DICK BRAVE AND THE BACKBEATS (9/10)

Espectacular show el de este actor alemán con su desenfadada banda de rockabilly. Es uno de los conciertos que más gente ha congregado en años en la Plaza de la Virgen blanca, y con razón. Su líder Sascha es un ciclón y el combo camina de maravilla. Puro rockabilly al estilo Stray Cats y con un setlist vertebrado básicamente por versiones muy cachondas y efectivas. Cuentan con un trepidante teclado de la escuela Jerry Lee Lewis y un contrabajo muy presente. “American Idiot” de los Green Day pasado por su filtro o sobretodo la espectacular versión de “Black or White” de Michael Jackson levantaron a un público muy participativo. Grandes “Just the Way You Are” y acojonante su versión de “Walk this Way”. Sascha cuenta con un micro estilo 50s y toda la banda realiza varios gimmicks que encandilan al público. En el bis se atrevieron con un “Great Balls of Fire” que incluyó una rueda de cambio de instrumentos para cantar todos un estribillo. La gente fue a comer feliz y convencida. Y es que el rock 50 gusta a todo el mundo, aunque la mayoría no lo sepa.  

LYNYRD SKYNYRD (9/10)  

Momento histórico para el Azkena. Llevaban años intentando cazar a este grupo y finalmente se consiguió. Las expectativas fueron colmadas con un grandes éxitos constante. Hace unos años Molly Hatchet encandilaron, pero Lynyrd Skynyrd son imbatibles dentro del rock sureño. Contaron con un par de coristas y las banderas sureñas se multiplicaron cual setas entre el público. El show se hizo muy corto y el hecho de que fuera diurno le restó espectacularidad. Pero cuando atacan “Workin for MCA”, “I Aint the One” o “Skynyrd Nation” uno sube a la nube y no baja. Los juegos de guitarra, el teclado omnipresente y los coros brillan con luz propia. Enorme la cachonda “Whats Your Name”, con todo el mundo bailando y coreando para luego atacar “Down South Jukin”. Fue en “Thats Smell” cuando las coristas tomaron protagonismo y luego la gran balada “Simple Man”, muy sentida y delicada. Hubo también varios cambios de telón de fondo y una orgía de guitarras en “Gimme Three Steps”. Tras la versión de JJ Cale “Call Me the Breeze” llegó la esperada “Sweet Home Alabama” y el éxtasis reinó. Se retiraron entre bastidores para un único bis, la histórica e imprescindible “Free Bird”. Fue de lagrimita, con todo ese final eléctrico y desbordante. Para muchos faltaron temas emblemáticos, para otros fue corto… pero para todos fue el mejor momento de este Azkena. Incluso para Fito de los Fitippaldis, que como pasó el año pasado con Gregg Allman, se dejó ver en la zona VIP para asistir al concierto de estas leyendas.  

THE UNION (8/10)  

La banda revelación fue sin lugar a dudas The Union, junto a Dick Brave. Sabíamos que en sus filas estaba el ex de Thunder Luke Morley a la guitarra y a las voces y Peter Shoulder de Winterville. Poseen dos discos en su haber y se están ganando un espacio en la escena. Ese día se ganaron un buen puñado de fans. Su rock es exquisito, con retazos de rock sureño, escuela inglesa y algunos destellos de Thunder. “Black Gold” posee mucho punch y “Watch the River Flows” o “Easy Street” suenan a banda grande. Muchas tablas, mucha profesionalidad y feeling. Fueron muchos los que se acercaron a ellos oyendo cantos de sirena y huyendo de My Morning Jacket, otro de los platos fuertes y más accesibles del cartel. Gran final con “Sirens Song” y ese regusto sureño a acústicas. Atención a este combo, pues sólo llevan dos discos, pero hay musicazos y mucha veteranía.  

HANK 3    (8/10)  

Algunos pensarán que fue de más a menos… otros que de menos a más… pero hay que reconocerle a este neocountry tan especial que es absolutamente único. Hank 3 es un francotirador como lo fue en su día Tom Waits. Un tipo raro, diferente e irrepetible. El capullo se hace mariposa… o al revés. Pasó de un country puro y exquisito a un neoindustrial cercano a Ministry pero a la vez, diferente. Muchos quedaron alucinados, otros asqueados, pero yo reconozco que su directo atrapa y sorprende como pocos. La asombrosa “Ghost to Ghost” es uno de sus mejores temas y es ideal para abrir su directo. Ritmo de tango, doble bombo intercalado y esa voz nasal apoyada por el violín dejó a muchos ojipláticos. “Smoke & Wine” y “Dick in Dixie” son una auténtica gozada. El sonido de la carpa permitió que resaltaran los detalles de las orquestaciones y hubo muchos bailecitos entre la parroquia. Pero pronto el infierno industrial tomó el escenario y cortes caóticos como “Now Theres a Bull” o la final “Mad Cow” demostraron el potencial experimental y más duro del forajido. Voces pregrabadas y bases potentes. Las voces eran pregrabadas, pero el resultado es sumamente efectivo y sorprendente. Hubo muchos que salieron asqueados, pero lo que no podemos negar es que este tipo es único.  

THE DARKNESS (7/10)  

A pesar de las muchas ganas que había por verlos la mayoría de la gente desfiló pronto para casa dejando al grupo en cuadro. Éramos muy pocos frente al escenario, pero esta gente son sumamente profesionales y salieron muy enchufados con “Black Schuck”. Su primer disco reinó, cosa que no se puede decir de su maravilloso segundo trabajo del que apenas tocaron “One Way Ticket to Hell and Back”. Una lástima que obvien temas tan excelentes. Justin Hawkins sigue cantando con su falsete único y encandilando con sus movimientos de rock star. Dan Hawkins y Frankie Pullain encajan de perlas con este cantante por lo que fue un error enorme dar un carpetazo momentáneo en su día. Unos tiraron por un camino, Justin por el otro y ambas orillas terminaron en vía muerta. El sonido podía estar algo mejor pero eso no impidió el coreo masivo de cortes como “Growing On Me” o “Friday Night”. A pesar de que en su día muchos no sabíamos si tomarnos esta banda en broma-parodia el tiempo les ha dado la razón. Y es que cuando suenan en directo “Get Your Hands Out of My Woman”, “I Believe in a Thing Called Love” o “Love in the Rocks with No Ice” es imposible no verlas ya como clásicos. Los temas nuevos van en onda a su primera obra y prometen que su próximo disco promete. Sin embargo creo que el grupo no estuvo cerca de demostrar su mucha valía. Cumplieron, sí, pero esta banda es capaz de mucho, muchísimo más.  

VALORACIÓN  

El Azkena sigue siendo de largo el mejor festival hispano. Parecía que esta vez iban a pinchar en cuanto a gente y no fue así. Finalmente muchos van como cita obligada, más allá de carteles y grandes nombres, y eso es fidelizar al asistente, lo más difícil. El no hacer colas por bebida, para lavabos, el que los precios sean razonables, el que los escenarios cuenten con un sonido óptimo y las dimensiones humanas de todo hace que el Azkena siga reinando. Mucho cambiarán las cosas el día que sea masivo. El hecho de salir del recinto de conciertos y contar con toda una ciudad para ti es la gran diferencia con otros festivales, pues en ellos sales y te encuentras en medio de la nada o de un desierto polvoriento. La ciudad vive el festival y hasta son muchos los habitantes de Vitoria que dicen que estiman mucho más al público Azkenero que a los del festival de jazz. Ver el centro de Vitoira invadido por la marea negra de camisetas y tatuajes conviviendo con abuelitas y gente autóctona no tiene precio. Y es que cuando la ciudad acepta el festival todo está ganado. Y no es fácil, pues la discoteca rockera final suena hasta las 6 de la mañana y se oye por todos los rincones de la capital alabesa. Volveremos el año que viene sí o sí. Ya no solamente son los grandes nombres los que hacen el festival sino las bandas excepcionales que uno llega a conocer en el Azkena. 

 

 

 

Jordi Zelig Tàrrega / Fotos: Kristina Espina

Promotor:Last Tour International

Asistentes:12000

Día:16/06/2012

Sala:Mendizabala

Ciudad:Vitoria-Gasteiz

Puntuación:9