BILBAO BBK LIVE 2012
A lo largo de sus siete ediciones, el Bilbao BBK Live se ha consolidado como uno de los festivales de música de referencia, ya no solo a nivel nacional sino europeo. Desde el 2006, han pasado por sus escenarios grupos de la talla de Metallica, Iron Maiden, Slayer, Pearl Jam, Deftones, Jane's Addiction, Alice in Chains, Ramstein o Faith No More, por citar algunos ejemplos.
Last Tour International, promotora también de otros festivales más encuadrados en un estilo más definido como el Azkena Rock o el Sonisphere, ha optado por apostar por un cartel algo más ecléctico en el caso del Bilbao BBK Live. De este modo han hecho compartir escenario con bandas como las ya nombradas a otras de calado más indie como Placebo, Editors, The Charlatans, !!! o The Raveonettes, sin olvidarse tampoco de la música electrónica con The Prodigy, The Chemical Brothers o los Crystal Castles.
El caso es que este batiburrillo de estilos podría dar lugar a cierta indefinición sobre lo que el BBK Live quería ser de mayor, pero a la vista de las cifras de público de la edición de este año está claro que no es así. Esa indefinición se convierte en su definición, y ha convencido a un buen sector de público. Y es que en el Bilbao BBK Live cabe de todo y es bien recibido.
En su edición del 2012 han batido récords de asistencia (109.178 personas durante los tres días) y han conseguido hacer vibrar a la gente con cerca de 60 artistas programados (casi una veintena más que en su anterior edición) y unos cabezas de cartel de primer nivel como han sido The Cure, Radiohead, Keane y Garbage. Tres escenarios y una carpa que en muchas ocasiones se quedó pequeña y tranquilamente podría haber sido convertida en un escenario más amplio.
También hubo lugar para algunas críticas negativas, provocadas principalmente por los repetidos problemas técnicos, la imposibilidad de entrar con comida al recinto y algunas carencias logísticas como la escasez de baños o la insuficiencia de servicios en las áreas de acampada. Esperamos que para el próximo año puedan solucionarse.
Pero repasemos día a día lo más destacado que pudimos ver en Kobetamendi.
Jueves:
La gran responsabilidad de abrir el festival la tenían los portugueses The Gift en el escenario principal, y los vascos Belako, ganadores del concurso de maquetas de la emisora EiTB Gaztea. Estos últimos inauguraron el nuevo escenario 3, el más pequeño de todos, justo a la entrada del recinto y reservado para las propuestas más minoritarias. Masas de público todavía intentaban acceder al festival y muchos fueron los que, pillándoles de paso, decidieron quedarse a ver a los de Mungia. Un buen estreno para este grupo de pop alternativo con poco recorrido pero que tuvieron la oportunidad de demostrar que nada tienen que envidiar a otros más experimentados del panorama yankee o europeo. Mostraron muchas tablas con ciertos problemas técnicos, ante los que incluso se crecieron, y les deseamos una larga carrera en el mundo de la música.
El escenario 2 lo estrenaban los granadinos Lori Meyers, haciendo bailar a su público como ellos bien saben, pero dejando a todo el mundo con la sensación de que ser uno de los grupos más importantes del actual indie-pop nacional quizás merecía que hubieran tocado a horas más tardías.
Hacia las 19'30 ya empezaba a verse una gran afluencia de gente en el recinto y ahí estaban los Band of Skulls en el escenario 1 para dar un concierto contundente donde destacó su temazo “I know what I am” que sonó realmente potente encendiendo a todos los allí congregados.
Poco después empezaban The Maccabees, flojos al principio, pero fueron mejorando a medida que avanzaba su actuación. Y es que se esforzaron mucho en demostrar que un grupo indie que explota hasta la saciedad los riffs pegadizos, y que a primera vista puede sonar un poco ñoño, puede tener un directo realmente cañero.
Los primeros en reventar la carpa Vodafone fueron La habitación roja. Presentando "Fue Eléctrico", su octavo álbum, consiguieron un llenazo absoluto y la confirmación, tras Lori Meyers, de que el indie español pasa por un muy buen estado de salud.
Llego el momento de una de las solapadas importantes del festival, Snow Patrol contra Jon Spencer Blues Explosion, pero no porque la calidad de ambos grupos fuera equiparable, sino porque los primeros actuaban en el escenario 1, en el que posteriormente actuarían The Cure, y se notaba que muchos de los que allí estaban lo hacían para intentar coger un sitio medio decente para ver posteriormente a la mítica banda de Robert Smith. Jon Spencer y los suyos también consiguieron llenazo, pero tenían en su contra las limitaciones de sonido del escenario 2, en el que la experiencia cambiaba notablemente si estabas en la parte de atrás o en las primeras filas. Rabia, garage y distorsión fue lo que ofrecieron los neoyorquinos, básicamente lo que se les pedía.
Y llegó el gran momento de la jornada del jueves. Problemas técnicos que dejaron prácticamente inutilizados los teclados de Roger O'Donell hicieron que el esperado concierto de The Cure se retrasara una hora. Pero ante las adversidades es donde los artistas de verdad demuestran su profesionalidad, y lo que hizo Robert Smith se convirtió en un momento memorable. Cuando pasaban más de tres cuartos de hora de la hora programada, el líder de la banda salió al escenario a disculpase con el público, y viendo que la cosa no acababa de solucionarse, volvió a salir con su guitarra acústica y se marcó él solito tres piezas míticas de sus inicios: Three Imaginary Boys, Fire in Cairo y Boys Don’t Cry. Por si quedaba algún tipo de duda, demostró a todos por qué tras 34 años de la publicación de su primer disco, y con 14 álbumes de estudio a sus espaldas, siguen siendo respetados e idolatrados. Cuando por fin salió toda la banda, y tras tal muestra de humildad, honradez y cero aires de grandeza, el público no pudo más que entregarse a una buena lista de temazos de la banda de Crawley que sonaron impecables. No puedo olvidarme de un Simon Gallup sublime, luciéndose al bajo como siempre y dejando claro que el alma de The Cure son, sin lugar a dudas, Smith y él.
Tres horazas de concierto, acorde con lo que suelen hacer en sus giras en solitario, para satisfacción de los fans y, por otro lado, agotamiento de los que solo los iban a ver por sus singles más sonados. Y es que hay quien quedó un poco descolocado porque en el entorno de un festival se les concediera tanto tiempo para su actuación. Pero criticar a los Cure porque sus conciertos sean "demasiado" largos es como criticar a los Napalm Death porque sus conciertos sean "demasiado" brutos. Ellos son lo que son y por eso siguen en primera línea. Hubiera sido muy fácil tirar solo de grandes éxitos para contentar a las masas con un concierto de hora y media, pero entonces no serían The Cure.
Setlist: Tape, Open, High, The End of The World, Lovesong, Sleep When I’m Dead, Push, In Between Days, Just Like Heaven, From The Edge of The Deep Green Sea, Want, Pictures of You, Lullaby, The Caterpillar, The Walk, Play for Today, A Forest, Primary, Bananafishbones, Shake Dog Shake, The Hungry Ghost, Wrong Number, One Hundred Years, End.
Bis 1: The Same Deep Water As You.
Bis 2: Dressing Up, The Lovecats, The Blood, Just One Kiss, Let’s Go To Bed, Friday I’m In Love, Doing The Unstuck, Close To Me, Why Can’t I Be You, Boys Don’t Cry.
El retraso en el inicio de la actuación de los de Robert Smith provocó algunos desajustes en la parrilla del festival, de modo que en cierto momento el público se dividió entre los que no se iban a mover ni arrastras del escenario principal hasta que acabasen los Cure, los que buscaban la buena electrónica de James Murphy y Pat Mahoney (compañeros de batalla hasta su disolución en LCD Soundsystem) y los que querían bailar como locos con el post-punk de Bloc Party.
Estos últimos no defraudaron y ofrecieron un concierto enérgico combinando temazos de su etapa inicial como "Banquet" o "Hunting For Witches" con adelantos de su nuevo álbum “Four”, aún por salir a la luz. A destacar lo majete que se mostró su cantante, Kele Okereke, saludando en euskera al personal.
Viernes:
La amenaza de lluvia sobrevolaba Bilbao, pero eso no fue impedimento para que la segunda jornada se convirtiera en la más masificada de todo el festival. Los bazares de Bilbao se hicieron de oro agotando sus existencias de cutre-ponchos para la lluvia que prometían las previsiones, pero al final todo quedó en unas pocas gotas que no consiguieron desvirtuar la noche. Cerca de 40,000 personas se congregaron en Kobetamendi atraídos por Radiohead en su única actuación de la temporada en nuestro país y tras varios años sin visitarnos. Por muy poco no lograron superar el récord del festival que ostenta Metallica.
Abrían los conciertos del viernes los vizcaínos Zea Mays y los mexicanos Zoé. Pesaba el cansancio del día anterior y no fue hasta Noah & the Whale cuando llegó la mayoría del público. Aún así, los locales ofrecieron un directo enérgico en la que era su gran oportunidad de mostrar todas sus cartas ante una audiencia más amplia de la que están acostumbrados. Zoé son toda una institución en su país, aunque poco conocidos en el nuestro. Con su largo recorrido, se enfrentaban a un concierto de apenas 40 minutos de duración en el escenario más pequeño, pero demostraron el porqué de su triunfo en América latina. El hecho de que se despidieran disculpándose por la brevedad de su actuación nos dejó claro que tenían mucho más que ofrecer.
Coincidían alrededor de las 7 de la tarde los conciertos de Noah and the whale y Warpaint. El folk melódico de los primeros fue correcto, pero no emocionó. Quizás demasiado tranquilos para tratarse del primer concierto de la jornada para muchos. Las chicas de Warpaint no consiguieron atraer a demasiadas personas al escenario 3 y fue una lástima, porque el hecho de que su primer EP fuese mezclado y masterizado por John Frusciante avalaba la propuesta. Shoegaze atmosférico y a ratos psicodélico que convenció a los allí presentes de que, a pesar de haber publicado un único disco de larga duración, no deberían de pasar desapercibidas en el panorama actual.
Mumford and Sons sorprendieron, y más todavía si se tiene en cuenta la sosería que destilaron Noah and the whale justo antes. Consiguieron encender a un público entregado que abarrotaba el escenario 1 con su folk enérgico que no dejó indiferentes a los que los iban a ver pensando que simplemente era un grupo agradable que servía de relleno en la parrilla del festival. Ofrecieron varios adelantos del que será su segundo trabajo y estoy convencida de que con ese intenso directo ganaron muchos fans.
Después del subidón de Mumford and Son, se nos presentaban The Kooks y We are Augustines. Los primeros gustaron y llenaron la explanada del escenario 2, pero quizás sonaban demasiado convencionales e impersonales. The Kooks se han convertido en un mainstream del indie-rock, por contradictoria que pueda parecer la afirmación. A pesar de su obviedad, hay que decir que su público se lo pasó en grande, pero deberían de plantearse hasta cuando les funcionará esa fórmula tan repetida en el género. We are Augustines habían sido relegados al escenario más pequeño, pero todo el que se acercó a ver su directo salió de allí con la sensación de que el modesto sonido de su único disco no muestra todo lo que son capaces de hacer los chicos de Brooklyn. Y es que Billy McCarthy es un showman. Corriendo precipitadamente por todo el escenario y dejándose la piel a golpe de cuerdas vocales y de guitarra. Le seguían muy de cerca en carisma Eric Sanderson, bajista del grupo, y Rob Allen a la batería. Comunicativos, intensos y un poco gamberros. No se puede pedir más. Una mención especial a Bigott, que tocaban a la misma hora en la carpa Vodafone, reservada para grupos nacionales, y que, del mismo modo que lo hiciera el día anterior La Habitación Roja, consiguieron un llenazo absoluto y muy digno frente a los mayoritarios The Kooks.
Se acercaba la hora de los cabezas de cartel del viernes y en el escenario principal se agolpaba una multitud apabullante intentando coger sitio para ver a Radiohead. Four Tet hacía las veces de telonero, pero a casi todos nos sonó a música de relleno para amenizar la espera. Está claro que su sesión de electrónica daba más para fin de fiesta, pero venía de la mano de Thom Yorke y ahí estábamos todos tragándonos lo que nos echaran, aunque fuera a deshoras.
Con la seguridad que les daba saberse tan esperados, Radiohead se marcaron un repertorio heterogéneo mezclando pop, rock y electrónica con un sonido muy contundente y un despliegue visual de primer orden. Centraron su setlist en sus dos últimos trabajos, “The King of Limbs” y “In Rainbows”, pero no se olvidaron de algunos de sus grandes éxitos del aclamado “OK Computer” como “Karma Police” o “Paranoid Android”, con la que cerraron su actuación. Como ya era de esperar, nada pudimos escuchar de sus dos primeros discos, los que los dieron a conocer y los convirtieron en referentes de la música independiente de los 90, junto con ese “OK Computer” del que, por suerte, no reniegan en sus directos. Para los que, poco informados, esperaban temas de sus inicios, el repertorio se hacía algo difícil de digerir. Aún así, a nadie le pasó desapercibido su derroche de talento demostrado sobradamente con un directo en el que se crecen y sobresalen. El momento emotivo llegó con “Reckoner”, con la que rindieron homenaje a su técnico de percusión Scott Johnson, fallecido hace un mes en Toronto en el desafortunado accidente que se produjo al colapsarse una estructura metálica sobre el escenario de la banda. Como nota reivindicativa, Thom Yorke se despachó a gusto hablando de la situación de España y animando a la gente a salir a la calle para dar caña a los bancos. Teniendo en cuenta que el festival está patrocinado por una caja de ahorros, la frase que más que escuchó entre el público para calificar sus comentarios fue “¡con dos cojones!”.
Setlist: Bloom, 15 Step, Bodysnatchers, The Daily Mail, Myxomatosis, The Gloaming, Morning Mr. Magpie, Pyramid Song, Reckoner, I Might Be Wrong, Nude, Lotus Flower, There There, Karma Police, Feral, Idioteque.
Bis 1: Give Up The Ghost, Kid A, Everything In It’s Right Place.
Bis 2: Paranoid Android.
Las últimas actuaciones de la jornada corrieron a cargo de los madrileños Vetusta Morla en el escenario 2, los gallegos Triángulo de Amor Bizarro en la carpa Vodafone y el Dj Francés Etienne de Crecy en el escenario 3. Variedad para todos los gustos y algunas de las anécdotas más sonadas del festival. El “buenas noches Donosti!” de Pucho, cantante de Vetusta Morla, descolocó al personal, y el “Me cago en el PP” de Isa Cea de los TAB remataba, con intención aclaratoria, una especie de discurso pseudo etílico en el que la elocuencia brillaba por su ausencia. Descalabros oratorios aparte, los conciertos de ambos grupos se salieron y todos tan contentos. Ettienne de Crecy por su parte convirtió el escenario 3 en una auténtica rave. Mucho menos público que en los otros dos casos, pero todos tan entregados que aquello parecía una fiesta de fin del mundo bajo la lluvia.
Sábado:
El último día de festival contaba con el cartel más flojo y eso se notó en la afluencia de público. El pop comercial de Keane y los recién reagrupados Garbage no consiguieron atraer a tanta gente como The Cure o Radiohead, algo casi agradecido por los allí presentes por contribuir a alguna que otra masificación menos en barras, baños y conciertos.
Los canadienses PS I love you empezaban con mal pie. Se les notaba nerviosos y algo tensos, casi como si aquel fuera su primer concierto internacional. No consiguieron animar a la audiencia hasta que a Paul Saulnier se le rompió una cuerda de su guitarra y, mostrando bastante timidez, se disculpaba por no haber traído otra y tener que acortar el concierto. El público empatizó con ellos y de forma inmediata les cogió cariño. Tras un tema más a 5 cuerdas, alguien les prestó una guitarra y pudieron seguir, esta vez con el público metido en el bolsillo.
Lo de Eli “Paperboy” Reed fue entrega, soul y mucho ritmo. Era inevitable que todo el mundo acabara bailando como locos contagiados por la energía del cantante de Boston y su banda. Ovacionados y anotados mentalmente por muchos como uno de los momentos de más buen rollo de todo el festival.
A los escoceses The View se les dio la oportunidad de tocar en el escenario principal, pero dio la impresión de que les quedaba grande. Indie rock agradable aunque un poco monótono, y que su cantante que perdiese la voz antes de tiempo tampoco ayudó mucho.
Casi a la misma hora se podía ver en el escenario 3 el espectáculo de Pure Love. Punk-rock muy potente acrecentado por la interactividad de su cantante, Frank Carter, con la audiencia. Para sorpresa de todos, la mayor parte de la actuación se la pasó en la pista entre su público, mientras el resto del grupo seguía en el escenario. La locura se transmitía y el tema final de su directo fue coreado más allá del propio concierto.
Tras el subidón adrenalínico de Pure Love, había que escoger entre los escoceses Glasvegas y los ingleses The Big Pink. Los primeros estuvieron oscuros e intensos, pero no consiguieron conectar con toda la audiencia. En cambio, el electro-rock saturado de The Big Pink sonaba a gloria. Robbie Furze desplegó toda su energía y contagió al público. El formato de guitarra, batería y dos DJ's les dio muy buen resultado y su interpretación de “Hit the ground (Superman)” confirmó la sensación de que ganan mucho en directo.
Llegó la hora de los primeros cabezas de cartel de la noche. El pop melódico y convencional de Keane apto para las mayorías, ha tenido una evolución algo irregular. Con su nuevo disco han querido volver a sus orígenes, pero parece que no han conseguido que cale en el público, que conectaba más con los hits de sus inicios que con sus nuevas canciones, salvando “Silenced by the night”, su más reciente single. Sonaron limpios y elegantes y canciones como “Everybody's changing” fueron coreadas por la mayoría de los asistentes, pero daba la sensación de que esa elegancia los ha calmado en exceso. Los que buscaban algo más de energía optaron por emigrar antes de que acabase su actuación hasta el escenario 3 para ver a Enter Shikari.
Setlist: You Are Young, Bend And Break, Day Will Come, Nothing In My Way, Strangeland, On The Road, We Might As Well Be Strangers, Silenced By The Night, Everybody’s Changing, The Starting Line, Leaving Son Soon?, Disconnected, A Bad Dream, This Is The Last Time, Somewhere Only We Know, Is It Any Wonder?, Bedshaped, Sovereign Light Cafe, Crystal Ball.
Y he aquí el concierto más salvaje de todo el festival. Porque viniendo de Keane y sus melodías para todos los públicos, lo que ofrecieron Enter Shikari sonaba, si cabe, todavía más bruto. Relegados al escenario 3 y viéndose obligados a coexistir con los escoceses en la parrilla durante unos 20 minutos, consiguieron ganarse a todo el que se acercó interesado en el metalcore, dubstep o similares. Gran respuesta del público y energía a raudales.
Tras siete años de ausencia en la escena musical, Garbage volvían con su nuevo disco “Not Your Kind Of People” y nos tenían un poco expectantes. Lo primero que hay que decir es que Shirley Manson es toda una diva, pero no dicho de forma despectiva precisamente. Su actitud un poco macarra, su innegable atractivo y sus potentes dotes vocales resultan tan cautivadores que una no puede más que rendirse ante la evidencia. Con su camiseta de Patti Smith, sus shorts y sus taconazos de infarto, se pasó todo el concierto moviéndose por el escenario dando lo mejor de sí misma. Encabezados por la escocesa, Garbage estuvieron enérgicos, contundentes y muy profesionales. Para muestra de esto último, su reacción ante los problemas técnicos que lamentablemente se repitieron a lo largo de todo el festival y que también les afectaron a ellos. Tuvieron que detener su actuación por que no se escuchaban por los “in-ear monitors” (los pinganillos, vamos), y posteriormente, durante su interpretación de “Push it” al principio del bis, el público dejó de escuchar el concierto. Como ellos seguían escuchándose, no eran conscientes del problema y siguieron tocando como si nada para desconcierto de los presentes, donde muchos optaron por seguir coreando el tema como si todo siguiera en su sitio. El momento en que el audio fue restaurado provocó en el público tal subidón de adrenalina que se convirtió en uno de los momentos más eufóricos de toda su actuación. La gratitud de la Manson hacia una fan que le había hecho llegar un regalo al hotel y las palabras de ánimo al público español por la situación del país, remataban un directo espectacular que impresionó incluso a los más escépticos. Y es que un grupo como Garbage se merecen cierto crédito, por su recorrido, por su seriedad y porque algo bueno tenía que salir de una banda creada, junto con Duke Erikson, por Butch Vig, productor de dos discos míticos de los 90: el “Nevermind” de Nirvana y el “Siamese Dream” de Smashing Pumpkins.
Setlist: Automatic Systematic Habit, I Think I’m Paranoid, Shut Your Mouth, Metal Heart, Queer, Stupid Girl, Why Do You
Love Me, Control, Cherry Lips, Blood for Poppies, Special, #1 Crush, Big Bright World
Bises: Push It, Vow, Only Happy When It Rains
Después de la satisfacción ante el directo de Garbage parecía que no quedaba demasiado por ver, pero cuán equivocados estábamos. El remate final de Sum 41 cerró muchas bocas y abrió otras tantas. Todo Kobetamendi botó como adolescentes al son de himnos como “The hell song”, “Still waiting” o “No reason”. Inyección de fuerza final para cerrar un festival plagado de buen rollo y, sobre todo, mucha energía.
Texto: Miss Butler / Fotos: Musicsnapper & Tom Hagen
Promotor:Last Tour International
Asistentes:40000
Día:13/07/2012
Ciudad:Kobetamendi
Puntuación:9
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