Uno de los acontecimientos del año, músicos y vocalistas de alta gama por doquier, un maestro de ceremonias capaz de encandilar hasta al más escéptico, tres horas sin descanso de pura Opera Metal, pero sobre todo, diversión, dosis de locura  y entrega. ¿De quién hablamos? Sin duda alguna de Avantasia, que nos brindó todo ello en la Sala Z7 Konzertfabrik de Pratteln (Suiza).

Técnicamente las puertas abrirían a eso de las siete de la tarde, sin embargo media hora antes ya estábamos dentro de la sala, pese a que la gente que esperaba fuera no era excesiva, y eso teniendo en cuenta que desde hace ya un tiempo se había colgado el cartel de Sold Out. Y aquí es cuando la mataron. Dos horas después de estar ya posicionados comenzó el concierto. Dos horas en las que durante más de un momento se escucharon tímidos silbidos, gritos seguidos por unos pocos… gracias que los suizos son comedidos, en España vaya usted a saber qué es lo que hubiera pasado.

El inicio del concierto lo marcó la mítica melodía de Odisea en el Espacio que dio paso a Spectres, cuya intro ya levantó las suficientes aclamaciones como para comprobar que la audiencia era ruidosa (contradiciendo  lo comedida que parecía en su inicio). Un comienzo que sobrepasó nuestras expectativas, con un sonido claro y limpio,  acompañados de unas luces que reforzaban cada movimiento, envolviéndolo con focos móviles a los laterales del escenario así como en la parte trasera.  

Sin más, Invoke The Machine  trajo consigo la primera aparición estelar: Ronnie Atkins, al que no pudimos oír hasta bien entrado el estribillo. Salvado ese problema técnico, Atkins nos mostró esa garra y energía que tan bien le definen brillando de nuevo con su voz desgarrada entre dientes en Black Orchid.

 

Si bien la actuación de Atkins nos dejó sorprendidos, era el momento de The King Kiske (tal y como le llamó el primero durante un momento del concierto). ¿Qué decir de Kiske? Estelar, sublime… todo un todoterreno que no se permite ni un solo fallo, que interactúa con Tobias con una sincronización que con poca gente tiene el señor Sammet (por no decir con ninguna más). Muchos echábamos de menos a André Matos (entre otros) en las filas de Avantasia durante este tour por lo que al sonar los primeros acordes de Reach Out For The Light ese sentimiento se incrementó, hasta que Kiske abrió la boca y nos transportó de nuevo al Metal Opera Part I y no al Flying Opera grabado en directo. Pero ahí no quedaba la cosa, ya que tras un dialogo en alemán (por supuesto) con Sammet (que debió ser divertidísimo porque no se oían más que carcajadas a nuestro alrededor) Breaking Away levantó aún más si cabe al público suizo, entregado desde la primera canción.

Para desilusión de muchos, Kiske abandonaba el escenario para dar paso al entrañable Bob Catley, siempre con su inmensa sonrisa y con su movimiento de manos a lo Rafael. Y es que hay temas que sólo él puede interpretar: The Story Ain´t Over y The Great Mistery son una muestra de ello. Sentimiento, dulzura, tranquilidad… todo ello es lo que inspira Catley y todo ello, por supuesto, no podía faltar en la noche de ayer.

Con un setlist tan extenso como en el que nos esperaba anoche, era lógico pensar que hubiera perlas como Scales of Justice , interpretada por Thomas Rettke. Para muchos de nosotros, era el gran desconocido, pero después de ver la poderosa voz y esos agudos que hace sin ponerse colorado, así como su forma de conectar con el público, nos dimos cuenta que es el diamante en bruto que guarda Sammet en uno de sus extravagantes abrigos.

El encargado de rebajar el ritmo de una noche que comenzaba a ser vertiginosa fue Eric Martin con Whats Left Of Me, para luego jugarse el tipo con Promised Land. Pese a hacernos vibrar con su interpretación, la falta de Jorn Lande se hizo palpable.

Como buen maestro de ceremonias, Tobias introdujo la nueva etapa del concierto, en el que pude distinguir palabras de agradecimiento al público y poco más. Sleepwalking fue la encargada de abrir la veda con una Amanda Somerville ocupando el papel de Cloudy Yang, aportando frescura, vitalidad y esa voz que tanto nos encanta. Continuando con The Scarecrow (donde de nuevo echamos de menos a Jorn) interpretado por Ronnie Atkins junto a Tobias y a Michael Kiske.

Uno de los puntos fuertes de la noche fue ver a Oli Hartman, Atkins y Kiske frente a una audiencia con las manos en alto mientras Stargazers sonaba sin Tobias Sammet que regresó con Farewell una de las canciones más deseadas de la velada, dando paso a Shelter From The Rain con Kiske e In Quest For con Bob Catley, sentados ambos sobre la tarima de Felix Bohnke. De nuevo sin Sammet, Wicked Symphony para tener su momento solista con Lost in Space.

Tres canciones distaban del pequeño descanso para los bises, de las cuales Savior in The Clockwork y Twisted Mind (cantada por Atkins y Martin) destacaron mientras Dying For My Angel quedó un poco colgada con un inicio poco reconocible y sin terminar de convencer a la mayoría de los que estábamos allí.

Un pequeño descanso y otra vez nos sorprendieron tocando la versión completa Seven Angels seguida por Avantasia, terminando con Sign of the Cross (como era de esperar) en la que presentó a todos los músicos. Si el público Suizo se mostró entregado desde el mismo momento en el que sonó la intro con estas tres canciones, directamente enloqueció y no es para menos, ya que toda la banda estuvo sublime.

Un grandísimo show que yo desde luego no me esperaba en absoluto llegando a preguntarme si tres horas no serían demasiadas para la voz del “Mastermind”. Tobias Sammet sabe muy bien lo que hace y lo hace con un gran gusto además de saber muy bien de quién se rodea. Hace poco leí que la cabeza de Avantasia estaba viviendo su momento, y desde luego no puedo estar más de acuerdo, a los hechos me remito.

 

Texto y Fotos: Laura de Vicente

Promotor:Desconocido

Asistentes:2000

Día:13/04/2013

Sala:Z7 Konzertfabrik

Ciudad:Pratteln

Puntuación:9