.15 h. Comienzo de las actuaciones: 22.15 h. Eso era lo fijado, pero a las diez de la noche, sin Gary Holt en sus filas, los norteamericanos toman el escenario y en pocos minutos se ganan al público por la potencia y la actitud que derrochan al ritmo de “Blood In, Blood Out”, “Iconoclast” o su clásico “Pirahna” en su primer tramo. Lástima que debido al adelanto de su actuación, parte del público se encuentra fuera de la sala. Por lo demás, todo se iba desarrollando de forma magnífica. Todo parecía indicar que viviríamos una de esas noches para el recuerdo. Una de esas noches que tanto se han hecho esperar y que por fin la estábamos disfrutando. No logramos recordar un concierto de metal en Málaga tan lleno de gente como el que presenciamos.

Segunda toma: Corte de luz en “Bonded by Blood”. Corte en pleno orgasmo.

Steve «Zetro» Souza había logrado que los asistentes se rindieran a sus pies. Y ahí seguía en su cometido de volarnos los sesos cuando, durante la interpretación de uno de sus clásicos más esperados, toda la sala se queda sin sonido y casi en penumbra. Los abucheos no tardaron en hacerse oír, y el nivel de indignación sube su primer punto. Tras unos minutos de espera, parece solventarse los problemas técnicos, y la banda vuelven por donde lo dejaron, pero casi acto seguido, ¡todo se va al traste de nuevo!. Ahora sí, se despiden de forma obligada agradeciendo la respuesta recibida a su intachable descarga, y el público se muerde la lengua al sentir que, después de un buen calentamiento, el fogoso contacto cuerpo a cuerpo, y el inicio del sexo apasionado, el vuelo de la mariposa en Indonesia corta la eyaculación más placentera.

Tercera toma: La larga y eterna espera para el plato principal.

Los minutos iban pasando y pasando. Media hora. Una hora. Y a la hora y cuarto, con protestas, silbidos y abucheos rellenando el espacio temporal, el portentoso escenario que Testament llevan en esta gira emite sus rojizas luces para que con “Over The Wall”, salgan a escena como un fuerte vendaval. A los pocos segundos, de nuevo, por tercera vez en la noche, todo se va al traste. Os podéis hacer una idea de la subida del grado de indignación de los presentes. Todos los miembros de la banda se sientan sobre el escenario, comparten unas cervezas con las primeras filas, y como buenamente pueden, disimulan la surrealista escena que allí se esta viviendo.

Cuarta toma: Más tiempo de espera, más incomprensión y final abrupto y vergonzoso.

Después de media hora más, todo parece indicar que la banda va a comenzar su concierto de nuevo. Aunque como ya imaginamos – Alex Skolnick ya indicaba los tiempos de demoras a su equipo señalándose la muñeca – no comenzaron desde el inicio y regresaron con “The Preacher” que sí pudieron completar. Pero la desesperación de Chuck Billy al no oírse bien era más que palpable y al poco de atacar con “Into The Pit”, se marcha irritado dejando a la banda para que terminara el tema con Skolnick al micro (sin oírse lo más mínimo), y al público con el instinto asesino en alza. El papelón de pedir disculpas por parte de la banda lo asume Steve Di Giorgio, que chapurreando algo de español, ofrece con buena fe el bla, bla, bla de estos casos sin que logre calmar al respetable. El responsable de la organización también sale a escena a pedir perdón y nos ruega que nos comportemos como personas civilizadas, antes de prometer que emitirán un comunicado tras estudiar lo ocurrido y ofrecer una forma de compensar ese sabor a mierda que nos deja este concierto. Sacando fuerzas de flaqueza, esperaremos ese prometido comunicado y lo daremos a conocer.

En un último intento de contentar al público, regresan Testament sin Chuck Billy y hacen algo parecido a una jam instrumental mezclado con algún tema o a saber qué. Porque sin PA, la mesa destapada y el técnico de sonido localizando el rastro del vuelo de la mariposa en los aseos, el despropósito alcanzó una cima inédita. La subida de un par de individuos al escenario, y su arrojo a un público que no estaba muy por la labor de acoger su salto, dándose con los piños en el suelo, fue lo más alegre de esta esperada y deseada velada de thrash metal.

Quinta y última toma: Abucheos, inodoros rotos, hojas de reclamaciones y presencia policial.

Aunque pueda parecer lo contrario, y las protestas no cesaron hasta que la seguridad nos invitó amablemente a desalojar la sala, no hubo más alboroto del que se esperaba. Muchos pagaron su indignación con los camareros (que no tienen culpa de nada), con los miembros de la seguridad (que tuvieron una actitud de compresión y ayuda a los asistentes ejemplar) o con los inodoros de los aseos, cuyas tapas salieron volando. Poco a poco, varias decenas de personas comenzaron a rellenar hojas de reclamaciones. Y pese a que agotaron el libro de marras, y las reclamaciones se hicieron en folios comunes, fueron pocas en comparación con el público asistente, y desde aquí queremos animar a la gente a que reflejen su indignación por escrito a los organismos encargados de la defensa de los consumidores. Amigos y amigas, por Facebook y demás redes sociales hay tiempo para hacerlo a posteriori y su validez es casi nula en el futuro para estos casos.

Al salir de la sala, varios coches policiales nos aguardaban por si la cosa se iba de madre, pero todo quedó en mucho ruido y pocas nueces, a pesar de que un gilipollas encargado de la sala, nos indicaba que después de las reclamaciones le rezáramos a la Virgen María para que oyera nuestras protestas.

Secuela: ¿Y ahora qué?

Sin duda, el público fue el más perjudicado. Y no nos referimos a términos económicos al no recibir ni la mínima parte del espectáculo que se espera al comprar una entrada. Son las ilusiones rotas, la impotencia y la desesperación de comprobar que un concierto tan esperado, quedará en la memoria por ese tortazo de incredulidad y desazón.

El juego ahora queda a tres bandas: el promotor, la banda y su equipo, y la sala. La culpabilidad y la responsabilidad son dos términos que se deben repartir y exponer de forma pública. Porque todos los asistentes se merecen explicaciones y compensaciones. Hoy más que nunca, alabamos y apoyamos a todo el público que dedicó su tiempo y dinero en una época de pocas alegrías, para asistir a un concierto y seguir manteniendo viva la llama del metal. A ellos va dedicado esta crónica en general. Y en particular, a la gente desplazada desde Canarias, Ceuta, Almería, Alicante y demás ciudades de toda Andalucía, que regresaron a sus casas siendo testigos de un cúmulo de despropósitos. Que nunca olviden los promotores, los grupos y las salas, que sin ellos, nada de esto sería posible.

Texto y Fotos: Satur Romero (satur@themetalcircus.com)

Promotor:Frontline

Día:22/05/2015

Hora:22:00

Sala:Paris 15

Ciudad:Málaga

Puntuación:1