¡Madre mía! Por norma general, cuando te dispones a presenciar un concierto cuyo cartel está compuesto por más de 3 bandas, ya te haces a la idea de que lo más probable es que te encuentres variedad: mal sonido en algunos, actuaciones flojas en otros, formaciones bastante menos interesantes que otras, etc. A pesar de que también sabía que iba a ver a cuatro grupos de sobrado nivel y holgada veteranía, nunca me imaginé que ésta iba a ser la más alarmante excepción a la regla que antes he formulado.

Para empezar cabe resaltar que el orden de actuación varió notablemente en relación a lo que estaba anunciado, apareciendo primero Incantation, luego Ragnarok, a continuación Krisiun y, por último, Behemoth. Por lo tanto, el cabeza de cartel también varió, aunque por lo que tengo entendido los cuatro grupos van intercambiando posición en el cartel en cada show.

Así pues, saltaban Incantation a las tablas flanqueados por dos imágenes situadas a los laterales que, si mal no recuerdo, reproducían la portada de su último disco pasada por un filtro azulado. No podían fallar. Llevan más de diez años editando discos desde que aquella gran obra llamada “Onward to Golgotha” viera la luz o, mejor dicho, sembrara la oscuridad de putrefacción, y las tablas se notan. A mil por hora se pusieron los americanos a vomitarnos su repertorio acompañados de un sonido sorprendentemente bueno, lo que provocó que toda la peña clavara sus ojos sobre el escenario. Entre canción y canción, el voceras John McEntee se dirigía al público con voz gutural (sería el único que lo haría esta noche), creando la agradable sensación de que estaba bien metido en su papel, así como erigiéndose como el verdadero ángel caído que lanza dagas envenenadas sobre el cristianismo, que siempre ha sido el principal punto de mira en las letras de la banda. La mayor parte de las blasfemias fueron extraídas de su último “Decimate Christendom”, aunque también tuvieron tiempo para tocar un par de temas antiguos de sus dos primeros discos. Finalizaron, si mal no recuerdo, con “Profanation”, de su aclamado “Onward to Golgotha”. Tan sólo estuvieron media hora sobre el escenario, pero nos hicieron tragar las cápsulas suficientes para que supuráramos sangre por nuestra boca. Brutal, como tenía que ser.

A continuación, teníamos la oportunidad de presenciar a los noruegos Ragnarok, banda de lo más apetitoso para un servidor. Aparecieron todos los integrantes del grupo maquillados tal y como se suelen caracterizar, por lo cual el atractivo visual ganó muchos enteros. Y la verdad es que es algo que se agradece, en especial ahora en el que la mayoría de grupos de black metal noruego o bien están abandonando el corpse paint o bien lo están  dejando en un discreto segundo plano. Especial atención merece Hoest, el nuevo cantante y también vocalista de Taake, que hizo acto de presencia con el torso desnudo y salpicado de sangre, pantalón militar y cinturón de balas, así como con una cantidad de pinchos del quince como para parar un tren. El bajista Jevv, por su parte, tampoco se quedó corto, llevando unas enormes botas con unos pinchos tamaño XXL que parecían recién saliditas del horno crematorio del más hostil de los avernos.  Rym iba bastante más normalito y a Jontho lo vimos poco al estar oculto tras el kit de batería. Para los interesados en echarle uno ojo al atuendo de los noruegos no dudéis en clickar sobre las fotos que acompañan a esta crónica. Tocaron casi exclusivamente temas de su último álbum Blackdoor Miracle, aunque a nadie le molestó, ya que por otra parte es un disco excelente. Desde que empezaron a sonar los acordes más rockerillos del inicio de “Heir of Darkness” vimos claro lo que se nos iba a venir encima: sonido clarividente, ejecución perfecta, puesta en escena avasalladora y blasfemia. Adjetivos que se fueron conjugando a lo largo de los tres cuartos de hora que duró el show, legitimados por composiciones de calidad como son la ya citada “Heir of  Darkness” o la más calmada “Blackdoor Miracle”, ejecutando hacia el final “Blees Thee For Granting Me Pain” , que también hizo que perdiéramos la cabeza con esos grandes riffs de guitarra. Hubiera estado de muerte que Hoest sacara una pistola de fogueo en “Kneel” y le pegara un tiro a alguien tal y como se escucha en el tema original, pero bueno, esto ya son paranoias mías. Quizá se echó en falta algún tema de su disco “Arising Realm”, un más que interesante álbum de Pagan que a pesar de tener sus añitos merecería algo de presencia en el playlist de los escandinavos, aunque solo sea para dar algo de contraste a los temas más actuales. Pero vaya, que me estoy quejando por vicio, ya que el concierto resultó ser uno de los más interesantes que he tenido la oportunidad de ver en cuanto a metal extremo se refiere. Sin lugar a dudas, uno de los grupos noruegos de black metal más en forma en la actualidad, sino el que más.

Sin mucha dilación, les tocaba el turno a Krisiun, que no dudan en venir por estas tierras en cuanto tienen la oportunidad (la última vez fue como teloneros de Morbid Angel hace menos de un año). Y la verdad es que, por lo menos nosotros, no se lo vamos a recriminar. Menudos están hechos los hermanos Kolesne y el señor Camargo. La verdad es que a diferencia de lo que me esperaba tan solo tocaron como mucho un par de temas de su nuevo y extraño "Bloodshed" y dieron un gran repaso al anterior  “Works of Carnage”. Con formaciones como esta se demuestra que no hacen falta más de tres personas sobre el escenario para ejecutar un show que roza la perfección. Lo cierto es que es para mear y no echar gota la técnica con la que el guitarrista Moysés ejecuta cada uno de los temas: cuando te pones a observar a guitarristas como él es cuando te vienen a la cabezas cosas como “en el metal extremo no hay músicos de calidad” y otras perlas soltadas por más de un iluminado; desde aquí un escupitajo en vuestra cara, desgraciados. Lo cierto es que la calidad de sonido volvió a estar a la altura en todo momento; si a ello le sumamos la brutalidad que desprenden los temas, comprenderemos el por qué la cantidad de melenas que empezaron a moverse no tuvo nada que ver con la presencia de vientos monzones en el recinto. No faltaron, una vez más, los ataques y los insultos a Jesucristo y a sus denigrantes seguidores por parte de Alex, que no se cortó un pelo y se dirigió a la audiencia en un castellano que costaba de distinguir por su jerga sudamericana. Esculpiendo riffs a mil por hora, llegamos al final del show casi sin darnos cuenta: para regocijo del respetable finalizaron con una absolutamente brutal “Conquerors of Armaggedon”, uno de sus mejores temas, lo que se tradujo en una de leches sin parangón en la zona de delante del escenario.

Y para acabar de redondear la noche teníamos a los polacos Behemoth, que venían a presentarnos su nuevo álbum “Demigod”. Evidentemente, los que allí nos congregábamos nos esperábamos más death que black, ya que éste último término, cuando hablamos de Behemoth, suena más bien a resquicio del pasado. Lo cual no quiere decir que en su actual propuesta no haya ni rastro de su historia. Las composiciones de los líderes de la escena en Polonia (con permiso de Vader) no tardaron en inundar la sala Mephisto, iniciándose la descarga con algunos de los temas de su última obra de estudio para acto seguido pasar de puntillas por sus otros recientes trabajos. A diferencia de Ragnarok, hicieron algo más de hincapié en alguno de sus temas más clásicos El concierto fue realmente tan bueno como sobrio, al igual que el corpse-paint tan característico que llevan Nergal y los suyos. Por otra parte, no sé si fue porque las fuerzas flojeaban después de la actuación de los Krisiun o porque la mayoría del público había venido a ver a algunas de las otras bandas, pero lo cierto es que el headbanging y el pogo que habían hecho acto de presencia en la actuación de los brasileños ahora habían desaparecido. Por su parte, Nergal tuvo que enfrentarse a una serie de imprevistos, ya que su guitarra dejó de sonar en varias ocasiones y el asistente de escenario de la banda tuvo que intervenir con maña en más de una ocasión, lo que provocó que algún que otro tema se viera ligeramente entorpecido. Además, cabe remarcar que el sonido fue el menos bueno (que no malo) de los cuatro grupos que tocaron esa noche. A parte de estos detalles, no hubo ningún impedimento para que la banda pudiera enseñarnos cómo saben hacer temblar nuestros tímpanos a base de death/black metal técnico y pesado.

Sinceramente, los mejores conciertos que he tenido la oportunidad de presenciar en la ya clásica sala Mephisto. ¡Que sea siempre así!

Texto: Penumbra
Fotos: Penumbra y Félix Muñoz

Datos:Sala Mephisto (Barcelona)
Promotor: Voliac
Público: 410 personas

Día:14/11/2004

Puntuación:9